273. Cara de huevo
A Muma le pareció bastante estúpido lo que le acabó de contar Huesos sobre su hermano, pensamientos cortados por el súbito lloro de un bebe de cara rojo y su madre se inclinaba sobre el carrito intentando calmar la lágrima viva, los gritos de ojos cerrados y boca abierta sin dientes. No se acordaba de su familia, Muma sintió una morriña sin dirección, apenas guardaba nada sobre su vida en la tierra. ¿A dónde se habían ido los recuerdos? No sentía pánico, sino el conformismo de una tristeza que dejaría poso.
—¿Por qué te dejaste de hablar con él? Solo dejó el trabajo para cuidar a su hijo —preguntó Muma, con el deseo de no pensar más sobre el pasado y poner los pies sobre las desiguales losas de aquella calle soleada de pequeñas casas son sombreros de naturaleza, apoyando el trasero sobre el coche blanco y conversando con aquel esqueleto.
—Una hija, tuvo una hija creo recordar. El trabajo era lo más importante para mí. Vamos, lo que le daba sentido a mi vida y después de eso... ¿Quién era y? En fin, que lo sentí como una gran traición que dejara a los Hijos del Sol y rompí toda relación con él —explicó Huesos y Muma sí que notaba tristeza en la voz, pensó que no era para menos.
Elegir romper vínculos por algo tan mezquino como aquello daba que pensar sobre la persona que eras y sobre todas las vivencias perdidas, sobre la posibilidad de continuar siendo un tío, un hermano, un cuñado.
—No creo que me caiga demasiado bien ese Huesos del pasado —dijo Muma y apartó la mirada de la calavera para volver a fijarse en la calle que bajaba, ancha y vacía de vehículos, su mirada corrió hasta llegar de nuevo al mar en donde había una playa que le sonría con amplitud. Aunque en aquellos momentos no se encontraba con demasiadas ganas de sonreír ni de sentirse bien.
—¿Y qué te parece el nuevo Huesos? ¿Te caigo bien? Me basta con que no me odies demasiado, sé que te fastidié con eso de querer matarte y de separarte de tu novia. Pero te pido perdón de nuevo, que todo lo que hice fue bastante malo, así que sí quieres que haga algo por ti no dudes en pedírmelo —habló rápido el esqueleto, quizás llenando de palabras su conversación para ocultar aquella primera pregunta. Era bien posible que hubiera en sus huesos miedos a una respuesta negativa.
No hubo contestación, justo en ese momento Rakno y Sinno salieron de El flamenco rosa. El segundo sonreía, lo cual no era ninguna novedad, y la primera no, gesto adusto y sobrio en el rostro e inclinaba la cabeza hacia delante hacía que las sombras cayeran sobre su mirada.
—Matto quiere hablar con vosotros, pero por el momento parece que está abierto a la idea de que os quedéis con él una temporada —dijo, Muma pensó que tenía cara de huevo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top