20. Unidos.

Ni bien los guardias hubieron cruzado por el agujero que había hecho en la pared recibieron una flecha en el hombro cada uno, y un fuerte impacto por parte de la energía de Rachel, a quien parecía dolerle incluso levantar el brazo para disparar.

–No podemos quedarnos aquí, es solo cuestión de tiempo hasta que no podamos contenernos –señaló con razón Joel, mientras buscaba sin parar alguna señal de su armadura.

–Estoy de acuerdo, maté a unos cuantos guardias cuando iba entrando, pero aun así quedaban muchos, y es solo cuestión de tiempo hasta que la policía rodee el lugar –agregó Drake, con su espada en mano, y preparado para atacar a cualquiera que se acercase.

Como para confirmar las palabras de Paladín pude empezar a escuchar los sonidos de las sirenas acercándose al edificio. Teníamos poco tiempo, y con todo lo que había pasado en los últimos minutos se me estaba dificultando pensar una forma de escapar.

–¡Allí, miren! –exclamó Amy, señalando un monitor, y rápidamente comprendimos a que se debía.

En la pantalla aparecía la grabación en vivo de una cámara de seguridad, la cual mostraba a Wells estacionado en una plataforma, cerca de unas vitrinas en las cuales los trajes de mis compañeros estaban expuestos junto al resto de su equipamiento.

–Es el sótano, reconozco la estructura del lugar –acotó Emma, sin ninguna duda.

–Bien, tenemos que llegar ahí cuanto antes, así que vamos a... –empecé a decir, cuando la imagen de la pantalla se cortó, y fue remplazada por la de un gigantesco sujeto, de pelo largo y oscuro y prominente barba.

–Vigilantes, aquí les habla Briggs ¿pueden escucharme? –preguntó, con un aire calmado pero al mismo tiempo amenazador.

Inmediatamente todos compartimos una mirada, como tratando de deliberar rápidamente qué es lo que debíamos hacer a continuación, pero al notar nuestra ausencia de respuesta, Briggs continuó hablando.

–Por su bien espero que me estén escuchando: han matado a mi empleador, eso es algo que no puedo perdonar, dañaría mi reputación, espero que lo entiendan –explicó y se encogió de hombros, como si no hubiera ninguna otra opción–, pero soy un buen hombre, así que les voy a dar una única oportunidad para que se rindan, de lo contrario voy a desatar el infierno sobre ustedes, así que ¿qué dicen? ¿tenemos un trato?

–¿Esto responde tu pregunta? –soltó Sandy antes de darle un poderoso puñetazo de arena a la pantalla, destruyéndola de inmediato.

Sin embargo, ni bien hubo hecho eso, la bella joven cayó de rodillas, claramente debilitada por el uso de sus poderes.

Joel y yo nos apresuramos a levantarla del suelo, aunque él también parecía estar teniendo sus dificultades para moverse.

–Estoy bien... estoy bien –dijo ella, apoyándose en su novio para mantenerse en pie.

–Esto va a estar difícil –señaló Amy, mirándome– ¿alguna idea?

–No muchas... –respondí mientras miraba alrededor– Gravity ¿crees que podrías llevarnos levitando desde este punto hasta el suelo?

–Lo dudo mucho, somos muchos, y todavía estoy demasiado lastimada... lo siento –dijo Emma, algo decepcionada de sí misma.

Sin embargo tenía razón, no podía exigir a ninguno de mis recientemente liberados compañeros, todos se encontraban en un estado demasiado frágil, y cualquier esfuerzo exagerado podría empeorar su condición.

Dirigí una mirada de preocupación a Drake, y en sus ojos pude ver que él también era conciente de qué era lo que teníamos que hacer. Ambos asentimos y la determinación en su rostro aumentó un poco mi esperanza de salir vivo de ese lugar.

–No hay otra opción, vamos a tener que abrirnos paso a través del edificio ¿está bien? –anuncié, y pude ver como Rachel tragaba saliva ante la idea– Yo voy a ir al frente, y Drake va a tomar la retaguardia, vamos a avanzar rápido pero con cuidado, no van a volver a separarnos.

Esta vez fueron el resto de mis compañeros los que asintieron, y trataron de poner su mejor cara de combate, sin embargo me preocupaba el hecho de que Amy no tuviera sus herramientas ni Joel su armadura, ambos estaban demasiado expuestos y ellos también lo sabían aunque la expresión de su rostro podría dar la sensación de que no estaban asustados.

