MultiTails
—¡Sonic! ¡Deja de arruinar mis planos!
Tails sabía que no había ningún defecto, su nuevo invento fue hecho para ser perfecto, así que nada podía salir mal.
Nada excepto que Sonic derramó jugo exactamente sobre la parte más importante que Tails aún no terminaba de componer.
—No es mi culpa. —El erizo usó al menor para apoyarse y continuó—: Te dije que quitaras eso de ahí.
—¡Es mi taller! Ni siquiera deberías estar aquí. Cada vez que me visitas, terminas estropeando algo.
—No, no, no, eres tú el que no acepta que no todo lo que haces sale bien.
Fue esa discusión en la mañana la que el zorro recordó cuando el "hemisferio electromagnético fortificador de villas" no funcionó. Como siempre, esperó algo más y le dieron muy poco, parecía que se burlaban de él. Nadie aquí apreciaba lo que hacía, nadie era capaz de entenderlo.
—No era óptimo, zorro, lo atravesé. Nunca detendrás al mejor.
Eggman sabía de qué hablaba, el abucheo de todos hacia él lo confirmó. ¿Y devolverle un premio solo por redimirse? ¿Por algo tan tonto y no porque en serio lo mereciera? Era absurdo, necesitaba a alguien que pensara como él. Si hubiera razonado desde dos aspectos distintos, habría notado que Robotnik vendría por el suelo.
Luego estaba Sonic y su "solo es un chico", aunque, por primera vez en su vida, tenía razón: Tails solo era un chico, pero, si fueran más...
—¡Cinco Tails! Solo cinco —murmuró para sí mismo antes de ingresar a su propio invento—. ¿Debería probarlo antes? Mmm, no. Lo hice yo, y esta vez será completamente óptimo.
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Sonic no se equivocaba, eso se decía todas las mañanas antes de ir a arruinar algo de su pareja, así que nada de lo que ocurrió fue culpa suya.
Lo normal —seis veces a la semana— era que Tails no quisiera verlo luego de una falla en sus artefactos. A Sonic no le importaba, siempre lo visitaba para dormir y el zorro no lo echaba de su casa. Casi como una rutina, el cobalto prometía no volver a hacerlo y el vulpino creía en sus palabras.
Sin embargo, cuando llegaba muy lejos —hoy específicamente—, Tails en verdad no quería su presencia ni respirar su mismo aire; por lo tanto, lo mejor era no incitarlo a enfadarse aún más o terminaría en algún lugar del océano Pacífico y con Tails pasándose al bando de Eggman.
Así que solo había que esperar a que se le pase el enojo. Mientras tanto, Sonic pensaría en las maravillosas cosas que haría cuando Tails por fin le permita dormir con él.
Las cosas que le haría.
—¡Sonic! —llamó el zorro de sus sueños.
—Qué lindo —pensó.
—¡Mira mi nuevo invento!
Tails levantó de todo menos algo digno de él. Debía ser una broma, el menor no iría a visitarlo solo para mostrarle esa basura. Mejor aún, no se veía molesto y no lo reprochó por lo que pasó esa mañana, lo más probable es que ya estuviera perdonado por algo de lo no fue para nada responsable.
—Tails, eso no es un invento, son solo tapas adheridas a una envoltura —opinó. El zorro se mostró sorprendido y decepcionado—. Estás un poco raro, cielo, creo que deberías comer... Arrodíllate.
—¿Para qué?
Tails debía saber para qué, lo había hecho cientos de veces: el 90 % tuvo una "continuación" y siempre se dio en la casa del vulpino, mientras que el 10 % quedó en "pendiente", pero hasta ahora Prower no se pronunciaba al respecto.
Sonic esperaba que esta ocasión sumara al 90 %.
—Sabes la respuesta. —Intentó sugerentemente. Tails parpadeó y permaneció inmóvil—. Tu boca en...
—Prefiero una hamburguesa —interrumpió el menor.
—Bien, te traeré una, espérame aquí —ordenó señalando el lugar donde se encontraba su pareja, el cual no reaccionó más que con el movimiento delicado de sus colas. Ah, claro, Tails era listo, no hacía falta darle tantos detalles.
Sonic se dirigió a la villa de inmediato, cualquier acción precoital sumaba o restaba puntos: si hacía todo bien, podría esperar que Tails le regalara dos rondas como mínimo.
Estaba a punto de llegar a la fila cuando retrocedió rápidamente al notar que su pareja ya estaba disfrutando de su hamburguesa, ¿cómo le ganó?
—¿Tails? ¿Cómo llegaste aquí tan rápido? —cuestionó anonadado. Recibió una respuesta vaga para alguien tan sofisticado, pero no le tomó importancia. Sonrió—. Bien, ya que tragas, te veré en mi choza... ¡¿Tails?!
Esta vez fue más alarmante. Tails ya estaba en su choza y no había indicios de que no hubiera sido así desde un inicio.
¿Se estaba volviendo lento? ¿La vejez? ¿Tails podía teletransportarse? ¿Estaba en un mundo donde Tails lo estaba volviendo loco?
Loco por él ya estaba, ¿había llegado demasiado lejos?
—Tails, ¿quieres que hablemos sobre lo que pasó esta mañana?
Conversar sobre el tema era peligroso, Sonic lo sabía, pero esa era una forma hábil de conocer si Tails realmente estaba bien: si el menor respondía agresivamente y con ganas de castrarlo, todo se encontraba en orden; si, por el contrario, el zorro no veía problema, algo estaba pasando.
Prower no respondió, daba quejidos por cada intento de librarse del enredo en el que se encontraba.
Sonic no entendió nada y creyó que el menor trataba de comunicarle algo en otro idioma.
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Generalmente, el erizo podía descifrar lo que Tails pensaba con solo ver sus gestos, que se hiciera el idiota era diferente: ver a su pareja desesperado es tan divertido. Empero, ver su carita sin emociones era extraño, Sonic comenzó a desear que le dijera que estaba enojado, que no dormiría con él esta noche y que no tendrían hijos hasta su próxima vida.
—¡Tails¡ ¡Mira!
Sonic derramó café sobre unos planos antiguos del zorro, el cual siguió sin fruncir el ceño o golpearlo por el atrevimiento.
