· C A P Í T U L O D O S ·
"Nervios"
Abrí la puerta que daba a mi habitación y cuando encendí la luz a mi costado, no pude evitar esbozar una sonrisa, muchos recuerdos vinieron a mi. Tantas noches sin dormir, tanto estudiar, privarme de tantas cosas, tanto tiempo alejado de la familia, tantos eventos y celebraciones que me perdí, todo por esto y había válido la pena haber sacrificado tanto.
Coloqué mi maleta sobre la cama y comencé a desempacar, poco me importó que fuera más de media noche. Antes de regresar había enmarcado mis títulos y aunque cualquier hijo se los regalaría a sus padres, sentía que este logro era mío y quise conservarlos para mi. Los colgué en la pared de mi cuarto, donde tenia demás fotos familiares y alguno que otro reconocimiento.
Revisé el cuarto de armario que tenía, encontrándome con la ropa de adolescente que solía usar y que probablemente me quedaría, pues mantenía el mismo físico. Sin embargo, sentía que ya no era de mi estilo, luego la llevaría a donaciones.
Me adentré un poco más y noté que una de las puertas tenía un moño negro y una nota pegada. Confundido, tomé la nota en mi mano que con un perfecta y muy delicada escritura decía: "Vas a necesitarlos, luego me lo agradeces. Bienvenido".
Abrí la puerta del compartimiento y las palabras tuvieron sentido. Varios trajes estaban perfectamente colgados de un lado, del otro camisas de todos los colores, y en uno de los gavetines que también se encontraba en el mismo compartimiento, tenían corbatas y demás accesorios a juego con los trajes de oficina.
Sin notarlo, esbocé una gran sonrisa y suspiré con satisfacción, algunos podían creer que era extraño y a lo largo de mi vida ya me había acostumbrado a que mis amigos me observaran como un bicho raro, cuando les hablaba de lo bien que me sentía cuando pensaba en mí dirigiendo una oficina, manejando algún importante proyecto o demás cosas.
Si había algo a lo que Jordan Royal era adicto, era a triunfar.
Toda la vida mis padres me habían enseñado a luchar por lo que quería, fuera poco o mucho. Y por lo que recordaba siempre había salido triunfante y ganador de todas.
Volví a cerrar el compartimiento, busqué una de mis pijamas y mis pantuflas. Tomé un vaso de agua antes de dormir, me recosté y apagué la luz de la mesita al lado de mi cama.
Y estuve seguro de hacerlo, pero antes de cerrar mis ojos y comenzar a soñar. La habitación se iluminó con una luz tenue, giré y mi móvil tenía la pantalla encendida. Maldije por el brillo tan alto que casi me deja ciego.
Con uno de mis ojos abiertos, desbloqueé el móvil y revisé el nuevo mensaje que tenía; era papá.
-"Mañana en la oficina principal, antes de las 8:00 de la mañana. Tenemos una reunión importante".
Sonreí y escribí una respuesta.
-Ahí estaré. Pudiste haberlo dicho antes.
-"Pensé que ya dormías".
-Justo iba a eso.
-"Entonces, buenas noches, Jordan".
-Buenas noches, padre.
Sí... Eso del afecto entre padre e hijo no se le daba a Jake Royal. Desde pequeño me había mostrado que un verdadero hombre no le demostraba cariño a otro y si te lo preguntas, sí. Muy rara vez recibía una muestra de afecto de mi padre, era extraño que me abrazara en ocasiones.
En cambio yo, tenía el corazón de mamá pero bajo la coraza de papá. En ocasiones lograba ser una persona extremadamente fría y en ptras parecía un dulce de caramelo, pero eso sí, con mi familia siempre sería un dulce de caramelo, sobre todo con mis hermanos y mi madre.
No lo negaría, había tenido relaciones pero nada serio, no muy a menudo solían gustarme en plan de algo a futuro y es que mi enfoque no estaba en el amor, nunca se me había cruzado por la cabeza. Pero en el hecho de tener relaciones esporádicas, no quería decir que fuera mala persona, no.
