Ya era de mañana, apenas se estaban levantando Saga Y Sigmund pues los demás seguían dormidos. Eran por ahí de las siete de la mañana, no sabían con exactitud pues no tenían un reloj a la mano pero suponían que eran la siete. Los dos estaban en la entrada, cuando a lo lejos se escuchó un rugido.

-Ese sonido se me hace conocido- Dijo Sigmund viendo a lo lejos.

-Igual a mi- Dijo Saga con seriedad para darse la vuelta y entrar a la cueva- ¡Levántense ya es hora!

Algunos se despertaron con pesadez, el dragón alzó la cabeza y se le quedó viendo. Anali seguía dormida, Sorrento fue quien la despertó con cuidado. Ya todos despiertos agarraron sus cosas y empezaron a caminar, el dragón iba a la delantera para evitar ataques sorpresa, al final estaban Sorrento y Aioria. Habían llegado a un llano cubierto de nieve, o eso pensaban pues al quitar un poco de nieve se veía hielo.

-¡Debemos de tener cuidado, estábamos arriba de un lago!- Grito Radamanthys mirando a los que iban a la delantera.

-¡Entendido!- Respondió Mu sin voltear.

Anali iba arriba del dragón, la criatura de un momento a otro alzó la cabeza y miró hacia atrás, se detuvo en seco y levantó la cola en forma de defensa.

-¿Qué sucede, que hueles?- Preguntó Camus mirando a la criatura.

-¡¿Por qué nos detenemos?!- Preguntó Aioria desde atrás.

-¡No lo sé, el dragón se detuvo!- Grito en respuesta Sigmund.

El ruido de los árboles cayendo llamó la atención de todos, el dragón mostró sus dientes y comenzó a rugir levemente.

-Algo viene...- Dijo Myu mirando atrás.

-Y es grande- Completo Issac mientras caminaba hacia el dragón.

Los árboles se cayeron y mostraron a un felino negro con seis patas, Saga maldijo en voz baja.

-¡Corran, corran!- Grito el Géminis antes de empezar a correr.

Los demás empezaron a correr, Bracker volvió a rugir y empezó a correr lo más rápido posible por ese lago congelado. Con cada pisada que daba el felino el hielo se partía y comenzaba a agrietarse amenazando que se rompería en cualquier momento y los sumergería a las aguas heladas de aquellas tierras.

Bracker vio lo que hacía al pisar, sonrió internamente, dio un salto y cayó fuertemente. El hielo se rompió y creo una grieta enorme que iba con dirección a sus presas, cuando Sigmund vio el suelo y escuchó al hielo romperse miró cuanto faltaba para llegar.

-¡Camus, has que el dragón vuele y se lleve a Anali de aquí!- Grito Sigmund viendo al mencionado.

-¡No la podemos dejar sola, así que Myu, ve con ella, sube rápido!- Camus miró a Myu.

El mencionado subió al lomo del dragón con un salto, el Acuario le ordeno al dragón alzar vuelo. Este rugió y voló lo más lejos de ahí, con Anali a salvo ellos decidieron enfrentarse a ese animal. El lago ahora estaba dividido en témpanos de hielo gracias a que la grieta se exparcio y rompió más la capa de hielo que cubría el lago.

-¡Ahora!- Grito Saga deteniéndose y vistiendo su Cloth en segundos.

Los demás también vistieron sus armaduras, se dieron la vuelta y saltaron hacía el felino. Bracker levantó su cola y lanzó un golpe al aire, Alberich usó eso golpe para saltar en la bola de púas, estando en el aire sacó la Espada de Amatista. Al bajar dio un golpe con esta en el lomo del animal, este rugió y lanzó un zarpazo el cual fue esquivando, vio que Mu se acercaba por su izquierda. Volteó rápidamente y tomó con sus comlillos al pobre lemuriano, le encajo sus dientes en su abdomen. Mu grito de dolor al sentir como uno de los comlillos le atravesaba el abdomen, Aioria vio el momento en que pasó y sintió rabia.

-¡Mu, NO!- Grito el leonino.

El grito llamó la atención de los demás, Sorrento tomó su flauta y empezó a tocar la Dead End Symphony. Bracker soltó a Mu para poder proteger sus orejas y rugir de dolor, Saga, Sigmund y Radamanthys aprovecharon para lanzar sus ataques directamente hacia él. Para evitar que los atacarán Camus congeló su cola, Issac le cerró el hocico con los Aros de Hielo, los tres lograron aturdir al felino haciendo que este cayera al témpano de hielo donde estaba. Aioria saltó y concentro su Cosmos en su puño, hizo un Plasma Relámpago justo en su cabeza. Bracker rugió de dolor para al final dejar caer su cuerpo, estaba mal herido y tenía pocas fuerzas como para seguir luchando. Aioria se acercó a Mu para poder llevarlo.

