28. El guardián del Palacio
Una vez dentro del Palacio, cerré las pesadas puertas detrás de mí, y Kevin la recubrió con una fuerte capa de hielo, de manera que ningún aliado de Cíclope pudiera entrar para interrumpir nuestra pelea. Por supuesto que esto también nos dejaba a nosotros solos para enfrentar al ser más poderoso de la tierra.
El silencio dentro de esa enorme estructura era total; las paredes claramente tenían algo que aislaba el sonido exterior. La falta del ruido de los golpes y explosiones casi nos hacía olvidar que afuera de esos muros, una batalla sangrienta y decisiva para el futuro de todos nosotros se estaba llevando a cabo.
Las luces se encontraban bajas, pero solo bastó con que diéramos unos pocos pasos para que el lugar se iluminara por completo. Por un momento quedamos totalmente impactados, esa no parecía el lugar desde donde un villano dirigiría sus planes en absoluto.
El interior del Palacio era realmente hermoso, y contrastaba con su exterior, que tenía un aspecto gótico y oscuro. Las paredes, si bien eran de un gris apagado, se encontraban cubiertas por bellas obras de arte de todo tipo, incluso había esculturas y muebles de distintas épocas y culturas de todo el mundo.
Avanzamos silenciosamente, maravillado por todos esos hermosos objetos, hasta que llegamos al salón principal, donde una enorme escalera se elevaba, conduciendo a pisos superiores. El Palacio era enorme, podríamos haber estado horas buscando a Cíclope si él no hubiera decidido presentarse ante nosotros.
Unos aplausos secos y sarcásticos interrumpieron el silencio que reinaba en el lugar, y cuando levantamos la vista, vimos que Cíclope, aún con el mismo traje que tenía cuando mató a Malcom, venía descendiendo las escaleras desde el último piso.
—Bienvenidos a mi humilde hogar, y permítanme felicitarles por su espíritu, si la mitad de mis hombres fueran como ustedes... bueno, digamos que ustedes no estarían aquí.
—Basta de estupideces, Cíclope —respondió bruscamente Gladiador—. Se acabó, la gente ya no te tiene miedo.
—No, es verdad —reconoció el dictador, y por poco nos toma por sorpresa—. Parece que se han olvidado de mí poder. Pero eso poco importa. Esta noche voy a recordárselos, a todos ellos, cuando arrastre sus cadáveres fuera del Palacio y los obligue a arrodillarse.
—¿Por qué no bajas de ahí y terminamos con esto? ¿Eh, anciano? —Jax estaba ansioso por terminar la pelea, y ciertamente el resto de nosotros también.
Cíclope respondió con una corta y seca risa. Dirigir la mirada a mi padre, en busca de alguna señal de que iba a disparar La Flecha, pero nada. Claramente estaba esperando a tener la certeza de que no iba a fallar, después de todo solo teníamos una oportunidad.
—Por favor ¿No pensaban que yo iba a pelear contra ustedes? Todo esto acabaría demasiado pronto, y sinceramente quiero que sufran. No, no voy a pelear con ustedes, aunque voy a estar observando todo desde la Sala del Trono. Ustedes se van a enfrentar a mi guardia personal.
—¿De qué diablos estás hablando? —preguntó con nervios Kevin.
—¿Es qué no lo saben? Deberían, después de todo ustedes lo conocían, es más, se puede decir que ustedes lo convirtieron en lo que es hoy.
De repente el suelo comenzó a temblar y las pinturas y las esculturas comenzaron a caer al piso con violencia. Algo grande se aproximaba a toda velocidad. De inmediato nos preparamos para el combate.
—Saluden a mi amigo, el General Johnatan Levin, aunque ahora me gusta llamarlo El Guardián.
Una pared que se encontraba a nuestra izquierda estalló en miles de pedazos, y una enorme y deforme criatura se adentró en el lugar y dio un fuerte revés a Jax, quien voló al otro lado de la habitación, pero con una especie de control que Cíclope tenía en su mano, la bestia se detuvo en seco.
—Bien, supongo que tienen bastante con lo que ponerse al tanto. Los voy a dejar con su antiguo amigo, y no se preocupen... él les enseñara la salida. —Acto seguido, Cíclope se metió en una puerta y lo perdimos de vista, sin duda se dirigía a la enorme torre con la que contaba El Palacio.
