Mi nombre es Madeleine Silva, soy una chica común y corriente; tengo unos diecisiete años, con nueve meses de edad exactamente. No soy nada extravagante, ni millonaria, solo una señorita que ama escuchar música y estudiar los misterios del universo como cualquier otro adolescente normal. Vivo en la ciudad de Carúpano; una zona tranquila sin un pasado horrible del que recordar, una zona costera de Venezuela, que no cuenta con lugares extravagantes, ni siquiera tiene un cine donde disfrutar cada película nueva que salga en carteleras del mismo, aunque hemos aprendido a conseguir lugares donde podamos distraernos con calma y lugares donde tomar algún batido con amigos y familia, también como zonas de áreas verdes y naturales donde respirar con profundidad.
   Vivo con mi madre, mi hermano menor (un niño casi del todo tecnológico, de no ser que ama jugar al fútbol) y una hermosa perrita que nombré Maya, ella mitad Chihuahua y mitad Mini Pinsher de colores negro y zonas de las patas, pecho y hocico marrón fuego, con una particularidad: tiene seis dedos en cada pata trasera, mutación creada a partir de que fue concebida por dos perros que son familia, su padre es el primo de su madre.
   La zona donde vivimos es totalmente urbanizada, varias casas más se reparten en lo que llamamos la "calle Ecuador", casas tanto antiguas como nuevas, por esta calle solo una de ellas es de dos pisos, las demás de solo uno y mi casa no es la excepción. Justo al lado y frente de la casa donde habito se encuentran dos edificios, ambos de tres pisos; el de al lado era propiedad de quien según era un traficante, un conocido lejano de mi familia, y el edifico encontrado frente a mi casa apenas y está terminado, se encuentra en obra gris, no tiene si quiera marcos para las ventanas y por problemas legales del terreno, se encuentra abandonado, siendo en la actualidad habitado por palomas de la zona y gatos callejeros que logran entrar a través de aberturas encontradas en la puerta principal del edificio.

   Otro detalle del mismo edificio es que en su planta baja (donde se encuentra la puerta principal) hay dos grandes compuertas pintadas de azul, un tanto oscuro, cerradas desde que tengo memoria, pues jamás las he visto abiertas.

   Despierto con normalidad junto a mi familia, como siempre, y antes que nada llevo a pasear a mi perrita para que vacíe su pequeña vejiga y no esté incómoda, al terminar ella de hacer sus necesidades, volvemos a casa tranquilamente. Esta es mi primera rutina diaria.

Nota de la escritora: ¡Hola mis lectores! Les traigo una nueva historia, con mi marca de escritora, por supuesto ;D
¡Misterios, secretos y mucho más!
Sé que disfrutaran de la historia, la primera que hago fuera del fandom de Transformers. 

No olviden presionar a la estrellita si les gustó, y si no también jajajaja xD

Nos leemos en la próxima.