50. Hasta el último aliento (Parte 2)

–Parecía que necesitaban ayuda –comentó Clark, caminando hacia mí–. Llegamos tan rápido como pudimos.

–Voy a pretender que no hiciste un chiste sobre velocidad –comenté con cansancio–. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

–Bueno, te debía una después de que me perdonaras la vida, lo que no significa que no espere la revancha.

–Si no ganamos aquí, no hay revancha –respondió Elliot, acercándose a nosotros.

–¿Dónde nos necesitan? –preguntó Quickstrike, perdiendo el tono bromista.

–La Resistencia está poniendo una buena pelea, pero están superados ampliamente, necesitamos que ayuden allí. También aquella cosa gigante está lista para atacarnos, necesitamos que la mantengan alejada del científico que acaban de salvar –respondí, refiriéndome a Ouroboros.

–Entendido –tras decir esto, Clark lanzó un fuerte silbido que hizo que la docena de velocistas que había traído consigo se detuvieran–. Equipo A, al campo de batalla; equipo B, conmigo.

Inmediatamente, los grupos salieron disparados en direcciones opuestas: Clark había elegido encargarse personalmente de Ouroboros.

En ese preciso momento, una daga se clavó en mi pierna, forzándome a caer de rodillas. Damien estaba de vuelta en el juego, a pesar de tener la nariz rota, y estar sangrando severamente.

Celerity le dirigió una mirada asesina, y se prepararó para atacarlo, pero yo coloqué mi mano sobre su pecho para detenerlo.

–Llévate a este bastardo lejos, lo necesitamos fuera de combate –dije, señalando a Loner, que seguía inconsciente tras la batalla con Quickstrike.

Elliot parecía estar a punto de contestar algo, pero finalmente asintió, tomó a Loner y desapareció de mi vista.

Quité la daga de mi pierna con una mueca de dolor. No había pegado en nada muy importante. Todavía podía pelear, y creo que eso era justamente lo que buscaba Damien: todavía había algunas heridas que cerrar en combate.

–Sabía que eras malas noticias el día que cruzaste la puerta de nuestra base –dijo Blackbird, extendiendo sus alas–. Es tu culpa que Felicity no esté a mi lado, ayudando a Eon a gobernar este planeta, a mejorarlo.

–Quiero creer que alguna vez fuiste un hombre honorable, Damien –comenté, cargando una flecha en el arco–. Pero sé que ese hombre ya murió hace mucho tiempo, solo queda un cascarón vacío de lo que alguna vez fue, un monstruo, y me encargaré de detenerlo... para siempre.

Blackbird me sonrió, quitando dos dagas más de su traje. Parecía que todo estaba listo para lanzarnos nuevamente a combatir cuando, desde los cielos, Felicity cayó a toda velocidad a unos pocos metros de nosotros.

Rocket logró ponerse de pie tambaleando. Parte de su traje estaba roto, tenía cortes en varias partes del cuerpo que sangraban profusamente, pero seguía en pie, o por lo menos lo hacía hasta que Eon descendió con rapidez, y le asestó un terrible puñetazo que volvió a enterrarla en el suelo, haciendo que todo el campo de batalla se fije en él.

Felicity empezó a levantarse, pero El Antiguo le dio una patada lo suficientemente fuerte para darla vuelta, dejándola mirando al cielo, golpeada y cansada.

Aprovechando la distracción, Bones se giró rápidamente y tomó la tabla de Surfer en el aire, que venía sin piloto directamente a chocarlo, y con toda su fuerza golpeo a Joel con la misma, arrojándolo al suelo sin más.

–¡Joel! –exclamó con preocupación Sandy.

Esto le dio el tiempo justo a Tsunami para lanzarse, como si de una ola se tratara, sobre ella. La fuerza del agua fue demasiado fuerte, y logró arrojar a Dune al suelo, pero sabiendo que eso no iba a ser suficiente para derrotarla, la villana rápidamente retomó su forma humana y comenzó a ahorcarla.

Amy, que acababa de librarse de Cougar con una seguidilla de golpes, y al encontrarse en las cercanías, decidió lanzarse hacia el frente para ayudar a Sandy, pero el implacable mercenario, desde el mismo suelo, lanzó una cuchilla que se clavó en el omoplato de la espía, haciendo que caiga con fuerza, quejándose del dolor.