Sí, casi no duraba entre esas relaciones pero siempre me aseguraba de dar lo mejor de mi a la otra persoba, nunca había sido infiel y es que no tenía caso. ¿Qué sentido tenía estar con una persona que ya no me atraía? ¿O qué sentido tenía que alguien me atrayera, estar en una relación con esa persona y engañarla con otra? Es decir, ¿para que lo haría? Era absurdo.
Tampoco me gustaba tener a taaantas personas detrás de mi, por lo que solía aclararle mis sentimientos e intereses a las chicas apenas notaba alho cocinándose por su parte. No era un promiscuo que se acostaría con la primera chica que le sonriera, ése era Jamie.
Y sobre amistades, creo que ahí era mucho peor, tenía un círculo muy cerrado de personas con las que frecuentaba. Mis mejores amigos eran cuatro y los conozco desde la preparatoria.
René, Dylan, Odd y Pol. Lo que me recordaba que debíamos tener una reunión juntos, como los viejos tiempos.
Dejé mi móvil nuevamente en la mesita al costado de mi cama, no sin antes colocar mi alarma y escribir una nota, para recordar organizar las agendas e itinerarios de la familia, sobre todo de mis queridos hermanos y ponerme en contacto con los chicos.
♤ • ♡ • ◇ • ♧
Reproducí en mi móvil "Moves like Jagger" de Maroon 5 y comencé mi rutina matutina aseando mi cara, rasurando un poco mi barba, dándole la forma que me gustaba. Cepille mis dientes y peiné mi cabello antes lavado, agregué un poco de loción perfumada en spray por mi cuerpo y salí del baño, para dirigirme al armario por mi ropa.
Tomé un traje de color añil a juego con una camisa blaca y demás accesorios negros. Finalmente calcé un parbde zapatos negros y rocié perfume en mi ropa, ajusté en mi mano, el reloj de plata que se encontraba en mi mesita y revisé la hora.
-7:14 de la mañana. Tengo tiempo.
Tome mis lentes de sol y los guardé en mi saco, junto al móvil y bajé a desayunar. En la cocina me encontré con un Jamie a medio vestir, atiborrándose rápidamente de cereales, saludé a mamá y a Glenda, que era como nuestra nana desde pequeños.
-Buenos días -todos respondieron un "Buenos días" al unísono- Parece que alguien está llegando tarde a clase.
-¡Oh, calla! Sigues igual de impecable como siempre - dijo con la boca llena de cereales.
-Come y deja de hablar, llegarás tarde -mamá lo regaño- Ten, Jordan -me ofreció una taza de capuccino y la acepté gustoso.
-Él empezó a hablarme, mamá - reprimí una sonrisa, mientras tomaba asiento frente a él.
-Primero que nada, es tu culpa llegar tatde, yo sólo estoy siendo amable al intentar entablar una conversación contigo. Gracias Glenda -agradecí el par de tostadas que me sirvió.
-Mamá, quiero entrar al turno de la tarde - lloriqueó ignorándome.
-No mamá -refute con una sonrisa.
-Jordan, ayúdame.
-Claro, permanece en el turno de la mañana y aprende a tomar responsabilidades, Mimi.
-No me digas, Mimi.
-Mimi.
-¡Mamá! -se quejó.
-Jordan...
-Te ayudaré, ve por tus cosas y te daré un aventón a la escuela, aún es temprano para mi reunión - me levanté de mi lugar y fui por un vaso de jugo de naranja.
Jamie se empinó el tazón de cereales, para acabarselo más rápido y saltó de la silla marchandose, antes de que mamá logrará sermonearlo.
-Gracias por las tostadas, Glenda pero es muy temprano para mi desayuno.
-Puede llevárselas, no hay problema.
Casi escupo el jugo de naranja.
-¿Acabas de hablarme de "usted"? - ella sonrió apenada - No Glenda, tu casi me criaste, tuteame por favor - sonreí amable.
-Es que haz crecido y... -suspiró.
-Ya eres todo un hombre -agregó mamá.
-Pero no empiecen a llorar - reí abrazándolas a ambas.
-No quiero interrumpir el momento, pero ya estoy - Jamie apareció en el umbral de la puerta.
-¿Quieres las tostadas para llevar? -se apresuró Glenda.
-Tranquila, no me tardaré nada.
