Todos los recién llegados estaban en una mesa larga llena de alimentos de todo tipo y color.

Los arcontes resultaron ser personas agradables: siempre iban de un lado a otro sirviendoles comidas o bebidas, con una sonrisa. Don parecia sentirse mucho mas a gusto, iba todo el tiempo sonriendo de oreja a oreja y, de vez en cuando, tarareaba una canción que, por su ritmo, parecía alegre.

Incluso Adele desistió de burlarse de Yuko por un rato.

Despues de todo la comida Don se ofreció de llevarlos a un lugar especial. Todos accedieron.

Caminaron un largo rato y, de manera sutíl, se dieron cuenta que el suelo empezaba a convertirse en cemento. Siguieron caminando un rato más hasta que llegaron a un lugar que, en el pasado podria haber sido un parque pero que, ahora, estaba en ruinas.

Se veían varios juegos corrompidos por la vegetación, un sendero que antes debió ser de cemento ahora solo quedaban muy pocos sectores con ese material y varias barandas que, en otro tiempo, protegía que las personas se tiraran al lago.

-¿Que me dicen?¿les gusta?. Dijo Don alegre por el efecto que había causado en los viajeros.

Todos se quedaron en silencio, Evan se acercó un poco a las aguas y las observó desde la orilla, Yuko se convirtió en un zorro y empezó a ver los juegos que probablemente habían causado mucha felicidad en otro tiempo.

Estuvieron un rato en silencio hasta que se animaron a explorar el lugar.

Evadne y Liam empezaron a trepar algunos árboles para ver mejor todo el lugar, Lovie se puso a jugar a ver quien tiraba una piedra más lejos con Evan y Adele, Connor, Yuko y Yuki estaban en la zona de los juegos infantiles preguntando y respondiendo preguntas que cada uno hacía sobre sus hogares y Don trataba de convencer a Arión de que lo lleve volando hasta el otro lado del lago, Arión se negaba aunque lo deseaba desde hace tiempo.

Todos la pasaban bien, era dificil creer que habían pasado solo 3 dias desde que llegaron.

Mientras todo esto pasaba, en America del sur ahora el continente humano, Charlie estaba leyendo un diario íntimo que le había pertenecido a una soldado de la guerra de las razas, como le decían en la escuela.

Charlie solo leía la última entrada donde se despedía formalmente Sally Ackerman. Le hubiera gustado que estuviese Dennis, Su hijo mayor, pero el estaba en ese momento con su madre y no lo volvería a ver hasta el míercoles.

Recordaba, con cierto dolor, lo dificil que fué el juicio y la división de sus hijos, de hecho, todavía la quería pero se dijo a si mismo que no volvería a caer de nuevo en esa trampa.

En ese momento entró un hombre corpulento, Terence.
-Señor, disculpe la intromisión, pero tiene una junta con el consejo supremo. Dijo el hombre.

Charlie alcanzó a guardar el diario justo a tiempo.

-De acuerdo, Ter, iré pronto solo déjeme unos minutos para alistarme. Le respondió.

El hombre solo asintió y lo dejó solo.

Charlie guardó el diario de Sally con sumo cuidado en un fondo falso de un cajón, no quería que nadie encontrara ese diario.

Se miró un poco en un espejo, se acómodo un poco el pelo y se fué a la reunión.

En ese momento solo pudo pensar en el milagro de que todavía no encontraran el diario