Cougar se acercó a ella, que seguía intentando alcanzar la cuchilla sin mucho éxito, y me encontraba a punto de dispararle cuando Damien se interpuso en el camino y me golpeó con fuerza, desviando la flecha, y forzándome a concentrarme en él. Sin embargo, y por suerte para Amy, Rachel se dio cuenta de lo que sucedía, y disparó un poderoso rayo de energía que dio en el pecho del mercenario, produciéndole una severa quemadura, pero sin llegar a matarlo.

Lamentablemente, esto le dio la oportunidad perfecta a Lightning para atacar a la alienígena, que, estando de espaldas, ni siquiera se percató que su enemigo había tomado vuelo y juntaba una gran cantidad de energía para dispararle.

–¡Cuidado! –intentó advertirle Alan, tras darle un fuerte golpe a uno de los Shadows que intentaba a acabar con Jason.

Sin embargo, dándose cuenta que ella no lo iba a escuchar, Phase se lanzó corriendo hacia adelante, atravesando a los enemigos que tenía en su camino sin más. Pero, cuando ya estaba prácticamente sobre ella, Lightning disparó con toda su furia, haciendo que ambos salgan despedidos en direcciones opuestas.

–¡Necesito ayuda! –gritó Feral por su comunicador, que seguía luchando contra Pest y su pequeño grupo de Shadows de elite, ahora sin Alan para ayudarla, en un desesperado intento por defender a Jason.

–¡En camino! –informó Celerity, regresando al campo de batalla a toda velocidad.

La borrosa imagen del velocista pasó entre todos nosotros en dirección a donde Feral y Jason batallaban contra Pest. Pero, antes de que alcanzara su objetivo, una segunda imagen borrosa se sumó a la imagen, y lo chocó de lleno, haciendo que ambos corredores caigan al suelo y se arrastren por varios metros.

Cuando la nube de polvo que habían levantado en su carrera se dispersó, pudimos ver que Raptor, con gran parte de la armadura que cubría su rostro destrozada, dejando al descubierto su expresión de odio y su cara con varios cortes, sostenía a Celerity del cuello, mientras este último intentaba liberarse de su agarre, lo que afortunadamente logró tras alguno segundos con una buena patada al pecho de su enemigo.

Ambos velocistas se quedaron tendidos a unos pocos metros, demasiado agotados para continuar el combate, mientras Feral seguía batallando a solas contra Pest y su pequeña legión, hasta que lo inevitable sucedió.

Jason continuaba repartiendo puñetazos, para mantener alejados a los muchísimo más entrenados Shadows, que parecían jugar con él mientras que Pest, aprovechando que Feral se encontraba rodeada, se le acercaba con una amplia sonrisa en el rostro y sus manos extendidas.

Finalmente, cuando dos Shadows lo atraparon por la espalda, aquel bastardo que nos había tenido secuestrados en su castillo apoyó sus manos sobre la cara de Jason, quien se dedicó a mirarlo con terror, mientras palidecía lentamente.

–No te preocupes, estoy hambriento –dijo Pest, a centímetros de su cara–. Esto acabará en un segundo.

Las piernas de Jason empezaron a temblar, mientras él se desplomaba en el suelo, pero entonces, Rebecca, totalmente desesperada, simplemente saltó sobre los enemigos que la bloqueaban y se lanzó corriendo hacia el lugar.

De camino, dos Shadows se interpusieron, pero ella, con un solo salto, aterrizó sobre ellos, clavando sus filosas garras en la profundidad de sus pechos, dejándolos ahí para que se desangren mientras seguía su camino.

Finalmente llegó a Pest, y se lanzó encima de él, dispuesta a liquidarlo en el acto. Pero, a pesar de sus escazas habilidades de combate, el muchacho era ágil, y logró hacer un rápido movimiento que permitió que ambos salieran rodando por la tierra.

Los dos Shadows que sostenían a Jason, inmediatamente lo soltaron y se dispusieron a ayudar a su amo a librarse de la bestia que lo sostenía, pero en ese instante Frank, que seguía batallando entre portales y el desierto contra Dimensión, tuvo el tiro perfecto y enredó sus cadenas alrededor del cuello de los dos enemigos, para luego tirarlos al suelo y dejarlos fuera de combate.