Tomé las llaves de mi Mercedes AMG GTR de color negro, era el vehículo que le había encargado a Cory buscar, y ya estaba aquí, listo para mi. Mamá nos acompañó hasta la puerta principal para despedirnos.
-Adiós mamá - gritó Jamie subiendo al auto.
-Cuidense -ella agitó su mano en despedida, pero antes de subirme me llamó- Y Jordan, suerte.
Asentí con una sonrisa. Subí a mi asiento y encendí el auto, me coloqué mis gafas de sol y puse el auto en marcha.
-¿Sabes conducir?
-Claro.
-¿En serio? -Jamie asintió- ¿Papá te enseñó?
-No, fue Cory.
Arrugue mi entrecejo confundido, mientras asentía.
-A ver si un día de estos me llevas a dar una vuelta.
-Claro, avísame cuando tengas tiempo -dijo mientras tecleaba algo en su teléfono.
-Tengo toda mi agenda disponible, no creo ocuparme tan rápido -Jamie se giro a verme- ¿Qué?
-¿Vas a la oficina, no es así? -asentí- ¿A una reunión con papá? -asentí nuevamente- Suerte, eso solo significa una cosa y es trabajo.
-Tendré tiempo -sonreí de lado.
-Claro, avísame cómo te va con eso - dijo sarcástico.
Negué y aparque frente a la secundaria en la que estudiaba Jamie, logrando que éste se bajara sin despedirse y sin siquiera un "gracias".
¡Me lo merecía! Aunque fuera de mala gana.
-¡Hey! -lo llamé y me ignoró- ¡Mimi! -se giró de inmediato con el ceño fruncido.
Esa siempre funciona.
-¡Cierra la boca! ¡No digas eso aquí! - hizo un puchero en plena calle y algunas personas que pasaban por ahí reprimian sus carcajadas.
-De nada, ten un buen día- sonrío inocentemente.
-¿En serio? ¿Sólo para éso? -coloqué los lentes sobre mi cabeza.
-Sí, ¿qué tiene?
-Pues, pasa que estoy llegando tarde a mi primera clase, la cual es muy importante y tu... ¡Me estás retrasando con tus tonterías! -abría los ojos cada vez más, a medida que soltaba cada palabra- ¡Es que te encanta joderme!
-¡Me extrañaste, hermanito! Lo sé, yo a ti. Pero ojo que ése no es vocabulario para tu hermano mayor.
Lo apunté con mi dedo índice y él me regaló una sonrisa fingida, acompañada de un dedo corazón.
Estaba a punto de carcajearme, pero vi una mejor oportunidad y debía aprovecharla.
Ya saben, cosas de empresarios.
-Ajá, como si vinieras a estudiar.
-Muy bien, no sé de qué hablas. Me largo- Jamie fingió demencia y se giró dándome la espalda nuevamente.
-Claro... -rodé los ojos y bajé del auto- Te conozco Jamie, pude haberme ido por varios años, pero eso no signifca que vas a ser un desconocido para mi fácilmente.
-¿Se supone que ésta es la parte dónde me das un sermón sobre la vida?- inquirió sarcástico.
-No, ésta es la parte donde te defino y te sorprendes de mi habilidad -encarnó una ceja mientras me observaba con aburrimiento- Eres un chico malo, de los bromistas, que tienen el club de fans más alto de toda la escuela, todos te aman y algunos te envidian, puedes tener a cualquiera de las chicas que quieras, eres mujeriego y te encantan las chicas, casi no entras a clases y hay una chica enamorada de ti o un chico nerd que se siente popular porque lo consideras "tu amigo", que son los que te ayudan en tus clases -me recline en el auto y lo observé- ¿O me equivoco?
-¿Qué es lo qué quieres? - éste chico sí que sabe negociar.
-Touché - sonreí con satisfacción.
-Habla ya - rodó los ojos y adoptó una postura de brazos cruzados.
-Tenemos una conversación pendiente.
-¿Sobre qué exactamente...?
-Familia - la expresión de Jamie cambió completamente, miró el reloj en su muñeca y volvió sus ojos a mi.
-Bien, pero necesito que hables con mi profesora de Artes para que me permita entrar a su clase - casi me rogó y me vi en la obligación de ayudarle una vez más.
