Capítulo 24


Luego de dar la nota no me siento segura en absoluto, sobre todo por las implicancias que traen las amenazas de la noche anterior. Lo he confesado todo, sin pruebas pero he tenido oportunidad de que graben mi nota y la emitan en el programa de la noche.

Aun estoy sorprendida de las palabras de Isaac quien confesó que todo esto no era más que un invento mío en primera instancia, pero luego avanzó haciéndome temer por el hecho de que no saldría ilesa de esto. Nuestros encuentros empezaron a causa de la desesperación, en mi caso por el dinero y en el suyo por el ansia de cogerse a una chica a cambio de dinero. Aun no comprendo de dónde proviene ese juego de poderes que anteceden a las sociedades desde hace muchísimos años. Yace ante todas las instancias en las antípodas de los tiempos el que los tipos de poder busquen chicas jóvenes a cambio de servicios íntimos delegando por último en sexo.

Nunca creí que lo haría, pero qué va, ya está hecho y es mi turno de jugármela, él dijo que me amaba, se jodió en mis intentos de hacer las cosas de otra manera y ahora no es más que un cabrón que me hace sentir en peligro cuando salgo de la nota y cruzo el parque en dirección a la estación de subte.

No obstante, mi instinto de supervivencia delata los aspectos que me hacen pensar en que alguien viene tras de mí.

Quizá sea la paranoia o la culpa por lo que acabo de hacer. Lo que sea de lo que se trate, solo opto por abrir la aplicación en mi móvil y le escribo en la bandeja de mensajes dentro de la plataforma web de citas y servicios eróticos por la cual me contactó:

YA ESTÁ HECHO, NO VUELVAS A JUGAR CONMIGO NI CON LOS SENTIMIENTOS DE NADIE, ¿ESTAMOS?

Y enviar.

Pero no lo recibe.

Enviar nuevamente.

Pero nada.

Descuubriendo así que no puedo ver la información de su perfil... Lo cual significa que me ha bloqueado. Nunca antes me habían bloqueado acá.

Ha cortado comunicación conmigo.

Pero los pasos tras de mí los siento más cerca aún cuando estoy por cruzar la calle, por lo que levanto el móvil con la cámara puesta, como si me fuese a sacar una selfie en este momento.

Y ahí veo...

¡MIERDA!

Un tipo con cazadora y gafas oscuras viene caminando, algo trae guardado bajo la tela que se marca de manera amenazante y solo puedo hacerme a la idea de una cosa y nada más.

No, no, no.

Intento correr.

Pero basta cruzar la calle con el semáforo en rojo para que un auto salga de la acera y me encuentre de frente y...

—¡AAAH!

No era solo paranoia mía. No estaba loca, no había perdido la razón. No me había imaginado que alguien venía tras de mí de la misma manera en que tampoco me había hecho a la idea vana de que Isaac me había prometido su amor.

A su decir, todo era parte del mismo juego.

Jugó conmigo.

Y yo me creí el papel que me entregaba, de manera completamente injusta e ilusa.

Él me hizo pensar que esto iba en serio, yo me jugué con todo, con la desesperación mezclada en los sentimientos, con el amor fundido en el odio más intenso y con mi corazón dispuesto sobre la mesa listo para hacerse añicos..

Entonces todo parece cuadrar en milésimas de segundos pasando mi vida completa por delante.

El periodista fue vendido.

La nota nunca verá la luz.

La vida privada y pública de Isaac está a salvo al igual que sus negocios siempre que ninguna de sus putas se obsesione con él.

Entonces...

...todo queda sumergido en la más absoluta oscuridad.

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