En ese instante, Dimensión creó un portal a espaldas de Ironside, a unos metros del suelo, y saltó por él con una espada en mano, dispuesto a atravesar a Frank de lado a lado con ella.

Bloqué un puñetazo que Damien me lanzó y le devolví un fuerte rodillazo en la boca del estómago, para luego golpearlo con el arco en el rostro, logrando así que retroceda, y dándome el tiempo necesario para cargar una flecha-eléctrica y disparar a Dimensión en el aire, quien la recibió en el pecho y cayó al suelo con una mueca de dolor en el rostro, para luego desmayarse.

Libre de esa amenaza, Frank logró llegar hasta Pest y envestirlo de costado, para luego acabarlo con un certero puñetazo al rostro, pero este ya había estado consumiendo a Rebecca por mucho tiempo, de forma que la muchacha quedó tirada en el suelo, demasiado débil como para poder moverse, pero aun respirando con dificultad.

Jason, dejando de lado su máquina, como si de un juguete viejo y roto se tratara, se arrastró por el desierto hasta llegar a Feral, que estaba pálida y parecía haber perdido algo de peso.

–Vamos, no te duermas, todo estará bien –dijo el científico, levantando un poco la cabeza de Rebecca y acariciando sus pelos como si fuera una chica pequeña– ¿Puedes escucharme, niña? Por favor, quédate conmigo... tú no puedes morir.

Lagrimas empezaron a caer por las mejillas de Jason, mientras que, a varios metros de allí, Frank se levantaba con cansancio, solo para encontrarse con que Ouroboros se encontraba parado a sus espaldas, con sus horripilantes ojos amarillentos clavados en él.

Frank envolvió sus cadenas alrededor del cuello de la bestia, y con un poderoso salto esquivó su zarpazo y cayó sobre su espalda, donde empezó a tirar de sus ataduras con el objetivo de ahorcarla, aunque sabía que probablemente eso no ayudaría de mucho.

Ironside logró mantenerse sobre lo que alguna vez fue Ian por unos cuantos segundos, mientras este se sacudía en todas las direcciones, pero finalmente la criatura logró extender su mano lo suficiente para tomarlo de la cabeza y arrojarlo contra el suelo, cayendo a pocos metros de él.

Ouroboros, que había masacrado a varios de los velocistas del grupo de Clark, empezó a caminar nuevamente hacia Frank, que se esforzaba por ponerse de pie para presentar batalla. Pero la bestia lamentablemente llegó justo cuando él se ponía de rodillas.

Ironside se quedó allí quieto, mirando como la bestia se preparaba para aplastarlo con su gigantesco pie, pero, en el último momento, Quickstrike llegó para empujarlo fuera del camino, salvándose a duras penas de esa terrible muerte, y empujado a Frank a unos cuantos metros de la batalla.

–Nadie se mete con mi gente –sentenció el velocista, mirando amenazadoramente a Ouroboros, que simplemente respondió con un gruñido.

Clark se lanzó a toda velocidad contra la criatura, asestándole veloces golpes alrededor de todo su cuerpo, pero por su dura piel estos apenas y le hacían cosquillas. Sin embargo, Quickstrike no perdió para nada el ánimo, y continuó corriendo alrededor de Ian, golpeándolo sin cesar, hasta que, la bestia lanzó un terrible puñetazo al suelo, haciendo que el velocista pierda la estabilidad y caiga.

Antes de que pueda hacer otra cosa, Ouroboros lo tomó de la pierna izquierda y, como si fuera una hoja, la arrancó, para luego arrojar el cuerpo de Clark, que aún gritaba y lloraba por el dolor, contra el suelo, dejándolo para que sufra.

Al ver que el ex militar y el velocista habían dejado de ser una amenaza, Ouroboros calvó su mirada en los objetivos más cercanos, Jason y Rebecca, que aún se encontraban en el suelo: el científico intentando mantener a Rebecca despierta mientras lloraba desconsoladamente, y esta última respirando aún con dificultad, con su mirada más bien clavada en el cielo que en su cuidador.