Sin más nada que decir, pasamos por los cuerpos inconscientes de nuestros enemigos y nos adentramos nuevamente en el laboratorio de Ian, encontrándonos sorpresivamente que estaba totalmente vacío.

Nos encontrábamos a punto de salir del mismo, cuando Joel se detuvo en seco y se acercó corriendo a una mesa, en las cuales reposaban unas extrañas botas.

–¡No puedo creerlo! –exclamó, mientras las examinaba sin parar.

–No creo que sea el momento para que pienses en renovar tu vestidor, cariño –comentó Sandy, un poco confundida por la actitud de su amado.

–Surfer, tenemos que movernos –lo apresuré.

–Creo que esto puede servirnos –señaló, levantándolas y apretando un botón, que provocó que unas pequeñas luces azules en diversos puntos de las extrañas botas, como indicando que estaban activadas.

–¿Puedes explicarte? –dije, y al ver que Joel tomaba aire, como preparándose para soltar uno de sus discursos de genio, decidí advertirle:- Rápido y sencillo.

–Rápido y sencillo, bien –dijo, aunque se lo notaba algo decepcionado–, básicamente estas botas son un kit de salto que permite a quien las use toda clase de maniobras, como, por ejemplo, correr por las paredes por un periodo corto de tiempo, y efectuar saltos a una distancia mucho mayor, por no mencionar que aumenta la velocidad.

–¿Cómo lo supiste? –preguntó Emma sorprendida por el buen ojo de Joel.

–Ian me comentó que estaba desarrollando un prototipo, pero dijo que estaba a años de lograr que funcionen, ese bastardo mentiroso –dijo Joel, sin despegar la mirada del kit de salto–. Bien, demasiada apreciación, póntelos.

Dicho esto me arrojó el par de botas, las cuales eran sorprendentemente más livianas de lo que parecían.

–¿No sería conveniente dársela a alguno de ustedes? –pregunté mientras las miraba un poco confundido.

–Nosotros, aún con esas bellezas, estamos demasiado lastimados, por otra parte, esto tal vez te aliviane un poco el trabajo de despejar el camino –señaló Joel con una sonrisa en el rostro, aunque se notaba que se moría por probarlas.

–Pero no te confundas, chico flecha, cuando salgamos de aquí esas botas son mías –aclaró Amy, mientras me incitaba a ponerme el calzado.

–Bien, un último regalo de parte de Ian– dije y en cuestión de segundos, me coloqué las extrañas botas, y la verdad es que me daba algo de curiosidad por saber cómo funcionaban, pero debíamos empezar a movernos si esperábamos salir de ese lugar en algún momento.

Sin perder más tiempo, caminamos por el pasillo por donde había entrado, y, para nuestra sorpresa, los ascensores seguían funcionando.

–Me huele a trampa –señaló Sandy, mirando la puerta abierta del ascensor.

–Briggs no es ningún tonto, sabe que vimos a Wells allí abajo y que es nuestra mejor chance de escapar –dijo Joel con total seguridad–. Lo más probable es que haya movido todas sus tropas al sótano para atacarnos allí.

–Mierda, nunca es recomendable pelear en un sótano –acotó Drake, preocupado ante la idea de un enemigo totalmente atrincherado, al que íbamos a tener que atacar de frente.

–Esperemos que no se les ocurra dañar a Wells –comentó Rachel por lo bajo.

–Wells tiene defensas que se activan automáticamente, va a poder detenerlos por algún tiempo en caso de que lo intenten –nos aseguró Joel.

Sin nada más que decir, y sin otra opción que ir en búsqueda de un gran grupo de enemigos que estaban totalmente advertidos sobre nuestra presencia, entramos en el ascensor, bastante apretados, y comenzamos a descender.

Fue un viaje corto, silencioso e incómodo, de manera que cuando las puertas del ascensor se abrieron, ya en el vestíbulo del edificio, todos nos apresuramos a bajar.

No llegamos a hacer más de diez pasos, cuando pude percibir claramente el sonido de un francotirador a punto de apretar el gatillo para quitarnos del camino.