También me vi en la obligación de mentir sobre el tráfico a su profesora de Artes, la cual trató a Jamie como su amor y él sólo la vió con cara de asco. Le permitió ingresar, gracias a mí y mi rostro que la tenía cautivada; antes de marcharse Jamie se giró a espaldas de la señora canosa y con sus manos hizo un corazón, para luego guiñarme el ojo con su típica sonrisa de arrogante. Me abstuve de rodar los ojos y fingí una sonreír mientras la señora me hablaba de su divorcio.
No me pregunten, ni yo sabía cómo la conversación había llegado hasta allá.
Apenas Jamie entró a su aula, pude escuchar el revoloteo de los demás estudiantes emocionados por su llegada. ¡En serio! Faltaba que todos corearan su nombre: "Jamie, Jamie, Jamie".
Podía imaginarmelo. Es que éste crío...
Me disculpé con la profesora, pues ya debía ir en camino a la oficina de papá y continuar la conversación, no haría más que retrasarme. Salí de allí y puse el auto en marcha.
La oficina no quedaba tan lejos de la secundaria de Jamie, por lo tanto, llevaba un buen tiempo. Papá había dicho antes de las 8:00 am, entonces contaría con... Exactamente, veinte minutos para lo que sea que necesitará decirme.
Me aventure por las calles de la novena avenida hasta llegar al gran edificio. Desde el parabrisas de mi coche, observé la altura que tenía y aunque no debería sorprenderme, lo hizo.
Un silbido se escapó de mis labios y avancé para dejar mi auto en el estacionamiento subterráneo.
-El gran 1 Manhattan West - suspiré, mientras negaba con la cabeza - ¿Por qué me sorprendo, papá? Esto es tan... tú - dije a la nada.
Uno de los vigilantes de seguridad se acercó hasta mi ventanilla en su Segway, seguido de esto la tocó un par de veces.
-Buen día - saludé amablemente, luego de bajar la ventanilla.
-Buen día, señor. Permítame los documentos del vehículo, por favor.
-Por supuesto.
Busqué los documentos necesarios y se los entregué. Asumía que todo este rollo era porque desconocían mi auto y a mí también; Sin embargo, disfrutaba ser tratado como cualquier otro.
El vigilante arrugó el ceño apenas revisó mis documentos y echó un pequeño vistazo dentro del auto.
-¿Hay algún problema, señor?
-Permítame sus documentos.
Sin rechistar, tomé los documentos del auto y le tendí los míos.
-¿Es algún chófer de la empresa? No hemos sido informados de ello.
-Creo que debería echarle un ojo a mi credencial- el vigilante me observó con desconfianza, antes de volver su vista a mi credencial.
Su cara fue un poema. Era una mezcla de vergüenza, con miedo y a la vez pena.
Dios, papá los tenía traumados, de verdad.
-Señor Royal - casi hace una reverencia - Perdóneme, no le reconocí.
-Eh, eh. Dejémonos de formalidades, el "Señor Royal" es mi padre. Por favor, dime Jordan - sonreí.
-Tenga, Señor Jordan - me entregó los documentos con nerviosismo - Lamento haberle hecho perder el tiempo, no ocurrirá de nuevo.
-No te preocupes, entiendo. Es tu trabajo - arrugue mi ceño debido a su actitud - Oye...
-David. David Bercklam, a su disposición.
-David, un gusto. Quiero aclararte un par de cosas que debes saber. Primero, no soy mi padre y no me gusta ser tratado como él y segundo, ahórrate las formalidades conmigo - le guiñe un ojo - nada de señor, sólo Jordan.
David sonrió y asintió.
-Muy bien, David. ¿Hay algún lugar aquí para mí?
-Por supuesto, su espacio está al lado del auto de su padre; Pero si prefiere otro lugar, puedo mover cualquier auto y darle ése espacio.
Lo miré incómodo.
-No soy mi padre, David - repetí y él asintió apenado - Indicame el lugar.
-Puedo estacionar su auto, si gusta.
-No te preocupes. -reí - Lo hago yo.
David obedeció llevándome al lugar en su ágil Segway. Y supe donde era, no sólo por ser el único espacio vacío o por la Range Rover Evoque que estaba a un lado, sino por un cártel.
Sí, un cártel.
