325. Pues no me acuerdo
El grupo se encontraba en la recepción del Hostal Forte y era un lugar agradable que tenía aquel tono claro de los días soleados, con el aroma de las plantas que se encontraba colocadas alegrando el ambiente con sus tonos azules, lilas, rosas...
—Yo no te vi en ningún sitio, no me acuerdo de ti —dijo Muma, se acordaría de una cara como aquella porque tenía una fea cicatriz que le cegaba un ojo. Aunque no era solo por ese detalle, sino que aquella mujer llamada Sabela era grande y fuerte, una de esa clase de personas que llamaba la atención sí o sí.
—Pues yo te he visto, pero no me acuerdo de en dónde... —dijo Sabela y hundió una de sus manos en su cabellera roja, intentando de esta manera reactivar los recuerdos de su mente.
Muma se encogió de hombros, poco o nada le importaba los recuerdos herniados de aquella pelirroja. Lo único que quería era techo y comida, descansar de toda la locura vivida y luego ponerse a pensar en cómo llegar hasta Nuna.
—Da lo mismo —dijo Muma haciendo un gesto con la mano —. Lo que importa ahora es que...
—Era como en una taberna y estabas con otra mujer, una rara porque tenía las orejas como de conejo —dijo Sabela y Muma frunció el ceño, no había estado con la Nuna medio coneja en ninguna parte más que en la isla de las brujas.
—¿En Alsi? ¿Nos viste allí? —preguntó y Sabela negó con la cabeza.
—No me suena ese sitio, pero no. Fue aquí, en el Páramo Verde —dijo la pelirroja.
—Te estás equivocando, eso no es... —Muma sintió el peso de la pulsera en su muñeca, una que podía viajar entre el espacio y el tiempo. Si eso era posible, ¿no quería decir que se había reencontrado con Nuna en el pasado? Si Sabela decía la verdad era más que cierto y sus esperanzas de encontrarla radicaban en que ella le dijera la fecha —. ¿Cuándo fue y dónde? —le preguntó con una gran seriedad.
—¿Cuándo y dónde...? Soy mala en estas cosas... —dijo Sabela e intentaba con todas sus fuerzas acordarse —. No lo sé.
Un gemido salió de la boca de Muma y pocas ganas tuvo de gritar, pero se contuvo la lengua maldita.
—Está bien, ¿puede que haya alguien que lo sepa? —preguntó y Sabela se rascó la mejilla. Después de unos segundos que se le hicieron eternos, ella asintió con la cabeza.
—Mi hermana Melinda sí, ella tiene muy buena memoria. Mira, podemos ir a hablar con ella ahora si quieres. Es que yo también tengo curiosidad. No os importa quedaros atendiendo, Xoan, Xoana —preguntó la madre y la chica chasqueó la lengua.
—Ahora también tengo curiosidad...
—No importa, nos quedamos, mamá. Tú vete a ver a la tía Melinda —dijo Xoan ganándose una mala mirada de su hermana gemela.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top