—Tails, ¡por favor, dime algo! —El cobalto sacudió al menor repetidas veces. Tails cambió su expresión serena a una que Sonic bien conocía—. Se viene un reclamo, un grito. —Sonrió por lograr que la futura madre de sus veinte hijos al fin diera respuesta a sus osadías.
Tails ignorando sus pensamientos y su vida, solo miró a otro lado y posó una de sus colas sobre su boca antes de bostezar, inmediatamente después giró hacia Sonic y puso la misma expresión de hace dos horas.
El erizo sintió su estado de ánimo derrumbarse, hasta que se le ocurrió algo.
—Este es un nuevo método de tortura, ¿eh? ¿Quieres que haga de todo para hacerte sonreír o enojar o llorar? Muy bien, soy capaz de hacer todo eso en un instante.
El Tails a su delante permaneció quieto. Sonic pasó su mano por la espalda del menor hasta llegar a sus colas, tiró de una fuertemente, esperando una respuesta fisiológica inevitable.
No funcionó.
El mayor decidió rendirse en medio de lloriqueos, el zorro nunca había podido vencerlo de esa forma y la idea de que estuviera perdiendo el toque era aterradora.
Sonic cargó a Tails, que más parecía un maniquí, y lo recostó sobre su sofá-cama.
—Escucha, mi vida, has actuado muy... raro, tienes que descansar, no puedo creer que me hayas...
—Tienes que dormir... —Amy había ingresado a la casa de Tails, pero no solo entró como si fuera la dueña, sino que trajo a alguien más consigo.
—¡Deja de preguntar "por qué"! –Sticks corrió también adentro, seguida de una copia perfecta de su zorro, ambas miraron al que se encontraba junto a Sonic. La tejona saltó ante la impresión de estar rodeada de su nueva pesadilla.
—Simón debe estar por aquí en algún lado... Oh, ¡hola, Tails! ¡Hola, Tails! ¡Hola, Tails!
Ni siquiera Sonic habría sido capaz de llegar a ese nivel asombroso de imbecilidad: Tails se lo había comentado una vez.
—Knuckles, ¿percibes algo extraño? —le preguntó Amy. El equidna tuvo la gracia de meditar unos segundos.
—Mmm, empiezo a creer que hay más de un solo Tails.
Todos los zorros se asombraron por el descubrimiento.
Guiar a los vulpinos fue sencillo, Sonic los llevó al taller de Tails porque fue ahí donde lo vio ingresar luego del desastre de su invento en la villa.
—Tails debió usar esto para dividirse —observó, pero ¿por qué el menor haría eso? ¿Ya era su cumpleaños?
Ah, quería un verdadero compañero.
—El chico es un genio, espero conocerlo algún día —deseó una de las copias, poseía la misma esperanza que Sonic tuvo cuando Tails le dijo que tenía algo que quería mostrarle a solas.
—Claro que lo es, no te enamores de él —advirtió el erizo.
—Si cada uno tiene un quinto de su capacidad mental, es entendible tanta estupidez —comentó Sticks. Sonic no contraatacó porque todavía trataba de asimilar tantas colas juntas. Knuckles preparó su idea científica:
—Se ven muy listos para mí.
—Hay que juntarlos si queremos de vuelta a mi Tails. –Se dirigió Sonic a Amy. La eriza logró llamar la atención de los Prower, pero hubo un problema a la hora de razonar sobre si meter a los Tails en una máquina que parecía solo multiplicarlos era buena idea.
Todos notaron lo perdidos que estaban cuando quince Tails salieron a conocer el mundo.
El erizo recordó a los cinco Tails del comienzo y comenzó a extrañarlos. Peor aún, extrañaba solo a un Tails, su Tails, nadie era capaz de ocupar su interesante lugar.
Todos hacían travesuras, eran como los personajes de un cuento que le narró Tails donde muchos diablos pequeños fueron a atacar un pueblo en busca de qué comer.
A Sonic no le molestaría que lo que fueran a comer sea parte de él, pero todos se veían más interesados en el exterior.
Vio a unos cuantos jugando con Tornado. Si Tails estuviera aquí —el único—, ya les habría dado una putiza y declarado la guerra civil, ¿qué tan descuidados podían ser?
Tampoco se perdió como uno quedó en la posición perfecta para comenzar con el proceso de reproducción. El verdadero Tails evitaba colocarse en cuatro para evitar la mirada embobada de Sonic detrás de él, pero a esta copia no le importaba.
Eso le dio una idea, pero, primero, había que reunir a todos los Tails.
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Faltaban cinco. Los había contado, en un inicio pensó en juntar las colas y luego dividir el resultado entre dos, pero fue más sencillo —gracias, Amy— ponerlos en filas.
Convenientemente, los Tails no se perdieron en un lugar desconocido, los cinco que no estaban en el taller fueron volando como una bandada hacia la fortaleza de Eggman, el cual llegó dando la noticia de lo fastidioso que era tenerlos.
—Hola, lerdos, ¡mi casa está infestada de zorritontos! Soy un supervillano, no un servicio de niñera.
El erizo tomó nota mental sobre que, si Tails se animaba a parecer una bonita taza, ya tenían a quien cuidara de sus vástagos.
También esperaba recordar la necesidad secreta de pudín en la vida de Tails.
Fuera de bromas, Sonic llegó a la conclusión de que "ser padre" sonaba lindo porque implicaba picar a la florcita, pero no en el ámbito de crianza y paciencia, donde todavía era un novato. Tails solía decir que era él quien solía recordarle cumplir con necesidades fisiológicas como comer y dormir, pero se enojaba cuando Sonic añadía "mantener a la Soniconda feliz", el punto es que no puede cuidar de sí mismo, por simple holgazanería, y empezaba a comprender que al zorro tampoco le gustaría mantener con vida a un ser semejante a él.
Sonic pensó que intentar sacar información de los vulpinos, aprovechando su completa inocencia y falta de vergüenza, ayudaría a mejorar su relación con Tails, puesto que a veces no sabía cómo hacerlo feliz, incluso si Tails decía que verlo ya lo hacía sentirse bien, Sonic no sabía si debía estar seguro de eso.
—Tails es mucho para mí —soltó de la nada. Amy miró en su dirección al oírlo y Sonic observó a todos los Prower que tenían delante—. Literalmente.