El Guardián se quedó parado ante nosotros con la mirada perdida, casi como la de un muerto. El FX9 que se le había derramado encima había hecho estragos en el cuerpo del General. Su musculatura había crecido de manera exagerada, y sin embargo sus piernas eran bastante más flacas que su torso y brazos, de manera que la mayoría del tiempo se movía de manera similar a los gorilas; su rostro era casi irreconocible, pero aún quedaban ciertos rasgos de lo que alguna vez había sido el padre de mi antiguo mejor amigo, y su piel había adquirido un tono grisáceo, que lo hacía parecer un enorme y putrefacto cadáver.
Jax se incorporó y se acercó a nosotros, que aún teníamos la mirada clavada en nuestro enorme enemigo.
—¿Qué estamos esperando para darle una paliza? —dijo Exo, y se adelantó a nosotros, totalmente cubierto de metal, a darle un fuerte golpe al gigante.
Sin embargo, este reaccionó justo a tiempo y tomó por cuello a nuestro amigo con sus enormes dedos. Inmediatamente comenzamos a atacar al gigante con todo lo que teníamos.
Emma comenzó a arrojarle todo los objetos que pudiera levantar, mientras que Kevin lanzaba filosas espinas de hielo de sus manos contra El Guardián. Por su parte, Joel comenzó a disparar proyectiles de su tabla, y mi padre y yo le disparamos con todo tipo de flechas. Pero a pesar de todo, el General era reacio a soltar a Jax, y si no fuera porque Felicity y Gladiador se aventuraron y le propinaron unos buenos golpes, estaríamos lamentando la muerte de otro de nuestros compañeros.
El Guardián soltó a Jax, quien fue alejado del peligro por Emma. Aturdido, el gigantesco enemigo lanzó varios golpes ciegos para intentar alejarnos pero falló, y de un momento a otro calló en el suelo, totalmente derrotado.
Nos quedamos contemplando la escena con curiosidad, aparentemente, nuestro enemigo no era tan poderoso como parecía.
—Entonces ¿eso es todo? Fue pan comido —dijo Jax con una gran sonrisa en su rostro.
Pero de repente, notamos que algo estaba pasando con el cuerpo del gigante... estaba cambiando. Su musculatura creció aún más, y su piel pareció volverse más dura de lo normal, era como si se estuviera adaptando al combate que tenía que llevar acabo.
—Tenías que hablar... —le espetó Joel a Jax.
En cuestión de segundos, la enorme bestia estuvo nuevamente en pie, y nos dedicó una larga mirada, cargada de odio. El Guardián lanzó un estruendoso grito, que hizo temblar todo el lugar, y nos heló la sangre. No importaba lo fuerte que fueran estas paredes, todo el campo de batalla debió de haber escuchado semejante sonido.
Joel y Felicity salieron volando para atacar al enemigo, pero este, con un solo puñetazo, los tiro a los dos por una de las ventanas del Palacio.
—¡Joel! —gritó Kevin, y salió en búsqueda de su hermano.
Mi padre y yo continuamos disparando flechas contra el enemigo, quien avanzaba hacia nosotros torpemente, como si todavía se estuviera acostumbrando a su nuevo cuerpo.
—¡Edward! ¡Tenemos que encontrar un área más amplia para pelear! ¡En este salón nos va a matar en cuestión de segundos! —le gritó mi padre a Gladiador, quien ya había pensado en esto y se encontraba mirando la ventana por donde habían pasado Joel y Felicity.
—¡Ahí! ¡Es un jardín! ¡Todos retrocedan! —nos ordenó el padre de Jax, y así lo hicimos.
Mientras los demás se adentraban al jardín del Palacio, mi padre y yo, seguíamos disparando inútilmente nuestras flechas contra el ex General Johnatan Levin quien, poco a poco, iba cobrando más velocidad. Finalmente llegamos y nos escabullimos por la ventana en el patio que Cíclope tenía en el medio del Palacio, donde Joel y Felicity ya habían logrado incorporarse.
Justo como el interior de su casa, el lugar era hermoso. Contaba con una fuente central, y la variedad de plantas más grande que había visto en mi vida. Sin embargo tuve poco tiempo para apreciar su belleza, ya que El Guardián destrozó por completo la pared y, ya "corriendo", se abalanzaba sobre nosotros.
Kevin apoyó sus manos en el suelo y congeló el camino que estaba recorriendo ese Golem, haciendo que resbalara y se diera el mentón contra el suelo, momento que Felicity aprovecho para dar un fuerte salto y caer sobre la criatura con un potente puñetazo.
