16. Duelo de titanes.

Inhalé profundamente, al tiempo que arrancaba la flecha del cuerpo del guardia. Cougar podía estar algo loco, pero tenía razón en algo: iba a necesitar todo lo que tenía si planeaba derrotarlo.

Una vez que hube recuperado algunos de mis proyectiles, llevé mi mano al comunicador en mí oído con el fin de contactarme con Felicity.

–Rocket ¿estás ahí?

–Un segundo –inmediatamente se escuchó el grito de dolor de un enemigo–. Habla rápido, estoy algo ocupada.

–¿Puedes ver que está pasando en la planta baja del complejo en el que estoy?

–Bueno, hay una gran cantidad de enemigos, y creo que veo a Cougar... espera... Archer, creo que tienen a...

–Lo sé, voy a ir a buscarlo ahora.

–Voy en camino.

–¡No! Cougar quería pelear conmigo, si te ve venir no se lo va a tomar muy bien, además, si tú vienes aquí, todos los enemigos van a concentrarse en este lugar, y ahí sí que vamos a estar jodidos.

–Archer, dijiste que este tipo es peligroso, me niego a quedarme...

–Puedo manejarlo, asegúrate de mantener a los enemigos distraídos y de permanecer en una pieza.

–Está bien –respondió algo enojada, tras algunos segundos de silencio–, sólo... salva a Blackbird.

Sin más, la comunicación se cortó, y yo me dispuse a partir en busca de Cougar.

Inmediatamente me dispuse a buscar los ascensores, sabía que un ataque frontal simplemente haría que me mataran, así que iba a tener que ingeniármelas.

Una vez que el ascensor llegó y yo estuve dentro, lo primero que hice fue remover los paneles de la parte superior y subirme al techo.

Por suerte, el ascensor de al lado se encontraba en el último piso, de manera que simplemente salté y me colgué de las cuerdas que lo sostenía, y me deslicé suavemente por la misma hasta el sótano del complejo. A medida que me deslizaba mis manos se calentaban más y más por la fricción, de manera que agradecí que el traje contara guantes que estaban tomando la mayor parte del daño, no quería imaginar cómo hubieran quedado mis manos de no haber sido así.

Una vez que me encontré frente a la puerta que daría al sótano, me vi forzado a utilizar toda mi fuerza para abrirla, en otra ocasión tal vez hubiera usado una flecha-explosiva para ahorrarme el trabajo, pero no quería que Cougar se enterara de mi posición antes de tiempo.

Finalmente en el sótano, utilicé mis sentidos aumentados para tratar de detectar la corriente eléctrica que recorría las paredes, y así encontrar su fuente. No me cabía duda que, con todos los experimentos que estaban llevando a cabo, E-Dyer tendría una fuente de energía independiente para evitar problemas en caso de que hubiera alguna clase de gran apagón.

Por suerte estaba en lo correcto, de manera que no me llevó más de un minuto encontrar el extraño generador que daba poder a todo el lugar. Jamás había visto algo como eso, pero teniendo en cuenta que era una empresa energética no me sorprendía, sin embargo sabía que si generaba electricidad había una forma segura de destruirlo.

Una flecha eléctrica al medio del generador fue suficiente para causar una sobrecarga, y a los pocos segundos todas las luces se apagaron, dejándome totalmente a oscuras en aquel sótano vacío.

Al quedarse todo en una profunda oscuridad, la gran mayoría de las fuentes de sonido del edificio se silenciaron, permitiéndome captar mucho mejor a mis enemigos, y descubrí que me encontraba justo debajo de ellos.

Inmediatamente levanté el arco y disparé una flecha explosiva contra el techo, la cual estalló haciendo que parte este se venga abajo y tres o cuatro de los acompañantes de Cougar caigan bruscamente.

Sin esperar un segundo, disparé una flecha-garfio a través del agujero, y rápidamente fui elevado hacia el piso de arriba, ocasión que aproveché para dar una patada en el pecho de otro de los enemigos que se habían acercado al sitio de la explosión.

