• C A P I T U L O C I N C O •

"Día de oficina"


René Palmer, era mi amigo desde la primaria, su casa quedaba de camino a la escuela y por eso siempre nos íbamos juntos. En la secundaria tomamos distintos caminos, pues papá comenzaba a ganar puesto y por ello decidió inscribirme en un instituto privado.

A Dylan Abrams, lo conocí en ése instituto, era un gran amigo, de hecho, era mi verdadero mejor amigo. Recuerdo que su hermana tenía un gran crush conmigo, a pesar de haberla rechazado.

Odd Davis, vivía cerca de casa y era amigo de René, por eso nos habíamos conocido. Y Pol era primo de Odd, él nos lo presentó y se volvió parte de nuestra pequeña manada.

Todos eran muy buenos amigos y a pesar de estar separados, siempre manteníamos la comunicación en un grupo de chat que habíamos creado.

Desde hace varios meses, habían estado planeando un viaje para dentro de un mes ir a visitarme, pero apenas se enteraron que puse un pie en Nueva York, comenzaron a armar planes para vernos.

Todos trabajábamos y teníamos demás responsabilidades, por ejemplo, René, pues era el único que tenía pareja y también trabajaba en electrónica, cosas de hackers y todo eso. Dylan, estaba en constantes viajes debido a que su papá y él estaban en el negocio de cultivo y producción. Odd, aún seguía en la universidad y Pol, quién era el mayor de todos, trabajaba en un pequeño taxi.

Sin embargo, habíamos estado de acuerdo en salir esta noche por un trago los cinco, sin ningún otro plan. Sólo pasar un tiempo juntos, ya luego veríamos que más nos aparecía en el camino.

Terminé de tomar mi jugo de naranja, le agradecí a Glenda, me despedí de un muy dormido Jamie y besé la mejilla de mamá. Tomé mi saco y el maletín, mis llaves y los lentes de sol.

Encendí mi auto y me dirigí a la oficina, mientras escuchaba la radio tranquilamente, hasta que algo llamó mi atención.

-Fuentes anónimas aseguran que el pasado viernes, se dio una importante reunión entre las paredes de la Royal's Corp. Pues dos miembros de la familia Richardson se dirigieron a las famosas oficinas del 1 Manhattan West.

-Así es, Grayson Richardson, junto a su hija Penny y su gran mano derecha Albert, dieron lugar a una reunión en la cuál se hablaba de una asociación con Royal's Corp.

-Y eso no es todo, también medios aseguran que la asociación ya ha sido aceptada. Eso significa que próximamente veremos a dos grandes e importantes apellidos unidos en una sola empresa. Digámosle adiós a la "Royal's Corp" y hola a la futura "R&R Asociation"

-¡¿Pero que puta mierda?! ¿Qué carajos es esto?

Aceleré hasta la oficina, busqué el primer lugar que encontré y aparque ahí, apagué el auto y escondí mi cara en el volante.

-Dios, dame paciencia -aspire hondo y solté todo el aire- Me encantaría saber que mierda es todo eso de que aceptamos una asociación a la empresa y en serio, espero que esto no lleve a Jake Royal detrás.

Bajé del auto, tomé mis cosas y cerré mi auto. Saludé a David y él hizo lo mismo. Subí el ascensor, durante el camino busqué en mi teléfono lo que necesitaba que Jake viera.

Apenas di un paso dentro de la oficina, Corinne se posicionó a mi lado, dándome noticias como si fuera mi secretaria.

-Corinne, ahora no.

-Señor... -insistió.

-Corinne.

-Pero...

Me detuve y la miré, la tomé por los hombros mientras mentalizaba que no debía desquitarme con ella.

-Corinne, en serio tengo muchos problemas como para tener que despedirte ahora. Entonces, déjame hacer un par de cosas y luego me cuentas todo, ¿vale? -asintió -¿Jake, está?

-En su oficina, señor.

