322. Breogán se ganó una bofetada

Agitó la muñeca llena de una rabia inmensa, por culpa de aquel maldito objeto había perdido su oportunidad de ser feliz con Nuna. ¡Y todo por culpa de ese imbécil de Breogán! Lo odió con todas sus almas: su cara de imbécil, su pelo plateado, su expresión de idiota... ¡Todo en él le repateaba el trasero de mala manera!

Se había ganado una bofetada.

—¡¿Por qué me tenía que haber arreglado esta absoluta mierda de cosa?! Simplemente, me podía haber dicho por donde salir... ¿Y ahora qué? —Su boca se contrajo en un gesto de lástima y ya tenía ganas de llorar, aunque las lágrimas no salían cohibidas por la presencia de aquellos tres espectadores, sobre todo Xoana quién tenía los ojos brillantes y parecía a punto de echarse a llorar también —. ¿Y con quién se ha casado?

—Conmigo —manifestó Butfais y aquello fue como si el mundo entero cayera sobre Muma.

—¡Helios bendito! —exclamó Xoana llevándose las manos a la cara impresionada por aquel giro de los acontecimientos y al lado estaba Xoan incómodo ante aquella situación. Se pellizcó el brazo, no fuera a ser que todo aquello lo estuviera soñando.

—¿Cómo qué...? ¿Tú y...? ¡No puede ser! ¡No quiero aceptarlo! ¡Devuélveme la canica ahora mismo! —exigió Muma y llevó la mano hacia delante.

—¿Estás cabreada? —preguntó Butfais.

—¡Puedes apostar tu gris trasero a que si!

—Pero si apenas la conocías —dijo el dholoriano y pocas ganas le faltaron a Muma para darle un buen bofetón en toda la cara, pero tenía la apariencia de ser dura y hasta creía que una vez lo había intentado, con resultados un tanto dolorosos.

—¡¿Cómo que no la conocía?! —bufó Muma.

—Oh, ¿la conocías bien? ¿Estamos hablando de Junco, no? —preguntó Butfais y Muma frunció el ceño, ¿aquel no era el nombre de la mujer verde?

—¡No, dije Nuna, no Junco, animal! —chilló Muma.

—Oh, entonces no me casé con ella. Ella debería de seguir con Tunante, ¿sabes que nos encontramos con su verdadero dueño? Se llama Radna, qué aventuras vivimos juntos... Hubo una vez que atraparon a Nuna y la enviaron a los Campos de Reeducación de Uno, no obstante logramos salvarla antes de que le lavasen el cerebro —declaró Butfais y Muma se sintió triste.

La razón es que ellos habían vivido correrías juntos mientras que ella lo único que hizo fue matar a Dios. Sí, era algo impresionante, pero al mismo tiempo no podía contárselo a nadie porque ¿quién la iba a creer?

—Entonces no se casó, ¿no? —preguntó Muma y Butfais negó con la cabeza —. ¿Y cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos?

—Unos dos o tres años más o menos —contestó el dholoriano.

Muma ardía de ganas por saber si Nuna la echaba de menos, sin embargo el temor de una respuesta negativa volaba sobre su mente. Tres años eran bastante, más tiempo del que habían pasado juntas, lo más posible es que Nuna apenas se acordase de ella. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top