344. Has pasado la prueba, Muma

 Como Muma no era nada más que una cabeza y poco cuello, fue incapaz de parar aquel ataque lanzado por Zaltor. La energía le quemó la piel, carne e incluso los pensamientos. Durante unos instantes, lo único que hubo en el interior de su cabeza fue una luminosidad intensa como la muerte.

De pronto, se paró y de Muma solo quedaba una calavera pelada. Zaltor sonreía al tiempo que sus pies se posaban sobre la tierra y fue incapaz de contener una risa que pedeó de sus labios.

—Muma, ¡la noche ha caído sobre ti! —dijo y chasqueó los dedos, el sol se apagó y la luna apareció gorda, redonda, reluciente en una noche que se extendía sobre aquella ciudad de recuerdos —. Debiste haber sido una buena chica y arrodillarte frente a mí. A fin de cuentas, yo soy un dios ¿y tú qué eres?

Zaltor cogió la calavera humeante de Muma bastante convencido de que este había sido su definitivo fin Pero no creo que nadie esté pensando que de verdad ella la palmó, ¿no? A fin de cuentas, ¿no es Muma la protagonista de la historia?

—¡Estoy bastante cansada de ti! —rugió Muma, la voz que salió de la boca que ya no era nada más que filas de dientes sorprendió bastante a Zaltor. No sabía cómo podía continuar viva, pues aquel golpe había sido tan fuerte que debería de haberla dejado fuera de combate.

Un puño se estrelló en su mentón con tanta fuerza que la energía utilizada llegó hasta la luna provocando su explosión. Los cabellos del dios también estallaron, no literalmente, haciendo que cada uno fuera por su cuenta causándole un aspecto descuidado, desaliñado.

—¿¡Por qué no me dejas en paz de una vez?! —aulló Muma y el puño se estrelló en el estomagó del dios, detrás de él la ciudad también sufrió su ataque haciendo que los edificios estallaran en mi pedazos.

Zaltor descubrió que de la calavera de Muma salían hilos de color negro que formaban el sistemas nervioso de la humana. Intentó levantar los brazos, invocar el poder suficiente para reducir a aquella mera humana en cenizas. Pero sus miembros permanecía caídos, muertos, inútiles...

Aquellos dos golpes habían sido de una fuerza inusitada y apenas le quedaban fuerzas para mantenerse en pie. Había sido un idiota, gastando energía a lo loco y al final se había quedado agotado, ahora sentía miedo ante aquella estúpida mujer y no se podía creer que fuera a sufrir otra derrota a sus manos.

—¡Muma, has pasado la prueba! —gritó Zaltor y no le dejó tiempo a que la mujer hablase —. ¡Tenía que saber si eras lo suficientemente dura como para poder ir allí dónde está tus padres! Si no lo eres, acabarías muerta, pero ahora lo sé... ¡Lo sé de verdad!

Muma puso las manos en el lado izquierdo de su cuerpo y dobló las piernas, entre sus dedos comenzó a arremolinarse más y más energía negra que formaba una esfera.

—¿Qué haces? 

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