MELANCOLÍA.

Verla provocaba una paz en mi ser, podía sentir esa emoción al sentirla cerca. Podía mirar su cabello negro bailando en el aire, su figura curvilínea, y sus atrapantes ojos grises. Sé que era él único que podía entenderla, ambos sabíamos que era el rechazo, pero ella no sabia que el rechazo que yo estaba pasando lo provocaba ella misma.

—¿Por qué me cuentas esto? —pregunta, limpiando su rostro con las mejillas ruborizadas.

—Tsk, porque estas llorando aquí en lugar de estar ocupándote de tus deberes —respondo, subiendo a mi caballo.

—Lamento que me viese de esta manera, capitán —dice mirándome a los ojos, ella pocas veces bajaba la mirada y... maldita sea, se esforzaba por hacer las cosas más difíciles.

—Regresé a sus labores —digo, saliendo de los establos montado en mi caballo.

***

En los pocos tiempos libres que tenía podía ir a dar un corto paseo por el terreno del cuartel, y a veces me sentaba en un tronco que se encontraba cerca del bosque donde hacíamos los experimentos con Eren. Era un lugar sin ruido y podía pensar deliberadamente sin que alguien llegase a fastidiarme, en especial los novatos, eran tan jóvenes, pero tan fastidiosos para mí. Excepto una soldado de cabello negro que captaba mi atención, nunca me atrevería a cortejarla, ella era una joven muy lista y llena de vida, no necesitaba a alguien con mucha mierda encima.

Pero, me fastidiaba el hecho de que estuviese detrás de Eren... Ese mocoso que parece importarle un bledo si ella esta cerca o no, sé que su pasión por la lucha y su deseo por la extinción de los titanes era su prioridad, pero parecía no aspirar a más, estaba envuelto en su pensamiento de venganza que notaba a la gran persona que tenía a su lado. Incluso yo había caído en esas estupideces, pero eso no significaba que olvidaría mi objetivo principal: la salvación de la humanidad.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el pisoteo de caballos acercándose, era demasiado tarde como para que alguien estuviese afuera, pero de cualquier forma me mantuve en mi lugar que era casi imposible de ver. Lo único que puedo escuchar es a los caballos, considere acercarme a ver, pero decidí esperar.

—Mikasa, ¿qué quieres? Nos van a sansionar si no regresamos antes —la voz hastiada de Eren y la mención de aquel nombre me incitó a quedarme.

—Eren, debemos hablar —su voz neutral, resistiendo la oleada de sentimientos, podía intuir que así era.

—¿De qué?

—Eren si dijese que alguien me gustara ¿qué dirías?

¿Que diablos? ¿Iba a confesarle sus sentimientos? Bueno quizá era por lo que le dije, no creí que llegaría a tal extremo solo por decirle: Se puede vivir con el rechazo, pero nunca podrías vivir con la cobardía. Únicamente había sido un discurso barato que se me ocurrió justo en ese momento al verle llorar, a pesar que siempre se le veía con esa expresión neutral en su rostro. Su manera de ser era así, pero eso no significaba que no podía sentir.

—¡Que estupidez! —dice Eren, sonando molesto—. Deberías centrarte en la razón por la cual estamos aquí, no distraerte con tales ridiculeces.

—No son ridiculeces ¿esta mal querer sentir algo que no sea odio? —responde Mikasa, en el mismo tono que Eren.

—¿Hablas de mí? ¿Crees que no puedo sentir algo más que odio? Bueno, si esa es tu manera de pensar sobre mí, deberias decirle quién te gusta a alguien que sepa “sentir” —ataca Eren—. Además no creó que tú puedas ser capaz de querer a alguien, sentiría pena por el chico.

—E-Eren...

Maldito Mocoso.

Subo a mi caballo y me dirijo hacia las voces, y pude notar que Eren estaba decidido a irse, pero también parecía arrepentido. Por otro lado, ella se encontraba pasmada ante las palabras de Eren, sabía que la había herido y por esa razón  había salido de mi escondite.

—¡Oigan mocosos! —grito, asustando a Eren, pero ninguna reacción de ella—. Saben que no pueden estar a estas horas aquí, y menos perdiendo el tiempo.

—¡C-Capitán! L-Lo lamento.

—Tsk, retirate Jeager.

Asiente y se retira lo más rápido posible, pero gira a ver por unos segundos a Mikasa para luego seguir su trayectoria. El caballo de ella parece moverse hacia delante, pero detengo su acto interponiéndome en su camino.

—¿Ackerman?

—Creo que tendré que vivir con ambas cosas, Capitán —responde en voz baja—. Después de lo que dijo, prefiero callar y sentarme a que los sentimientos se desvanezcan.