-Gracias.

Seguí mi camino, mientras recibía los buenos días del resto de personal, a los cuales correspondí como si nada estuviera mal. Apenas llegué a la oficina de papá, abrí la puerta.

Ahí estaba, con sus lentes sumergido en unos papeles que sostenía con sus manos.

-¿Puedes explicarme qué carajos significa esta farsa? -dejé el teléfono en su escritorio, mientras se reproducía el video.

Escuchó todo lo que se decia, las especulaciones y el resto. Levantó las cejas sorprendido y me devolvió el teléfono sin siquiera decir una sola palabra.

-¿Y bien?

-¿Qué quieres que te diga? Son chismes -se encogió de hombros.

-Ya sé que son chismes. ¿Pero cómo demonios saben todo eso?

-No lo sé, Jordan. Tengo una empresa muy grande, con muchos empleados, algunos de verdad buenos y otros que sólo fingen serlo. También tengo muchos enemigos y personas que me envidian.

-Eso no responde mi pregunta.

-La información se filtra. Es todo.

-¿Y no haces nada?

-Jordan, esto es el pan de cada día. A diario, hablan e inventan chismes de nuestra familia, mejor acostúmbrate -volvió a sus papeles.

-Bien. - me giré- Ahora pensaré mejor si aceptar o no su oferta.

Di un portazo a la puerta y salí de su oficina, dirigiendome al lugar de Corinne.

-Dígame, Señor Royal.

-Ahora puedes hablar.

-Muy bien, tiene sus citas hoy en la tarde para la vacante de secretaría -asentí - También debo mostrarle su oficina.

Hice un ademán indicándole que me guiará y así lo hizo, la seguí hasta el ascensor, donde bajamos dos pisos, mientras ella anotaba un par de cosas en un cuaderno.

-¿Algo más?

-Ah sí. ¿Quiere un desayuno? Debo pedirlo con anticipación, si así lo desea.

-Claro. ¿Qué hay en el menú? -ella rió.

-Es muy gracioso, señor Royal.

-No sé de que te ríes, en realidad -su sonrisa se borró.

-Ehm, bueno... No hay menú, usted pide lo que quiere y se lo preparan.

-Bueno, dile al chef que quieres el primer plato que se le venga a la mente.

-Pero, yo no...

-No, tu ordenarás eso por mí y yo ordenare lo que tú quieras -bajó sus lentes y se acercó peligrosamente a mí.

-¿Lo que quiera? -susurró cerca de mi rostro.

Sonreí, saqué mis lentes y me los coloqué. Luego coloqué mi mano sobre su rostro y con cuidado alejé su cara de la mía.

-Lo que quieras. Y anota como tarea especial, hacer un trabajo de investigación sobre lo que es el espacio personal, y enfócate en el área profesional, por favor.

Las puertas del ascensor se abrieron y apenas salí un grupo de trabajo me aplaudió al verme, todos me recibieron animados.

-Gracias, señores. No debieron molestarse, por favor, vuelvan a sus puestos.

Corinne, puso una mueca al verlos a todos y me pidió que la siguiera. Tres pasos al frente, gira a la izquierda y en la primera puerta a la izquierda.

Llevaba escrito: "Jordan Royal - Presidente Royal's Corp", en una placa sobre la madera oscura.

No lo negaría, eso me hizo levantar un poco los ánimos y aliviar las ganas de arrancarle la cabeza a los reporteros creadores de chismes.

Sonreí lleno de orgullo y abrí la puerta de lo que sería mi oficina. Dentro, me encontré paredes en tonos grises, negros y con un poco de azul oscuro, las repisas, mesas y estantes eran de un tono caoba, dándole una sensación más cálida. Algunas plantas estaban ubicadas estratégicamente en ciertos lugares, a un costado había un baño y al otro un gran ventanal con balcón, que tenía una perfecta vista a las calles de la avenida de Manhattan.