Antes de que pudiera hacer un movimiento, escuchamos el estruendo del arma, y si no fuera por la velocidad y las habilidades de Drake, quien destruyó el proyectil en el aire con su espada, Sandy ya estaría muerta.

–¡A cubierto! –exclamé, mientras que el resto de los policías que tenían rodeado del edificio abrían fuego a través de las puertas de vidrio del edificio, claramente tenían la orden de disparar cuando nos vieran.

Esquivando las balas tan rápido como podían, nuestros recién rescatados compañeros fueron los primeros en ponerse a cubierto detrás del enorme escritorio de la recepción, mientras que Drake y yo nos encargábamos de cubrirlos. Una vez que estuvimos seguros de que ellos estaban a salvo, nos apresuramos tomar cobertura en el mismo lugar, llegando a duras penas y no sin que una o dos balas nos rozaran.

–Genial, lo que nos faltaba –protestó Emma, adolorida por el esfuerzo que había tenido que hacer.

Con cuidado, Joel asomó su cabeza tratando de obtener una buena vista de nuestros enemigos, pero inmediatamente tuvo que esconderse nuevamente, cuando una de las balas del francotirador casi lo impacta de lleno.

–No creo que nos vayan a permitir movernos de aquí –señaló con razón Surfer.

–¿Crees que puedes detener su balas por algún tiempo? –pregunté a Emma, quien me miró con inseguridad, sin ser capaz de darme una respuesta– Voy a necesitar que lo hagas, Gravity.

–¿Qué pasa si no puedo? –preguntó mordiéndose el labio de los nervios.

–Lo harás, confío en ti –le dije con la mejor sonrisa que pude poner, y ella respondió asintiendo levemente– ¿Lista? ¡Ahora!

Ni bien grité, ambos nos levantamos, quedando expuestos frente a nuestros enemigos, quienes previsiblemente abrieron fuego. Haciendo acopió de todo su poder, Emma levantó sus brazos y las balas quedaron suspendidas en el aire, aunque, gracias a mis propios poderes, me daba cuenta de que todavía se estaban moviendo, aunque a una velocidad muy lenta, la suficiente para darme tiempo de dispersar a nuestros enemigos.

–¡Archer, apresúrate! –exclamó Gravity, mientras que un poco de sangre brotaba de su nariz.

Inmediatamente comencé a disparar flecha tras flecha, forzando a los policías a tomar cobertura, sin esperar más, disparé dos flechas-explosivas hacia los autos de los policías, haciéndolos volar por los aires, y forzando a los oficiales a alejarse de la zona momentáneamente, y, con suerte, lo suficiente para que nosotros escapásemos.

Sin embargo, el francotirador en combate, y no paraba de disparar en mi dirección, dificultando cada vez más a Emma su trabajo. A penas pude divisarlo, alcé mi arco y disparé una flecha sin punta, la cual entró directamente en el cañón del rifle del tirador, evitando que siga disparando.

Me encontraba sonriendo tras ese espectacular disparo, cuando escuché a Emma lanzando un gemido de dolor, y enseguida me giré para verla, y en ese mismo momento ella cayó casi desmayada, y las balas se desplomaron en el suelo, a metros de donde nos encontrábamos.

Todos acudimos rápidamente a ayudar a nuestra compañera, y descubrimos que estaba conciente, aunque realmente agotada, y ciertamente no parecía en condiciones de realizar una hazaña como esa nuevamente por algún tiempo.

–Estoy bien... solo... solo denme un momento –dijo, mientras se sentaba en el suelo y tomaba grandes bocanadas de aire.

–Tenemos que irnos –dijo Drake, quien mantenía la mirada fija en la puerta del edificio–, es solo cuestión de tiempo hasta que se reagrupen.

–¿Puedes caminar? –preguntó Joel, mientras que le tendía la mano a nuestra agotada amiga.

Ella asintió con la cabeza e inmediatamente tomó la mano de Surfer, y con la ayuda de Stardust y Midnight se puso de pie, dispuesta a continuar con nuestro camino.

Imitando los movimientos que hicimos la primera vez que estuvimos en aquel edificio, y siempre atentos ante cualquier amenaza que pudiera surgir, avanzamos hacia las enormes puertas que daban entrada al sótano.

Una vez que nos encontramos junto a la puerta metálica, Emma se sentó en el suelo para descansar y yo cerré los ojos para poder concentrarme mucho mejor.