No era de extrañar que ellos estuvieran así, después de todo tenían mucho en común (personas con una bestia peligrosa interna, pero con un buen corazón, que vivieron gran parte de sus vidas aisladas por culpa de esta misma condición), y por eso mismo habían formado un fuerte lazo que trascendía la amistad, para convertirse en algo más; ellos dos, de alguna forma, eran como padre e hija, se ayudaban y se necesitaban mutuamente.

Pero a Ouroboros poco le importaba lo dramático de la situación. Mientras todos nosotros seguíamos intentando pelear, la bestia avanzó hacia ellos caminando soberbiamente, determinado a aniquilarlos.

–L-lu... –murmuró Rebecca, moviendo apenas sus labios.

–Vamos, quédate conmigo –continuó desesperadamente Jason, ignorando que la sombra de Ouroboros ya los cubría.

–Lucha... –concluyó Feral, finalmente cerrando los ojos y quedando inconsciente.

Jason la sacudió un poco, ya no había palabras que valieran, ella no podía escucharlas.

Los ojos del científico se llenaron de locura, desesperación de la más profunda, y fue una suerte que Rebecca ya estuviera inconsciente, porque era una imagen realmente aterradora, jamás había visto algo parecido en mi vida.

El aire de repente se sintió más pesado, un rayo iluminó el cielo, y la lluvia empezó a caer lentamente sobre el desierto. Ouroboros se detuvo frente a ellos, y les dedicó una mirada que no expresaba sentimientos algunos.

El gigantesco brazo de la criatura se fue hacia atrás, y luego se dejó caer con toda su furia sobre los abatidos héroes, pero, para la sorpresa de todos, el puño nunca encontró su objetivo. La mano de Jason lo había detenido, solo que no era su mano, por así decirlo, sino un enorme brazo rojo, con marcadas venas y unas uñas de un color negruzco.

Ouroboros, e incluso Eon, no pudieron evitar congelarse un segundo cuando esto ocurrió, ya que, casi al mismo instante, pudimos ver como todo el cuerpo del científico cambiaba: su musculatura creció rápidamente, desgarrando casi toda la ropa sucia y gastada de Jason, dejándolo solo con parte de su pantalón y jirones de su remera; su piel se tornó de un rojo opaco, y sus ojos se volvieron totalmente amarillos, desapareciendo el iris y la pupila; un par de cuernos negros, similares a los de una cabra, crecieron en su cabeza, dándole un aspecto demoniaco, y, finalmente, los caninos de su boca también aumentaron en tamaño.

Ouroboros intento asestarle otro puñetazo, pero Jason, o más bien la bestia, también atrapó este golpe y, teniendo a Ian ambas manos, lo empujó al suelo, donde empezó a darle repetidos puñetazos, llenándose sus rojas manos de esa asquerosa sangre negra que los Mejorados tenían dentro. Pero Ouroboros se recuperaba cada vez más rápido, y Jason se daba cuenta de esto de forma que, finalmente, lo tomó de una pierna y, levantándolo como si no fuera nada, lo arrojó a la distancia.

Hecho esto, Jason se puso de pie, demostrando que ahora medía poco menos de cuatro metros, y lanzó un fuerte grito al cielo, llamando la atención de todos los presentes. La mirada de la bestia se clavó en los Shadows que se preparaban para atacarlo, y simplemente se lanzó corriendo hacia ellos, destrozándolos al pasar.

Viendo la oportunidad, Felicity se levantó rápidamente y le asestó un fuerte gancho debajo del mentón a Eon, forzándolo a retroceder un poco, e indicándole que la pelea todavía estaba lejos de acabar.

El Antiguo, primero confundido ante la situación y luego enfadado con aquella lo había traicionado, lanzó un fuerte golpe, intentado atraparla, pero Rocket ya había levantado vuelo y se lanzó en picada hacia él, golpeándolo en rostro con toda la fuerza que pudo juntar, logrando que nuestro más grande enemigo caiga, aunque definitivamente no derrotado.

