268. La violencia no es la solución

 A Muma no le gustó nada eso de ser castigada porque recordaba la última vez que lo intentaron con ella: le habían puesto una soga al cuello y estuvo a minutos de acabar colgada.

—¿Cómo que castigada? ¡Pero si lo hice para salvar la muñeca de la mocosa esa! —gritó Muma, dando un furioso pisotón al suelo.

—Atacando a otro niño, vamos... Si eso te parece algo normal, pues como que necesitas un buen castigo. Tanto tú como el no muerto —dijo secamente Rakno, mirando con sus ojos fieros al esqueleto cuya cabeza estaba siendo conectada a su cuerpo gracias a la niña, que encasquetaba la calavera entre los hombros de Huesos.

—¿Eeehhh? ¿Yo también? ¿Por qué? Yo no tengo la culpa de haber sido utilizado como arma, la violencia nunca fue una de mis intenciones —soltó el esqueleto.

—Tienes una espada, no están permitidas las armas en la isla —contestó Rakno, esgrimiendo una sonrisa siniestra que provocó un gemido lastimero del esqueleto.

—¡Vamos, vamos! Hablamos de castigo, pero en realidad no es tan malo —comenzó a decir Sinno, intentando calmar los malos ánimos de Muma y Huesos con una sonrisa conciliadora —. Simplemente, queremos que comprendáis que la violencia no es la solución de ningún problema.

—¡Tonterías! ¿Cómo voy a matar a Zaltor sin usar la violencia? —aulló Huesos, Rakno y Sinno se lanzaron una mirada de preocupación.

—Quizás lo mejor sea que nos des esa espada, pues tal y como dijimos no están permitidas las armas en esta isla. En cuanto te vayas de aquí, te la devolveremos —dijo Sinno y se ganó un crujido de molestia por parte de Huesos.

—Vamos, dale la estúpida espada. Además, si quieres ser un héroe no puedes matarlos como si nada, ¿no? —preguntó Muma, lo cierto es que ella también se sentiría a salvo cuando el esqueleto se quedara sin arma, pues todavía no había olvidado como el cretino quiso matarla en un pasado demasiado cercano.

—Está bien... por el momento está bien... —dijo Huesos, dándole el arma enfundada a Sinno, quien nada más tenerla en las manos se volvió en dirección a Muma.

—También queremos tu libro, no sabemos si en él puede haber hechizos prohibidos —dijo Sinno y esto ya no le causó tanta gracia a Muma, aunque era bien cierto que le causaba asco sujetarlo por el toque a carne que tenía, aquel objeto era la única manera que tenía de viajar rápidamente a través del archipiélago.

—No son hechizos malos... —dijo sin demasiada convicción.

—Vamos, que cuanto más rápido pasemos el mal trago, antes estaremos buscando al capullo de Zaltor, ¿no es así? —preguntó Huesos y se ganó una mirada airada de Muma, pero ciertamente comprendía que no le quedaba otra que separarse del libro del corazón y confiar en que todo saliera bien. 

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