20. Empezando de nuevo
Tras algunos minutos, en los que mi padre no dejó de abrazarme, noté que nos encontrábamos en un lugar bastante parecido a la base de mando anterior, pero un poco más sucia y vacía, y pude comprobar que todos seguían sanos y salvos. Todos menos Felicity, claro está. Pero a pesar de estar vivos, estaban muy deprimidos, y tenían sus motivos. Supongo que mi reciente combate con Trok hizo que me olvidara de que, en realidad, habíamos perdido la batalla más grande. El arma estaba destruida, el Dr. Wells muerto, y Cíclope seguía al mando.
—Chicos... —comencé—. Estos son Amy, Clara, Laurence y Martin.
Todos clavaron la mirada en el último. A pesar de haber arrancado el símbolo de Cíclope de su vestimenta, todos podíamos reconocer el traje que llevaba, y todos tenían sus motivos para desconfiar de un soldado enemigo.
—No se preocupen... esta de nuestro lado —dije como para tratar de calmar a los demás, que ya se habían empezado a acercarse a Martin con caras de pocos amigos.
—Ya no marcho al tambor de Cíclope —aseguró el soldado.
—Eso dices ahora —comenzó Jax— ¿Pero va a ser de la misma manera cuando te demos la espalda y tengas un arma en la mano?
—Yo digo que no corramos riesgos, puedo asesinarlo ahora mismo y evitarnos mayores problemas —agregó Malcom, mientras avanzaba hacía mi nuevo amigo con su brazo en llamas.
Me puse entre medio de Torch y Martin, no iba a permitir que le hicieran daño, en parte, era gracias a él que yo había podido ver a mi padre una vez más.
—Atrás Malcom, no lo defendería si no estuviera seguro de que no nos va a traicionar.
—Escuchen, pueden seguir discutiendo sobre si matarme o no, pero la verdad es que les sirvo mucho más vivo que muerto —nos informó Martin.
Todos volteamos la mirada y la clavamos en el más reciente detractor del régimen.
—¿Cómo es eso, soldadito? —preguntó Gladiador con una voz amenazadora.
—Miren, desde que comenzaron a aparecer, empecé a notar que mucha gente los apoya, incluso dentro del ejército... no todos los soldados confían en Cíclope, y ciertamente no les gusta que los envíen a reprimir a personas inocentes —continuó Martin—. Estoy seguro de que puedo convencer a muchos compañeros de que se nos unan.
—¿Se nos una en qué exactamente? —preguntó Malcom con tono burlón.
—En la revolución, por supuesto... —respondió Martin, a lo cual Torch respondió con una larga carcajada que me hizo temer por su salud mental.
—No hay una revolución, ya no, murió en el momento en que Cíclope logró esquivar esa bala —aseveró Malcom.
—No pueden rendirse... no ahora —dijo por lo bajo Amy, quien se encontraba abrazando a Clara—. Ustedes nos dieron esperanza cuando no había ninguna... tienen que seguir peleando.
—¿Por qué exactamente? ¿Por qué lo dice una niña rica? —Emma se levantó y se le acercó— Puedo verlo, aún es difuso, pero tu vida no fue muy difícil que digamos, siempre tuviste cuando quisiste y creciste en uno de los barrios favorecidos por Cíclope.
Me quedé sorprendido ante semejantes afirmaciones por parte de Gravity. Solamente le había dicho el nombre, ni siquiera sabía el apellido de Amy ¿Cómo era posible que supiera todo eso de ella? Entonces recordé que el Dr. Wells nos había hablado de esto. Emma había empezado a desarrollar habilidades secundarias, lo que aparentemente significaba que ahora podía leer pensamientos.
—Muy bien, Daniel, no hizo falta que nadie te lo diga —dijo Emma para confirmar mis sospechas.
