Final alternativo
Final alternativo
Mateo
El carro en donde iba Andrea se alejaba más y más. Yo simplemente quedé allí, estático, sin mover un solo músculo. Mi madre trataba de hacerme reaccionar, pero nada parecía funcionar en mi estado.
- Si ella vuelve a esa casa... la vas a perder para siempre Mateo – "para siempre" la voz de mi madre se volvía lejana. Perder a Andrea, es algo que no quería que sucediera, no quería que la única chica que he querido sinceramente, la única que fue capaz de volverse tan importante sin casi intentarlo. Solo con una mirada fue más que suficiente.
- ¿qué hago, mami? – las lágrimas bajaron por mis mejillas – no quiero perderla, no quiero que se vaya de mi vida – me dificultaba respirar – quiero que ella esté en mi vida, quiero casarme con ella, quiero verla en una vestido de novia blanco y con esa sonrisa dulce que amo, quiero sostener su mano, y cuando el padre diga que puedo besar a la novia, me la comería a besos, quiero que sea la madre de mis hijos, quiero tener una familia con ella, quiero estar sentado en la sala de estar junto a ella y ver a nuestros nietos jugar por toda la casa, quiero salir de viaje junto a ella, y cuando sea el final de nuestros días, estar seguro de que estaremos juntos después de esta vida. ¡Yo amo a Andrea! – lloré, después de tanto tiempo dejé que las lágrimas escaparan, amaba a Andrea, era innegable.
- Entonces... ve tras ella, hijo – miré a mi madre y al igual que yo, su rostro estaba bañado en lágrimas. Asentí. Entré a la casa, me lavé el rostro y me dispuse a ir por Andrea. Pero mi madre estaba en la entrada principal con una caja entre sus manos.
- En esta cajita, está el anillo que tu abuelo le dio a tu abuela y ellos se lo dieron a tu padre para dármelo a mí – alzó su vista y con una sonrisa melancólica continuo – tu padre y yo, prometimos dárselo a la chica que te hiciera desear estar junto a ella en esta vida y la otra. Creo que ha llegado esa chica y estoy seguro de que es la indicada.- me entregó la cajita de terciopelo rojo y me dio un beso en la mejilla – ve hijo, no dejes que se vaya.
Abracé a mi madre y corrí, corrí hasta la casa de Andrea, corrí para salvar al amor de mi vida.
Después de un buen rato corriendo, llegué a la calle donde estaba la casa de Andrea. Miré de un lado a otro y crucé hasta la otra acera.
Cuando finalmente llegué a su casa, la gritería que se escuchaba parecía muy fuerte, tenía miedo por Andrea. Toqué la puerta y enseguida los gritos pararon.
- ¡Aún no hemos terminado de hablar Andrea! – dijo la voz de la madre de Andrea
- Las discusiones terminaron y no van a seguir nunca más – mierda, no me gustó como dijo eso. Cuando abrieron la puerta, no esperé a que me dejaran pasar y entré de forma brusca. Pude ver al padre de Andrea mirarme agradecido y su madre venía detrás de mí.
- ¡¿qué haces aquí?! ¡vete! – gritaba una y otra vez. Abrí dos puertas y solo me encontré con un baño y una habitación que no era la de Andrea. Abrí otra puerta y no había nada, cuando abrí la última, vi a Andrea cortarse la muñeca, era un corte profundo. Y cuando iba a tomarse las píldoras me lancé sobre ella.
- ¡¿Qué mierdas estás haciendo?! – ella me miraba sorprendida
- ¿no es lógico?
- ¡No! ¡maldita sea! ¿cómo me vas a hacer esto a mi? Eres una jodida egoísta, haces que me enamoré cada puto día más de ti y decides irte de está puta vida sin mí, ¿has pensado en el dolor que puedo llegar a sentir? - no me había dado cuenta de que estaba llorando
- M-Matty – negué y me limpié las lágrimas.