Era parecida un tanto a la de papá, sólo que más acogedora, no tan amplia y en definitiva, se notaba que estaba hecha para mí.

La puerta detrás de mí hizo un ruido avisandome que estaba cerrada, giré esperando encontrarme con Corinne y para mi buena suerte, había entendido lo del espacio personal.

Claro que eso no la salvaría del trabajo de investigación.

Usualmente mi estilo no era un jefe rudo, amargado o dictador, como papá. De hecho, mi estilo era más relajado, pero me gustaba mantener el profesionalismo y respeto.

No me creía más que nadie, pero eso no quería decir que mis empleados debían sobrepasar la confianza y olvidar el cargo que tenía.

Fuera de la oficina, incluso podía tomarme un trago con alguno de ellos, podría organizar una salida con ellos o incluso, podría compartir descanso con ellos. Pero habían límites y Corinne, debía respetarlos.

Me sentía como Jossy en una juguetería o como Jayden en el mundo de Barbie. Esto era genial.

Había algunos detalles menores que cambiaría con respecto a la organización, pero del resto, era perfecto.

Mantuve la sonrisa en mi rostro y me lancé a la silla giratoria y di un par de vueltas, probándola. Ojeé el escritorio y pase mis manos sobre el, asegurándome que estuviera ahí, que fuera real y sí, estaba pasando, cumplí gran parte de mi sueño.

-La oficina de Jordan Royal. ¿Quién lo diría, eh? -extendí los brazos y me permití disfrutar de éste momento.

Me levanté y me dirigí al baño, pensando en echarle una ojeada. Y la verdad, estaba muy lindo; decorado en tonos azules oscuros y claros, e incluso tenía ducha.

Observé mi reflejo en el espejo que había colgado en la pared. Detalle mi rostro y arreglé -aunque no fuera necesario- mi traje, pasándole las manos por encima. Suspiré después de arreglar mi corbata.

-Jordan, mira cuán lejos haz llegado, todo lo que haz logrado y lo que haz vencido, a pesar de las mil y un adversidades que sólo tú -me señalé -conoces. No te des por vencido, no ahora cuando estás tan cerca de cumplir tu sueño.

Sonreí al hombre del espejo.

-¡Vamos, muchacho! Tú puedes. Dentro de unos años, vendré aquí y podré decir: "Lo logramos, Jordan". Porque lo haremos, sólo debemos luchar hasta lograrlo, ¿vale? Vale.

Salí del baño y regresé a mi escritorio, pensé en qué debía hacer ahora, pues no es que tuviera realmente "trabajo" hasta ahora.

Como si estuviera contestando mi pregunta, el teléfono de mi escritorio sonó y lo descolgué al instante.

-Diga.

-Eh, señor Royal, ya han llegado alguna de las aspirantes al cargo, listas para la entrevista. ¿Las hago pasar con usted directamente o prefiere que haga yo las entrevistas?

-Primero que nada... ¿Quién habla?

-Soy Natalie, señor. La señorita Corinne me pidió avisarle cuando llegaran las entrevistadas.

-Vale Natalie, entonces haz pasar a la primera a mi oficina -sonreí amable, aunque ella no pudiera verlo.

-Por supuesto, señor.

Al cabo de unos pocos minutos, un par de toques resonaron en el lugar, alertándome que había llegado la primera entrevistada.

-Adelante -respondí.

La puerta se abrió, dejando ver a dos personas, una chica alta rubia, con una falda corta de cuero ceñida al cuerpo, tacones de infarto y una camisa con los primeros botones sueltos. Y la otra persona, un joven de cabello castaño, en pantalones y una polo de color gris.

-Buen día, señor -saludó el joven.

-Buen día -le siguió la rubia.

-Buenos días para ambos. Perdonen... ¿Quién es el entrevistado? -los señalé a ambos.

-Yo -aclaró la rubia.