Suspiré frustrado. Todos estábamos desolados, y muy tristes, pero si esa situación se mantenía no cabía duda de que íbamos a terminar tirándonos puñetazos entre nosotros. Teníamos que calmarnos y empezar de nuevo, era la única manera de mantenernos cuerdos.
—La tabla de Joel... —susurré— Detuvo a Cíclope... ¿Cómo consiguió el Marcum?
—No lo sabemos —dijo Jax—. Ha estado llorando desde que llegamos, su hermano todavía intenta consolarlo...
Miré al rincón donde los dos hermanos Green se encontraban acurrucados, y vi que la tabla se encontraba apoyada contra la pared a su lado. Dejando a todos atrás me fui acercando lentamente hacía donde estaban.
Kevin apretaba la cabeza de su desconsolado hermano contra su pecho, pero aun así se podían escuchar claramente los sonidos de su llanto. Sinceramente me partía el alma verlo así, pero en ese momento necesitaba que Joel sea fuerte y se levantara para ayudarnos. Entre Cíclope y la iniciativa Nuevos Héroes, Joel había perdido la niñez que le correspondía, y se había visto obligado a convertirse en un adulto demasiado rápido.
Posé mi mano en la espalda del pequeño, esperando que reaccionara, pero su estado no cambio para nada.
—Joel, necesitamos tu ayuda... ¿Puedes decirnos de donde sacaste el Marcum para tu... tabla? —pregunté tímidamente, y Zero me clavó la mirada, sin decirlo me estaba pidiendo que me retire, pero tenía que seguir insistiendo—. No dejes que la muerte de Howard haya sido en vano...
—El arma... —dijo el pequeño por lo bajo, y todos clavaron su mirada en él—. Una noche le quité el proyectil y le saqué unos pocos gramos, sólo por si acaso... y los utilicé para mi experimento.
Solo unos pocos gramos lo dejaron casi totalmente incapacitado, eso significaba que un solo impacto podía abrirnos una ventana como para poder acabarlo, solamente necesitábamos poder acercarnos lo suficiente.
—Eres un héroe —le dije al pequeño, y por primera vez saco la mirada del pecho de su hermano—. Y es hora de que terminemos el trabajo.
Dirigí mi mirada a una vieja computadora, y Joel, tras secarse un poco las lágrimas se puso en marcha. Kevin se levantó y me miro un tanto asombrado por lo que acababa de pasar.
—No paró de llorar desde que llegamos... creí que nunca iba a parar...
—Él sabe que aún hay cosas por hacer, pero necesitamos estar juntos.
—Si mi hermano está dispuesto, sabes que estoy con ustedes hasta el fin, y parece que sí lo está —dijo Kevin mirando a Joel, quien rápidamente había empezado a trabajar en la arruinada computadora.
Era un inicio, por lo menos sabía que no estaba totalmente solo. Dirigí mi mirada a los demás, quienes aún se encontraban pensativos y claramente deprimidos. Debía convencerlos a todos de que la pelea no había acabado, y no iba a ser tarea fácil. Pero sabía que Amy, Martin, Laurence y mi padre me iban a apoyar. Así que me acerqué a donde estaban los demás y comencé a hablar sin saber muy bien lo que iba a salir de mi boca.
—Todavía no estamos derrotados... —Todas las miradas estaban clavadas ahora en mí—. Aún podemos ganar.
—No, no podemos, Daniel, y si piensas distinto estas mal de la cabeza —respondió Jax, que se encontraba apoyado solitariamente contra un rincón.
—Jax, cuando yo estaba a punto de irme me detuviste, me dijiste que me necesitaban y me devolviste la esperanza —respondí con seriedad, mirando a aquel desamparado muchacho—. Déjame devolverte el favor y decirles que los necesito.
El silencio se apoderó del lugar y supe que tenía que seguir insistiendo, y tal vez podía convencerlos a todos de que aún no se había acabado.
—Cíclope no pudo derrotarnos a pesar de todos sus esfuerzos, nos dio un golpe duro, de eso no cabe duda, pero entre todos lo hicimos retroceder... y creo que es hora de contraatacar.