–Estoy percibiendo por lo menos cincuenta enemigos ahí dentro, todos armados y alerta, no cabe duda de que van a dispararnos ni bien abramos la puerta –señalé una vez que terminé de escanear el área.

–Si pueden cubrirme hasta que llegue a mi traje voy a poder ayudarlos –dijo Joel, mirándome a mí y a Drake.

–Yo también puedo ayudarlos –afirmó Rachel, aunque todos sabíamos que su valentía era más grande que sus capacidades de pelea en ese momento.

–Voy a necesitar que tú y Sandy cuiden a Emma y a Amy mientras nosotros despejamos un poco el camino –ordené, tratando de que no se sintiera mal por no poder ayudarnos–. Drake, tú escolta a Joel hasta su traje, yo voy a tratar de entretenerlos el tiempo suficiente como para que él pueda colocárselo.

Sin esperar más, abrí la puerta frente a nosotros, quedando frente a una larga escalera metálica que descendía hacia el sótano, e inmediatamente sentí el sonido de las armas al tiempo que les quitaban el seguro.

–Utiliza las botas –sugirió por lo bajos Joel.

Tomé una gran bocanada de aire y, aceptando la sugerencia de mí amigo, di un poderoso salto y comencé a correr por la pared, con balas impactando en la pared a mis espaldas. Por un segundo quedé sorprendido de lo fácil que eran de utilizar aquellas extrañas botas, pero antes de que pudiera siquiera formular la idea en mi mente comencé a notar que estaban empezando a perder agarre.

Aprovechando la velocidad, me impulsé contra la pared y salí casi volando por varios metros, los cuales aproveché para disparar múltiples flechas explosivas contra mis enemigos, forzándolos a separarse un poco.

Para cuando llegué al suelo, solo bastó con que rodara un poco para quedar cubierto tras unas cajas de armas, las cuales empezaron a recibir unas fuertes ráfagas de disparos.

Levanté la vista hacia donde estaban mis amigos, y sonreí al darme cuenta de que el plan estaba funcionando, ya que Drake y Joel podían moverse casi con total libertad, en parte porque las explosiones habían aturdido a los enemigos, y además porque los que no estaban aturdidos estaban intentando aniquilarme a mí.

–¡Están tratando de distraernos! –exclamó Briggs, mientras continuaba disparando– ¡Sepárense en dos grupos! ¡No dejen que lleguen a la nave!

Drake avanzaba entre las filas de enemigos dando fuertes golpes y haciendo profundos cortes con sus espadas, siempre con Joel a sus espaldas, quien avanzaba agachado, tratando de evitar los disparos, aunque el único enemigo que trato de flanquearlos por la espalda se llevó una gran sorpresa cuando él le dio un fuerte puñetazo y luego lo tomó del brazo lanzándolo por encima de su cabeza hacia unas cajas, las cuales quedaron totalmente destrozadas.

Al ver que la cantidad de disparos en mi dirección disminuía, adiviné que estaban preparándose para dispararle a mis amigos, de forma que, dándole un nuevo uso a las botas de Ian, di una fuerte patada a las cajas, las cuales salieron volando, dándole en el pecho a tres enemigos que se encontraban a escasos metros de donde me estaba escondiendo.

Alcé la vista, y noté que Briggs sonreía, como si estuviera disfrutando el espectáculo, sin embargo no tuve mucho tiempo para analizarlo, ya que de inmediato continué disparando mi arco con el fin de defender a mis compañeros, que avanzaban sin cesar hacia los trajes.

Aquel sótano era enorme, tenía por los menos quince metros de altura, y unos cincuenta metros de largo, y parecía mucho más grande ahora que Ian había hecho desarmar casi todas las habitaciones que su padre había instalado para llevar a cabo los experimentos y lo había transformado en un gigantesco depósito subterráneo, en el que los hombres de Briggs parecían haber instalado todo su armamento.

Las balas volvieron a dirigirse hacia mí, de forma que me vi obligado a disparar una flecha garfio hacia él techo, la que, con la ayuda de las botas, logró llevarme hasta el otro lado de la habitación.

Cuando llegué al suelo, y antes de que mis enemigos pudieran girarse, disparé una flecha congelante a sus pies, dejando a un pequeño grupo de ellos sin ser capaces de moverse, dándome el tiempo suficiente para acercarme y noquearlos con unos rápidos golpes y alejarme a toda velocidad antes de que los demás llegaran a dispararme.