—Debemos traer a los otros, no queremos que causen más desastres.
Ah, pero traer a los faltantes no le daría tiempo de conversar con los quince.
Soluciones fáciles a un problema no complicado, Sonic conocía que, a pesar de que no se trataba del único y original, las colas tenían un punto que, dependiendo de la forma en la que las tocas, podía ser erógeno o desagradable.
Como todo un experto manoseando a Tails —quien casi siempre tuvo que indicarle dónde tocar—, jalar la cola de uno llevó a que este se apoyara en otro, que se encontraba desprevenido y también agarró una cola, el más lejano de ellos se erizó y empezó una revuelta.
Sonic no tenía idea de qué estaba haciendo cuando arrancó una palanca y presionó botones al azar, pero esperaba que pudiera atrasar todo. Sin miedo a arruinar el proyecto, porque estaba (casi) seguro de que Eggman podría arreglarlo sin titubear, golpeó un par de veces antes de regresar al lado de sus compañeros para ayudar a separar los zorros.
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—Bueno, Eggman, esto queda en tus manos.
Fue lo que dijo antes de recibir una patada en la cabeza.
Sonic se incorporó y notó que todos lo veían de forma reprochadora. El erizo había sido el primero en ofrecerse para cuidar a todos los zorros, pero Amy insistió en que estarían mejor con ella, Sticks se alejó al declarar que con ella no cuenten y Knuckles afirmó que podría enseñarles "trucos".
—¡Es mi pareja!
—¡Ellos no lo saben! —interrumpió Rose.
—Sigue siendo Tails y yo sé cómo manejarlo —sostuvo el cobalto—. Es mío.
Eggman carraspeó para llamar la atención de los presentes y ofreció que Sonic se quedara con los Tails, que Knuckles fuera a buscar con qué entretenerse y Sticks jugara con su sombra: no quería a dieciocho estorbos mientras arreglaba el invento del vulpino.
En conclusión, Amy era la única persona sensata a la que Robotnik quería en ese momento.
—¡Claro! —exclamó la eriza, incluso se ofreció voluntariamente a llevarlos a la salida, pero demoró más de lo que deseó, puesto que Sonic le pidió que lo ayudara a guiar a todos los zorros a la casa de Tails, es decir, su propia casa.
Todos siguieron a Amy como si fueran unos patitos, Sonic empezó a creer que, en verdad, deberían quedarse con ella y él podría tomarse el resto del día libre. Su meditación se vio interrumpida cuando uno de los Tails lo tomó de la mano y optó por arrimarse a él.
Sonic miró detrás de él, por encima de las orejas del zorro, para saber si alguien más había visto eso. Eggman levantó el dedo índice como si fuera a decir algo, pero giró hacia el invento de Tails de inmediato y juntó fuertemente los labios.
—Okey, vamos —indicó, el menor dio una pequeña sonrisa y empezó el recorrido sin quitarle la mirada.
Sonic concluyó que, al ser un clon de Tails, tenía sus mismos gustos; además, se consideraba físicamente atractivo, por lo que era "normal" que alguien se lo quedara mirando.
Al llegar a la vivienda, Sonic lo dejó cerca de un sofá y cerró la puerta; escuchó a Amy gritar que tal vez no demoren en la reconstrucción de la máquina, así que no debía intentar nada que llevara mucho tiempo o lastimara a los menores.
Sonic fingió escuchar y dio su aprobación.
Los zorros se dirigieron a distintos rincones. El erizo escuchó algo quebrarse y decidió que debía poner orden.
—Muy bien, habrán reglas: número uno...
—¡Esta cosa es mágica! — Un clon tenía la llave inglesa que Sonic perdió para hacer que su pareja no cancelara una noche de películas solo por mimar a Tornado. El cobalto se acercó para arrebatarle la herramienta, pero el Tails de antes lo abrazó por detrás y estuvo a punto de hacerlo caer, esa distracción la aprovechó el Prower que tenía a su delante para correr hacia otro lado con el objeto.
Sonic se apartó del vulpino con dificultad y corrió hacia el que tenía la herramienta. Su rapidez tuvo que asustarlo, ya que el menor arrojó el objeto hacia su dirección y se agachó para abrazar sus colas en un intento de protegerse. El erizo esquivó la llave, pero esta dio en la cabeza de uno de los catorce zorros detrás de él.
El ojiverde volteó al oír el quejido de la víctima, mas todos permanecieron en silencio y quietos. Luego de unos segundos, el afectado no soportó más y palpó cerca de su flequillo, empezó a sollozar, bajando las orejas y cubriendo su rostro con ambas manos.
Sonic volvió a sentir un abrazo y suspiró con pesadez.
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—Bien, ah... ¿Qué les gusta?
Los zorros estaban sentados en círculo sobre una alfombra en el suelo, Sonic entre ellos, y el Prower que no paraba de acosarlo todavía lo tenía agarrado del brazo.
Uno de los vulpinos levantó la mano, pero, cuando Sonic le dio el pase, no dijo nada, solo permaneció sonriente. El erizo reiteró su pregunta. El zorro de antes murmuró algo que llamó la atención de los Tails que tenía al lado, aunque el cobalto no pudo escucharlo y no podía inclinarse porque todavía tenía a un menor aferrado a él.
—Sonic —dijo el que tenía a la izquierda. El que tenía a la derecha preguntó quién era Sonic y la misma duda se extendió por todos los vulpinos.
—Yo soy Sonic —aclaró el cobalto cuando el menor de su izquierda dejó libre su brazo, pero intentó subirse a su regazo. El erizo lo empujó hacia su sitio y miró a los demás, que se sorprendieron ante lo que hizo—. ¿Qué?
Ninguno le respondió, solo negaron con la cabeza y empezaron a conversar entre ellos.
Sonic miró a su lado y notó que el zorro que no paraba de abrazarlo tenía los brazos cruzados y se había acomodado mirando hacia el lado opuesto.