Una gran sonrisa se había formado en la cara de Amy, y podía ver la aprobación en la cara de Martin y de mi padre, quien se sumó y continúo mi "discurso".
—Daniel tiene razón, mucha gente murió en nuestro nombre, y todos y cada uno de ellos se merece justicia, y la única manera de darles lo que se merecen es si nos levantamos y peleamos.
—¿Y qué proponen? ¿Qué salgamos de esta pocilga y empecemos a repartir puñetazos hasta el palacio? —dijo con furia Gladiador.
—Miren, sé que debemos pelear... pero mi padre tiene razón, nuestro único plan quedo destruido hace unas pocas horas —comentó Jax, quien ya parecía estar despertándose de su depresión.
—No importa que hagamos, Cíclope siempre nos va a derrotar... —Emma parecía totalmente derrotada, y tras su encontronazo con Amy se retiró hacía un rincón desde donde nos hablaba.
—Si pensamos eso, él ya gano —contesté a mi afligida amiga.
De repente Gladiador levantó la mirada, supe que no estaba dispuesto a darle ese gusto a Cíclope, razón por la cual él y su hijo se iban a sumar a la lucha final.
—Bien —dijo Edward—, supongo que vamos a pelear entonces... Joel, trata de conectar con la televisión y ver si emitieron algún comunicado sobre la salud de Cíclope, tenemos que saber qué tipo de efecto tuvo el Marcum sobre él.
Sin decir una sola palabra el pequeño Joel puso manos a la obra, y pude sentir que nuevamente nos estábamos uniendo. Aún había esperanza, y se veía reflejada en la cara de Amy y Clara. Sonreí con emoción, solo quedaban dos por convencer.
—Chicos... tal vez quieran ver esto —dijo Joel desde la computadora.
Nos acercamos a él, y en la vieja y sucia pantalla aparecieron nuestras fotos. Una reportera movía sus labios pero el sonido no nos llegaba.
—Un segundo... —tras ingresar algunos comandos el sonido comenzó a salir.
‒Reiteramos, los terroristas conocidos como Los Vigilantes han sido identificados como: Alex y Daniel Front, Edward y Luke Jackson, Emma Kyle, Malcom Merle, y Kevin y Joel Green; recientemente, nuestro gran líder Cíclope se acercó a ellos para ofrecerles amnistía, a lo que estos malhechores respondieron dañando a nuestro amado gobernante, quien, por suerte, se encuentra ya en perfecto estado. —Las imágenes cambiaron, ahora estaban enfocando una casa, mi casa, de ella salían un grupo de militares llevando esposadas a mi madre y mi hermana—. Aquí podemos ver como nuestros efectivos hombres se llevan a las principales cómplices de estos insurgentes, Stella y Anna Front, quienes van a ser llevadas a la prisión de Darkside, donde actualmente se encuentra prisionera la última integrante de los Vigilantes, llamada Felicity Ark.
Miré de repente a mi padre, y vi una delgada lágrima que se deslizaba por su mejilla. Sin esperar un segundo se dio vuelta y se fue hacía la mesa donde descansaba su arco, el cual tomó y, tras colgarse el carcaj, se dirigió a la puerta.
Gladiador tuvo que correr para detenerlo, pero mi padre lo empujó y se dispuso a salir a la superficie.
—¡Alex! Salir así es un suicidio —le gritó el Ex Guardián.
—Es mi familia, Edward, si Luke estuviera ahí harías lo mismo.
—Tienes razón, pero recuerda que no estás solo... tú y tu hijo acaban de convencernos de que sigamos peleando, así que permítenos ayudar.
Mi padre me dirigió una larga mirada y luego volvió a dejar el arco en su posición. Lentamente nos acercamos a una polvorienta mesa que ocupaba el centro de la sala, todos menos Emma y Malcom, quienes aún pensaban que estábamos derrotados.