-Entonces... no creo que tú seas Natalie. -señalé al chico y éste sonrió apenado.

-No, no señor. Natalie estaba algo atareada y como yo no estoy tan atareado como ella, me pidió acompañar a la señorita -señaló a la rubia.

-Entiendo - busqué en mi cajón un pequeño cuadernillo y tomé un lapicero de la mesa - Muchas gracias...

-Jeremy, señor.

-Jeremy -asentí y extendí mi mano, la cual tardó un poco en tomar -Un gusto, Jordan Royal.

-El gusto es mío, señor. Con permiso -dijo antes de retirarse.

Anoté un par de cosas en el cuadernillo y luego me volví a la rubia, que aún permanecía de pie.

-Por favor, tome asiento -le indiqué- Perdone, hacerle esperar.

-No se preocupe -hizo un ademán con la mano, restandole importancia -Entiendo, perfectamente.

Me entregó una carpeta con sus papeles y datos de antiguos trabajos, recomendaciones y demás cosas.

-Muy bien, Vanessa. Hábleme de usted - dije mientras ojeaba su currículum.

♤ • ♡ • ◇ • ♧

Y así pasé gran parte de la mañana, conversando con chicas que querían el puesto pero que ninguna -a pesar de tener muy buenos currículums- lograban brindarme ése ápice de confianza que me dijera a mí mismo: "Jordan, el puesto tiene que ser de ella".

La verdad, me sorprendía que sólo hubieran asistido chicas para ocupar el puesto.

¿Ningún hombre era secretario? Vamos que era algo estúpido y un tanto anticuado, que sólo la mayoría de secretarias fueran femeninas y no, no estaba mal, pero el ideal que tenía la sociedad sí estaba mal.

A diario veíamos cosas como: "Si eres mujer, no puedes ser constructora, es un trabajo de hombres", "Las mujeres no saben conducir autos", "Déjale el trabajo sucio y pesado a los hombres". Pero también habían otras como: "¿Cómo vas a ser manicurista?", "Sólo las mujeres pueden maquillar", "Si bailas y eres hombre, de seguro eres gay".

Y no, me cansaba esa mierda. Como lo había dicho antes, nada ni nadie nos define, sólo nosotros mismos tenemos el poder de hacerlo.

Nunca me preocupaba por atreverme a romper etiquetas, poco me importaba lo que dijeran los demás, los medios o todas las mierdas que inventarán, me tenían muy sin cuidado.

Respetaba a cualquier persona, conocida o desconocida, sin importar dónde estuviera o quién fuera. Todos merecíamos igualdad.

Salí de mi oficina y me dirigí a la cafetería, durante mi camino a ella, observé como todos se callaban y mantenían un silencio pulcro a medida que iba avanzando.

Eran como soldados o robots. O aún peor, soldados robots - robots soldados.

Ignore esa extraña situación y seguí mi camino a la cafetería de ése mismo piso. Mientras preparaba algo de café en una taza -la única que había encontrado en los estantes, milagrosamente- recordé la actitud de los empleados.

En serio, Jake los tenía traumados.

Y como si los hubiera invocado, aparecieron dos de ellos en el lugar. Me volví y para mi sorpresa, uno de ellos era Jeremy, que iba acompañado de una chica, con la que se susurraban regaños y así.

-Jeremy, dime por favor, que no es otra aspirante al cargo -pregunté de espaldas mientras revolvía mi café.

Éste no me respondió, al contrario empujó a la chica y esta dió un traspiés antes de quedar frente a mi.

-No señor, yo soy Natalie -levanté mis cejas sorprendido.

-¿Tú eres Natalie? -ella asintió algo nerviosa y yo le ofrecí mi mano- Mucho gusto, Natalie. Soy...

-Sí, es Jordan Royal, lo sé -rió nerviosa -Señor, si me permite hacerle una acotación...

-¿O corrección?

-Un poco de ambas.