El resto de los guardias comenzó a disparar sin ningún tipo de cuidado en contra de la enorme nube de polvo que se había levantado, sin embargo yo me había colocado rápidamente detrás un escritorio de una dura madera, de manera que las balas ni siquiera me rozaron.

Aparentemente nos encontrábamos en una especie de oficina, de manera que tenía varios lugares para tomar cobertura, además de que me iban a permitir moverme en silencio a través del lugar.

–Vaya, sí que sabes hacer una entrada –dijo Cougar al aire, ya que no tenía idea de donde me encontraba–, eso tal vez aterre un poco a mis estúpidos compañeros, pero sabes que eso no va a pasar conmigo.

Con cuidado, asomé un poco por sobre mi cobertura, e inmediatamente logré ubicar a cada uno de mis enemigos, no eran muchos, pero todos se encontraba alrededor de Cougar, quien sostenía duramente Damien, que se encontraba terriblemente golpeado.

Rápidamente cambie de cobertura, y aproveché mi nueva posición para disparar una flecha boleadora contra los pies de dos de los enemigos que caminaban bastante juntos, esto logro que sus piernas se enredaran y cayeran por el mismo agujero que había causado la explosión.

Con esto logré que todos dirigieran nuevamente la mirada hacía allí, de manera que, aprovechando la distracción, disparé una flecha-micrófono, la cual se clavó en la pared que se encontraba detrás de Cougar.

–Dejen ir a Blackbird, y voy a considerar no hacerles daño –dije por lo bajo, pero gracias a la flecha-microfono, el sonido se amplifico, llenando totalmente la sala, y dándome una voz amenazadora e incapaz de ser rastreada por los enemigos.

–¿Qué rayos está pasando? –preguntó uno de los asustados guardias.

Con movimientos rápidos y silenciosos, me coloqué detrás de uno de los enemigos, y antes de que pudiera hacer algo clavé una flecha-alucinógena en su cuello y le di una fuerte patada para alejarlo de mí y darme tiempo a escapar.

Algunas balas volaron en mi dirección, pero simplemente tuve que soltar una flecha especial, la cual dejó una profunda cortina de humo, para volver a ocultarme en las sombras.

Pocos segundos después comencé a escuchar los gritos del guardia que había atacado previamente, las drogas empezaban a hacer efecto.

–¡Aléjense de mí, malditas criaturas! –gritó, al tiempo que se levantaba y apuntaba su arma contra sus compañeros.

Al ver que otro de los guardias se acercó a él, no dudó en abrir fuego, forzando a todos ellos a tomar cobertura para evitar caer abatidos.

–¡Déjenme en paz, monstruos! –continuó gritando con una mezcla de desesperación y miedo, mientras que seguía descargando su arma– ¡Aléjense de...!

La frase se cortó cuando el sonido de un arma muchísimo más potente que la del guardia se oyó, y la mitad de la cara del guardia desapareció totalmente.

–Lindo truco, Archer –comentó Cougar, aun apuntando el enorme revolver con el que había liquidado al guardia y cuyo cañón aún seguía humeando– pero ¿qué vas a hacer cuando se te terminen?

–Voy a destrozarte con mis propias manos, eso es lo que voy a hacer –respondí, y nuevamente la flecha-micrófono me hizo sonar terriblemente amenazador, casi sobrenatural.

El resto de los guardias ya comenzaban a alterarse, sus corazones latían terriblemente rápido, y no me hubiera sorprendido si a alguno de ellos le daba un ataque en ese mismo instante. Estaban genuinamente aterrados, uno de ellos incluso disparó su arma contra una computadora que tuvo la mala fortuna de hacer un leve sonido. Tenía que aprovechar su miedo a mi favor.

Usando una nueva flecha diseñada por Ian, disparé contra la pierna de otro de los guardias, y, gracias al extraño sistema instalado por el genio, una especie de flecha secundaria se disparó, formando un cable que se enredó en los caños que había en el techo, dejando a mí enemigo colgado.

