364. Una mala idea

 La puerta blanca se cerró y Muma se quedó sola. Durante unos momentos, se quedó con la mirada fija en la puerta blanca, la cual comenzó a desvanecerse con lentitud hasta que por fin desapareció por completo.

La soledad se removió en sus tripas, ella se lamentó por haberse separado de su madre y los escasos instantes que había compartido. Apenas habían cruzado unas cortas palabras, cuando ya tuvieron que despedirse.

Aunque de nada servía lamentarse por aquel encuentro fugaz, guardaría la esperanza de que en el futuro la volvería a ver y se centraría en cuestiones más importantes de aquel presente inmediato.

Una duda se estremeció en su mente: ¿Y si el encuentro con su madre no había sido nada más que una ilusión creada por Zaltor? No sería raro teniendo en cuenta el carácter de aquel monstruo que pretendiera hacerla sufrir introduciendo en su cerebro más mentiras.

Apoyó la mano en aquella pared de madera que minutos antes había sido hogar de la puerta blanca. Creyó notar un calor que bien podía ser indicativo de que había estado allí. Muma se dijo que no dudaría, tomaría aquello como una evidencia de que todo lo que había vivido desde el Reino Palmera hasta ese mismo momento era la realidad.

—Y Zaltor está muerto, aunque... ¿Podría ser otro de sus trucos? —se preguntó y negó con la cabeza. Obsesionarse con aquellos detalles no serviría para nada. Le había clavado un machete en toda la cabeza, la verdad evidente es que había muerto y nunca jamás volvería a la vida. Eses eran sus pensamientos y esa era la verdad.

El murmullo del comedor se escuchaba animado, las conversaciones le llegaban rompiendo el silencio anterior. No le importaba el sentido de la conversación que se perdía en el mar de voces, de todas maneras le gustaba el regreso de aquella normalidad que evidenciaba su triunfo.

Con Zaltor muerto, ya no había cabida para más preocupaciones incesantes y por fin podría disfrutar de la vida. Se fijó en Nuna, ella continuaba bebiendo en soledad, sentada en el mismo lugar de la barra, ignorante de la batalla que había tenido lugar a escasos metros de ella.

Muma sonrió, ese momento lo había estado esperando desde hacía ya demasiado tiempo. De esta vez, se encontraba completamente segura de que nada ni nadie se interpondría en su camino y que por fin podría llegar hasta Nuna, por fin podría besar sus labios de nuevo y olvidarse en su abrazo de todas las miserias que le había caído sobre la cabeza.

¿Pero por qué de pronto pensaba que quizás no era la mejor idea? 

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