- Nos vamos – me levanté y cargué a Andrea
- ¿Q-Q-Qué? ¿A dónde me llevas? – rodé los ojos
- A un puto hospital – sorbí mi nariz – y desde hoy eres mi esposa
- P-p-pero a penas tengo 19 – su tenía sus mejillas sonrojadas, sonreí
- Pregúntame cuanto me importa tu edad – miré su muñeca y rasgué un pedazo de su blusa y vendé la herida – bajé las escaleras y la madre de Andrea miraba la escena horrorizada.
- T-tengo una hija suicida – rodé los ojos - ¿q-q-qué dirá la familia?
- Señora con todo el puto respeto que se merece, cállese – y salí de la casa. El padre de Andrea sonrió y su hermano sostuvo a su madre.
De camino al hospital trataba de mantener despierta a Andrea.
- No me siento bien – mierda, empecé a entrar en pánico
- Es obvio, te estás desangrando, pero no te preocupes ya estamos en el hospital- entré por la puerta de urgencias y enseguida tomaron a Andrea.
Esperé en la sala de acompañantes y mi madre llegó.
- ¿cómo sigue? – me pasé las manos por mi cabeza
- Ya suturaron la herida, le están haciendo una transfusión en estos momentos y también llamaron a un psiquiatra para que le ayudara y eso – estaba cansado, mi madre posó su mano en mi espalda y la acarició suavemente.
- Llegaste a tiempo ¿no? Eso es lo que cuenta- asentí.
- Me casaré con Andrea, mamá. No quiero que ella vuelva a esa casa – alcé la vista y vi al padre de Andrea y al hermano.
- ¿cómo sigue? – preguntó el señor
- Le están haciendo una transfusión – respondí - ¿y su esposa? – el negó
- Se quedó en el auto, no quiere verlos y planea llevarse a Andrea – me paré de la silla
- Como si lo fuera a permitir- el padre de Andrea sonrió
- Yo tampoco lo pienso permitir – me entregó unas llaves de un auto – llévatela, no importa donde, solo llévatela muy lejos y cuando ya estén establecidos – una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios – denme la dirección para ir a ver a mi princesa – asentí
- Estoy seguro de que no le harás daño a mi hermana – dijo el hermano de Andrea con una sonrisa – cuídala por mi ¿sí? – asentí.
- ¿Familiares de la Señorita Martínez? – el padre de Andrea, el hermano, yo y mi madre nos acercamos al médico
- ¿c-cómo está doctor? – el sonrió
- Ya está fuera de peligro, solo necesita algo de reposo y seguir las indicaciones del psiquiatra – respiré aliviado.
- ¿p-podemos pasar? – el doctor asintió y señaló la habitación en donde estaba Andrea
Allí estaba ella, leyendo, tan sumergida en el libro que tenía en sus manos, tan hermosa.
- Hija – ella alzó la vista y sus ojos se cristalizaron – lamento mucho esto – su padre se acercó y la abrazó fuertemente
- No es tu culpa papi, lamento hacerte pasar por todo esto – su hermano se unió al abrazo
- Mamá puede ser una idiota a veces – dijo su hermano
- ¿e-ella está aquí? – su padre mintió
- No, no pudo venir – un gesto de alivio se plasmó en su rostro.
- Oh – fue lo único que pronunció Andrea antes de sonreír- me voy a casar papi- todo quedó en silencio – Matty... ¿te casarías conmigo? – sonreí
- Creí que nunca lo pedirías – y saqué el anillo de la cajita y lo coloqué en su dedo anular
- Si eso te hace feliz – asentí
- Muy feliz, papá
Pasaron dos años, Andrea y yo nos casamos, nos mudamos a una hermosa casa. Mi hermosa esposa se volvió en escritora, yo estudié medicina y me especialicé en psiquiatría.
- ¡Niños, arréglense que vamos a la premiación de mami! – les dije a nuestros hermosos hijos.