El mayor solo había tenido "contacto" con este, por lo que se sintió ligeramente mal cuando lo vio de ese modo. Recordó la ocasión en la que Tails hizo lo mismo, ese día Sonic no quiso dormir con él porque, aparentemente, las carreras eran más importantes que Prower; sin embargo, cuando el erizo volvió muy tarde por la madrugada, Tails no paró de ignorarlo, se apartó de él cuando intentó abrazarlo y no lo despertó temprano en la mañana. Los días siguientes fueron iguales, pero el zorro fue más lejos y fingió no conocerlo, también empezó a pasar más tiempo con Tornado y terminó alejándose de donde sea que estuviera el erizo.
Es más, le colocó seguro a su puerta.
Sonic tuvo que hacer un milagro para que Tails lo perdonara, fue una de las pocas veces en las que el menor se cansó de él.
El cobalto concluyó que no sacaría nada de ellos, ya era muy tarde y Amy aún no llegaba con la noticia de que el arreglo del artefacto fue un éxito; tenía a un zorro enojado y a otros catorce que no le prestaban atención.
—Tails. —Colocó su mano sobre el hombro del menor, pero este no se inmutó y continuó inmovilizado—. Lo siento.
El zorro giró y se aferró, una vez más, a su brazo. Bueno, ahora tenía a solo catorce zorros que no le prestaban atención.
Ah, sí pensaban, entonces, ¿por qué actuaban como tontos?
¿Tal vez Tails llevaba un "cascarón" encima que le impedía mostrarse como realmente quería y, ahora que se dividió, esa capa se rompió?
Si era así, Sonic divulgaría esa teoría y se la haría saber al mundo.
Aunque era mejor guardarla para él, ya que lo pensaba.
—Bien, voy a salir...
Treinta colas se le vinieron encima. Sonic vio al conjunto de zorros que no tenía idea de quién era, pero que se encontraba pidiendo que no se fuera.
El hostigante que ya estaba a su lado pateó a un Tails cruelmente en el pecho, esa parte fue divertida porque Sonic nunca había visto a Tails peleando contra alguien por él.
Esperar a que todos los zorros se calmaran llevó su tiempo, eran altas horas de la noche, así que era también la hora de usar una forma fácil de separarse de todos sin problemas.
Los Prower accedieron a la orden de acomodarse para dormir, Sonic no había pensado en dónde lo harían, pero supuso que se recostarían en el sofá: quince zorros pueden caber sin problemas.
El plan original era huir de ellos cuando todos estuvieran tranquilos, pero el Tails que lo llevaba acosando desde el taller no lo dejaba en paz, el erizo intentó cubrir a los vulpinos que se encontraban en el suelo, algunos se acurrucaron entre ellos o tomaron sus colas como compañeros de cama, pero el Prower de siempre estaba, literalmente, montado en su espalda mientras el erizo trataba de no pisar ninguna cola y tenía que hacer cabriolas para evitarlo.
—Deberías bajar, me estás ahorcando —sugirió en un momento, el menor negó con la cabeza y siguió disfrutando de su lugar. Sonic pensó en qué tanto le dolería la espalda mañana.
Una vez que todos se encontraron alejados del frío, el Tails aún despierto bajó del mayor y se recostó en el sofá-cama.
Sonic iba a dormir en el sofá-cama, pero pensaba hacerlo solo, no con la quinceava parte de su pareja.
Sin embargo, era igual a Tails, lo viera por donde lo viera, solo sus expresiones podían variar, mas seguía siendo lo mismo.
El cobalto se echó a su lado y, como no había hecho desde hace mucho, abrazó las colas del menor.
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Sonic había despertado de muchas formas. Desde que empezó a dormir con Tails, su modo de despertar iba de "empujado por dos colas" a "golpeado con una llave" —ocasionalmente también por "intento de asfixia"—, pero nunca, nunca, con Tails sentado sobre él, así fue que también descubrió que no fue tener a Tails lo que lo forzó a salir de su sueño, sino la falta de aire.
El erizo llevó una mano a su lado y notó que estaba vacío, no tenía a nadie al lado, pero tenía a un zorro balanceándose encima.
—Sonic... —Este Prower alargó su nombre de una manera en la que el verdadero Tails jamás lo haría, retrocedió un poco y continuó moviéndose.
El mayor sacudió su cabeza y tuvo que mirar con cuidado y, más aún, palpar al menor que jugaba sobre él para asegurarse de que fuera real. Cuando lo tocó, Tails rio de forma breve y bajó la mano de Sonic hasta la parte más baja de su abdomen.
El erizo se sentó abruptamente, haciendo rodar al zorro que tenía sobre él. El más pequeño dio un quejido y se levantó de inmediato, saltó con tanta fuerza hacia el mayor que este volvió a caer de espaldas sobre el sofá-cama.
—Oye, qué...
Esta copia usó sus colas para verse más atrayente, Tails solo había hecho eso una vez durante toda su relación, y fue en su cumpleaños, el zorro colocaba sus colas detrás de él para formar un corazón, luego las llevaba adelante para formar una "v" que cubriera una zona que Sonic debía ver, de todas formas, solo si quería "hacer funcionar la fábrica".
Sonic iba a protestar sobre la posición en la que estaba, pero uno de los Tails bostezó y despertó al que se encontraba a su lado.
El hostigante sonrió de la manera en la que el original siempre lo hacía, y resultaba tan inocente para lo que sea que estuviera tratando de hacer.
El cobalto vio como otro vulpino se acercaba sin saber qué estaba o no pasando, Sonic se levantó con cuidado esta vez. Técnicamente, todos eran Tails, así que no debía contar como traición o intento de ello.
—Abajo.
Sonic recordó que en la tarde le ordenó lo mismo a un clon, pero ahora no podría saber cuál de todos era, preguntarles no serviría, la mayoría —por no decir "todos"— no pensaba a detalle, solo el que ahora logró despertar una chispa de intimidad en él parecía saber lo que estaba haciendo.
Pero, por lo mismo que intentaba lograr, Sonic sabía que no tenía idea de en qué se estaba metiendo.
El Tails que nunca se despegó de él cayó de rodillas automáticamente, todavía sonreía, pero llegó un momento en el que paseó su mirada de la entrepierna a la cara del mayor y cerró los ojos antes de echar la cabeza hacia atrás y abrir la boca.
Ah, sí sabía qué quería.
Por un motivo inesperado, el Tails que apenas se acababa de levantar se arrodilló también, pero se mantuvo mirando a Sonic directamente.