-Adelante, te escuchó -di un sorbo al café.

-Eh, bueno... Para empezar, esta es la cafetería general, donde solemos venir el resto de empleados. Los jefes, es decir, usted -me señaló con sus palmas abiertas - tienen una cafetería personal, de aquél lado.

-¿Quiere decir que no puedo venir aquí?

-Por supuesto que puede, pero me refiero a que aquella oficina tiene las comodidades que usted requiere, hay snacks y sus tazas.

-Perdona, Natalie -dije interrumpiendola -¿Esta es la taza de alguien más?

-¡Ah! No, no, no señor. Esta es su taza de esta área, por si acaso -sonrió apenada.

-¿Y dónde están sus tazas?

-No tenemos, -dijo Jeremy- bebemos café en vasos desechables.

Asentí. Vale, eso me hizo sentir mal y quise soltar la taza con asco. Sin embargo, elegí hacer algo mejor.

-¿Dónde dices que están ésos vasos?

Ambos señalaron una de las gavetas y efectivamente, ahí estaban los vasos desechables con tapa. Tomé uno de ellos, vertí todo el contenido de la taza en el vaso plástico, lo tape y me lo empiné dándole un buen trago.

-Gracias Natalie, Gracias Jeremy -dije pasándoles a un costado.

-Señor -me volví al llamado de Natalie- también puedo preparar su café cuando lo necesite.

-Natalie, no te preocupes, puedo hacerlo yo. Tampoco es que mis manos estén hechas de oro -bromeé- Ve a seguir con tu trabajo, Jeremy me comentó que estás algo atareada, no pasa nada.

Di media vuelta y regresé por el mismo camino, y al igual que antes todos callaron mientras iba pasando, con sólo el sonido de las teclas. Negué mientras los observaba y me adelanté a mi oficina.

Tomé el teléfono de mi oficina y llamé a la de papá. La voz de Corinne me recibió del otro lado.

-Buen día, oficina del Ingeniero Jake Royal. ¿En qué puedo ayudarle?

-Corinne, quiero hablar con Jake.

-Déjeme pasarle la línea.

Al cabo de unos minutos, papá atendió.

-¿Qué pasa, Jordan? Estoy muy ocupado como para atender otra de tus crisis por culpa de chismes sin...

-Jake, quiero que solicites y anuncies una rueda de prensa. Pero antes que nada, quiero una reunión con todo el personal del edificio.

-¿Para qué quieres una rueda de prensa?

-Creo que ya es momento de que hable con unos cuantos reporteros.

-Intentaré organizar una para esta tarde o para mañana -asentí, aunque no pudiera verme- Y sobre la reunión del personal, no necesitas pedirme permiso.

-No lo estaba haciendo, sólo te notificaba que también debes estar ahí.

-Claro. ¿Puedo preguntar de qué se trata?

-Quiero anunciar mi puesto en la Royal's Corp y presentarme ante mis empleados.

-No tienes porque hacer eso -papá rió.

-Tienes razón, pero quiero hacerlo.

Se mantuvo en silencio por varios segundos, tanto que llegué a pensar que había colgado.

-Se supone que te presentaría en la fiesta de bienvenida que tu madre organiza.

-Lo sé... ¿Sabes qué? Olvídalo, lo haremos ése día. Adiós.

-Está bien, adiós.

Colgué el teléfono y observé el techo de mi oficina, pensando en qué haría. Tenía una situación y quería resolverla lo más pronto posible, pero mi inconveniente era que la fiesta de bienvenida, era la semana entrante.

Muy bien, tendría que desobedecer a Jake.

Me levanté de mi silla y luego me dirigí hasta el pasillo, que daba al resto de las oficinas compartidas que tenían mis empleados. Carraspeé mi garganta, pues ninguno se había percatado de mi presencia.

Algunos bromeaban, otros conversaban y el resto se ocupaba de su trabajo animados, mientras compartían con los demás. Era un ambiente de trabajo muy unido y familiar.