–Muy buen trabajo, muchacho, hubieras sido un soldado excelente –señaló Briggs, con un tono jovial, totalmente despreocupado–, pero no eres el único que tiene juguetes.

De repente, el extraño arma que aquel gigantesco sujeto tenía en sus manos disparó un proyectil que, en el medio del aire, se dividió en dos, y la fina tanza que unía las dos mitades se enredó en mis piernas, haciéndome caer y cortando me escape.

Incluso antes de que llegara a tocar el suelo ya me encontraba absolutamente rodeado de enemigos, todos apuntándome con sus armas.

–Fue un buen esfuerzo, chico, pero te recomiendo que te rindas, realmente no quiero derramar sangre de forma innecesaria –dijo Briggs mientras que se acercaba al grupo que me tenía rodeado.

–En ese caso deberías dejarme ir, somos los únicos que podemos detener a Eon antes de que destruya el mundo –le dije mientras intentaba liberar mis piernas.

–Mira, si tú y tus amigos se entregan, me aseguraré de que lleguen sanos y salvos a una estación de policía para que expliquen todo lo que está pasando aquí, van a tener que pagar por el asesinato de Ian, pero supongo que eso ya lo sabían.

–Nos enfrentamos a un enemigo demasiado poderoso, Briggs, no podemos arriesgarnos de esa forma.

–Está bien, lamento que no veas otra opción –dijo con cierta tristeza en sus ojos, mientras que levantaba su arma en mi dirección.

En ese momento, totalmente de improvisto, Surfer salió despegado a toda velocidad desde el otro lado de la habitación, e impactó de lleno con su tabla a Briggs antes de que llegara a dispararme.

Mientras que la tabla seguía con su trayectoria, Joel se despegó de esta, aterrizando a escasos metros de donde estaba, y comenzó a golpear a los enemigos lo más rápido que podía, evitando que estos me liquidaran.

Inmediatamente disparé una flecha que cortó las ataduras de mis pies, y siguió su camino hasta dejar a un adolorido soldado saltando en una sola pierna mientras intentaba quitarse la flecha de su pierna.

Rápidamente me levanté para asistir al agotado Joel, quien, a pesar de tener su traje, estaba teniendo dificultades para pelear, supongo que la tortura lo había dejado más debilitado de lo que dejaba ver.

Sin embargo, entre los dos no tuvimos problemas mayores para derribar a nuestros enemigos, quienes se vieron superados tanto en fuerza como en tecnología.

–Tengo que aceptar que extrañaba pelear a tu lado –dijo mientras le asestaba un brutal puñetazo a uno de los guardias.

–Podemos abrazarnos luego, Surfer, mantente centrado –respondí al tiempo que disparaba una flecha hacia una de la lámparas que colgaban del techo, la cual cayó sobre un pequeño grupo de enemigos.

–Como usted lo ordene, señor –en ese instante, la tabla volvió y Joel se subió de un salto a ella–. Voy a darles cobertura aérea, ve a ayudar a Paladín.

De inmediato asentí y salí corriendo hacia el otro lado de la sala, eliminado a cualquier posible enemigo que se cruzara en mi camino, hasta que finalmente logré divisar al experto asesino.

Drake hacia movimientos rápidos y precisos tanto con su cuerpo como con su espada, de manera que lograba una extraña combinación entre ataque y defensa, bloqueando los disparos y esquivándolos, al mismo tiempo que podía dar fuertes puñetazos y trabar las piernas de cualquier enemigo que fuera lo suficientemente tonto como para acercarse.

A pesar de eso, pude ver un poco de gratitud en su mirada cuando notó que mis flechas habían abatido a unos cuantos enemigos a su alrededor, gratitud que se desvaneció inmediatamente cuando más enemigos se sumaron a la batalla.

Mientras tanto, Joel andaba a toda velocidad por dentro del gigantesco sótano, a veces disparando proyectiles no letales desde su tabla, y otras descendiendo rápidamente y embistiendo a varios enemigos a la vez, quitándonos un poco de trabajo de encima.

Drake y yo hacíamos todo lo posible por acabar con los enemigos rápidamente, pero estaban bien entrenados y no se rendían con facilidad, claramente Briggs era un buen líder, además de ser especialmente bueno para entrenar a sus tropas.