El cobalto dejó que su miembro emergiera, el Tails que no le quitaba la vista se inclinó un poco, el que se encontraba junto a él continuaba esperando a que Sonic le diera su falo y, por como empujó al otro cuando lo sintió acomodarse a su lado, lo quería solo para sí mismo.
Sonic, para no tenerlo en su contra de nuevo, lo complació, colocó la punta en la lengua del menor y este cerró su boca alrededor. El pequeño retrocedió y luego se acercó para besar el glande, usó sus manos para acariciar el resto del eje.
Sonic no sabía si reír o asombrarse, en cualquier caso, Tails completo no debía saber nada de esto.
El Tails que quedó de espectador empujó al que no paraba de acosar a Sonic e intentó llevar la púa a su propia boca. El que ya estaba recibiendo atención giró y lo jaló de una de sus orejas para hacerlo caer al suelo. Una vez logrado, volvió a mimar la polla del mayor.
Sonic acarició las orejas del zorro y descansó su mano en la parte posterior de su cabeza para traerlo más adelante, incitándolo a metérselo en la boca.
El sonido de otro Tails despertando sirvió como un impulso para el vulpino, que intentó llevar todo hasta el fondo de su garganta.
Tails lo había intentado en el pasado y, naturalmente, este clon tampoco pudo tragarlo por completo.
El menor continuó chupándolo entero hasta que se convirtió en un lío babeante, retrocedió a la punta y comenzó a adorarla. Los Tails que estaban detrás de él, uno que estaba resignado por su derrota y el otro que acaba de despertar, pero que se vio igual de atraído, se separaron y cada uno se puso al lado del eje de Sonic, esta vez no se pelearon por un único control, sino que empezaron a lamer su lado tarareando felices.
Tres pares de zafiros los veían desde abajo, el que inició todo estaba sonriendo, cuando Sonic se encontró con su mirada, el menor apartó a los otros y volvió a intentar tenerlo todo, la longitud de Sonic salía y entraba de su garganta. Este, en específico, tenía los ojos llorosos y era por lo mucho que quería evitar atragantarse, al no poder retrocedía y luego volvía a probarlo. Lamía desde la base a la punta, se lo introducía profundamente y se reclinaba para descansar, un zorro se frotaba contra él cada vez que lo hacía.
Ah, entonces despertaron a uno más.
Las colas de uno de los que tenía al lado golpearon a uno que se veía cómodo durmiendo, soltó las colas que empleó para abrazar y se dirigió hacia ellos para ver lo que estaba ocurriendo.
En un instante, el que llevaba toda la atención gimió alto y largo, lo que despertó a dos más y estimuló al que acababa de hacerlo.
Tails, el que tenía la polla para sí, se levantó y abrazó a Sonic, guiando todo el eje al interior de sus muslos, haciéndolo rozar con sus pliegues.
Sí, Tails y él eran hombres, pero había algo que los diferenciaba. En otras palabras, lo dejaremos para otra historia (;v).
Sonic notó que el menor estaba húmedo, lo que hizo que la erección incrementara. Tails tuvo que sentirlo, sus orejas se tornaron rojas junto con sus mejillas.
Uno de los cinco jaló las colas del zorro al que Sonic tenía y lo obligó a hacerse a un lado, ahora tenía a otros tres intentando chupar todo y a dos acariciando el largo del eje.
Sonic sonrió y sintió simpatía por el hostigante de dos colas. A él lo tendría primero.
El erizo apartó a los que tenía a sus pies y tomó asiendo en el suelo, usando el sofá-cama como respaldo.
El vulpino hostigante gateó hacia él antes de que los demás reaccionaran, el pequeño tumulto despertó a otro zorro más, Sonic casi no tenía tiempo para contarlos y, si lo había, prefería gastarlo viendo al que lo provocó en un inicio.
El menor se arrodilló sobre él, estaba inclinado como si quisiera besarlo, Sonic solo debía empujarlo para tenerlo donde lo quería, pero no recordaba que no debía estar haciendo esto en primer lugar, así que lo besó como si fuera el original, el menor gimió en medio de todo y retrocedió sobre sus rodillas hasta que su entrada chocó con la erección del cobalto, se meció suavemente, cuando la punta hacía presión para ingresar, Tails se levantaba y volvía a bajar para no abandonarlo.
Tails, el completo, ya había tenido relaciones con él, así que, por ser copias, los demás debían estar ligeramente acostumbrados.
No esperaba que fueran vírgenes, demoraría más si era de esa forma.
El zorro en su regazo bajó levemente las orejas, Sonic no sabía por qué, hasta que sintió que el menor empezaba a dejarse caer sobre su polla.
La punta atravesó los pliegues rápidamente, pero ese esfuerzo llevó a que el menor temblara y cerrara fuerte los ojos. Sonic acarició sus colas para intentar calmarlo, el vulpino se apoyó en su pecho y continuó descendiendo. Uno de los zorros que permaneció viendo todo con curiosidad giró sobre su espalda y dejó sus colas en el aire, puso su cara contra el suelo y dejó ver su pequeña entrada, formó un corazón con sus colas y pasó su mano por debajo del abdomen para acariciar sus pétalos ligeramente húmedos.
Sonic vio que no fue el único, al intentar estimularse también, otro zorro lo imitó y trató de penetrarse con sus dedos. Un tercero se recostó de espaldas y abrió sus piernas en el aire, dejando ser una bonita vulva rosa.
El erizo volvió a dirigir su atención al menor que tenía consigo. Tails había logrado hundirse hasta la mitad, sus expresiones cambiaban por cada centímetro que se introducía, pero algo en la sonrisa confiada que dio le dijo a Sonic que, lo que sea que estuviera por hacer, era un intento de acelerar todo.
Como si supiera que fue descubierto, el menor descendió rápido y sin preocuparse por la resistencia que su interior daba contra la púa de Sonic, se detuvo un centímetro antes de terminar, dio algunos gorjeos antes de empalarse por completo e intentar mecerse inútilmente, se quedó quieto mirando un punto en el suelo, bastante sorprendido por haberlo tomado todo y jadeando por el esfuerzo.
Sonic tomó su cadera para ayudarlo a subir y bajar, Tails no estaba acostumbrado al dolor aún, pero se dejó guiar.