Sin embargo, la bestia era más rápida de lo que parecía, e inmediatamente después de recibir el golpe, se giró, y de un manotazo tiró a Rocket contra una de las paredes del Palacio.
Las extremidades de la criatura rápidamente se adaptaron, permitiéndole moverse con facilidad por sobre el hielo, de manera que volvió a su embestida contra nosotros, que pudimos esquivarlo por los pelos, haciendo que se choque contra la fuente.
De inmediato, mi padre se trepó con una gran velocidad a un árbol, desde donde disparó contra la criatura una flecha-red, que la dejó luchando por salir de su envoltura, lo que logró en cuestión de segundos.
En ese momento, Emma arrancó varios árboles del suelo, y comenzó a arrojarlos contra nuestro enemigo, que recibió los impactos directos como si no fueran nada. Sin embargo, el último árbol no llegó a destino, ya que fue atrapado por la criatura, que lo utilizó para golpear a Gladiador, que se encontraba corriendo hacia él.
—¡Es demasiado fuerte! —exclamó Kevin, que seguía lanzando las filosas puntas de hielo de sus manos.
—¡Sigan luchando! —ordenó Jax, quien totalmente cubierto de metal aún intentaba noquear a la criatura.
Bastó con un solo puñetazo para que nuestro líder cayera en unas enredaderas que estaba en el fondo del jardín.
De repente, el gigantesco ser empezó a levitar, y por un momento temí que fuera otro de sus poderes, hasta que noté que era Emma quien estaba causando el vuelo de la bestia.
Cuando alcanzó una altura elevada, Gravity lo bajó a toda velocidad contra el suelo, y debido al peso de la criatura, creó una pequeña onda expansiva que nos tiró a todos al suelo y reventó gran parte de los vidrios que cubrían el jardín del Palacio.
Para cuando empecé a recuperarme, llegué a ver los enormes brazos del general saliendo de un profundo cráter que había causado su impacto en la tierra.
En ese momento, Joel pasó por sobre el gigante, y lo golpeó de lleno con su tabla en la cara, haciendo que caiga sobre su espalda. Sin embargo, nuestro adversario no tardó mucho en levantarse, y cuando Surfer iba a hacer una segunda pasada, fue agarrado en pleno vuelo por la gigante mano del Guardián, quien inmediatamente comenzó a apretar al pequeño Green como si quisiera exprimirlo.
—¡No! —exclamó Kevin, quien desde donde estaba despegó y dio un fuerte bastonazo en la cabeza de la criatura, logrando que suelte a su hermano.
Pero para sorpresa de estos dos, la bestia les dio un fuerte revés que los aparto de su lado.
De inmediato salí corriendo hacía la criatura, mientras trataba de esquivar los gigantes pedazos de lo que alguna vez fue la fuente que adornaba el patio. Cuando estaba a punto de llegar a su encuentro, me arrojé al suelo y me deslicé por debajo de él, y una vez que estuve a sus espaldas, me levanté y disparé una flecha explosiva, la cual, nuevamente, solo sirvió para hacer enojar aún más a la bestia.
Intenté alejarme de él, pero me tomó por una de mis piernas, me levantó y me arrojó contra el suelo con una fuerza impresionante, dañando mis ya de por sí bastante frágiles costillas.
En eso llegó mi padre, que rápidamente me ayudó a pararme y me alejó un poco de la criatura.
—¡Daniel! ¿Estás bien? —preguntó con clara preocupación.
—He estado mejor. Los demás, ¿cómo están?
—Gladiador esta inconsciente, pero vivo, los demás están bastante apaleados y...
Sin previo aviso, el gigante dio un fuerte manotazo a mi padre, lanzándolo al rincón donde también se encontraba Edward desmayado.
De inmediato disparé una flecha-cegadora, y dejé totalmente aturdido al Guardián, dándome tiempo suficiente para pararme y acercarme a los hermanos Green, quienes se estaban recuperando del último golpe.
—Joel, ¿alguna idea? —pregunté, aún con mi mirada clavada en el confundido titán, que lanzaba golpes ciegos en todas las direcciones.
—Yo... Yo no sé... Estoy pensando una desde que lo vi, pero el hecho de que se adapte lo hace demasiado complicado. Son demasiadas variables y... —De repente la cara del pequeño se ilumino.
—¿Y qué, pequeño idiota? —le interrogó su hermano con apuro.