–¡Bájenme! ¡Ayuda! –exclamó el asustado guardia.

–¡Olvídense de él, encuentre a Archer y mátenlo! –ordenó Cougar con amargura en la voz.

No pude evitar sonreír al notar que hasta el peligroso mercenario empezaba a ponerse algo nervioso, pero sabía que no debía confiarme de más.

Ya quedaban pocos guardias, y lo mejor iba a ser atacarlos rápidamente para quitarlos definitivamente del camino, de manera que apreté el botón del traje y entré en modo camuflaje, volviéndome totalmente invisible ante sus ojos.

Sin desperdiciar un segundo salí corriendo de mi cobertura directamente hacia uno de los enemigos, al cual tiré al suelo de un potente puñetazo. El que se encontraba más adelante miró el extraño fenómeno incapaz de comprenderlo, e incluso tratando de encontrar la flecha, y aproveche esa distracción para darle una poderosa patada, la cual hizo que cayera por el agujero de la explosión.

Totalmente desesperado, un tercero comenzó a disparar en todas las direcciones posibles, evitando que me acercara, sin embargo, disparé una flecha-garfio contra un matafuegos que se encontraba detrás de mí y rápidamente tiré del arco, haciendo que este cruzara toda la sala volando y golpeara al enemigo en la cabeza, dejándolo fuera del juego.

Al impactar contra el enemigo, el matafuego estalló, creando una profunda nube de polvo que cubrió al último enemigo en pie, el cual prácticamente se quedó congelado debido al miedo y la confusión, de manera que simplemente corrí hasta él, y, cuando lo tuve lo suficientemente cerca, lo tomé por la cabeza y se la choqué contra la pared, noqueándolo definitivamente.

–¡Archer! –gritó Damien de repente, y cuando me giré vi que había levantado las manos.

Inmediatamente disparé una flecha que cortó las esposas que Cougar le había puesto, y, antes de que el peligroso mercenario reaccionara, se giró y le dio un fuerte codazo en la cara, forzándolo a retroceder.

Sin embargo, Blackbird tuvo que alejarse a los pocos segundos, ya que nuestro enemigo comenzó a disparar contra él, y las balas estaban pasando extremadamente cerca.

Una vez que Cougar logró estabilizarse, simplemente bajó el arma y comenzó a reír, seca y sarcásticamente.

–Esto se pone cada vez más interesante, no tienen idea de cuánto me aburrí estos últimos meses trabajando para estos cerebritos –dijo, mientras miraba alrededor en busca de alguno de nosotros.

Miré a Blackbird, quien se encontraba escondido al lado mío, y a apagué el micrófono que conectaba con la flecha antes de hablar.

–Tenemos que atacar juntos, es la única manera de derrotarlo –dije por lo bajo, mientras que rogaba internamente que no nos hubiera escuchado.

–Tú tienes el traje invisible, ve directamente hacia él, y me encargo de hacer algunos ruidos para distraerlo, cuando tú ataques yo me le echo encima y lo acabamos.

Asentí levemente para indicar que estaba de acuerdo con el plan, y sin más me levanté y comencé a caminar hacia Cougar, quien ya había levantado nuevamente su arma y nos buscaba con su ojo rojo. Mientras tanto, Damien avanzaba por uno de los pasillos a mi lado, haciendo leves sonidos, aunque los suficientemente fuertes para llar la atención del mercenario.

–Me encantan todos estos nuevos juguetes tuyos, Archer –dijo mientras miraba hacia todos lados–. Pero estos ñoños no sólo instalaron el código para abrir la puerta en mi ojo, también me hicieron algunas mejoras, como por ejemplo un detector de calor.

Dicho esto, Cougar tocó levemente su sien, y, por la amplia sonrisa que se formó en su rostro supe que me había visto.

–Adiós, niño –dijo al tiempo que disparaba su enorme revolver.