- ¡Ya vamos! – Dijeron nuestros niños al mismo tiempo
Me senté en el sofá esperando a mis niños y a mi esposa. Después de casarnos quedamos embarazados un año después de nuestra hermosa Marie, fue un reto total. Yo estaba aún en la universidad terminando la carrera de medicina y Andrea estaba en casa cuidando a nuestra pequeña. Mi madre fue de muchísima ayuda, se quedaba junto a Andrea en la casa. Tres años después Andrea quedó de nuevo embarazada de trillizos, fue una sorpresa muy grande. Yo apenas estaba comenzando la especialización, pero fue un poco más fácil que la primera vez. Marie estaba feliz con sus nuevos hermanitos, mis tres hombrecitos, Zack, Jack y Mark .Fue complicado al inicio , pero Andrea aparte de ser una esposa admirable, es una madre increíble. Sacaba tiempo para nuestros pequeños, para escribir y para nosotros. Y ahora, en nuestro presente, estamos esperando a nuestros hermosos gemelos.
- Dios, cuando nazcan los voy a meter a clases de rugby – dijo Andrea bajando con cuidado las escaleras. Nuestros hijos ya habían terminada de arreglarse y bajaban detrás de su madre, la cuidaban bastante y claro, también a sus hermanitos
- Baja con cuidado mami – dijo Zack
- Somos los guardaespaldas de los gemelos - dijo Jack poniéndose unas gafas oscuras
- Y de mami también, Jack – dijo Mark
- También deben tener cuidado ustedes tres – dijo Marie, era una niña muy madura e inteligente, así como su madre – mami- llamó Marie a Andrea
- Dime, cariño – le respondió Andrea terminando de bajar las escaleras
- Quiero ser escritora como tú y encontrar a un chico como papá – sonreí
- Estás demasiado joven para pensar en chicos, Marie – dije levantándome y dándole un beso a Andrea –además, yo me encargaré de que encuentres el chico ideal para ti, después de los cuarenta – Marie pegó un grito ahogado
- ¡Estaré tan vieja! – dijo Marie cruzándose de brazos
- Y nosotros vamos a protegerte – dijeron los trillizos y chocaron los cinco
- Ahora choquemos los cinco con los gemelos – exclamó Zack emocionado
- ¡Si! – respondieron Mark y Jack al mismo tiempo
- Luego chocan los cinco con sus hermanitos, vamos a la premiación – dijo Andrea con una sonrisa
- ¿nerviosa?- agarré las llaves del auto y tomé la mano de mi esposa
- Algo – sonreí y le di un beso en su delicada mano
- Todo va a estar bien – ella asintió – te ves hermosa – Andrea se sonrojó y sonrió
- Por esa frase es que tenemos seis hijos.- solté una carcajada y nos dispusimos a ir a la premiación.
Después de presentar las nominaciones, Andrea ganó tres premios. La llamaron para que diera el discurso sobre su nueva novela: la historia de un suicidio.
- Hay muchas formas de suicidarse- hizo una pausa- de ello hablo en la novela o más bien de la historia de varios. Mi familia siempre supo que había algo mal en mi por mi forma de escribir y por mi forma de abordar la muerte como una salvación, como una vieja amiga con la que vas a tomar el té en las tardes- aclaró su garganta- lo cierto es que, suicidarse, no es algo físico, sino emocional. Matar esa persona que eras antes para ser una nueva. Eso fue lo que yo hice. También, habló de las diferentes formas de ser salvados. Y mi experiencia, yace plasmada en estas hojas- sentí su mirada posarse en mi – todos tenemos alguien que haría lo imposible por salvarnos. Y si no llega, espera un poco más, resiste un poco más, ese alguien llegará, no importa cuando ni quien – se limpió una lágrima – esa persona, podría ser el amor de tu vida y padre de tus seis hijos. – todos aplaudían –el suicidio no es la salida correcta, puede que debido a todos los problemas aglomerados en ti y en tu entorno lo parezca, pero si eres paciente y esperas, podrías sorprenderte por las personas a las que realmente tu les importas mucho – miró los premios – muchas gracias – bajó de la tarima y se dirigió hacia nosotros. – gracias Matty – y juntó nuestros labios.
No sé quien fue el salvado aquí, ella o yo. Pero estoy seguro de una cosa... valió la pena, cada maldito segundo, porque ambos, nos salvamos de maneras diferentes.
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