Al dia siguiente se decidieron a irse de la aldea de las brujas.

Sasha y Daia se ofrecieron para ir con ellos a la escuela; Sasha quería seguir estudiando y Daia quería aprender más sobre los humanos que alguna vez fué.

Pasaron cerca de las termas y se encontraron con May y Naomi.

Ambas eran muy diferentes: mientras que Naomi era muy alta, May era baja, una delgada y la otra algo gorda,  Naomi tenía la piel casi tránsulucida y May era algo morocha, Naomi era rubia, May era castaña.

Eran un gran contraste, sin embargo estaban charlando como si fuesen amigas de toda la vida.

-Hola, Que bueno volver a verlas. Dijo Naomi sonriente.

May solo los miró con algo de temor.

Todos las recibieron y May les contó unas cuantas noticias.

-Envié unas cuantas cartas y pergaminos a todas los clanes sobre su situación y la oferta, la mayoría respondió hoy, sin embargo mañana van a llegar las respuestas del resto que normalmente están más alejados.
-¿Cómo las enviaste tan rapido?. Preguntó Connor
-Las pesadillas adiestradas son muy buenas mensajeras. Dijo la chica más baja algo sonrojada.
-¿Qué decían sobre darnos una parte de su territorio?. Preguntó Adele con una pequeña sonrisa hacía la ninfa.

La chica solo suspiró y negó con la cabeza.

Todos entendieron en el acto: no importaba cuanto lo pidiesen, no iban a darles parre del territorio.

-Bueno...podemos compartir el territorio si quieren; los Íncubos suelen ser molestos pero solo les tienen que decir que ya tienen pareja y se alejan. Ofreció Naomi.
-O pueden vivir con nosotros. Se sumó Yuko.
-También estamos disponibles. Dijo Evan.
-Nosotros también. Ofreció Don.
-Tenemos suficiente espacio para ustedes. Dijo Sasha.

Arión fué el único que se quedó sin ofrecer nada; el ya no tenía hogar que ofrecer y solo dormía con los Kitsunes o con los Elfos y, de vez en cuando, en árboles.

-Gracías por los ofrecimientos, esa es una gran idea después de todo podemos cambiar las ideas equivocadas que tienen con respecto a ustedes. Dijo Lovie emocionada por poder compartir más tiempo con aquellos chicos.

Volvieron a la ciudad abandonada para ver si se podían llegar a encontrar con los que venían a abastecer el continente humano.

Volvieron charlando de todo tipo de cosas, pero lo que más preguntaban era cómo eran realmente las Ninfas y las Súcubos.

-Sabemos que todos piensan que las Sucus somos unas prostitutas y, creanme, no somos tan así: solo recogemos el...ya saben...de las poluciones nocturnas de los chicos y luego los envolvemos y los guardamos. Dijo algo ruborizada.
-¿Para qué lo usan?. Preguntó Liam.
-Se lo solemos dar a las mujeres de los clanes que, si su esposo es infertil o desea tener hijos pero no tiene novio, acepta que le ofrezcamos una polución nocturna de su mismo clan. Dijo Naomi probablemente pensando en todas las mujeres a las que les había dado algo para qué pudiesen cumplir sus sueños.

-¿Y ustedes, las ninfas?. Preguntó Adelaide sonriendole a May.

-No mucho, solo cantamos, nadamos, bailamos...no cumplimos deseos como Hope o Naomi, no puedo controlar el fuego como los Kitsunes ni volar o correr rapido como los Arcontes o Faunos. Dijo May con cierta timidez.

Todos siguieron charlando respecto al tema hasta que cayó la noche.

-No se preocupen traje mantas y mi varita conmigo. Dijo Sasha  estiró las mantas sobre el pasto.

Todos se acostaron en las mantas y Sasha, desde su manta, empezó a mover su varita y susurrar palabras magicas:

-incubo somnium, succubus somnium, somnium carissimi hodie nolo levitate. Dijo y todos empezaron a tener la sensación de ligereza en sus cuerpos.

Cuando se animaron a mirar resulta que estaban a por lo menos 3 metros del suelo.

-Ahora, escuchen con atención: estas mantas van a flotar toda la noche y si perciben algún movimiento arriba suyo van a acercarse a tierra para evitar accidentes. Dijo Sasha.

Todos asintieron y se fueron a dormir.

Solo Don permaneció despierto pensando en por qué motivo habrian expulsado a Arión de los faunos, el había intentado entrar a sus recuerdos pero no podía hacerlo simplemente no podía.

A lo lejos se escuchó el relincho de una pesadilla.
Solo faltaba un día para que Daniel y Charlie llegaran al lugar.