–¡Arriba! –exclamó Paladín, al tiempo que daba dos fuertes golpes a un soldado particularmente duro, y luego se tiraba al suelo para darle una poderosa patada con sus dos piernas en el pecho, de forma que el enemigo se elevara varios metros en el aire.

Inmediatamente di un salto, y le asesté un puñetazo en el rostro, de forma que para cuando cayó ya se encontraba totalmente inconsciente.

Ambos nos sonreímos al tener un pequeño descanso de la pelea, y fue entonces cuando un proyectil PEM impactó de lleno a Joel en pleno vuelo, logrando que caiga prácticamente sobre nosotros tirándonos al suelo.

–Les di todas las oportunidades de rendirse, Vigilantes, lamento que hayamos tenido que llegar a esto –dijo Briggs, claramente el responsable del disparo, mientras se acercaba a nosotros– ¿Les gusta mi arma? Ian la preparó especialmente para enfrentarse a ustedes, tiene básicamente los mismos proyectiles que tú llevas en tu carcaj, más algunos otros.

Al decir esto, Briggs disparó un proyectil a Drake y a mí, el cual de inmediato comenzó a causarnos una sensación de vértigo, y, al encontrarnos terriblemente mareados, impedía que nos pusiéramos de pie.

Mi visión se encontraba totalmente distorsionada, de forma que, aunque lo intentara, no podía alcanzar el proyectil para quitármelo.

Joel intentaba reactivar su traje y ponerse de pie, pero antes de que pudiera hacer otro movimiento recibió una fuerte patada en el pecho por parte del titánico enemigo al que nos enfrentábamos, el cual lo dejó tendido nuevamente en el suelo.

Parecía que Briggs se disponía a liquidarnos cuando, de repente, una de las granadas de Sandy rodó hasta sus pies y estalló creando la arena movediza que lo dejó pegado en el lugar.

Antes de que el enorme sujeto pudiera hacer un movimiento, Dune comenzó a asestarle poderosos golpes con sus puños de arena, sin embargo el enemigo no parecía tener problemas para soportarlos.

Mientras tanto, Amy se acercó a nosotros y nos quitó los proyectiles del cuerpo, para luego ayudarnos a alejarnos del combate así nos podíamos recuperar completamente.

–No pensaron que íbamos a quedarnos fuera de la pelea ¿verdad? –dijo Midnight con una sonrisa, y una pistola en mano para cubrir nuestra retirada.

Por su parte, Rachel avanzaba llevando a la agotada Emma colgada de su hombro, mientras que disparaba su energía a cualquier enemigo que se pusiera a la vista.

En un momento, Briggs logró alzar su arma y disparar una carga explosiva junto a Dune, quien se salvó a duras penas de morir en el estallido y se vio obligada a detener su ataque.

Una vez que tuvo un respiro, el inteligente militar disparó un proyectil congelante a la arena movediza en sus pies, y una vez que estuvo en un estado totalmente sólido, solo tuvo que hacer un leve esfuerzo para quedar liberado.

Sin mediar palabra, Amy salió corriendo todo lo rápido que podía a su encuentro, y le barrió las piernas tirándolo al suelo antes de que pudiera llegar a apuntarle. Inmediatamente Midnight se colocó sobre él y comenzó a darle fuertes puñetazos, pero Briggs respondió inmediatamente con un golpe a su tráquea, que la dejó sin poder respirar y una vez hecho esto no tuvo problemas para quitársela de encima.

En un estado levemente mejor, alcé mi arco cargado con tres flechas y disparé, sin embargo dos de ellas erraron el objetivo y la tercera solo impactó en el hombro del fuerte guerrero, quien se la quitó con facilidad.

Aun siendo evidente que todavía no estaba recuperado del todo, Paladín se levantó corrió con su espada en alto contra Briggs, sin embargo este lograba bloquear todos los lentos y torpes ataques del Guardián Rojo, quien, a pesar de todo, no parecía dispuesto a darse por vencido.

Con un rápido movimiento Briggs esquivó uno de los ataques de Drake, e inmediatamente le dio un puñetazo tremendo en el rostro, dejando al joven guerrero tendido en el suelo, pero antes de que pudiera hacer otro movimiento recibió un poderoso disparo de energía por parte de Stardust, quien aún avanzaba junto a Emma.