Cuando Sonic tenía a Tails en esa posición, normalmente dejaba que fuera el zorro quien lo montara, pero este clon parecía nuevo en esto y el proceso podría volverlo tortuoso.
Y todavía había catorce zorros a su alrededor.
—Sonic. —Los muslos del menor estaban temblando, gimió de nuevo cuando el cobalto lo hizo rebotar; Tails no lo miraba en ningún momento, tenía su mirada puesta en el techo sobre ellos mientras sus manos se aferraban a Sonic.
El erizo jaló levemente de sus colas, el vulpino suspiró y bajó la mirada.
—Eres demasiado —murmuró con la pequeña sonrisa que tuvo en un inicio, usó dos dedos para tocar los lados de su entrada y trató de saltar sobre el mayor, avanzó un poco y continuó subiendo y descendiendo.
Sonic había olvidado cómo se sentía estar en lo más profundo del zorro, siempre lo tenía caliente y mojado, Tails solía negarlo hasta que se encontraba completamente sobrecargado y sin poder recordar que no quería la semilla de Sonic en su interior, solo una vez logró evitar que pasara, el milagro no se repitió y, sea por la felicidad después del sexo, solo agradecía cada vez que ocurría.
Tenía un punto, Sonic sabía que, el simple hecho de rozarlo, volvía a Tails loco, estas copias no debían ser diferentes.
El mayor empleó su pulgar para rozar el clítoris del zorro, Prower respondió con un grito ahogado, mas luego intentó crear mayor fricción meciéndose de atrás a adelante en lugar de saltar como había estado haciendo.
Sonic lo complació por ese momento, hasta que un pequeño impulso juguetón lo hizo palmear al menor. Tails volvió a rebotar, pero esta vez rápido, sus colas comenzaron a temblar y encrespar de placer, formaron un corazón que perdía forma por cada vez que el erizo volvía a hundirse en él.
—¡Sonic! Sonic... —El menor continuó susurrando su nombre por cada salto, echó su cabeza hacia atrás e intentó apretar los labios para mantenerse callado, pero solo continuó gimiendo, ya sin decir algo concreto.
El cobalto lo sintió tensarse, el interior del vulpino apretó terriblemente, el calor incrementó y Tails casi empezó a llorar por la sensación. Sonic lo ayudó a saltar tres veces más antes de hundirse entero en él y tomarlo fuertemente para que no pudiera escapar. Tails dio un gemido largo y fuerte, tembló cuando sintió la semilla del erizo llenando sus entrañas. Prower respiró con dificultad al cabo de unos segundos, se meció dos veces antes de desplomarse sobre el pecho de Sonic.
El mayor pasó un brazo por la espalda del menor y lo acarició con suavidad, bajó más para retirar su miembro del zorro, quien se aferró más a él cuando lo hizo, cierta cantidad de semen se deslizó por las piernas del vulpino.
Sonic respiró profundamente, iba a sugerir descansar hasta que notó que tenía a catorce zorros que lo querían dentro de ellos, uno, en específico, se había retirado uno de los guantes y chupó su pulgar de forma sugerente.
El Tails hostigante se incorporó y le sonrió, sus orejas sonrosadas cayeron y se levantaron de inmediato.
Sonic sintió que se endurecía de nuevo. Por él, podía seguir tomando a este zorro, pero el menor se hizo a un lado y abrió sus piernas para sobar el largo de su vulva, completamente empapada y cubierta de la semilla del mayor.
Sonic se levantó y miró entre los otros catorce, a comparación del Tails acosador con el que estaba más encariñado, ninguno se acercó al instante, se miraron entre ellos unos segundos hasta que el más cercano al sofá-cama se recostó en esta. El erizo lo reconoció como el primero que se recostó con la cara contra el suelo en el momento en que el Tails de antes, ahora descansando, recién se sentaba sobre él.
Este Prower sonrió, no tenía las piernas abiertas, pero las mantuvo en el aire. Sus colas aferraron sus muslos juntos y pegados a su cuerpo.
Sonic lo tomó de la cintura y lo jaló hacia el final del sofá-cama, se inclinó sobre el menor y miró su rostro entre sus piernas.
—Te va a doler —advirtió. Tails abrió los ojos levemente, se calmó al segundo siguiente e inclinó su cabeza a un lado, sonriendo con ternura le dijo:
—Ya no quiero la hamburguesa.
Ah, era este.
—¿Para ti es divertido estarme ignorando? —Sonic pulsó con su dedo los pliegues del menor, usó sus pulgares para abrirlo y ver donde el menor quería que se introdujera—. ¿Eh?
Tails bajó una de sus manos y usó sus propios dedos para exibirse ante el cobalto.
—Lo siento —murmuró el menor, pero era obvio por su tono de voz que no lo decía en serio. Sonic jaló sus colas y el vulpino reaccionó con un gemido.
—Todavía no. —El mayor sonrió. La mano derecha de Sonic se apretó en las piernas del zorro, casi llegando a sus zapatillas rojas, para mantenerlas elevadas. Las colas de Tails se ajustaron más.
Sonic guio su erección hacia el menor, jugó con él unos minutos, presionando, pero retirándose en el momento exacto para no meterse. Tails iba a protestar, el erizo lo previó y penetró al menor para callarlo.
Prower ahogó su perorata en un gemido, buscó a tientas la mano que Sonic tenía en él y la apretó fuerte, sus piernas se estremecieron.
—¿Quieres intentarlo de nuevo? —Sonic retrocedió y volvió a ingresar con fuerza. Tails tembló y negó con la cabeza, dio una risilla en medio de alaridos.
Sonic lo palmeó antes de ir con las embestidas, las colas del menor apretaron más su agarre y temblaron cuando el cobalto las acarició para estimularlo. El erizo acarició el clítoris de Tails y lo forzó a dejar de tratar de esconder sus quejidos.
—Lo siento —gimió el menor, Sonic lo volvió un lío en tan solo unos minutos, se preguntó cómo lo tendría si estuviera con él más tiempo, pero no se detuvo a pensarlo demasiado.
El erizo retrocedía lento y regresaba rápido al interior caliente de Tails, el menor llevó sus ojos hacia arriba y guio una de sus colas a su boca para cubrirse con ella.