—Vamos a entrar a Darkside y vamos a sacar a Rocket, a la esposa e hija de Alex, y a todo aquel que sea inocente —dijo con lentitud Gladiador—. Dios... no puedo creer que semejantes palabras hayan salido de mi boca.
—Ya demostraron que pueden golpear a Cíclope —comentó Martin—. Piensen en lo que va a decir la gente si pueden meterse en la prisión más segura del mundo y sacar a personas que no se merecían estar ahí.
—Ya no vamos a estar peleando contra el Cíclope de carne y hueso... pero si con la idea de que nuestro dictador es todo poderoso e invencible —dijo Joel, cerrando la idea que Martin había comenzado a formar.
—Esperen un segundo... ¿Qué están intentando decir? —preguntó un confundido Jax, cuya cara había empezado a iluminarse a medida que pasaban los minutos.
—Si logramos esto, vamos a dañar directamente la imagen que tiene el mundo sobre su líder, tal vez aliente a una insurrección masiva —le respondió mi padre.
—Por ahora concentrémonos en sacar a nuestra gente de ahí dentro, después preocupémonos por las consecuencias que pueda tener —dijo Galdiador—. Joel, necesitamos toda la información que puedas conseguir sobre Darkside, planos, horarios de guardia, alarmas, absolutamente todo —ordenó Edward mientras buscaba una silla para sentarse.
—Miren, no tenemos mucho tiempo para planear esto, mi hija está ahí, tiene apenas ocho años —apuró mi padre— ¿Cuánto creen que puede durar en ese infierno?
—Alex, cuando perdí a Rondah sentí lo mismo que tú... pero tienes que controlarte, tenemos que actuar con inteligencia —Gladiador trató de calmar a mi padre que se encontraba al borde de un ataque de nervios, y puedo decir que yo no estaba en mejores condiciones que él.
—Aún sin saber todos los detalles sobre Darkside puedo estar seguro de que vamos a necesitar todo lo que tenemos —aseguró Jax, clavando la mirada en los dos Vigilantes que se habían mantenido al margen.
Cuando volteé mi vista hacía ellos, noté que Emma tenía la misma mirada que había tenido antes cuando mencionamos Darkside ¿Qué es lo que sabía ella de ese terrible lugar?
—Emma —comencé—, lo que sea que haya ahí dentro, tienes que saber que te necesitamos, te uniste en la iniciativa Nuevos Héroes porque querías cambiar las cosas... esta tal vez sea nuestra mayor obra.
—Chicos... yo quiero ayudarlos... pero es que... —Emma soltó un largo suspiro y enterró su cara entre sus manos antes de romper en llanto— Mi padre está ahí dentro...
—Entonces lo vamos a sacar, junto a los demás, no tienes de qué preocuparte —le aseguró Kevin, y tenía toda la razón.
—No lo entienden... él es quien dirige la prisión... es... es un animal... —El llanto disminuyó y Gravity descubrió su cara, y nos miró casi con vergüenza—. No quería que se supieran esto... pero me escapé de mi casa porque él violaba mujeres... en la misma habitación en la que dormía con mi madre... y una... u-una de esas mujeres fui yo.
En la sala se instauró un pesado silencio, no había palabras para empezar a describir la impotencia que este relato nos producía a todos. De repente noté que algo en la mirada de Malcom había cambiado, parecía decidida, desafiante, rebelde, tal y como recordaba a el Torch que había peleado en la batalla de Liberty.
Lentamente envolvió a Emma en sus brazos, y dejó que la pobre muchacha llorara contra su pecho, y al cabo de un rato logró calmarla.
—Te prometo que tu padre va a pagar por lo que te hizo... —aseguró con seriedad Malcom—. Y probablemente quieras estar ahí para verlo.