Sin embargo, la transformación de Jason y la pelea entre Eon y Felicity donde ella volvía recuperarse un poco, pareció llenar de energía a nuestros peleadores, ya que Joel, que había estado recibiendo una paliza por parte de Bones hasta ese instante, logró bloquear uno de sus puñetazos, y regresarle un golpe en seco en el rostro, dándole un tiempo para alejarse.

La paliza que el joven Green había recibido había sido tal que todo su casco estaba destruido, sacando chispas en varios lugares, y con todo el visor partido, de forma que, para poder ver bien, se vio forzando a quitárselo y arrojarlo cerca de él.

–Parece que la naturaleza le gana a la tecnología –dijo Bones con tono burlesco– ¿Qué serías sin tu traje? ¡Nada!

Su armadura de hueso aún se mantenía prácticamente intacta, más allá de unos cuantos raspones y quemaduras, mientras que la Surfer había recibido daños severos en combate, e incluso tenía algunos cortes en el rostro, pero sin embargo alzó los puños y se preparó para el combate.

Bones se lanzó directamente a golpearlo, pero Joel se agachó y le barrió las piernas, haciendo que caiga al suelo, pero su enemigo fue rápido y con un giro logró ponerse de pie para continuar con su ataque.

Cuando el villano se dio vuelta, vio que Surfer había tomado su destrozado casco y se lo había arrojado con toda su fuerza, pero, a pesar de eso, él simplemente lo atrapó en el aire, como si no fuera nada.

–¿Eso es todo lo que tienes? –preguntó Bones, aun sosteniendo el pedazo de armadura.

Joel simplemente le devolvió una sonrisa y, apretando un solo botón en su antebracera, hizo detonar en caso con una furia tremenda, que logró hacer que Bones finalmente caiga al suelo.

Surfer caminó y se colocó sobre él, para luego dar unos poderosos pero precisos golpes en distintas partes de la armadura de hueso, que, sumados a la explosión, lograron resquebrajarla lo suficiente para que finalmente la atraviese de un puñetazo y extraiga al asustado enemigo, sosteniéndolo del cuello y manteniéndolo a algunos metros del suelo.

–Mi cerebro es mi poder, Bones, no mi traje –dijo Joel, a centímetros de su rostro–. Y, aún sin él, soy un Vigilante.

Acto seguido, Surfer le dio un terrible golpe en el rostro, dejando finalmente inconsciente al enemigo.

Mientras tanto, Cougar, que tenía una terrible quemadura en el pecho producto del disparo de energía de Stardust, se levantó y, sosteniéndose el costado con un brazo y cargando una afilada cuchilla en la otra, comenzó a dirigirse hacia Amy, que aún luchaba para quitarse la que tenía clavada en su omoplato.

El mercenario, agotado, y con su ojo robótico encendiéndose y apagándose aleatoriamente, claramente había sufrido una cantidad importante de daño, y eso probablemente evitaba que usara su sorprendente puntería para acabar con Midgnight de una vez por todas mientras estaba tirada en el suelo, con grandes gotas de lluvia cayendo sobre ella, limpiando sus heridas sangrantes.

Para cuando finalmente logró removerse el cuchillo, Cougar ya estaba sobre ella, y con una expresión de odio, que nos permitió verle todas sus encías llenas de sangre, la dio vuelta para asestarle el golpe final, pero Amy, no dispuesta a rendirse, arrojó un puñado de tierra a los ojos de su verdugo.

Viendo que Cougar retrocedía, Midnight le asestó una fuerte patada en su rodilla, y, a pesar de todo el ruido del combate a mi alrededor, pude escuchar claramente el sonido que produjo al quebrarse, seguido de un profundo grito de dolor.

El mercenario estaba arrodillado ante ella, intentando permanecer en la lucha, y cuando alzó la vista vio que Amy le apuntaba directamente a la cabeza con su pistola. Sabiendo que cualquier proyectil que disparara a esa distancia acabaría con su vida, Cougar lanzó una risa seca y sin gracia.

–Sabía que tú lo tenías dentro, lo vi desde la primera vez que batallamos hace ya tiempo, pero ahora es evidente –se jactó él sin dejar de mirarla a los ojos y luego estiró su cuello para que la pistola quede apoyada contra su frente–. Supongo que solo en el fin del mundo la gente revela lo que en realidad es.