Pero, todos volvieron a sus puestos algo alarmados y guardaron silencio, apenas me notaron.

-Buenos tardes, equipo. -llamé su atención- Quiero que todos dejen lo que están haciendo en sus puestos y me presten atención por un momento, ya luego podrán seguir.

Los que se encontraban en las laptops, las cerraron acatando mis órdenes y el resto fijó su atención en mi.

-Muy bien. Primero que nada, quiero presentarme, aunque sé que la mayoría sabe quién soy, eso no significa que no deba hacerlo - me paseé de un lado a otro- Mi nombre es Jordan Royal, soy empresario y economista, recién graduado y seré el nuevo presidente de la compañía.

》-Mi meta durante mi estadía aquí no es otra que, crecer y ampliar mis conocimientos en el ámbito laboral y en el campo de trabajo. Espero que tanto yo, como ustedes, podamos enseñarnos mutuamente.

Algunos aplaudieron y con un ademán de mano, les pedí que cesarán.

-Me gustaría notificarles que: Primero, quiero que tengan en claro que no soy igual a Jake, a pesar de tener un cargo superior al de ustedes, no abuso de mi "poder"; todos somos humanos en este lugar y todos merecemos el mismo trato y respeto, no me consideren un jefe, considerenme su líder.

》-Segundo, algunas cosas cambiarán aquí y comenzaremos por eso -señalé la cafetería - Aún estoy planteándome si transformarla o mantenerla como una segunda cafetería, eso lo decidiremos en conjunto, más adelante. Algunos se preguntarán porqué, y es que... Señores, no soy Dios, no tengo porque tener ése tipo de lujos e igualmente no los quiero, y en dado caso de tenerlo, prefiero compartirlo con ustedes, mi equipo de trabajo.

》-Tercero, no tienen porqué tener miedo, ni callarse cada vez que me ven. Sé que hay muchos de ustedes que son eficientes y sus trabajos los finalizan con anticipación y rapidez, no me molesta en absoluto que compartan un tiempo juntos luego de finalizar -caminé alrededor de ellos - Vuelvo a repetir les, no soy Jake y tampoco soy Dios. No me molesta que hablen, bromeen y compartan conmigo, de hecho, todo lo contrario, me gusta tener su confianza, lo único que les pido es que no se desenfoquen y que mantengan el respeto. ¿Está bien?

Todos asintieron.

》- Cuarto, no son robots, no hagan eso, me asustan -los señalé y algunos de ellos soltaron carcajadas - Y para finalizar, les pido que por favor, no le notifiquen al resto del personal que he dado esta información. Se está planeando una fiesta debido a mi bienvenida, a la cuál están todos cordialmente invitados y en ella, se dará a conocer oficialmente mi puesto en la empresa. ¿Preguntas?

Todos observaron a su alrededor y nadie dijo nada, cuando pensaba despedir mi presentación, un rubio alto se colocó de pie y levantó su mano, hice un ademán con la mía y le indiqué que continuara.

-Buenas tardes, señor Royal. Quisiera proponer como dinámica, para que usted también pueda conocer de nosotros, que todos hagamos una breve presentación.

-Me parece una buena idea...

-Rick. Rick Price, soy...

Y así pasé, apróximamente, una hora escuchando los nombres, apellidos, profesiones y metas dentro del trabajo y la empresa, de cada uno de mis empleados.

Todos a simple vista, eran disciplinados, profesionales, respetuosos y amables. Es decir, tenían todas las características de lo que para mí, eran las bases de un equipo de trabajo.

Al finalizar las presentaciones, interactúe un poco con todos, algunas bromas y demás, inspirandoles confianza y seguridad. Hasta que antes de volver a mi oficina, tuve una gran idea.

-Eh, antes de irme, necesito que me acompañen Natalie y Jeremy -ambos se volvieron a verme- Los espero en mi oficina.