—No puedo decirle si es una decisión correcta o no —digo, esperando a que eleve su mirada—. Sin embargo, seria mejor seguir como si nada hubiese pasado, ignorar también esta bien.

—¿Capitan?

—¿Qué?

—¿Puedo hacerle una pregunta personal? —Seguía sin verme a los ojos, miraba el cabello del caballo para evitar verme.

—Tsk, supongo.

—¿Se ha enamorado y ha experimentado como se siente el no poder tener a esa persona? —eleva su mirada, inyectándola en mis ojos.

—Si, y he logrado sobrevivir a Eso. Es el deber de todo soldado, seguir adelante —respondo, girando mi caballo rompiendo nuestra conexión de miradas—. Aprendes a sobrevivir, sabiendo que te es ajeno.

—Quizas usted tenga suerte, Capitán —responde, sin emoción en su voz.

—No, no creo tenerla.


Ella nunca podría ser mía.

***

MikasaPOV:

Han pasado exactamente dos meses desde el día en donde me ridiculice dos veces frente al Capitán Levi, y desde ese momento no he tenido comunicación con él. Quería saber si su historia había salido exitosa, o si había sido como la mía, además quería agradecerle su consejo. Pude avanzar, y poco a poco siento que los sentimientos no se sienten tan fuertes hacia Eren, no podía decir que mis sentimientos se estaban llendo rápido, porque no era así. Incluso el mismo Eren se encargaba de eso, al notar su brusco trato hacia mi y su manera de expresarse conmigo.

Pero algo había cambiado, lo supe hace unos minutos atrás.

—Capitan, los reclutas parecen estar relajándose el día de hoy —era la voz de la chica de su escuadrón, Petra.

—Solo son unos vagos —responde él, desinteresado.

—¿No cree que nosotros deberíamos también distraernos? —pregunta, sonrojándose.

Me había quedado estática cuando los había visto, él caminaba con la mirada en el suelo. Y Petra iba mirándolo a él con mucha atención, y parecía estar muy cerca. Me sentí como una espectadora que no debería estar en esa obra.

No parecieron notar mi presencia hasta que ella quiso quitar su incomodidad conmigo.

—¡Mikasa! ¿Tu también estas descansando? —había preguntado ella, acercándose a mí.

—No, quería ir a ayudar a la cocina. No quiero parecer una vaga quedándome en mi habitación —respondo, mirando en dirección del capitán. Había levantado su vista al oírme.

—¡Oh! —rie Petra brevemente—. Lamento que escucharas eso...

—Pues yo no —dice el capitán, interrumpiendo a Petra—. No me disculpare y seguiré pensado que los reclutas son unos vagos, ya que la única que quiere ayudar es usted y eso no basta.

—No parece justo —digo frunciendo mi ceño, ya recordaba porque lo odiaba.

—La vida no es justa —responde, encogiéndose de hombros—. Vamos Petra, tenemos... cosas que hacer.

Petra asiente y se retiran del pasillo dejando una amarga sensación en mi pecho, hubo un segundo en el que quise detenerlos. Pero me había retractado.

***

¿Por qué me dolía el pecho? Simplemente había visto algo que no debía, sentía una opresión en el pecho. Me dirigí a los establos, y con rapidez y en silencio logró sacar a mi caballo y dirigirme a la parte trasera del cuartel.

Al encontrarme sola, me bajo del caballo.

—Es una estupidez —digo acariciando al caballo—. No debería Dolerme, es ridículo...

Mis mejillas se sienten húmedas, era consiente de que estaba llorando. Prefería hacerlo lejos donde nadie me viese, y me agradaba poder liberar todo lo que guardaba. Pero, siempre era interrumpida en mi soledad, odiaba  el hecho de no poder disfrutar estos momentos a solas. Y lo peor también era, que siempre era él quien me encontraba.

—¿Ackerman? Deberia encontrarse adentro.

—Quería Aire, lamento las molestias —digo subiendo al caballo, escondiendo mi rostro.

—Hace mucho no la encontraba afuera ¿ocurrió algo?

—Nada, estupideces.

—No lo niego, pero parece que esta vez esta muy afectada.

—Estoy confundida, no sé que siento y hace poco vi algo que provoca dolor en mi pecho —digo con aflicción, queriendo salir de allí.

—¿Que vio?

—P-Pues a-a Eren con alguien más.

—Significa que él esta avanzando y usted no.

Esa noche había mentido.

Justamente había visto al Capitán compartiendo un beso con Petra, juró que fue como una patada en el estómago. Y no sabía si sus palabras hablaban sobre Eren o sobre él, quizá él estaba superando a su antiguo amor, y yo también.

Pero había terminado enamorandome de alguien que nunca correspondería lo que yo sentía y menos sabiendo que yo era una mocosa. No estaba a su altura, y saber que mis oportunidades eran nulas... provocaba un nudo en la garganta.

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