Yo no fui quien escribió está historia.

Fue Estella, mi Estrella más bella.

Comenzó las primeras líneas cuando me saludó en mi primer día de trabajo, la primera vez que enfrentaba al mundo como un adulto funcional.

Continuo escribiendo los siguientes párrafos cuando me ofrecia algún dulce a lo largo de la jornada.

El punto de conflicto llegó el día que la vi llorar en el roofgarden del edificio donde trabajábamos en la hora del descanso.

Tuve la necesidad de acercarme a consolarla. En un arranque de valentía que no me era usual me sente a su lado y sin preguntarle y sin decirme dejó caer su cabeza en mi hombro soltando lágrimas silenciosas. El momento duro apenas un segundo porque la hora de comida termino por lo que tuvimos que levantarnos a seguir laborando, pero antes de que volviéramos, le ofrecí un dulce tal como era su costumbre provocando que riera, llenado mi corazón.

El climax de esta historia sucedió cuando nos quedamos encerradas en el elevador, ella con su dulzura que la caracterizaba me brindo tranquilidad y yo sin poder contenerme la bese, en un arrebato de nervios y ansiedad.

Me aleje de inmediato llena de pánico, apenas y me atreví a alzar la mirada para encontrarme con un gesto de perplejidad en su rostro, ella se distanció aun mas de lo que yo estaba y así llegamos al desenlace. Estella, mi Estrella más brillante puso el punto final.

Nada volvió a ser igual después de ese evento, tras ser rescatadas, me dejó de hablar, el dulce diario que me ofrecia desapareció y en la primera oportunidad obtuvo un cambio a otra sucursal, y así como de rápido comenzó una historia que no fue nuestra así de rápido termino.

Mi Estella, mi Estrella más especial se volvió en una estrella fugaz