Un cártel con mi nombre escrito en él. En ése momento quise estrellar mi rostro contra el volante, pero me abstuve de hacerlo.
Aparque en el sitio, tomé mis cosas y bajé del auto.
-Jordan, puedo guardar su llave, si lo desea - se ofreció David.
-Así está bien, David.- terminé de arreglar mi traje y guardé la llave en mi bolsillo - Lo que me gustaría que hicieras por mí, es sacar ése cártel de aquí y arrojarlo donde nunca más lo vea.
-Claro, Jordan -sonreí y seguí mi camino hasta el ascensor.
David era un buen hombre y se veía como alguien en quien confiar, pero como el resto de los empleados de papá, no hacía más que lamerle las suelas.
Sin embargo, en David había algo distinto, lo mismo que noté en casa, el mismo miedo.
A lo largo de mi carrera, no sólo me habían enseñado como mantener una empresa a flote, no. Me habían enseñado a ser humano.
Cosa que papá parecía haber olvidado. Pues caminaba por el mundo como si fuera Dios.
Y eso era lo que por ahora, podría usar a mi favor y en contra de papá.
Mientras que el utilizaba el miedo - no sé de que forma - para ganar respeto. Yo utilizaría el cariño, para merecerlo.
Y es que jamás serás un buen líder si careces de empatía. Sé agradecido, amable y noble con tus empleados. Hazte merecedor de su cariño y respeto. Recompensalos y sé justo por su trabajo y esfuerzo. Demuéstrales que son parte de una familia y que la empresa es su hogar.
Todos ésos valores forjan un verdadero líder.
El ascensor se detuvo en uno de los tantos pisos, dejando entrar a una chica con el cabello teñido de rojo y par de carpetas en sus manos.
Como éramos las únicas dos personas en el ascensor, no me fue difícil adivinar quién me comía con la mirada. Y gracias a los lentes de sol que aún llevaba, lo pude confirmar.
La especie de secretaria, no dejaba de echarme miradas de arriba abajo, mientras mordía la punta del terminal de sus anteojos.
-Buen día - sonrió -¿Es nuevo aquí? Puedo mostrarle el lugar si gusta.
-No se preocupe, señorita. Estoy seguro de que mi padre lo hará.
-¡Ah! ¿Tiene familia aquí? - asentí -Puedo ayudarle a buscar su puesto, entonces, ¿Señor...? - dijo coqueta.
-Me gustaría saber su nombre antes -sonreí y ella correspondió gustosa.
Sólo faltaban unos pisos para llegar al último, donde se encontraba la oficina de papá.
-Por supuesto. Soy Corinne Grant, secretaria y asistente principal del señor Royal - alcé mis cejas.
-Vaya, entonces le he atinado.
-¿Por qué? - soltó una pequeña risita.
-Porque tú, Corinne. Vas a llevarme a la oficina de mi padre -la tomé del brazo para sacarnos del ascensor y ella parecía confundida.
》-Un gusto. Jordan Royal, hijo de...
-Jake Royal -me interrumpió sorprendida.
-Veo que ya me conoces - sonreí quitando los lentes de mis ojos.
Dimos en el lugar donde suponía era su puesto. Y ella dejó las carpetas sobre su escritorio y me observó algo apenada.
-Es por allá -señaló a un costado del pasillo que daba frente a su escritorio.
-Anunciame.
Al final del pasillo había una gran puerta doble con un sistema automático, pero con el logo de la empresa tallado en medio de ellas. Y a un costado, una placa que llevaba escrito el nombre de mi padre.
Di una bocanada de aire antes de entrar. Acto seguido di un paso dentro de la gran oficina.
-Buen día, Jordan.
-Buen día, padre.
Papá se encontraba al fondo del lugar, justo detrás de su escritorio, dándome la espalda mientras observaba la vista que daba a la ajetreada ciudad.
-Vi cuando llegaste, tardaste en subir.
-Sí... tus empleados son algo... interesantes -me acerque mientras observaba el lugar.
Papá era excéntrico de una forma extravagante. Es que ése lugar podría ser la casa de una familia de ocho y un perro.
-¿Te dieron problemas? -finalmente giró a verme.
-Para nada. David me cae bien -dije viendo algunas pinturas colgadas en las paredes.
