166. Nadría apunta bien alto
Al día siguiente, Muma continuaba encerrada en su habitación y Tunante navegaba por un mar de niebla y soledad. En cuanto a Nadría, pasaba al rato limpiando la barra con un trapo, pero era una tarea inútil porque llevaba restregando durante un buen rato y ya se encontraba bastante más que limpia.
El pelirrojo no dejaba de mirar a Butfais, que se encontraba sentado en una mesa escribiendo en un libro con una pluma. Letra pequeña, elegante, que llenaba página tras página tras página.
La indecisión se palpaba en Nadría, pues se moría de ganas de ir a hablar con el dholoriano para preguntarle sobre Mhala Shora, pero al mismo tiempo se sentía intimidado por las preguntas que pensaba realizar.
Quién sabe, puede que Butfais estallase en un grito de rabia y lo partiese por la mitad y eso sería bien fácil, pues bien se le podían ver los pectorales dejados al descubierto por la manera en que llevaba puesta la bata.
—Pero si no lo hago... ¡Nunca tendré la oportunidad de conocer a esa mujer tan hermosa! —dijo Nadría, y la perspectiva de no hacerlo se le antojaba horrenda, como comerse un plato de barro.
Se miró la medalla del Mérito Civil del Arco Iris que llevaba colgada en su túnica verde, era una de las distinciones más grandes que le podrían dar a un ciudadano normal y corriente. No era de menos, porque le había salvado la vida a la reina, aunque seguramente ahora los del Conejo Rosa le odiaban un poco bastante.
—Lo siento, Somat... pero hay una cosa más importante que la revolución... las mujeres hermosas, sobre todo las mujeres hermosas que no tendrían problemas en acostarse conmigo —dijo Nadría sonriendo bobamente y sin tener ni idea de que Somat había muerto y Micaela también o puede que esta solo hubiera perdido un brazo. La rata humana de Goedi continuaba tan bien como siempre, pues esa clase de persona siempre encuentra la manera de ir sobreviviendo.
Nadría asintió con la cabeza, súbitamente decidido: él era un héroe y los héroes pueden acostarse con las hermosas reinas. ¿Por qué Mhala Shora le iba a hacer ascos? Es más, hasta podría decirse que le estaba haciendo un favor a la futura emperatriz de los dholorianos al haberla elegida como envainadora de su pene. Nadría sacudió la cabeza, esa no era una bonita forma de decirlo.
Pero la idea era, más o menos, la misma, así que se acercó con pasos decididos a Butfais y, al llegar a su lado, abrió la boca para comenzar a bombardearlo con preguntas referentes a la hermosísima futura emperatriz de los dholorianos y actual lideresa de la Pústula Carmesí.
Pero Butfais habló antes y dijo:
—¿Quieres escuchar el cuento que acabo de escribir?
—No, claro que no —contestó Nadría.
—Ah, pero te lo voy a contar de todas formas.
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