-Vámonos, no creo que sobreviva en ese estado- Dijo Saga dándose la vuelta y empezando a caminar.

Bracker abrió un ojo, cuando vio que el Géminis estaba distraído lanzó un coletazo. La bola de picos iba a impactar de lleno contra Saga sino fuera porque Sorrento la vio y aventó a Saga fuera del alzance de esta, los picos se incrustaron en el pecho y abdomen del Siren. Lo lanzaron a otro témpano y sólo dejó un rastro de sangre hasta que el cuerpo se dejó de mover, Issac miró al felino quien reía con malicia.

-Eres un...- Dijo Issac lleno de ira.

Bracker lanzó su último ataque pero Alberich lo interceptó y le cortó su pata para al final saltar y clavar su espada en la cabeza del animal, este no hizo ruido alguno y murió. Issac viendo que ya estaba muerto se dio la vuelta y fue corriendo hacía el cuerpo mal herido de Sorrento, cuando llegó se quedó paralizado. El Siren tenía un agujero en su hombro y vientre bajo, sin contar las cortadas profundas en todo su abdomen y sus brazos.

-Sorrento...- Issac se dejó caer de rodillas.

-I... Is... Sac...- Apenas podía decir Sorrento, de su boca salía sangre debido a los órganos que tenía perforados.

-Sorrento... ¿Por qué...?- Issac seguía sin poder creer que su compañero estuviera muriendo.

-No... Pod.. Ia dejar... Que ma... Tar... An a Sa... Ga...- Sorrento comenzó a temblar y a llorar- Además... -Sonrió levemente- Ten... Ia que... Hacer mi... Obra de... Caridad... Del día... ¿N... No? -Lo miró con lentitud sin dejar de sonreír al recordar cuando Issac le había dicho eso.

Los demás veían la escena, hasta que un intento de respiro llamó la atención, era Mu quién comenzaba a tener una hemorragia interna y perder la conciencia. Camus se acercó a él, lo levantó para que pudiera respirar pero el lemuriano negó con la cabeza.

-Me voy a morir... Es inevitable... Váyanse y sigan...- Dijo Mu intentando sonreír.

-No te vamos a dejar, te vamos a salvar y...- Dijo Sigmund pero no lo dejo terminar.

-Solo los voy... A retrasar...- Hizo una mueca de dolor- Váyanse ya

-Pero Mu...- Radamanthys mostró compasión por primera vez.

-Váyanse... ¡Ya!- Grito Mu lo último para que se fueran ya.

Saga suspiró, alejó a Camus y a Aioria de  su compañero moribundo. Alberich y Sigmund quitaron a Issac del cuerpo inerte de Sorrento, tuvieron que dormirlo para poder seguir pues Issac gritaba y pataleaba para volver a ir con su compañero caído.

El grupo siguió caminando con la cabeza agachada, perdieron a dos compañeros, ahora querían llegar más rápido con aquel hombre para hacer justicia por sus propias manos.

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El grupo ya se encontraba en la entrada a los riscos del Dragón Dorado, en cambio en las tierras heladas se podían ver tres cadáveres. Una bestia de magia negra y dos hombres cubiertos por la nieve que caía por la vestisca que se había creado, no se podía ver nada a menos de un metro de distancia, una figura borrosa se mostró entre la nieve. Al llegar con los tres cadáveres pudo ver algo brillante, se acercó al cadáver de un hombre y lo vio más claramente, era la estrella del Sur quien pedía ayuda.

-Dakshin ka sitaara, aapako us maanav se pyaar karana chaahie- Dijo la criatura.

La estrella brillo más, se separó del cuerpo del hombre y se coloco enfrente de la criatura. Esta extendió sus alas y se levantó, la estrella titilo cuatro veces, después la criatura volvió a tocar el hielo con sus patas delanteras.

-Main, yaan ka cheeta, use aur doosare aadamee ko changa karane aur apane saathiyon ko laane ka vaada karata hoon- La criatura dejo salir su poder curativo.

Su mancha blanca se iluminó y está dejó salir el poder hacía las heridas del hombre que yacía inerte frente a él, el cuerpo del hombre comenzó a curarse lentamente y la estrella titilo dos veces. Cuando se curó completamente, la estrella volvió a ser un dije y se colocó en su cuello, la criatura caminó con lentitud hasta el otro cuerpo e hizo lo mismo que con el primer hombre. Ya curados los envolvió una luz para después volverse estrellas pequeñas, estas fueron hasta la criatura y se pusieron a  sus lados.