El sonido del arma me ensordeció, y todo pareció empezar a moverse en cámara lenta, de manera que pude ver claramente cuando Damien saltó justamente delante de mí, y recibió el disparo de Cougar antes de caer desplomado en el suelo.

–¡No! –grité al tiempo que disparaba una flecha, la cual arrancó el arma de la mano del mercenario.

Sin más, desactivé el camuflaje del traje, y me abalancé contra el enemigo, quien ya se encontraba listo para una pelea mano a mano, la cual no tardó en comenzar.

A pesar de todos mis intentos de ataque, yo fui el que sufrió el primer impacto de la pelea; un brutal puñetazo al rostro que me hizo sentir la sangre en la boca. Sin embargo rápidamente me recuperé, y logré darle un puñetazo de igual potencia debajo del mentón.

La furia inundaba todo mi cuerpo, de manera que no podía parar de tirar puñetazos, pero también me volvía descuidado, por lo cual Cougar aprovechaba para darme fuertes golpes y patadas en todos lados.

Pero a pesar de los puñetazos que estaba recibiendo, no pensaba detenerme, menos después de lo que ese hijo de puta acaba de hacer. Y mis esfuerzos rindieron frutos cuando finalmente logré asestarle un fatal golpe directamente al medio de la cara, forzándolo a retroceder.

Antes de que pudiera recuperarse corrí hacia él y le di una poderosa patada en el pecho, haciéndolo caer pesadamente al suelo.

Sin embargo, antes de que pudiera disparar la flecha para acabar el combate, Cougar tomó una de las cartas adosadas a la hombrera de su traje y me la lanzó con toda su fuerza, logrando que esta me hiciera un profundo corte por debajo de la mejilla, aunque sabía que si no me hubiera movido probablemente hubiera perdido el ojo.

Para cuando quise volver a mirar a Cougar, ya lo tenía prácticamente encima, de manera que no pude hacer nada para evitar el poderoso golpe que me dio en la garganta, haciendo que no pudiera respirar.

Retrocedí algunos pasos llevándome la mano a la garganta, mientras que el mercenario seguía caminando hacia mí con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

–Casi lo logras, hijo, pero me temo que hoy no es tu día –dijo mientras me sonreía.

Sin más, Cougar me dio una tremenda patada que me terminó por tirar al suelo, e inmediatamente se colocó sobre mí y comenzó a golpearme brutalmente el rostro.

–¿Estás enojado por qué maté a tu amigo? ¿Por qué? La última vez que me fijé ustedes dos eran fugitivos de la ley, de forma que, de alguna manera, yo soy el héroe en esta historia –soltó mientras se reía y me seguía golpeando– ¿Cuánto crees que me pagarían tus antiguos amigos si les llevó tu cabeza en una bandeja de plata? Apuesto que mucho.

De repente, una ventana estalló, y Rocket entró volando a toda velocidad por ella, y embistió a Cougar, sacándomelo de encima y arrojándolo al otro lado de la sala.

Justo como había previsto, las balas de los enemigos que la estaban persiguiendo afuera comenzaron a dirigirse hacia donde estábamos, llenando toda la sala de agujeros y forzando a Felicity a agacharse junto a mí para no ser impactada.

–¡Daniel, Daniel! ¿Estás bien? –me preguntó a los gritos, ya que con todo el ruido de los disparos costaba hacerse oir.

–Yo... sí... creo que sí –dije, aunque podía sentir mi cara llena de sangre.

–¿Dónde está Blackbird? Él... –empezó a preguntar ella, pero se detuvo al ver el cuerpo tendido en el suelo– Damien...

Inmediatamente, ella salió disparada hacia donde estaba el cuerpo, dejándome a mí sólo. Pero no tardé en darme y vuelta agacharme para hacer lo mismo que ella.

Sin embargo, cuando llegué me llevé una grata sorpresa al comprobar que Damien aún estaba vivo, aunque con un agujero bastante grande a la altura del hombro; algunos centímetros más a la derecha y probablemente hubiera perdido el brazo entero.