Mientras mis pasos resonaban en el pasillo de camino a mi oficina, a una prudente distancia escuchaba los de Jeremy y Natalie. También escuchaba algunos murmullos.

Me detuve frente a la puerta de mi oficina, la abrí y con un ademán, les invité a pasar. Dudaron, pero al final entraron y por último lo hice yo.

-Señores, quiero decirles que en serio, no tienen porque tener esa actitud conmigo. No les haré daño, tampoco quiero reprenderlos.

-Si no nos llamó, para reprendernos... ¿Entonces para qué? -Natalie parecía asustada.

-¿En serio Jake los traumó tanto? -apreté mis dientes.

-Sí, de hecho, lo hizo. -habló Jeremy- Debe entender que para nosotros es difícil adaptarnos y confiar en usted, pues todos entramos a éste lugar siendo tratados perfectamente, como cualquier empleado le gustaría ser tratado. Y mirenos aquí.

-Señor, la verdad es que, su padre nos exige, nos reprende, nos amenaza, nos da miedo, pero sobretodo, menosprecia el trabajo que hacemos a diario, nos explota laboralmente.

Natalie permaneció con la mirada al suelo, cada vez que decía una palabra.

-Pero... ¿Es que nadie sabe de todo esto?-ambos asintieron- ¡¿Y nadie hace nada?! -esta vez negaron.

Mierda, mierda, mierda.

Genial, ahora tenía una nueva cosa que arreglar que añadir a la lista. No sólo me necesitaba mi familia, también todas éstas personas.

Suspiré y asentí.

-Señores, no les prometeré nada, no les diré "Todo va a estar bien" o "Todo va a cambiar". En realidad, no soy de tantas promesas y palabras, prefiero demostrarles con hechos, que las cosas serán mejores para ustedes.

》-La razón por la que están aquí es la siguiente, debido a que ninguna de las candidatas al trabajo, terminó de convencerme por completo. Creo que la mejor idea es que ambos sean mis secretarios/asistentes.

-¿Qué? -escupió Jeremy de golpe.

-Ehm, eh... Pe-pero... Señor, tengo mucho trabajo a diario y...

-Lo sé. Es por eso que ambos, dejarán de estar bajo las órdenes de Jake y actuarán bajo las mías -ambos abrieron sus ojos como platos- Nada de trabajos para él, a menos que sea yo quién lo solicite. ¿Qué les parece?

-Pero, el resto de nuestros compañeros sí seguirán bajo sus órdenes -asentí con una mueca- No sé Nat, pero no puedo aceptarlo.

-Eso sólo será así hasta que se anuncie mi cargo como presidente de la empresa.

-¿Y eso será...?

-Dentro de dos semanas, aproximadamente.

-Bien. ¿Tú qué opinas, Nat? -Jeremy se volvió a ella y esta me observó a mí.

Detrás de los cristales en sus gafas, podía ver que en sus ojos había una mezcla de miedo y esperanza. Asentí, diciéndole que sí podía confiar, o que al menos, podía arriesgarse, finalmente sonrió.

-¿Por dónde empezamos? -sonreí.

-Me alegra que ambos hayan aceptado, los dos me inspiran confianza y me han agradado, por eso los he elegido y porque se complementan muy bien para este puesto.

-¿Yo? ¿Con Nat? ¿No se habrá equivocado o sí? -bromeó Jeremy y Natalie lo codeó.

-Espero que no. -reí - ¿Qué les parece si habilitó una de las oficinas que están a los lados, para ambos?

-¿Una oficina?

-Ehm, ¿prefieren por separado? Creí que querrían estar juntos...

-No, no, no. Así está perfecto -insistió Natalie- Es que, siempre teníamos un pequeño escritorio y una computadora. Y ahora tendremos nuestra propia oficina.