Aprovechando la poca estabilidad del enemigo, Gravity utilizó toda su fuerza de voluntad para hacer levitar una gran cantidad de cajas de armamento, las cuales volaron hasta impactar sobre él.

Ya con su traje funcionado, Joel se apresuró a arrancar la peligrosa arma que Ian había diseñado para su jefe de seguridad de sus manos y asestarle un poderoso revés, que lo dejó tendido en el suelo y totalmente vulnerable.

Todos los enemigos habían caído, y nosotros nos manteníamos en pie a duras penas, pero no podríamos haberlo hecho de no haber trabajado todos juntos, razón por la cual compartimos una breve mirada de satisfacción.

–Tomen sus trajes y cárguenlos en la nave, es hora de irnos –le dije a mis compañeros, mientras ponía mi pie sobre el pecho de Briggs y le apuntaba con una flecha directamente a la cabeza.

Aquel soldado, lejos de estar enojado, o intentar liberarse, simplemente me sonrió.

–Fue una gran pelea, chico, va a ser un honor morir a manos de semejante guerrero –dijo, al tiempo que cerraba los ojos y esperaba su muerte.

–No voy a matarte, Briggs, eres un buen hombre, lo sé, pero la próxima vez que te cruces en nuestro camino tal vez no tengas tanta suerte –dije con una sonrisa en el rostro, y él respondió con una risa seca pero alegre.

–Tal vez la próxima vez ustedes no tengan tanta suerte –señaló el abatido guerrero–. El panel de control para meter su nave en la vía de escape está junto a los trajes, el código es 3597.

Miré confundido a Briggs, quien aún me sonreía, claramente no me había equivocado cuando lo juzgué.

–Todavía creo en el honor entre soldados, y ustedes se ganaron su escape de este lugar –aclaró mi enemigo, al darse cuenta de mi confusión–. Activen el camuflaje de la nave, el camino los llevará hasta el río Sena, una vez allí van a poder escapar de París.

–Lo haremos, pero ¿qué hay de ti? –pregunté al darme cuenta de que era probable que los Shadows buscaran hacer pagar a alguien por la muerte de su líder.

–Si quieren un pedazo de mí van a tener que arrancármelo en una pelea –respondió Briggs con confianza.

–¡Archer, estamos listos para partir! –anunció Joel a lo lejos.

–Fue un placer conocerlo –dije con una media sonrisa en el rostro.

–El placer fue todo mío, muchacho, espero que cumplas con la misión –dijo él, devolviéndome la sonrisa– Ah ¿te importaría? Quiero que parezca que me dejaron totalmente fuera de combate.

–No hay problema.

Dicho esto, di un fuerte rodillazo al rostro de Briggs, quien inmediatamente quedó inconsciente.

Escuché el motor de Wells encenderse, y fue como música para mis odios, de forma que me tomé un segundo para disfrutarlo antes de correr hasta el panel de control e ingresar la clave que mi honorable enemigo me había proporcionado.

Inmediatamente la plataforma sobre la que Wells estaba apoyado comenzó a descender, y tuve que aprovechar la velocidad que las botas me otorgaban para llegar a abordar a tiempo.

–Es un placer volver a verlo, señor Front –dijo Wells mientras cerraba la escotilla a mis espaldas–. Aunque espero sus disculpas por haber destruido mi cableado.

–Lo lamento, Wells, prometo que voy a compensártelo –respondí con una sonrisa en el rostro.

–Eso es lo que quería oír –dijo alegremente la inteligencia artificial.

Finalmente la plataforma acabó su descenso, dejándonos en una pista de despegue subterránea, bastante similar a la que teníamos en la base que Fénix destruyó.

–Wells, activa el camuflaje, y despega, tenemos que salir de aquí antes de que El Antiguo y los Shadows lleguen.

Inmediatamente, la nave obedeció, volviéndose totalmente invisible, y encendió sus propulsores, llevándonos a toda velocidad hacia el final de la pista, que termina hundiéndose en la profundidad del río Sena.

Tras unos breves segundos, Wells salió despedido del agua, y comenzó a surcar los cielos, mientras que yo observaba por la ventana como dejábamos atrás la hermosa ciudad de París, con un solo pensamiento en la mente: Ahora que estábamos unidos, no había nada que pudiera detenernos.

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