–Te dije que daría mi vida por ti, jefe –dijo mientras me miraba, y Felicity lloraba de alegría y lo abrazaba.

Con un gran cuidado, ella lo arrastró y lo apoyó contra la pared, con el objetivo de inspeccionar mejor su herida.

–¿Qué tan mal está? –preguntó con un profundo dolor Damien.

–Pudo ser peor, la bala pasó de lado a lado, y no parece haber tocado ninguna arteria importante –respondió Felicity con un gran alivió–. Vas a estar bien.

–Bien, llévalo a las escaleras, voy a buscar el ojo de Cougar y ya los alcanzo –dije, mientras comenzaba a alejarme de mis compañeros, y me mantenía agachado para evitar las balas.

No tarde demasiado en encontrar al abatido mercenario, que, debido al poderoso puñetazo de Felicity, había quedado tendido sobre un escritorio al otro lado del salón.

Aguantándome las arcadas, tomé con mis dedos su ojo robótico y, tras algunos segundos, logré arrancarlo de su cráneo. En ese mismo momento, el inconsciente mercenario emitió un sonido por lo bajo, indicando que no iba a permanecer dormido por mucho tiempo más, de manera que debíamos de movernos rápido si pretendíamos salir de ahí con vida. Sin embargo, me detuve un segundo al ver que la mochila de Blackbird se encontraba cerca, de manera que la tomé para devolvérsela.

Una vez que tuve el ojo de Cougar asegurado, me dispuse a correr hacia las escaleras, y fue una suerte que lo hiciera en ese momento, ya que justo cuando estaba llegando a ellas, la puerta del lugar se abrió y un grupo de soldados del ejército de China entró al lugar, disparando directamente hacia mí.

Rápidamente me giré y disparé una flecha-cegadora, con el fin de ganarnos más tiempo, y para cuando volví a girar casi me chocó de frente con Felicity, quien claramente estaba esperando que yo regresara.

–¿Lo tienes? –me preguntó agitada, y cuando se lo mostré hizo una desagradable mueca– Que asco.

–Tenemos que movernos, el ejército ya llegó al lugar, y no me sorprendería si nos encontramos con más visitas no deseadas en el camino –dije, pensando en Eon y Los Vigilantes–. Creo que esto te pertenece.

Sin decir una palabra más, Felicity ayudó a levantar a Damien quien estaba descansando en el suelo e inmediatamente se colocó la mochila que le acaba de entregar, y comenzamos a movernos lo más rápido posible hacia la sala del artefacto.

Permití que Rocket y Blackbird tomaran la delantera, de manera que yo pudiera cubrirles las espaldas, sin embargo no hizo falta, aparentemente mi flecha-cegadora había funcionado bastante más bien de lo que esperaba.

En cuestión de minutos nos encontramos nuevamente en el pasillo que llevaba a la enorme puerta que resguardaba nuestro objetivo. El corte de luz claramente no la había logrado abrir, de manera que era de suponer que aquella sala tenía alguna fuente de energía dentro.

–Archer, ve a abrir la puerta, te cuidamos la espalda –soltó Felicity, tomando posición contra la pared, y preparándose para combatir.

Simplemente asentí y continué caminando hacia la puerta, y noté que uno de los guardias que la vigilaban se estaba levantando luego de la paliza que les había dado.

Inmediatamente clavó su mirada en mí y suspiró con frustración.

–No de nuevo –dijo, sabiendo que era lo que se venía.

Sin decir nada le di una fuerte patada a la cara con la cual lo dejé nuevamente inconsciente, y me dispuse a colocar el globo ocular de Cougar contra el lector de retina.

Al instante las enormes cerraduras hicieron un fuerte sonido que indicaba que la puerta se estaba abriendo, y fue solo cuestión de tiempo hasta que esta estuvo abierta de par en par.

Me introduje a la sala, y me encontré en una especie de sala de observación, la cual dejaba ver claramente el lugar donde llevaban a cabo todos los experimentos.

