GIMNASIO


Uno.

Dos.

Respira, debes estar tranquila, nunca le has temido a algo, pero sentirse de esta manera se sentía peligrosa. Quizás era mejor regresar, y fingir que me dolía el estómago. No, no podía hacer eso, eso seria algo cobarde de mi parte, simplemente debería enfrentar... esto.

Tres.

Abro la puerta con una fingida actitud de desinterés, dejo mis cosas en una de las bancas. Al parecer mi entrenador no había llegado aún, y pensaba que seria difícil verle el rostro, significaba que tendría que esperarlo, pero si llegase a tardar demasiado me iría. No pensaba quedarme hecha un manojo de nervios, mientras él estaba relajado caminando quién sabe donde.

Se suponía que mi entrenador debía estar al tanto de mi toda esta semana, pero lamentablemente enfermó y dejo a alguien más a cargo, dijo que era de confianza y seria un poco más estricto que él. Al principió no le creí al ver a una persona un poco más baja que yo, pero el maldito me hizo hacer tantos ejercicios el primer día que creí no podría caminar de nuevo, sin embargo logré llegar al día siguiente, pero mi sorpresa ese día fue encontrarlo sin camisa practicando con el saco de boxeo. No iba a negar que tenía un cuerpo fornido, porque en ese momento me era imposible negar si tenía lo que cualquier chica consideraría “caliente” simplemente me calle hasta que él terminó. Al notar que estaba observándolo, arqueó una ceja y dijo: Disfrutas de la vista.

En ese momento mis mejillas se tornaron rojas, pero aún así me arme de valor para responderle: Se supone que yo era la que entrenaría y usted pierde el tiempo. Si, así sonaba en mi cabeza, pero realmente otras palabras tomaron lugar: Y-yo entreno y u-usted no. Me sentí como una estúpida al notar como la esquina de su boca se curvo hacia arriba, podía jurar que eso era una pequeña sonrisa. Asumí que estaba riéndose de mí, pero no huí, espere a que me diese instrucciones y empezar.

Los días siguientes se comporto de otra manera, había reducido un poco los ejercicios. Quizás había notado como había estado caminando al llegar, pero aún así decidí decirle a Eren que pasase por mí ya que no quería caminar y él había recibido su licencia de conducir. Y hoy y también vendría por mí junto a Armin, iríamos a comer a algún lugar y disfrutaríamos de la tarde.

Pero parecía que mi compañero-suplente, iba a tardar demasiado... ¿por qué tardaba tanto? Bueno, entonces iniciaría primero, no tenia todo el día reservado para hacer unos estúpidos ejercicios. Únicamente quería estar en forma, y técnicas de defensas, se suponía que hoy tendría la “clase” de técnicas de defensa, amaba los viernes por esa razón, aprendía a como defenderme. Era una lastima que perdería la mitad de la “clase” por la impuntualidad de mi compañero-suplente, me enfadaría con Erwin por dejar a alguien tan irresponsable.

Oigo como la puerta se abre, pero ni siquiera gire a ver si era mi compañero. Seguí haciendo abdominales, ni siquiera llevaba la cuenta, culpaba a mi entrenador temporal. No le aceptaría ninguna excusa si es que se disculpaba, pero estos últimos días pude darme cuenta que él no es el tipo de persona que pide disculpas o siente vergüenza.

—De pie, es la clase de autodefensa y tu estas allí haciendo abdominales como si eso te ayudaría en un ataque —dijo toscamente, haciendo que parará.

—Bueno, si usted hubiese llegado antes sabría que hacer y no tirarme a hacer cualquier cosa para distraerme —respondí sonando molesta, había tardado una hora y solo disponíamos de dos.

—Tuvimos una clase igual el miércoles ¿no aprendió nada de lo que le enseñé?

Quise golpearlo, lo quise tanto, pero me abstuve de hacerlo. No quería recordar el día miércoles, era la razón por la cual me encontraba de esta manera. Nerviosa.

—S-Si, pero no puedo hacer todo eso sola —dije mirando hacia otro lugar.

—¿Acaso eres demasiado tonta como para practicarlo sola? —estaba burlándose, podía notar que le agradaba la situación. Maldito.

—¡Usted es un irresponsable! Tiene un horario y ni siquiera lo cumple, ahora mismo podría estar aprendiendo pero esta aquí molesto por algo que usted mismo provocó —digo, fastidiada.

Sin previo aviso su pierna hizo tambalear la mía, luego con más fuerza la corrió adelante desequilibrándome. Caímos en la colchoneta en la que estaba haciendo los abdominales, estaba sobre mi demasiado cerca de mi rostro.

—Tu atacante tendrá más fuerza que tú y seguramente sepa cómo agarrarte —dijo tomando mis manos antes de que yo pudiese hacer algún movimiento—. Te tengo a mi merced ¿qué se supone que debes hacer?

