HUYENDO
Tu imagen pasea por mi mente, siguiéndome dónde quiera que vaya, es imposible deshacerme de ella, pues me has calado hasta lo más profundo de mi alma y mi ser.
La locura más grande que pude haber cometido, haber pasado por tu lado en el momento más oscuro de mi vida, ver en tus ojos un claro cielo de tranquilidad y no poder tenerlo.
Corre! Huye! No te está permitido siquiera pensar en poseer el más mínimo interés por parte de esa persona, quién te crees? te has visto acaso al espejo?
Frente a un ventanal eso me hace volver a la realidad, me da asco mi propio reflejo, anhelar y soñar por ser amada por tan maravilloso ser, parece una burla del destino, tanto o más que la burla de las personas que están detrás del maldito ventanal, si por mí fuera, lo rompería y gritaría con todas mis fuerzas que me odio por ser así, por haber nacido así.
Mis lágrimas contenidas, mis puños cerrados, mis labios presionados con tanta fuerza que siento el sabor de mi sangre corriendo por mi garganta.
Sólo bajo la mirada y pretendo que soy invisible para el mundo, al final y así siempre fue, yendo de aquí para allá como si nada de lo que hiciera fuese suficiente para ser aceptada por la sociedad.
La brisa es tan suave y fresca, me dejo caer en un banco solitario de un parque, como siempre en la parte menos transitada, así nadie ve al espectro de mi persona cayendo una vez más en su miseria.
Vuelco mi cabeza hacia atrás y veo al cielo anhelando una vez más ser libre, de todo, levanto mis manos y las veo tan pequeñas comparado con el resto de mi cuerpo, me vuelvo hacia mis pies e igualmente son tan pequeños como mis manos, miro mi cuerpo y suelto una carcajada acompañada por miles de lágrimas impacientes corriendo por mis mejillas, caigo nuevamente en el solitario banco con mi rostro cubierto por mis manos y por más que intente no consigo detener mi maldito llanto.
"Estúpida, idiota, quién te has creído para desafiarte a cambiar tu destino, amor? felicidad? eres tú... despierta... aún es peor que un tabú para tí..." susurraba con tristeza sintiendo hormigueos en la garganta y en todo el cuerpo, cómo si todo lo que necesitara en ese momento sea que algo o alguien me cubra para dejar de temblar como una idiota.
"Y porqué crees todo eso de tu persona?" dijo alguien apoyándose en mi cabeza. "Que yo sepa no veo nada de lo que tú dices que sea real"
Levanté la mirada y esos ojos de cielo estaban mirándome con una sonrisa y paz que era todo lo que necesitaba, siquiera sabía su nombre o cómo me vio allí, sorprendida y muda sólo me paré de la banca y retrocedí unos pasos, estaba dispuesta a huir, siempre lo había seguido desde la sombra, ayudando en cada paso que daba pero sin que lo viera, cuidando que todo aquello que hacía saliera excelente, pero no deseaba que viera mi humillante ser.
Giré mi cuerpo cuando sentí rodar una lágrima por mi mejilla y comencé a caminar, prácticamente ignorando a mi ser especial, a mi ser amado en secreto.
Y me alejé, una vez más, huí de él pero antes que nada huía de mí.
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