El dedo de Amy acarició el gatillo, contemplando la posibilidad de eliminar a semejante mal de una vez por todas, pero finalmente, con un rápido giro, terminó por asestarle una patada en la cabeza que noqueó a Cougar sin más.

A unos cuantos metros, Sandy, transformándose totalmente en arena logró zafarse del agarre de su enemiga, la cual, a su vez, se transformó en agua para poder seguirla de cerca, tarea que no era fácil en el desierto.

Sin embargo, tras algunos segundos de búsqueda, la villana retomó su forma humana, a excepción de sus manos que estaban transformados en látigos de agua, y de dedicó a esperar los ataques de nuestra compañera.

Como si de una serpiente se tratara, Sandy se movía por el suelo, levantando un poco de tierra a su paso, y dirigiendo así la atención de Tsunami, que no paraba de pegar en todas las direcciones posibles, con la esperanza de acabar con el combate de una vez por todas.

Por su parte, Dune esperó pacientemente, mareando a su contrincante con sus rápidos movimientos, hasta que logró colocarse delante de ella sin que se diera cuenta y retomó su forma humana, para luego asestarle un fuerte cabezazo que dejó a Tsunami realmente aturdida. Y tras esto la tomó de los brazos para retenerla.

–Dios, esto será asqueroso –se lamentó Sandy.

Inmediatamente, retomando su forma de arena, se introdujo por la boca de la villana que, aún aturdida y horrorizada, no pudo hacer otra cosa que lanzar un grito ahogado mientras intentaba ahuyentar a Dune.

Cuando finalmente toda la arena desapareció, Tsunami se quedó allí parada, sin saber exactamente qué era lo que debía hacer hasta que, al cabo de unos segundos, estalló en cientos de gotas de agua, dejando a una figura de barro de unos dos metros parada en su lugar, hasta que fue retomando la forma de Sandy poco a poco: la había hecho estallar desde adentro.

Por otro lado, Lightning no podía dejar de observar totalmente aterrado a Jason, que por su parte miraba alrededor en búsqueda de su próxima víctima, y esto presentó la oportunidad perfecta para que Rachel contraatacara.

Nuevamente cargando sus puños de energía, corrió hacia el aterrado muchacho, que se percató justo a tiempo para esquivar el primer golpe, pero no el rodillazo que le siguió y que impactó directamente en su mentón.

Desde el suelo, Lightning disparó su rayo, pero no contaba con que Phase ya había llegado al lugar y había tomado de la mano a Rachel, permitiendo que su disparo de energía pase directamente a través de ellos, dejando al villano con una expresión de cansancio y confusión.

–¿Haces los honores? –preguntó Alan, sin despegar la mirada de nuestro enemigo.

–Será un placer, cariño –replicó Stardust con una sonrisa en el rostro, antes de disparar a quema ropa una potente carga de energía que acabó por noquear al enemigo.

Mientras que yo continuaba mi dificultosa pelea contra Damien, más por las "mejoras" que Eon le había hecho que por verme superado en habilidad, y Felicity seguía aguantando los golpes del Antiguo, Celerity y Raptor se preparaban para lanzarse el uno contra el otro nuevamente, a pesar de su evidente cansancio.

Elliot corrió a toda velocidad contra su contrincante que, inteligentemente, esperó el momento justo para esquivarlo y ponerse a sus espaldas, para luego darle una serie de puñetazos, a los que nuestro compañero respondió con un rápido codazo que impactó contra el casco de Raptor.

Tras esquivar el siguiente golpe de su enemigo, Celerity se lanzó a correr en todas las direcciones posibles, con Raptor pisándole los talones una vez más.

–Tráelo en mi dirección –sugirió Phase por el comunicador, viendo que el velocista estaba teniendo problemas para sacudírselo de encima.

–Espero que estés preparado –respondió Elliot con voz cansada.

Alan miró a Rachel una vez más y, sin decir absolutamente nada, le dio un corto pero apasionado beso, antes de salir corriendo a un área más despejada de la zona de combate, donde se plantó, siguiendo con la mirada a los velocistas que se movían sin cesar por el lugar.

Sin más, Elliot corrió directamente contra su compañero de equipo, que parecía estar preparado para pelear, y lo atravesó sin ningún problema.