Su cercanía me ponia nerviosa, sus ojos conectados con los míos esperando mi respuesta. Pero no logro moverme, es imposible salir de este agarré. A menos que intente algo que no fue enseñado en por él, si no por Eren ya que de pequeños hacíamos esto, pelear. Acerco más mi rostro confundiéndolo, y mis labios se acercan a su mejilla a pesar de que me tiene bien sujetada, pero se ha paralizado. Entonces, muerdo.

No suelto su mejilla hasta que suelta mis manos, con ayuda de mis brazos logro quitarlo de encima. Me mira como si estuviese loca y estaba logrando comprender porqué lo había mordido, sin embargo aprovecho su estado de estupefacción para ponerlo de espaldas tomando su brazo, haciendolo llegar hasta el omóplato. Escuché su quejido, y golpeo el piso tres veces en señal de rendición.

—¿Qué mierda fue eso? —dijo señalando su mejilla.

—Fue suficiente para distraer a mi oponente y pude derribarlo —respondo encogiéndome de hombros—. Además esa técnica usted me la enseñó, e incluso me la demostró.

Aún sentía el dolor que provoco ese día, no me quejé, pero aún así puedo recordar cúanto dolió. Su expresión desinteresada, hizo saber que no le importaba si me había dolido, ahora me daba gusto saber que él paso algo similar.

—Utiliza todo lo que yo te he enseñado o recuerda al menos —dijo tomando posición de ataque—. Soy una persona que te ha acosado desde hace varias semanas y estoy dispuesto a atacarte por la espalda.

Doy una media vuelta hasta quedar a espaldas de él, escucho como poco a poco se acerca y rápidamente toma mi cintura. Siento su respiración en mi nuca, erizando mi piel.

—Defiendete —susurra en mi oído.

Tomo una de sus manos, provocando que me suelte. Giro a encontrarme con él cara a cara, hago su mano hacia atrás, puedo notar en su rostro que lo he lastimado. Mierda.

—Lo siento, lo hice con demasiado fuerza...

Me ignora y se acerca de nuevo, tomo su cabello haciendo que su cabeza tome una trayectoria hacia ni rodilla. Sin embargo, no le doy un golpe lo suficiente duro como para dañarlo. Suelto su cabello y recupera su postura.

—No estuvo mal —dijo caminando hacia sus cosas.

—L-Levi.

Vamos, tenias planeado decirlo desde ayer. No te retractes ahora que esta frente a ti, es solo una simple petición.

—Hm

—¿Usted se retirará hoy? Digo, se dice que Erwin regresa el lunes.

—Si.

Vamos, dilo.

—Yo...

—Sin embargo, con usted yo estaré la próxima semana —dijo abriendo una botella de agua.

—Oh.

—Usted es muy interesante y quisiera saber cuanto ha progresado a cargo mio.

***

De nuevo sintiendo estos nervios.

Era Jueves y aún no superaba la sensación que me provocaba verlo, esto no debía estar pasado. Él es un entrenador y simplemente yo estaba allí para defenderme y estar en forma, pero su cercanía ahora no me facilitaba las cosas. Mi corazón se acelera al tenerlo demasiado cerca, y me sonrojo.

—¿Por qué nos escondemos?

—Entrenador... yo no sabia que estaba aquí.

—Llevo treinta minutos aquí, esperando a que entres —dijo arqueando una ceja—. ¿Planeabas huir?

—No.

—¿Por qué siempre llegas tarde a nuestro horario? ¿Es porque piensas justo frente a esta puerta? Dime ¿en que piensas? ¿que te detiene?

Me atacó con preguntas que no quería responder en voz alta, fue injusto de su parte.

—Yo... pienso en la vida.

¿Qué clase de respuesta es esa?

—Tsk —hizo ese sonido acercándose—. Eres fácil de leer, al parecer mi cercanía te pone nerviosa ¿por qué?

—Se equivoca.

—¿Asi? —estaba muy cerca, muy cerca—. Bueno, ya que me equivoco podemos comprobarlo.

—¿Como?

—No debes sonrojarte, ni balbucear mientras yo me acerco a ti.

No dijo “usted”.

Veo como se acerca su nariz contra la mía, no pude evitarlo. Sentí el calor en mis mejillas, podía jurar que estaba completamente roja.

—Tsk. Fue fácil, planeaba ir mas lejos —dijo alejándose y entrando al gimnasio.

***

—Usted me obliga a hacer esto y creo que no lograría hacer lo que hago.

—¿Te quejas? A penas es Viernes —un brillo se encendió en sus ojos—. Bueno, haré todo eso sin quejarme, y a cambio mañana tendrás que encontrarte conmigo en el Parque Central, me daras un día.

—¿Qué?

—Un día en el que soy Levi y tu Mikasa.

Había empezado a hacer los ejercicios y finalizo sin quejarse, sonrojada acepté el trato.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top