-No sé de quién me hablas dijo observando unos papeles sobre su escritorio.
-Da igual, olvídalo -tomé asiento en uno de los sillones frente a su escritorio - Y... ¿ésa es tu secretaria?
-Corinne, magnífica. ¿Cierto? -sonrió cómplice.
-Claro... ¿Es normal qué se vista así?
-En ocasiones, se viste mucho mejor.
-Me lo imagino... Pero, ¿no crees que debería vestirse como una secretaria normal? ¿O al menos decente?
-¿Qué insinuas? -papá dejó sus papeles y me observó.
-Sólo digo que debe verse un poco más... profesional.
-Es profesional -atacó.
-Eso no puedo juzgarlo, pero no da una buena impresión.
-No la juzgues por su apariencia, Jordan.
-Con todo el respeto que se merece y de verdad, me duele hablar y expresarme de esta forma de una mujer, pero no encuentro otras palabras. -junté mis manos y las coloqué a la altura de mis labios- Parece bailarina exótica disfrazada de secretaria sexi.
-Jordan, tu madre y yo no te enseñamos a hablar así de una dama.
-Lo sé y me disculpó. Pero tú que te preocupas por tu imagen, sabes a lo 1u3 que me refiero.
-Entonces ahora vas a venir a decirme como tengo que hacer las cosas - dijo duramente.
-Tienes razón -acepté- ¿Para qué me necesitabas?
-Para que aceptes tu primer proyecto como presidente de la Royal's Corp.
¿Estaba escuchando bien? Me estaba ofreciendo un puesto en la empresa.
-¿Presidente?
-Así es, tienes el apellido y puedes serlo.
-¿Quieres que trabaje aquí? - dije incrédulo.
-Para mí -corrigió- Por si lo olvidas, sigo siendo el director ejecutivo, la persona con mayor poder.
-Sé cuales son las posiciones jerárquicas en una empresa, papá -rodé los ojos.
-Sí, sobre eso -rodeó el escritorio para posarse tras de mi y colocar sus manos sobre mis hombros- En la oficina, soy tu jefe. Así que, tratame como tal.
Le dió unos apretones y se dirigió al teléfono que sonaba en su escritorio.
Por supuesto, sólo sería una marioneta más, pero no una marioneta fácil de manejar.
Aunque para Jake las cosas iban a su manera, yo prefería hacerlas a la mía y sin que él lo noté, seré yo quien imponga las reglas y mueva los hilos.
-¿Hay problemas con la empresa? ¿Por qué necesitas un presidente? -indague, apenas colgó el teléfono.
-Tenía uno, de hecho, era presidenta -lo miré confundido- Tu madre. Pero como te imaginarás, no posee conocimientos sobre empresas y tampoco tiene el interés, tiempo y mucho menos el compromiso. No como tú.
Levanté mis ojos del tapizado del piso y los dirigí a él, que me miraba fijamente.
》-Tu Jordan, tienes tanto potencial. Tanto, que puedes crear tu propia empresa y ser mi rival -sonreí - Pero eso te tomaría tanto tiempo, tantos años, tanto esfuerzo y sobre todo, dinero. -se borró mi sonrisa -Dinero que no tienes, pues sólo tienes el mío y comprenderás que no puedo ayudar a crear un rival para mi empresa.
-Claro -murmure.
-Entonces, todo ése potencial lo puedo explotar yo. Y así, ayudarias a tu padre, al negocio familiar y a la familia misma - se acercó a mi y colocó ambas manos sobre los posabrazos a mis costados - ¿No te gustaría que tus hermanos estudiarán en un cuchutril, o si?
Pensé en Jamie, Jayden y Jossy. En los sueños y aspiraciones que tenían cada uno, todo lo que querían ser, sus carreras. Merecían los mejores estudios.
-No.
- Ya decía yo -sacudió su saco y lo arregló - Ahora quita esa cara, no me veas así. Tienes un gran proyecto que aceptar.
-Claro -fingí una sonrisa y me puse de pie.
-Sígueme, la reunión es en la sala de juntas.