Ni bien Celerity hubo pasado a través de él, Alan estiró su mano directamente contra Raptor que lo seguía de demasiado cerca. Como si fuera nada, Phase terminó sosteniendo al velocista por el cuello, mientras que su extraña armadura se desprendió de su cuerpo y se arrastró por el desierto, desarmándose en el camino, de forma que Raptor quedó vistiendo solo un traje de un material similar al neopreno.

–¡Funcionó! –exclamó con emoción Phase, que no podía creer lo que acababa de suceder– ¡Y ustedes que no me querían aceptar en el equipo!

Lamentablemente se distrajo demasiado con su festejo, y terminó recibiendo una patada en el pecho por parte del velocista, que quedó libre nuevamente, pero no por mucho tiempo, ya que Frank, que acababa de regresar al combate luego de su encontronazo con Ouroboros, se apresuró a enredarlo con sus cadenas, dejando a Raptor sin ninguna defensa ante Celerity que, tomando carrera desde más de quinientos metros, corrió hasta darle un poderoso golpe que terminó por noquearlo.

En ese preciso momento, mientras todos seguíamos combatiendo, ahora más ocupados con los Shadows que otra cosa, Ouroboros cayó del cielo, aparentemente dando un único salto desde donde sea que Jason lo hubiera enviado, y aterrizó sobre el científico, clavándole sus filosas garras y dientes en su piel.

La bestia roja lanzó un grito te dolor, antes de tomar a Ouroboros por la cabeza y lanzarlo contra el suelo, para luego darle una fuerte patada, pero, tras arrastrarse unos metros, lo que alguna vez fue Ian estuvo preparado para seguir peleando.

Ambas criaturas caminaron en círculos, mirándose con desprecio, dispuestas a luchar hasta que una de ellas muera, y con un gruñido se lanzaron al frente, dándose puñetazo tras puñetazo.

Jason logró asestarle un buen golpe en el rostro a Ouroboros, que retrocedió otro tanto, y permitió que el primero lo envista con sus cuernos tirándolo al suelo. Sin embargo Ian, rápido como era, se giró y clavó sus garras en las piernas del científico, obligándolo a ponerse de rodillas, para luego darle un gancho debajo del mentón que lo forzó a caer de espaldas.

Reaccionando justo a tiempo, Jason metió sus manos en la boca de Ouroboros, evitando que sus filosos dientes se cierren sobre su cabeza, y aplicando una fuerza tremenda quebró su mandíbula sin ningún problema, e inmediatamente lo empujó quitándoselo de encima.

Ouroboros estaba ya casi totalmente recuperado, cuando Jason volvió a tomarlo, en parte por la cabeza, en parte por el brazo, y comenzó a hacer fuerza, tirando de sus extremidades.

Al cabo de unos segundos Ouroboros lanzó un grito lastimero, como un simple animal herido, pero Jason siguió aplicando presión hasta que logró su objetivo: cortar a su enemigo a la mitad, cubriéndose de esa sangre negra en el proceso.

Con total desprecio, arrojó los pedazos de cuerpo hacia dos lados distintos, y se volvió a ver a Rebecca, quien ahora estaba siendo atendida por mi madre, Rachel y Alan, y, pensando que se encontraban en peligro, gruñó y empezó a dirigirse hacia ellos. Sin embargo, Feral, débil como estaba, logró alzar su mano y señalar la máquina terraformer, en las cercanías de la cual Felicity y Eon batallaban en el aire.

Jason se volvió a verla, y luego le dirigió una mirada más a Rebecca, que le sonrió levemente, lo cual pareció confirmar su misión para la criatura, ya que inmediatamente se lanzó en dirección a máquina, dando impresionantes saltos.

Solo Eon y Damien quedaban en pie, pero esta última era una batalla que debía luchar solo, y eso era lo que había estado haciendo prácticamente desde que llegué a la zona de combate, razón por la cual ya estábamos bastante agotados y demasiado golpeados para hacer movimientos rápidos y ágiles, pero no preparados para rendirnos ante el otro.

