Daniel Blake estaba en el departamento que compartía con sus hijos.

Habían pasado varios dias desde que Lovie, Liam y Connor se habían ido y el estaba preocupado.

Había telefoneado al presidente varias veces pero siempre daba ocupado.

Se decía que no tenía que ser tan sobreprotector, que no podía retener toda la vida a sus hijos, etc, etc.

Sin embargo seguía preocupado.

Para calmarse un poco desordenaba y ordenaba la habitación de sus hijos, buscaba recetas en internet o miraba videos sobre gatitos o perritos jugando con pelotas o bollos de lana.

Sin embargo siempre acababa llorando; el cuarto desordenado le recordaba a Lovie, las recetas a Connor y los gatos y perros eran el sueño de Liam.

No podía hacer nada, le habían dado licencia en el trabajo por sus hijos y ahora no sabía que hacer.

Entonces decidió hacer algo.

Clarisse y Liam le habían pedido hasta el cansancio una mascota, Clarisse sostenía que lo ayudaria a ser más responsable en el futuro, estaba por decir que si cuando Clarisse murió en un accidente automovilistico.

Esta vez los iba a sorprender con una mascota para cuando volviesen.

Abrió la puerta con decisión cuando vió al presidente en la puerta con los nudillos levantados listos para tocar.

El por un momento no lo reconoció hasta que recordó la charla que tuvieron hace una semana.

Lo invitó a pasar.

Se sentaron en la mesa mientras tomaban un té.

-Mira, Daniel, puede que nos hallamos conocido hace tan solo una semana pero creo que eres de confianza. Dijo Charlie después de saludarlo.

Daniel esperó a que Charlie tome un sorbo para proseguir.

- verás, el mundo político es muy complicado porque, resulta, que no es uno el que tiene el poder si nó otras personas que lo tomaron antes que tú, esas personas se las llaman Consejo Supremo, son las que verdaderamente dirigen este mundo o lo que queda de el. Dijo Charlie mirando el fondo de su taza de té.

-No entiendo a donde quiere llegar, señor presidente. Dijo Daniel amablemente.
-Llámame Charlie, lo que intento decir es que ellos, si cometiesen un error, los presidentes seríamos el escudo humano, por así decirlo, ¿me sigue?.- preguntó y cuando Daniel asintió continuó- el problema es que, en realidad, no estamos en peligro de sobrepoblación, ni cerca, pero antes de que te enojes conmigo dejame decirte que yo tampoco tenía idea, yo solo soy un peón; yo hago que todos hagan lo que ellos quieren sin saber por qué ni para qué. Volviendo al tema anterior, el Consejo Supremo tiene pensado volver a experimentar con las razas y utilizarán a tus hijos y dos chicos más para atraerlos con la idea de una escuela.

-Pero...¿por qué? Desatarían otra guerra. Dijo asombrado Daniel.

Charlie solo negó con la cabeza amargamente.

-Puede ser, pero no les importa porque se rumorea que hay un poder en la sangre de todas las razas, un poder que se cree que podria dar la vida eterna...de momento es solo un rumor pero sé que es verdad, mi padre, en la guerra, rescató el diario íntimo de una soldado, una tal Sally Ackerman, que en su última página hablaba sobre un poder en la sangre de todas las razas. Dijo Charlie.

-Pero si querían esa información podrian haber consultado a los archivos de cuando se experimentaban todas las razas. Dijo asombrado Daniel.
-Todos los registros de experimentación se quedaron en el territorio de las razas y los pocos que estaban aquí se perdieron. Dijo amargamente Charlie.
-Tenemos que hacer algo; alertarlos por la radio, ir allí, lo que sea con tal de poner a todos a salvo. Dijo Daniel preocupado.
-La radio va a ser obsoleta pero podemos ir, tengo un plan. Dijo Charlie.

Daniel escuchó atentamente y pudieron arreglar todo para dos días.

Justo cuando se viajaba a buscar alimentos y demás materiales importantes.