Seguí sus pasos, mientras nos dirigíamos por el mismo camino que había tomado con Corinne cuando salimos del ascensor. Y aunque pensé que la sala de juntas estaba en algún piso más abajo, pasamos de largo el ascensor y continuamos por ése mismo pasillo. Giramos a la izquierda y dimos con unas puertas parecidas a las de la oficina de papá, pero sin la placa ni el grabado del logo.
-¿Estoy bien? -se dirigió a alguien detrás de mi.
Cuando giré me sorprendió ver a Corinne ahí. ¿En qué momento esta chica nos había seguido?
-Está muy bien -sonrió y papá volvió a girar -Usted está perfecto, Jordan -susurró pícara.
-Para ti, señor Royal -también gire.
-¿Listo Jordan?
-Listo, señor Royal.
Papá entró en la sala y acto seguido, lo hice yo. En el lugar nos esperaban dos señores algo mayores y una joven de mi edad, que se levantaron apenas nos vieron entrar.
Uno de los señores era de estatura pequeña y un poco pasado de peso. Su rostro demostraba unos cuarenta y tantos de años, no tan menor a papá. Tenía las mejillas regordetas y sonrosadas, al igual que parte de su nariz, tenía barba corta y blanca, al igual que su cabello.
A su lado estaba la chica que parecía de mi edad, que era rubia y también llevaba anteojos. Su estatura era alta, pero más baja que yo, unos 1,70 le calculaba. Tenía un par de pecas y a diferencia de Corinne, sí vestía de acorde a una oficina.
Y al otro lado de ella, había otro señor, moreno con el cabello negro y con alguna que otra cana, dándole un aspecto elegante.
-Buen día. Bienvenidos a Royal's Corp - saludó papá, deteniéndose del lado contrario a donde estaban sentados los demás - Grayson.
-Jake -ambos estrecharon sus manos. - Ya conoces a Albert, mi asistente.
-Claro, Albert -papá se limitó a darle un asentimiento como saludo.
-Y ella, es mi hija mayor, Penny. Es quien estará a cargo de que el proyecto se desarrolle tal cual.
-Un gusto - le ofreció su mano y ella la tomó.
-Igualmente - su voz era suave y cálida.
-Ya conocen a Corinne -la señaló y esta sonrió -Dejenme presentarles a mi hijo mayor, Jordan. Que también es el presidente de la empresa y será quien lleve su proyecto.
-Un placer -estreché las manos de todos, incluso de Albert, así papá no lo hubiera hecho.
-Jake, te tenías esta joyita bien guardada -dijo el señor Grayson.
-Por supuesto - me rodeó con su brazo - Éste es el cristal de mis joyas.
-Que lindo, referirse a su familia como joyas. Deben ser valiosas -opinó Penny.
-Para mi, no hay nada más valioso que mi familia.
Si ellos supieran.
-Por supuesto que sí - concordó Grayson - Ahora, es mejor que hablemos de negocios, tengo demás reuniones.
-Claro, tomen asiento, por favor. Corinne trae cinco cafés -ordenó papá.
-Serían cuatro cafés y un capuccino, por favor - corregí y Corinne asintió marchándose.
La empresa que tenían estos... clientes era RDA, Richardson's Digital Atlas. Una de las empresas con mejores sitios webs de ventas y que -por si fuera poco- trabajaban con las mejores marcas del mundo.
Y a diferencia de ésas marcas, ellas buscaban de sus servicios. En cambio con nosotros, buscaban de nuestros productos.
Estaba en mis manos estudiar el proyecto presentado por Penny y ser yo, quien planteará los pros y contras de trabajar con Richardson a papá. Para luego, ser yo quien tomara la decisión en conjunto con papá, de ser un "sí" debía trabajar junto a Penny. Y de ser un "no" sólo sería un proyecto más rechazado.
En conclusión, todo el trabajo era mío.
Lo único malo, era que ya sentía el peso de la aceptación de papá sobre mis hombros.
♤ • ♡ • ◇ • ♧
Yo sé que me había perdido, pero Juana Lorenza, andaba de celebración.
Disfruten de este jugoso capítulo. Estaré más enfocada en "El Disfraz de un Ángel " por ahora. Pero igual les actualizare por acá, cada que pueda.
Los amo, coliflores. Besitos en el anastasio y se me cuidan:)
~Jai.
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