—No volverás a hacer eso, ¿verdad? —le preguntó con un tono burlón al zorro—. No volverás a retarme.
Tails negó desesperadamente, Sonic lo sintió apretarse tanto como el anterior. El menor gritó el nombre del erizo antes de tener su propio orgasmo, el cobalto depositó su semen en el interior de Tails y este continuó gimiendo durante el proceso, el líquido espeso que ya no podía ocupar lugar dentro del menor empezó a deslizarse por su colas.
Sonic soltó sus piernas, el zorro continuó respirando agitadamente y sus colas dejaron caer sus articulaciones para poder descansar, el menor sonrió en medio de su agotamiento. Una copia se acercó a él y se recostó bocabajo a su lado, solo que este se aproximó al borde de tal forma que únicamente su torso se encontraba en el sofá-cama, sus piernas se encontraban fuera e intentando sostenerlo.
Era como tenerlo en cuatro, solo que el menor estaba parado y no arrodillado.
Sonic caminó un paso para llegar a este, apoyó la mano en la parte más baja de la espalda de Tails, quien se arqueó al tacto.
—No quiero que me vuelvas a jalar las colas —susurró el vulpino mientras lo miraba sobre el hombro.
Ah, y este era al que usó para distraer a todos en el taller.
Sonic tomó su eje —todavía erecto y eso fue de agrado para los doce que lo estaban esperando—, y empujó entre los pétalos de la entrada del menor hasta introducir la punta. El cuerpo de Tails tiritó, el menor cerró los ojos y se aferró a la sábana debajo de él.
Sonic acarició su espalda para calmarlo, las colas del menor se envolvieron alrededor de él y lo empujaron hacia adelante, lo que lo llevó a ingresar en Tails por completo. El erizo pudo verlo sonreír, el zorro sacó la lengua y llevó un dedo de Sonic a su boca.
El cobalto le respondió con un gruñido.
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—¿Deberíamos decirle a Sonic que estamos reconstruyendo toda la máquina de Tails porque Knuckles creyó que era buena idea usar goma en lugar de soldaduras? —preguntó Amy a Eggman, el mayor se incorporó —pensando en lo mucho que le gustaría golpear a Knuckles— y señaló el invento.
—No, estarán bien, no lo quiero cerca de esto, si tu amigo el rojo destruyó esta parte, no quiero pensar lo que haría el otro necio, ya sabía que ninguno debía estar aquí.
—Bueno. —Amy dirigió su atención hacia Robotnik y el doctor continuó laborando.
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Este Tails no quería que Sonic se metiera directamente.
El zorro que lo acosaba, y con el que interactuó primero, se había recuperado y no paraba de abrazar a Sonic. El mayor había continuado con siete Tails que ya no tenían referencias con él, la ventaja fue que también terminó con tres Tails más al usar sus dedos con ellos, pero realmente estaba agotado y todavía faltaban dos.
Uno, si es que contaba al Tails que tenía al frente y que continuaba jugando con su pañuelo marrón.
Dos si contaba al Tails que quería una segunda ronda.
—No me voy a enamorar del chico que construyó la máquina allá afuera —murmuró de repente.
Este era al que Sonic le dijo que no se fijara en Tails, es decir, en sí mismo.
Muy inteligente.
—Sonic, a mí de nuevo —pidió el decimoquinto Tails colocándose frente al que el mayor estaba observando.
—Tails, ya lo hicimos antes —explicó el cobalto.
—¿No puedes hacerlo de nuevo? —El menor miró abajo desanimado.
—Permiso. —El Tails al que le tocaba empujó al que no paraba de seguir a Sonic y atrajo al más alto con sus colas—. Sé suave...
Este estaba mojado, había introducido dos dedos en sí como una forma de prepararse, pero no pudo más que eso y Sonic era mucho más grande.
Los Tails que ya tuvieron su follada seguían gimiendo, pero suave, algunos solo estaban mirando y otros se veían agotados.
Sonic se recostó en el sofá-cama y llamó al Tails que respetó su turno.
El que no, cruzó los brazos y miró a otra parte, tal y como lo había hecho antes como un berrinche.
El erizo alcanzó una de las colas del zorro molesto y la jaló para atraerlo. Tails lo miró emocionado y se acercó también, pero no se subió en él para evitar que le volvieran a decir que no.
Sonic sonrió y llevó al Tails en su regazo hacia la punta de su polla, el menor gimió al sentirlo, tomó el miembro del erizo y lo rozó a lo largo de su entrada.
El mayor se centró, ahora, en el Tails que inició todo esto, al que podía agradecerle si no se estuviera divirtiendo tanto.
—Ven. —Sonic consideró hacerle algo que le encantó al Tails original en su primera vez, incluso a escondidas llegó la oportunidad, como en la ocasión donde Tails estaba sentado en Meh Burger y Sonic pudo escabullirse por debajo de la mesa. Ese día Tails luchó bastante para mantenerse sereno y no gemir en frente de todos.
El quinceavo Tails inclinó su cabeza ligeramente, pero obedeció entusiasmado, Sonic lo hizo sentarse en su pecho y lo fue acercando hasta que pudo lamer la entrada del menor.
Ambos Tails gimieron al instante, uno porque logró introducirse el miembro de Sonic y el otro por la sensación del aliento caliente de Sonic en sus sensibles pliegues.
La lengua de Sonic se deslizó más allá de los labios externos del menor, llegando a penetrarlo un poco. El erizo tomó las caderas de Tails para mantenerlo firme.
—Sonic, sí... —El menor casi mordió una de sus colas, el de atrás comenzó a saltar mientras lloriqueaba.
Si esto ocurrió un día cualquiera, Sonic no podía imaginar qué haría Tails por su próximo cumpleaños.
O como lo recompensaría después de todo.
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—Fue una buena idea salir a caminar, Cubot. —El robot rojo miró el sendero mientras continuaba al lado de su compañero.
—Sí, ah... Se me ocurrió para librarnos de la tensión del taller entre la amiga de Sonic y el doctor, pero también te traje por otro motivo...
—¿Sí? —Orbot se inclinó con interés.
—Yo... Ah... Tú...
—¡Sonic!
