Capítulo 6

Naruto había recibido una nota en su apartamento de parte de Shikamaru, hoy era el día, aún era de madrugada, eran las tres de la mañana, alguien del clan Uchiha pasaría por él para arreglarlo para la boda, faltaban unas horas para que llegara, tomó su mochila, salió con sigilo siguiendo las instrucciones de su amigo, salió del área urbana hasta llegar al bosque, corrió con velocidad, el área estaba libre de guardias, el Nara le había conseguido el horario de guardia y la salida que había preparado, estaba en el bosque de los Nara, afiló su mirada, ubicó el agujero en la barrera, llegó con velocidad, comenzó a cavar con sus manos haciendo el agujero más grande, cuando estuvo listo sacó su mochila y salió del lugar, cubrió con tierra y ramas el agujero, corrió lo más rápido que podía lejos de la aldea, su corazón latía con fuerza, sus piernas eran veloces, la adrenalina la tenía al tope, temblaba mientras se alejaba, tenía que pasar el río como su amigo le había dicho en el papel, no podía parar, no podía detenerse o todo terminaría, mientras corría comenzó a escuchar el río, apretó el paso sintiendo que ya estaba casi del otro lado, cuando todo se detuvo.

Detrás de un árbol al frente salió el Hokage encendiendo su pipa, se veía oscuro y maldito el anciano, Naruto abrió sus ojos con terror, paró, su corazón parecía querer salir, ¿cómo los había descubierto? -sino quieres que descargue mi ira sobre tu adorado amigo Nara, será mejor que regreses conmigo a la aldea ¿creíste que sería tan fácil?, ¿creíste que no sé lo que planean todos en mi maldita aldea? -el Uzumaki abrió sus gemas demasiado, más al sentir al anciano tan cerca, ¿en qué maldito momento lo había hecho?, lo tomó del cuello, lo apretó con fuerza elevandolo un poco -intenta nuevamente escapar o algo en mi contra y el maldito Nara se muere -el aire comenzó a faltar, la mano del anciano oprimía su cuello con fuerza, tenía miedo, había metido en problemas a su amigo -no, le juro, le juro que, no lo, no lo vuelvo, a hacer, no lo haré más, por favor, se lo ruego -Hiruzen lo soltó, el pequeño respiraba con dificultad tocándose el cuello -levántate, quita esa maldita cara de sufrimiento, te lo advierto, una cosa más, la aldea necesita una generación poderosa, será mejor que por lo menos sirvas para tener hijos o ya sabes lo que puede pasar -el rubio asintió con velocidad aún tratando de respirar, el Hokage lo tomó de la playera, en un shunshin aparecieron en la terraza del edificio del departamento de Naruto donde lo tiró con desprecio -te estaré vigilando -salió del lugar -Naruto comenzó a llorar desconsolado mientras entraba al departamento, tapó su rostro con ansiedad, lo odiaba tanto, odiaba tanto al maldito anciano cerdo despiadado.

Se metió en el baño, se duchó una vez más con violencia, al verlo recordó aquella tarde donde lo profano, lo ensució, limpió sus lágrimas con dolor, salió hacia su habitación, se colocó nuevamente su ropa, no tenía más, las lágrimas terminaron, ya no había más, ya no salían, se había cansado de llorar, no solucionaba nada de esa forma, no lograba nada, tenía que aceptar que esa era su desdichada realidad, tenía que aceptar que en unas horas tendría un dueño, no sabía si culpar a su madre, lo pensó por un minuto, no valía la pena, los muertos, no volverán a la vida.

Mientras esperaba su destino, veía el cielo desde su ventana, tal vez hubiera sido mejor matarse, si Shikamaru no hubiera llegado ya estuviera con sus padres, no estaría pasando por nada de esto, tal vez el zorro hubiera destruido al anciano y a la aldea, negó con frustración al recordar que sus amigos y familias se habían portado bien con él, vivían en Konoha, no podía simplemente mandar todo a la mierda, a pesar de que el viejo ya era un anciano, el pequeño no tenía el poder para destruirlo, tal vez tenía que esperar por verlo morir, pero ¿cuánto tiempo más podría hacerlo? . La puerta del departamento sonó, se levantó con cuidado, volvió a sonar, abrió con cuidado la puerta, observó a una hermosa señora de aspecto serio y de poca paciencia que lo revisó de arriba a abajo, no sabía si despectivamente o sólo evaluándolo, abrió la puerta, la señora entró -no sé cómo demonios se le ocurrió al Daimyo está tontería, mi Itachi es un poderoso Shinobi, un respetable hombre que será en un futuro el líder del clan Uchiha  -no necesitaba gritar para hacerlo sentir una mierda, bajó su mirada sin responder, está era la vida que le esperaba, no era muy diferente a su presente.

La señora apretó el ceño con duda al no verlo responder, también observó que estaba lastimado, tal vez había caído o se había peleado con alguien -cambiate esa ropa y colócate este Shiramuko, el kimono blanco significa sumisión ante tu esposo, toma esto, es ropa interior -Naruto tomó el hermoso kimono, asintió, observó la prenda, era hermosa, entró a su habitación, comenzó a cambiarse, la ropa se sentía suavecita y delicada, sonrió por un momento al sentir que podía ser lindo por un momento, nunca había vestido nada similar, acarició suavemente la tela, era ceda, nunca creyó que él podía usar algo así de lindo, tragó pesado al recordar que el blanco también significaba pureza y él ya no era puro, tal vez también su marido lo podría repudiar, sacó su ropa y colocó las pequeñas braguitas de ceda blanca para doncel y una blusita de seda en tirantes, se puso el kimono, no tenía idea de cómo sujetarlo, mordió sus labios con vergüenza, abrió la puerta con la mirada baja -no sé, atarlo -Mikoto apretó el ceño -hoy cumples dieciocho años, ya no deberías ser tan distraído, no se te ocurra deshonrarnos, su matrimonio es en secreto, la imagen de mi hijo está en riesgo -mientras la señora hablaba presionaba la cinta en la cintura, la ajustaba. Naruto apretó el ceño con dolor, sus costillas dolían un infierno, seguían rotas, pero no podía decir nada.

La matriarca sacó un estuche con pinturas y cosas para peinar, con el cepillo peinó su cabello, lo tenía a la altura de los hombros, lo jaló en un chongo justo, metió una peineta roja al frente, giró hacia el frente, sacó maquillaje -no quiero que se den cuenta quien eres, podría traer problemas, tu seguridad es primordial, tampoco deben enterarse que eres doncel, cubriré tus marcas -comenzó a poner maquillaje en sus mejillas cubriendo sus marquitas, lo pintó un poco -no abras la boca a menos que alguien te pregunte algo, responde con respuestas simples, si o no, no se te ocurra decir tonterías -el rubio asintió como un muñeco dejándose llevar -aún es temprano, son las seis, ponte estos zapatos, tenemos que estar en la torre antes de que salga el sol -

Naruto asintió, estaba por tomar sus cosas cuando la Uchiha se las arrebató y las tiró en el bote -olvídate de esto, en la casa hay ropa nueva, te compré cosas lindas para que te veas bien, esto ya no sirve -el Uzumaki la vio con sorpresa, nunca había recibido algo de alguna persona que no fuera el viejo cerdo, a la pasada alcanzó a sacar de la bolsa su sobre con su poco dinero, lo metió entre su ropa.

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