CAPITULO 82
-¿Estás segura que estarás bien?
-Sí, Vanessa, vete sin cuidado.
-Okey, llámame si necesitas algo.
-Claro.
Se dieron un beso en la mejilla y Vanessa se fue. En cuanto la perdí de vista en la calle me acerque a la casa. La puerta estaba abierta. Estúpida. Abrí y entre. La escuche llorando en su habitación. Subí lentamente y la mire con una foto de Alonso entre sus manos.
-¡Hola! Ximena...
Se levanto de golpe y me miro dejando la foto en su lugar.
-¿Z-Zoe?
-La misma ¿Cómo estás?
-¿Qué quieres?
-Okey, directamente... te quiero muerta-empezó a retroceder-. Es que simplemente no nos dejas ser felices... Alonso está conmigo, pero aun piensa en ti, eres un gran obstáculo...
-Por favor no nos hagas nada...
-¿Hag...? Cierto, estas embarazada. Entonces son dos obstáculos...
-Zoe, por favor...
-Shh, tranquila, no te haré nada-saque mi arma-.
-Ah...
-Shh, cállate... no empieces a llorar... eres fuerte, recuérdalo, recuerda como me tratabas, ¡como trapeabas el piso conmigo!-golpe su cara con el mango de la pistola-. ¡Ahora va la mía, maldita perra!
-¡No!
Me empujo y salió corriendo de la habitación. Corrí tras ella y la detuve poniéndola contra la columna de las escaleras.
-¡¿Por qué no puedes dejarnos en paz?!-grito-.
-Porque no... Todos ustedes me lastimaron... me trataron como mierda.
-Si tengo que... que humillarme para que me dejes en paz... lo haré pero... no toques a mis bebés.
-Ellos... son el principal problema, ¡Alonso no estaría contigo de no ser por ellos!-le di una bofetada-... Te metiste en medio de nosotros... eso no se hace.
-¡Ya déjame!
Empezó a empujarme tratando de hacerme a un lado pero su estomago no se lo permitía. La empujé con fuerza haciendo que el balconcito de la escalera crujiera y se partiera a la mitad. Ella cayó. Mire sus manos sosteniéndose con fuerza del piso de arriba.
-Zoe... por favor, ayúdame...
Me acerque y puse mi pie en su mano, ella gimió del dolor. Mire que en su dedo anular un anillo con una piedra hermosa. El coraje me inundo.
-Adiós.
Pise con fuerza haciendo que se soltara. La vi caer hasta llegar al suelo. Quedando boca arriba y fue cerrando sus ojos. Esos ojos con los que se atrevió a ver a mí Alonso.
-¡¡Ximena!!
La voz gruesa de Jos me saco de mis pensamientos.
-¿Zoe?
Me baje del segundo piso y salí corriendo por la puerta trasera. Jos no me siguió, le intereso más la perra esa. Que espero que este muerta.
**
Llegue al bendito motel y entre, agitada. Alan y Alonso me vieron. Alonso estaba atado como le pedí a Alan.
-Vaya, hasta que haces algo bien-deje la pistola en algún lugar al azar-, ¿adivina, mi amor?-pase mi mano por su nuca-.
-¿Qué?-su voz se oía entrecortada-.
-Ya no hay ningún impedimento entre tú y yo.
-¿Cómo?
-Estoy casi segura de que no la salvan.
-¡Eres una maldita!
Sus manos tomaron mi cuello y se fue al suelo conmigo. ¿Qué pasa? se supone que estaba atado.
-¡¡Te voy a matar!! ¡¿Cómo te atreviste a tocarla?! ¡Dijiste que no le harías daño!
Estaba por perder el conocimiento cuando aflojo su agarre y cayó a un lado de mí, sollozaba mientras yo tosía. Me levante y le di una patada en la cara.
-Idiota-mire a Alan-, ¡¡Atalo, hijo de puta!!
Alan se acerco, lo levanto y sentó en la silla.
-Vamos, Bro, cálmate. Ella estará bien...
Le susurro otra cosa que no logre oír y Alonso solo lo miro y asintió para dejarse amarrar sin protestar.
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