En ese momento supe que todos estábamos abordo. Torch podía ser un verdadero idiota, y estoy seguro de que aún me culpaba por arruinar el primer plan de la Insurgencia, pero a pesar de su aspecto rudo y desalineado, podía verse a la legua que le importaba Emma, tal vez tanto como a mí me importaba Felicity.
—Bien entonces creo que es hora de que empecemos a preparar el plan... Amy, Laurence, Martin, Clara, Daniel los va a llevar a la superficie, tengan cuidado ahí fuera, las cosas van a estar peor que nunca —dicho esto, Edward se levantó de la silla y se acercó a Joel, quien no paraba de escribir en la antigua computadora.
Obedeciendo las ordenes de Gladiador, acompañé a mis más recientes compañeros de aventura hacía una puerta que daba a una escotilla similar a la de la otra base, por la cual se salía al exterior.
Por un momento deseé que ellos se pudieran quedar con nosotros, pero luego me di cuenta que probablemente estaban más seguros solos que dentro de ese bunker "secreto", después de todo, que los relacionaran con nosotros era un pase seguro hacía Darkside.
Quité la tapa de la alcantarilla y subí primero para asegurarme de que no hubiera nada cerca. Estábamos a varios kilómetros de la otra base, y esta vez nos encontrábamos dentro de uno de los barrios liberados, lo que hacía más fácil que nos descubran, pero no tenía tiempo para pensar en ello, teníamos que actuar rápido. Miré alrededor y comprobé que la calle estaba vacía, así que fui ayudando a mis nuevos amigos a salir del agujero, y uno a uno nos fuimos despidiendo.
—Mucha suerte en su misión, Daniel, voy a hacer todo lo posible por reunir un buen ejército en caso de que sea necesario —dijo Martin mientras me daba un fuerte apretón de mano.
—Martin, sé que es mucho pedir... pero probablemente la gente en Liberty este necesitando ayuda —dije con nerviosismo—. Si puedes pasar y dar una mano con ese ejército, sería genial.
—A la orden jefe —el soldado sonrió y salió corriendo hasta perderse en la noche.
El próximo en salir fue Laurence, quien llevaba a Clara en sus manos. El anciano estaba claramente agotado, y lamenté no haberle ofrecido agua dentro de la base, pero ni siquiera estaba seguro de que tuviéramos tan vital recurso en esa pocilga.
—Te debo mi vida, Archer, y te aseguro que no va a haber persona en el barrio Queen que no sepa sobre la gran bondad de los Vigilantes... si tienen que ir a pelear no van a estar solos —aseguró el anciano, al borde de llorar de la alegría—. Me voy a llevar a las chicas para cuidarlas.
—Mantenlas a salvo, Laurence, y ten cuidado, no quiero que desaparezcan por estar apoyándonos.
El viejo se alejó un poco con Clara aún entre sus delgados brazos, sin embargo esa pequeña no debía ser muy pesada, así que no presentaba ningún tipo de problema para Laurence.
Por último, Amy asomó su cabeza. En la tenue luz de la calle se podía apreciar aún más su belleza. Sus cabellos, castaños y enrulados caían por sus hombros y sus ojos eran de un verde intenso, y tenía una sonrisa por la que mil hombres matarían, una sonrisa que pude apreciar en su plenitud antes de que se fuera.
—Amy Jordan ‒dijo sin esperar un solo segundo, con su enorme sonrisa—. Cuando terminen con Cíclope, búscame.
Concluida la oración, me dio un leve beso en la mejilla y comenzó a alejarse hacia donde estaba Laurence y su hermana. Aún confundido, tardé en dar respuesta a su petición y ya estaba a punto de llegar con su familia cuando pude articular alguna palabra.
—¿Cómo puedes estar tan segura de que vamos a ganar? —pregunté, aún asombrado por la libertad que destilaba aquella muchacha.
Ella se dio vuelta, me clavó sus enormes ojos verdes, y sonrió nuevamente.
—Porque ustedes son Los Vigilantes.
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