—Tal vez su cuerpo se adapte a su ambiente por el exterior, ¿pero qué pasaría si lo atacamos por dentro?
—Genial, voy a hacer que ese monstruo me trague y ya regreso —respondió sarcásticamente Kevin a la sugerencia de su hermano pequeño.
—Daniel, ¿todavía te quedan flechas explosivas? —preguntó el pequeño, ignorando los comentarios de Zero.
—Sí, unas cuantas, pero a menos que tenga la boca abierta de par en par va a ser bastante difícil meterle una por la garganta.
—Vamos a tener que atacar todos juntos.
Tras informar brevemente el plan a nuestros demás compañeros, por lo menos los que no se encontraban desmayados, nos pusimos en posición para comenzar el ataque contra la feroz bestia, la cual ya se había recuperado del aturdimiento, y estaba más enojada que nunca.
Una vez que todos nos pusimos de acuerdo, Joel despegó y comenzó a volar por alrededor de la bestia con su veloz tabla, evitando a duras penas los manotazos de esta. Cuando finalmente tuvo la completa atención de la criatura, comenzó a alejarse, logrando que ésta lo siga. La criatura ya se estaba moviendo a toda velocidad, así que disparé una de mis flechas-boleadora a sus pies, lo cual causó que se enredaran y que la bestia callera con todo su peso hacia adelante.
Aprovechando la ocasión, Kevin se acercó y creó alrededor de las manos de la bestia una fuerte capa de hielo, lo cual la volvía más lenta y vulnerable a los ataques, cosa que Felicity usó a su favor cuando se acercó y le dio un fuerte golpe para aturdirlo.
La bestia quedó tirada en el suelo, pero seguramente no iba a pasar mucho tiempo hasta que estuviera en pie y pateando nuestros traseros nuevamente, razón por la cual Emma tuvo que actuar rápidamente para usar su poder y mantenerla por algunos segundos pegada al suelo.
Una vez que El Guardián estuvo contenido, Jax se acercó a toda velocidad y se subió a la espalda del imparable monstruo y, tomándolo cabeza, usó toda su fuerza para abrir de par en par su boca.
—¡Daniel, ahora! —exclamó nuestro líder, que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener la boca del General abierta.
Sin perder un segundo, cargué dos flechas explosivas y las disparé al pequeño orificio. Ambas lograron entrar, pero inmediatamente la bestia se liberó de sus ataduras y se sacudió a todos mis compañeros de encima.
Con un alarido de furia, El Guardián se levantó y se preparó para lanzar un ataque contra mí, pero en el momento exacto, las flechas que había en su interior estallaron con una gran fuerza, haciendo que todo su torso volara en pedazos, dejando solo las dos débiles piernas del General Levin.
Por algunos segundos seguí expectante, como si estuviera esperando que el cuerpo de ese Golem se regenerara y regresara a aterrarnos, hasta que me di cuenta que eso era lo que deseaba.
Acababa de matar al padre de mi "mejor amigo", alguien que conocía desde que era muy pequeño, y ciertamente deseaba no haberlo hecho. Tendría que haber buscado algún modo de ayudarlo, aunque sea intentar.
—No te castigues por esto Dan, hiciste lo que tenías que hacer para salvarnos —dijo Emma, quien claramente estaba leyendo mis pensamientos.
Pero ella sabía que eso estaba bastante lejos de ser un consuelo. Nosotros habíamos creado a ese monstruo, aunque fue sin intención, y era nuestra obligación ayudar a esa persona, sin embargo, decidimos aniquilarla, algo que con seguridad volvería para atormentarnos más tarde.
—Hiciste lo correcto, hijo, esto no fue tu culpa, y si quieres que el verdadero culpable pague, es hora de ir a buscar a Cíclope. —Mi padre me colocó la mano en el hombro, y lo mire directamente a los ojos, y ellos lo delataban, él también había matado para salvar a sus amigos en alguna ocasión.
Una vez que todos estuvimos de pie, por más apaleados que estuviéramos, emprendimos nuestro regreso al Palacio.
Caminamos totalmente magullados por los hermosos pasillos del hogar de Cíclope, hasta que llegamos al ascensor que llevaba hasta La Sala del Trono, en la punta de la torre, donde la batalla final nos esperaba.
Una vez dentro, Joel logró hackear las medidas de seguridad, asegurándonos nuestro ascenso.
El momento había llegado.
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