253. Los malos recuerdos
La furia conducía a Muma cuando se acercó con paso fiero al esqueleto y con un movimiento tan rápido como el estallido de un látigo le cruzó la cara de una bofetada. La cabeza de Lorenzo giró sobre misma unas cuantas veces antes de quedar mirando hacia atrás, por lo que tuvo que utilizar las manos para ponerla en el lugar adecuado.
—¡No sabía que mi cuello pudiera hacer eso! Es genial ser un esqueleto. Aunque puede que tenga algún inconveniente... ¡De todas formas ahora creo que la muerte sería algo demasiado bueno para ti, mujer bruja! ¡Así que usaré esto para vengarme por la afrenta que recién me has provocado! —gritó Lorenzo y levantó al cielo un libro de un color rosado en cuya portada no había letras, sino un corazón latiente.
A Muma le dio asco, pero mucho asco.
—¿Pero se puede saber qué es eso? —preguntó y retrocedió, aquel libro tenía apariencia carnosa y podía notar en la boca el fuerte sabor de carne madura.
—¿Esto? Lo saqué del castillo del Rey Nigromante ese... Y sabes, eso —dijo Lorenzo y señaló las tenebrosas ruinas que se alzaban sobre el verde cual buitre a la espera de devorar carroña.
—¿Y qué andabas haciendo ahí dentro? —preguntó Muma, aunque ella no tenía muchas ganas de charlar con el huesos, sino de pegarle otra buena bofetada. Pero la mano todavía le dolía porque el hueso era bien duro.
—¡Quería encontrarme con el Rey Nigromante Arévalo para usarlo en contra de las brujas de la isla! Pero resulta que ya estaba muerto, creo que el muy idiota se suicidó destruyendo su propia filacteria... ¡Pero qué cretino, con todo el mal que todavía podía haber causado en el mundo! ¡Si yo fuera él...! Si yo fuera él... seguramente haría lo mismo porque sería él y no yo —explicó Lorenzo y Muma pensó que debía de ser un tipo bastante estúpido, lo cual era comprensible porque los esqueletos no suelen tener cerebro.
—Y supongo que decidiste robarle el libro ese... Vergüenza debería de darte, ir robándole a los muertos —dijo Muma y negó con la cabeza de un lado al otro. A pesar de que ella misma había robado a Tunante y la poderosa reliquia conocida como la Corona de las Margaritas. Aunque para ser justos con ella, Muma no pretendía causar un genocidio universal.
—Oye, bruja... no me vengas con esas que la liamos. ¡Soy el malo! ¿Por qué no iba a robarle al Rey Nigromante? Y ahora déjame que te explique cual es mi plan para destruirte. Usaré un hechizo de los que aquí están escritos, uno que recién lo descubrí ayer: ¡Rememorar la peor memoria de tu vida! —chilló el esqueleto y comenzó a reírse alocadamente.
—No me parece para tanto... —comentó Muma.
—¿Tú sabes la cantidad de energía que se necesita para los demás hechizos? Es básicamente de los pocos que puedo usar, pero ya verás tú... ¡Ya verás tú lo mal que lo vas a pasar! —chilló Lorenzo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top