Seguía intentando atravesarlo con alguna flecha, pero sus alas metálicas me lo impedían a cada paso. Tenía que aceptar que no iba a poder ganarle desde la distancia, nuestra batalla final iba a tener que ser cercana y personal.

Permití que Damien se lanzara contra mí e intenté golpearlo con el arco, pero entonces se agachó y me hizo un profundo corte con una de sus dagas en el área abdominal, para luego trabarme el brazo y quitarme mi arco, que cayó en la arena mojada por la lluvia.

Intenté responder, pero él logró asestarme un fuerte cabezazo que me dejó aturdido por varios segundos.

–¡Eres débil! –gritó él, dándome otro puñetazo– ¡No te la mereces!

Su foco seguía siendo Felicity, a pesar de todo. Debía aprovecharlo.

–Siempre fuiste a alguien que eligió por despecho, ¿en serio sigues pensado que alguna vez le importaste? –respondí, con sangre cayendo de mi boca– Soy dos veces mejor hombre que tú, y es por eso que ella se alejó de ti.

Con un grito de furia Blackbird volvió a lanzarse contra mí, pero esta vez logré esquivarlo justo a tiempo.

–Y tú no estuviste dentro de su cabeza como yo –continué, tomando disimuladamente una flecha que había tirada en suelo y manteniéndola escondida–. Ni una mención de ti, ¿estás seguro de que alguna vez estuvieron juntos? Porque según Kali, Felicity me prefería a mí, aun estando contigo.

Esta vez estaba preparado, y cuando Damien intentó envestirme, me movió a un costado, y lo tomé del cuello con mi brazo robótico, para luego ponerlo en la posición perfecta para darle un fuerte rodillazo en el estómago, dejándolo totalmente a mi merced.

–Si aún queda algo de ti ahí dentro, Damien... perdóname.

Dicho esto, atravesé la flecha por su pecho, directo hacia su corazón.

Prácticamente en el mismo instante, una fuerte explosión se escuchó en el cielo, y al alzar la mirada pude ver como Jason prácticamente destruía la máquina terraformer por sí mismo, mientras que Eon intentaba detenerlo, pero era a su vez retenido por Felicity que, recobrando sus fuerzas, no paraba de asestarle puñetazos.

Fue en ese entonces cuando sentí un dolor punzante debajo de mis costillas, y cuando bajé la mirada me encontré con la mano de Damien sosteniendo una daga que había hundido en las profundidades de mi cuerpo, y que, con sus últimas fuerzas, retorcía un poco.

La hoja de su daga se sentía fría, el aire se sentía frío, la noche se sentía más oscura que nunca, y me dejé caer hacia atrás, viendo como lentamente la máquina terraformer iba cayendo del cielo, con pequeñas explosiones aflorando en por todos lados.

El Antiguo había logrado atrapar a Rocket, pero Jason apareció de repente y le asestó un poderoso golpe, logrando que la suelte, y de inmediato la tomó entre sus gigantescas manos y saltó de la máquina que caía del cielo, aterrizando a unos cuantos metros de donde estaba.

Cuando Felicity se dio cuenta de que estaba cayendo, su media sonrisa de felicidad se tornó en una expresión de desesperación.

–¡Daniel! –gritó, y comenzó a correr hacia mí.

Finalmente caí al suelo. Las gotas de lluvia sobre mi cuerpo, llevándose mi sangre entre la arena, y la oscuridad cada vez más grande.

La poca luz que quedaba se llenó de formas, siluetas humanas, que hablaban como si estuvieran al fondo de un túnel, gritaban algo, pero yo no podía entenderlo.

Una mano cayó con fuerza sobre mi pecho, como golpeándome. Luego unas manos suaves tocando mi rostro, y lágrima cayendo sobre él, pero no las mías... no, eran las de Amy... la dulce Amy.

–¡Lo prometiste! ¡No me hagas esto! –fue lo último que le escuché decir– ¡Lo prometiste!

Si, Amy, lo había prometido, y si hubiera podido hablar te hubiera dicho cuanto lamentaba no poder cumplir, cuanto deseaba poder decirte que te amaba, pero de mi boca solo salía sangre.

Finalmente, las sombras lo cubrieron todo, y yo cerré los ojos, dejándome llevar hacia la paz de la muerte de una vez por todas. 

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