A veces me veía en los ojos de Natalie, pues la misma emoción que sentía por su trabajo, la tenía yo. En el momento en que supe de mi puesto, de mi oficina y no lo negaré, cuando estuve de pie frente a mi equipo y me presenté, una sensación de orgullo abarcó mi pecho.

-Entonces, supongo que hablaré con unos amigos decoradores, para que se encarguen de su oficina y de la cafetería. -ambos asintieron- Bien, eso sería todo, pueden retirarse.

Se colocaron de pie, mientras agradecían la oportunidad, se dirigieron a la puerta, pero Jeremy se detuvo.

-Señor -llamó- ¿Qué hacemos con los trabajos encomendados por el señor Royal?

-Terminenlos por hoy. Me encargaré de notificarle mi decisión y a partir de mañana, no tendrán que ocuparse de eso.

-Está bien, hasta luego.

-Hasta luego.

Tomé algunos apuntes de todos los pendientes que tenía, para recordarlos más tarde. Eché un vistazo por la ventana y noté que empezaba a oscurecer, revisé la hora en mi reloj y faltaba poco para las seis de la tarde.

Recogí y organicé mis cosas, dejé todo en impecable estado y salí de mi oficina. Durante mi salida, me despedí de todo aquél que viera pasar y ya dentro del ascensor, me dispuse a revisar mi teléfono, encontrándome con varios mensajes de los chicos.

Quienes estaban planeando vernos, dentro de unos treinta minutos. Eso, si todos estábamos disponibles.

Hasta ahora, parecían esperar por mi respuesta, ya que el resto estaba disponible. Texteé rápidamente el nombre de un bar cercano y que todos conocían, al instante sus respuestas afirmativas aparecieron en el chat.

Ya en el estacionamiento, subí a mi auto y lo puse en marcha, despidiéndome de mi primer día en la oficina. Me dirigí al lugar donde había citado a los chicos.

En el camino, recordé que aún debía echarle un vistazo al proyecto de los Reynolds, aunque después de lo sucedido en la mañana, ya no me apetecía. Y es que, no podíamos estar seguros que no habían sido ellos quiénes filtraron y calumniaron ése tipo de información.

Lo que me recordaba... ¡La rueda de Prensa! Jake nunca me notificó nada, sobre eso.

Revisé mi teléfono una vez más, tachandome de ciego y chiflado, creyendo que sí había respuesta de Jake, pero no, no era así.

De vuelta en casa le preguntaré por ello.

A lo lejos vi el lugar, lo reconocí por su típica fachada y paredes en madera oscura, con un gran cartel con luces LED con la palabra: "Bar".

Apenas entré al lugar, di un pequeño y corto vistazo, intentando ver a alguno de mis amigos, pero no fue así. Cuando pensaba en revisar mi móvil, lo que parecía ser un camarero se acercó a mi lugar.

-Jordan Royal -afirmó y le imité- Lo esperan en una mesa, sígame.

Seguí los pasos del chico con cabello azul eléctrico, quién no pasaba desapercibido. Sin embargo, el resto de los clientes, estaban demasiado ocupados en sus jarras de cervezas como para prestarle atención a él, o a mí.

Perfecto.

El chico señaló una mesa y apenas mis ojos se pasearon en ella, reconocieron al moreno, vestido con una camiseta gris y sumergido en su móvil, lo suficientemente ocupado como para notar mi llegada. Agradecí al chico y me aproximé hasta el lugar donde se encontraba mi mejor amigo.

Di un par de toques con mi puño en su mesa, logrando que este levantará sus ojos del teléfono para posarlos sobre mí y esbozar una gran sonrisa.

-¡Pero si no es otro más que el famosísimo Jordan Royal!

-¿Qué tal René?

-Hermano, ven aquí -extendió sus brazos y me dio un gran abrazo.

• • • • •

Holi, les dejó éste capítulito por acá. Espero lo disfruten, comenten y voten. Ya saben que hacer:

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