Allí, en el medio del lugar, se encontraba el extraño artefacto cúbico, brillando en un potente color azul, y a pocos centímetros de él se podía ver el maletín en el cual se debía resguardar.

Con un cuidado tremendo me acerqué a la peligrosa tecnología, y, utilizando una pinza que se encontraba cerca, lo llevé hasta el maletín, el cual cerré con delicadeza para evitar que una catástrofe ocurriera.

Una vez que el artefacto estuvo asegurado, me reuní nuevamente con mis compañeros, que no paraban de mirar el pasillo en búsqueda de alguna señal de enemigos.

–Lo tengo, es hora de irnos –dije seriamente, aun sintiendo el dolor de los golpes de Cougar en la cara.

Inmediatamente nos lanzamos a correr hacia el techo, desde donde podríamos finalmente escapar del lugar, sin embargo, cuando estábamos a punto de alcanzar la escalera, las balas comenzaron a llover sobre nosotros.

Damien se dio vuelta a una velocidad impresionante y extendió sus alas, las cuales utilizó para detener las balas, mientras que, por su parte, Felicity hizo un poderoso aplauso, el cual generó una onda expansiva tremenda, capaz de tirar al suelo a toda la primera línea de soldados, dándome tiempo para abrir la puerta de la escalera.

Corríamos lo más rápido que podíamos, y ya podía sentir una leve corriente de aire que me indicaba que ya estábamos cerca del tejado, lo cual solamente me motivó mucho más para llegar.

Cuidando de no golpear el maletín, di una fuerte patada a la puerta que estaba delante de mí, y finalmente nos encontramos en el techo, de manera que Damien desplegó nuevamente sus alas para remontar vuelo, y Felicity se preparó para tomarme de los hombros y despegar.

Sin embargo, justo cuando estábamos a punto de salir volando, una serie de disparos de una calibre .50 impactaron delante de nosotros, obligándonos a de tenernos en seco.

En ese momento nos percatamos de la gran cantidad de helicópteros había en el lugar, de los cuales se encontraban descendiendo cientos de soldados, todos altamente armados y preparados para el combate.

Pensamos en regresar dentro del edificio, pero de repente la puerta volvió a abrirse y otra serie de soldados salió por ella. Nos encontrábamos totalmente rodeados.

Todas las armas estaban sobre nosotros, y las voces no paraban de gritarnos todo tipo de cosas, claramente estaban muy nerviosos por lo que teníamos en nuestras manos.

–¡Apártense de mi camino, imbéciles! –gritó Cougar, quien se encargó de empujar soldados hasta llegar a vernos directamente– Creo que tienes algo que me pertenece, Archer.

La cavidad donde debía de estar su ojo no paraba de largar chispas, dándole un aspecto aún más siniestro al enemigo.

Cougar levantó su enorme revolver y lo apuntó directamente hacia mí, sabía que a pesar de estar tuerto no iba a fallar ese disparo.

Estábamos sin escapatoria, de manera que solo quedaba una cosa por hacer.

Miré a mis dos compañeros, y ellos asintieron, indicando que sabía que era lo iba a pasar.

Sin más, abrí el maletín, dejando expuesto el extraño artefacto, y, de inmediato, casi todos los soldados dieron un paso atrás, claramente asustados.

–Deja eso, muchacho, no tienes idea de lo que estás haciendo –dijo Cougar, sin moverse, pero claramente nervioso.

–Estoy salvando el mundo –dije sin titubear.

Dicho esto, sacudí el maletín, de manera que el artefacto salió despedido directamente hacia el suelo.

–¡A cubierto! –gritó Cougar mientras se alejaba del lugar.

Sabíamos muy bien que cuando el artefacto tocara el suelo íbamos a morir, pero si eso servía para frenar a Eon hasta que Emma y los demás encontraran una forma definitiva de detenerlo iba a morir... con una amplia sonrisa en el rostro. 

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