Ambos robots giraron hacia el lugar del que provino el grito. El robot amarillo se encogió ante la idea de lo que pudo ser, que era un ataque de alguna bestia llamada "Sonic", pero Orbot sí tenía una idea más exacta de lo que era y se aproximó a una de las ventanas de la casa del zorro.
Cuando Cubot lo vio retroceder y volver a él instantáneamente, quiso ir a averiguar qué era.
Orbot lo tomó del brazo y negó con la cabeza, temblando.
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Sonic había dormido bien, los zorros se habían echado a su lado, el que más lo quería lo abrazó para descansar. Descubrió, mientras hablaba con este, que era el Tails al que cargó para salvarlo de caer de una pequeña altura.
Sonic lo abrazó también y fue una buena noche.
Sin embargo, no fue un buen despertar, un objeto empezó a golpetear el piso de madera, la luz del sol ingresó por las ventanas y alumbró toda la casa.
Sonic estiró el brazo para abrazar al Tails que lo hostigaba, pero no lo encontró.
El objeto continuó pisando fuerte en el piso y a su lado, fuerte y rápido, impaciente.
Sonic abrió lentamente los ojos y vio unas zapatillas que ya conocía.
—Buenos días —murmuró en medio de un bostezo, giró para seguir durmiendo y buscó alguna de las veintiocho colas que vio anoche y que debían faltar sin contar al que estaba parado.
Esta vez, las pisadas cesaron y algo pateó bruscamente su cabeza.
Sonic se levantó de inmediato, incluso activó protocolos de batalla para combatir a lo que sea que lo hubiera atacado. Miró y no vio a nadie, suspiró tranquilo, pero, al voltear, se topó cara a cara con Tails.
El erizo cayó al suelo de la impresión, luego respiró calmado al ver a su pareja. Sonic volvió a bostezar y miró a los lados.
No había nadie más.
—¡Tails! —Sonic se sorprendió al ver al único y original frente al él.
—Cuando bosteces, cúbrete la boca que te vi el hígado —espetó el menor. Tails tenía los brazos cruzados y el ceño duramente fruncido.
Sonic abrió la boca para decir algo, pero no encontró palabras y rio nerviosamente.
—¡Tails! Mi cielo, qué bueno es verte...
—¡Bueno será el golpe que te daré si no te levantas ahora!
Sonic se incorporó de inmediato, avanzó hacia el menor un paso, mas de inmediato retrocedió y se encogió de hombros.
—¿Qué pasó?
—¿Qué pasó? Ah, claro, te divertiste con mis quince clones ayer, pero tienes la valía de preguntar qué pasó, ¿algo que decir?
—Eh... ¿Gracias?
Sonic ganó un puñete en el estómago.
—¡Lo siento! ¡Lo siento, mi vida!
Sonic retrocedió dos pasos más y pudo ver por completo a Tails. Prower tenía el flequillo desordenado, tenía manchas por todas partes y las colas estaban igual de alborotadas, ahora se movían de un lado a otro y Sonic sabía que era un intento de distraerlo para que Tails pudiera dar un golpe certero que lo dejaría estéril en una.
—No sabía que eras tú —dijo estúpidamente como excusa, las orejas de Tails se levantaron más y el menor apretó su dentadura, sus pequeños colmillos salieron a la luz.
—¡Basta! Recuerdo lo que hiciste con cada uno, tengo todo en mi memoria, cada detalle, no me vas a venir a mentir a mí.
—Nunca lo he hecho. —Se apresuró a decir el mayor.
—¡Estoy cansado! ¡Siempre haces eso conmigo!
—Lo siento, Tails, lindo. —Sonic se vio en la desesperación de arrodillarse ante el menor, lo abrazó de inmediato, pero todavía no entendía si se estaba disculpando de la misma cosa por la que Tails le estaba llamando la atención.
Sonic miró arriba, sin soltar al menor, y vio que este tenía los brazos cruzados mientras miraba a otra parte.
Ah, de ahí lo sacó el clon.
—Recuerdo todo menos lo que se sintió, siempre me haces eso.
Sonic intentó descifrar qué quería decir, las colas de Tails lo instaron a levantarse. El cobalto se estiró breve y miró abajo para observar la carita del zorro.
—No entiendo —declaró. Tails lo abrazó de inmediato y ocultó su rostro en el pecho del mayor.
—No volveré a hacerlo, yo...
Tails se separó del erizo y se encogió un poco, tímidamente.
—Quiero saber si quieres hacerlo conmigo —murmuró. Sonic se sorprendió y usó su pulgar para levantar la cara del zorro—. Quiero saber cómo se siente, tú siempre estás feliz con todo...
Sonic lo besó antes de que continuara, demasiado tierno para decirle que no, Tails sonrió antes de alejarse.
—¿Qué parte quieres? —le preguntó el erizo sugerentemente.
—Todas las que hicieron, antes de que vengan los demás y comiencen a gritarte. —El menor rio suave y señaló las ventanas—. Hay que cerrarlas.
—¿Por qué? —consultó el mayor mientras masajeaba las colas del vulpino.
—Te cuento luego —respondió entre risas y caminó dando traspiés con el erizo.
Sonic había disfrutado todo lo que pasó, pero no había comparación con lo que se sentía hacerlo con el original y al que amaba, el que sí pensaba y podía volverlo loco.
Sí, fue agradable tener a los clones, pero todo podía resumirse en el zorro que ahora se encontraba con él, este podía hacerlo todo y de todo.
El zorro de su vida, este era el verdadero
MultiTails.
✧✧✧
¡Buenas nocheeees! Espero que se encuentren bien, ¡este es MultiTails!
Viendo el capítulo noté incoherencias xd:
9 Tails salieron de la máquina.
7 salieron del taller.
Son 15 Tails.
Ni idea, además de otras cosas, pero esto no se trata de contar los errores de secuencia xd.
¿Alguien más está de acuerdo en que lo mejor de Sonic Boom es Eggman? Lo amo.
- Quiero aclarar que usé "quinceavo" (partitivo) porque la inteligencia de Tails se dividió, pero también usé "decimoquinto" (ordinal) porque se trata de quince Tails y ese fue el último en crearse.
Gracias por leer <3.
Próxima obra (y probablemente les dé un spoiler, pero aquí va): Prodigioso.
<3
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