-Apane sahapaathiyon ke saath chalate hain- Dijo por último la criatura.

Sus patas se hundían en la nieve cada que daba un paso, sus alas estaban extendidas para proteger a las dos estrellas pequeñas. Escuchó un aliento muy débil detrás suyo así que volteo y vio con ojos fríos al felino oscuro que le quedaban solo segundos de vida, el felino gigante miró lentamente al animal y se sorprendió.

-Jamás... Creí ver... En Per... Sona al... Contenedor... Del Yan- Dijo acompañado por una tos.

-Pues ahora lo has visto, y serás castigado en el Phiri lamphompho por la muerte innecesaria de estas dos almas... Por suerte, la parte de Jin que tengo en mí me ayudó a revivirlos- Dijo el Yan para después darse la vuelta y volver a caminar.

Bracker volvió a respirar para al final cerrar los ojos y volverse polvo negro, el animal siguió caminando hasta que se perdió en la nieve que caía en aquel lugar.

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Issac seguía dormido por los efectos del Satan Imperial de Saga, en cambio Myu estaba en un mar de lágrimas después de que le dijeron que Sorrento y Mu habían muerto en la batalla contra el felino de oscuridad. Anali no estaba enterada de eso ya que no querían que se deprimiera, estaban en una pequeña montaña de roca. La fogata hacia sombras que parecían personas extrañas a los que estaban ahí, el camino había sido muy pesado pues habían escalado solos ya que el dragón no podo salir de las tierras heladas.

-Apenas amanezca nos moveremos, debemos pasar este lugar rápido y llegar al bosque oscuro- Dijo Radamanthys mientras movía las ramas que hacían la fogata.

-¿Cómo es que no te afecta las muertes de nuestros compañeros?- Preguntó Aioria mirándolo.

-Me afecta, aún que no sea creíble, pero debemos de seguir si no queremos perder a más gente- Respondió el Wyvern sin mirarlo.

-Tiene razón Radamanthys, si no queremos más muertos debemos de avanzar- Dijo Saga levantándose del pedazo de tronco.

-Apenas lleguemos a las tierras oscuras se creará una masacre- Dijo Sigmund apoyando sus codos en sus rodillas.

-Daremos lo mejor de nosotros- Saga lo miró de reojo y caminó hasta su lugar para dormir.

-Vayamos a dormir- Dijo Radamanthys antes de también irse a dormir.

Los otros dos se quedaron en la fogata, suspiraron para al final también irse a dormir.

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Pasó um rato y la fogata se había apagado, todos estaban dormidos, no pudieron sentir al hombre que los miraba con esos ojos azules, profundos como el mar. Este se acercó lentamente hasta la primer cobija que vio, sacó su cuchillo y lo puso en el cuello del castaño claro.

-Todos están dormidos... Nadie verá que los mató- Susurro el hombre.

Apenas movió un poco su mano, un felino blanco con alas saltó sobre él, lo tumbó y después se puso sobre el castaño. Le enseñó sus colmillos, pero había algo raro en el animal pues parecía que estaba echo de polvo y la estila de polvo se dirigía hasta la niña que había ahí.

-Pero si es Jin... El guepardo legendario que derrotó a mi señor hace más de diez siglos- Dijo el hombre sonriendo.

-Sabes que después de haberme visto te mataré para evitar que le digas a tu señor- El guepardo hablaba con voz suave.

-No puedes hacerme nada, aún no te materializas por completo...- Sonrió como psicópata- Pero solo para divertirme no le diré nada a mi amo, quiero ver como tú y estas basuras mueren en la entrada a los Dominios Oscuros

-Los estaré protegiendo hasta entonces- Dijo el guepardo extendiendo sus alas.

-Ya veremos eso- El hombre volvió a las penumbras.

El guepardo se relajó, cerró los ojos y volvió al cuerpo de la pequeña.

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Amaneció y como Saga había dicho, ya estaban de camino a las tierras oscuras. Estaban caminando por en medio de un cañón, el sol no ayudaba mucho debido al calor que este les daba.

-Solo falta que se nos aparezca otra criatura mágica- Dijo Radamanthys mientras se quitaba el sudor.

-No empieces a invocar cosas mágicas Radamanthys- Dijo Sigmund algo agotado.

Apenas terminó de decir eso el Dios Guerrero se rompió una de las paredes de roca, se escuchó un tipo de rugido para después mostrar a un escorpión gigante y de color negro.

-Lo tenías que invocar- Dijo Alberich viendo al escorpión.

