Muñeca

Silvia cumple 16 años, y quiere tener amigos y un novio. Las chicas de su colegio la tienen muy al margen y los chicos pasan de ella, todo esto se debe a que ella para otros es fea y monocromatica. Un par de veces los alumnos han escrito malas palabras en el pizarrón y han acusado a Silvia cuando el profesor pregunta quién lo hizo, entonces ella niega estar al tanto de eso, o en su última pasada escribió "Yo no tengo esa letra" con una letra distinta a quién escribió anteriormente. Un par de veces también otras compañeras le han desafiado a arrojarle una bola de papel a la directora cuando está de espaldas, jurando que no la delatarían si se atrevía, entonces Silvia arroja la bola de papel al basurero y se aleja de las compañeras para que la dejen leer. Así todos te tachan de aburrida, eso es obvio. Y Silvia usa lentes, tiene el cabello negro atado en dos trenzas, es pecho plano, y no usa ropa que muestre descaradamente cómo las otras chicas. Conclusión: También eres fea, Silvia.

Su consuelo son los recuerdos de su infancia, sobretodo las muñecas que tanto adoró alguna vez. Sin embargo, una creación plástica no conversa ni ríe. Sonríe en silencio todo el tiempo, la maltratas y no se queja, le dices algo y no responde lo que piensa, la acaricias y no reacciona cómo lo hacen las mascotas, incluso podrías destruirla por fuera ya que no se resiste, pero no podrías destruírla por dentro pues está vacía. Son sólo eso las muñecas, son muñecas.

Las muñecas no son amigos, así que Silvia quiere dejar de pasarsela entre muñecas y quiere ir por personas reales. Esa noche, Silvia se miró al espejo fijamente, deslizó su mano por su trenza derecha, despidiéndose silenciosamente de esta. Unos segundos después, la desarmó sin piedad a su cabello, he hizo lo mismo después con la otra, agarró el cepillo y se peinó rudamente sin importarle el dolor. Se quitó los feos lentes que la hacían "Cuatro-ojos" y los tiró a su cajón, entonces sacó los famosos lentes de contacto que había comprado con su cheque de cumpleaños 16, se los puso con cuidado aunque le dolió al principio. Con su marcador negro, se dibujó un pequeño y lindo lunar en la mejilla. Con el set de maquillaje de su madre se pintó las pestañas y los labios con brillo labial, de paso polvoreó un poco sus mejillas para hacerlas combinar con su piel blanca. Terminada la transformación, se miró al espejo.

Silvia quedó con un cabello suelto, largo y un poco ondulado, con el copete hacia la izquierda y sujeto por un broche de corazón. No tenía gafas que cubrieran sus ojos y sus perfectas pestañas. Las mejillas estaban ligeramente sonrojadas, decoradas por un sensual lunar. Y sus labios eran brillantes y suaves. Por fin era bonita, muy bonita.

Evidentemente, pura apariencia bastó para que Silvia se rodeara de atención. Sus compañeras la miraban con envidia disfrazada de amabilidad, le ofrecieron unirse a su grupo social si esta vez se atrevía a lanzarle la bola de papel a la directora. Silvia no quería ser mala, pero era su única oportunidad para que la quisieran, así que cedió y arrojó una bola de papel a la directora de espaldas, esta volteó buscando responsable pero todos los alumnos eran inocentones. Fue tan fácil convencerla esta vez, incluso sus nuevas amigas estaban sorprendidas por lo divertida que era de repente. Los días pasaban, Silvia acompañaba a sus amigas en cada una de sus travesuras, dibujando en las paredes, lanzando objetos a sus profesores, maquillandose en el baño, incluso llegó al extremo de participar en marginaciones a chicas nuevas e indefensas... A excepción de una, la pecosa de gafas que a penas llegó al colegio una semana atrás, esa tan dulce e inofensiva. No pudo herirla, pero tampoco pudo ayudarla, pues perdería a sus amigas ayudando a una marginada. Susurró un "Perdoname" mientras la veía ser atormentada.

Desde ese día, las cosas cambiaron un poco para Silvia. Sus amigas aún se juntaban con ella cómo siempre, pero un poco más duras en sus bromas de "Antes eras tan fea y aburrida", "Dime tu secreto para lo imposible", y "Pareces tontita pero tan bonita". Total, soportaba todo eso en silencio sonriendo, así cómo empujones accidentales según sus amigas. Lado bueno: ¡Alerta de novio! Y no cualquiera, el tercero en el ranking de chicos populares en el colegio le ponía los ojos a Silvia, incluso no pasó mucho para que se le confesara, a lo que ella contestó un "Sí" entusiasta. Bueno, él no era distinto a las amigas, por lo que ella estaba dispuesta a soportarlo con tal de tenerlo.

Un día, a casa de Silvia llegaron dos niñitas muy tiernas que debía cuidar, ningún problema, no eran problemáticas. Les prestó sus juguetes de cuando era niña, ellas agradecieron y se pusieron a jugar. Silvia recibió un mensaje de WhatsApp de su novio, él quería verla, ella le respondió que no podía pues estaba de niñera, él le respondió que o venía ahora o terminaban, que él no estaba para que le dejen esperando. Silvia suspiró, guardó el celular y miró a las niñas jugar, pensando en cómo hacerle para dejarlas solas.

"Entonces, ¿Lolita quiere ir al mercado?" Preguntó una de ellas a su hermana.

"Obvio quiere, ella siempre quiere" Respondió la hermana sujetando la muñeca.

"Claro, ella siempre querrá, y es porque lo dices tú. Es la única realidad de una muñeca" Pensó Silvia con desgano. Mirar la forma en que la niña jugaba con su muñeca le era nostálgico, pero a la vez sumamente doloroso. ¿Por qué? ¿Por qué es doloroso?

Ya lo sabe Silvia, ya no hay diferencia entre esas muñeca y ella, así cómo ya no hay diferencia entre las niñas y todas sus amistades incluyendo su novio.

A la mañana siguiente en el colegio, los alumnos escribieron otra mala palabra y esta vez no culparon a nadie. Las amigas de Silvia esperaron a verla entrar al salón de clases, y así fue, Silvia entró... Entró con sus lentes, con sus trenzas, sin el broche, sin su maquillaje y sin el falso lunar. Todos en la clase la miraron impactados, sobretodo las amigas, sin embargo Silvia no miró a nadie. En su asiento reservado dejó una de sus muñecas, una de las más bonitas, borró lo que estaba escrito en el pizarrón, cogió el plumón y comenzó a escribir.

Aquí les dejo un reemplazo perfecto en plástico de la amiga que tuvieron. Sonríe en silencio todo el tiempo, la maltratan y no se queja, le dicen algo y no responde lo que piensa, la acarician y no reacciona cómo lo hacen las mascotas, incluso podrían destruirla por fuera ya que no se resiste, pero no podrían destruírla por dentro pues está vacía, siempre estará bonita y maquillada, vestida cómo a todos les gusta y pueden jugar con ella. A su tercer guapetón le dejo mi otra muñeca, que se nota cuanto quería una

Dejó el plumón en el escritorio del profesor, salió de la clase y se fue con la directora a acusarse por todo lo que hizo en su vida de muñeca.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #muñeca