-¡Maldita sea, corran!- Grito Saga antes de empezar a correr.

Los demás le siguieron, el camino estaba lleno de rocas gigantes que el escorpión fácilmente rompía y seguía con la persecución.

-¡Me es irónico que nos persiga un escorpión!- Dijo Aioria sin dejar de correr.

-¡¿Por qué?!- Preguntó Camus viéndolo.

-¡Porque tenemos un compañero que es guardián de la constelación de Escorpio!- Aioria sonrió porque le causó gracia.

-¡¿Y por qué no lo trajeron? Ahorita estaría calmando al que tenemos atrás!- Dijo Myu recordando a Milo.

-¡Porque no se hubiera acordado del cami... !- Dijo Aioria pero su comentario fue interrumpido ya que cayó en un agujero y desapareció.

-¡Aioria si serás pen...!- Ahora Sigmund fue quién desapareció.

-¡¿A donde diablos se están yen...?!- Ahora desapareció Radamanthys.

Sin más, los demás también cayeron en algunos agujeros. Camus cayó junto con Alberich, Issac y Saga cayeron por separado y Myu junto con Anali cayeron juntos.

El escorpión se detuvo y dio un rugido de enojo, ya tenía presas y otra vez estas habían caído en los agujeros que hacían los malditos gusanos de tierra.

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Aioria estaba resbalandose por un risco pequeño, al llegar al suelo rodó para después ser detenido por una pared. Se quejo por el golpe pero después se levantó.

-¿A donde diablos llegué?- Preguntó en voz alta viendo a todos lados.

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Sigmund logró caer de pie, sólo que se lastimó el tobillo pues la caída había sido de diez metros.

-¿Y los demás?- Preguntó viendo a los lados y después enfrente.

Se veían tres caminos distintos, lo único que le molestaba era la poca luz que había.

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Radamanthys se dio contra el suelo rocoso, cuando dejó de dolerle la cara se levantó y observó el panorama. Estaba en un agujero o algo así, más bien, estaba en un túnel subterráneo.

-¿Por donde será la salida?- Preguntó antes de empezar a caminar hacia dondequiera.

Siguió caminando hacia adelante con la esperanza de salir pronto de ahí.

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Saga había caído de espaldas, sintió que algo se acomodo en su espalda y dio un quejido.

-¡Aa mi espalda!- Dijo y se arqueo un poco.

Unos segundos después se levantó lentamente, ya de pie pudo ver que estaba en un agujero hecho de arena y rocas. Maldijo nuevamente y sin otra alternativa empezó a caminar.

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Issac logró caer bien, sólo se raspo el brazo debido a que cayó de lado. Se sacudió y miró su alrededor, había cinco caminos diferentes sin contar el que tenía atrás.

-¿Por donde debo ir?- Se preguntó mientras miraba los agujeros.

Escuchó un gruñido agudo detrás suyo.

-Por allá no...- Vio el tercer camino- Por ahí si

Empezó a caminar y a quejarse levemente por el raspón que tenía en su brazo izquierdo.

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Camus cayó primero y después le cayó Alberich encima, lo había sofocado y de paso sintió que algo tronó en su espalda.

-¿Te molesto?- Preguntó Camus con dificultad.

-¡Ay! Perdón- Se levantó rápidamente Alberich.

Ya sin el peso extra el Acuario pudo volver a respirar y recuperar el aliento, ya listo se levantó con ayuda del Dios Guerrero.

-¿Seguiremos o nos quedamos quietos?- Preguntó Alberich viendo a su compañero.

-Yo digo que...- El comentario de Camus fue interrumpido.

Se escuchó a lo lejos un tipo de gruñido muy agudo, entonces los dos se miraron.

-Yo digo que caminemos- Finalizó Camus para después empezar a caminar rápido.

Alberich no preguntó nada y sólo lo siguió rápidamente.

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Myu había caído primero, cuando vio hacia arriba vio a Anali. Se levantó rápidamente y abrió sus brazos para atraparla, cuando cayó en sus brazos casi se va de espaldas. Ya segura la pequeña pudo ver en donde estaban.

-¿En donde estamos?- Preguntó Myu viendo el entorno.

Anali se encontraba asustada, lo abrazó fuertemente y se escondió en su pecho. Myu acarició su cabeza para tranquilizarla, después sintió vibraciones en el suelo, no lo vio como algo bueno y empezó a caminar hacia donde fuera que lo llevara el camino de en medio.

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Todos estaban caminando hacia la salida, o eso pensaban, ya que no se habían dado cuenta de que habían entrado al Laberinto del Gusano.

Les esperaba un largo camino y algunos sustos por delante.