Capítulo 16
—¿No crees que es demasiado? —dije viendo mi vestido corto de color rojo.
—Sirius quedará sin palabras —mi hermano me vio orgulloso.
—Y sin sus partes, si papá lo ve observándome de manera inadecuada —dije haciendo una mueca.
Bajamos a la sala, donde los chicos estaban tomando ponche.
Mi hermano tosió falsamente, llamando la atención de los chicos, Sirius abrió la boca impresionado.
Sonreí sonrojada mientras trataba de bajarme un poco el vestido para que literalmente, no se viera mi trasero. No sé por qué le hago caso a James, aún me sigo preguntando de dónde sacó este vestido.
—Halston ¿qué traes puesto? —preguntó papá serio.
—¿Ese trapo viejo? fue lo primero que encontró —dijo James despreocupado.
—Pues debería volver a buscar —contestó cruzando los brazos.
—Vamos cariño, sólo es un vestido —dijo mamá mientras nos sentábamos en la mesa, ya era hora de cenar.
Papá estaba en la cabeza, mamá a un lado y yo al otro, "curiosamente" Sirius se sentó a mi lado, ya que James siempre se sienta ahí, vi a mi hermano y me guiñó un ojo.
Antes de poder correr la silla, Sirius la corrió por mí y me sonrió de forma agradable.
—Te ves preciosa —dijo cuando ya estuvo sentado a mi lado.
Antes de poder decir algo escuche el gruñido de mi padre. Esta sería una cena interesante.
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Pasada la media noche, abrimos los regalos.
Mis padres le dieron un regalo a los chicos, yo también lo hice ya que gané unos galeones ayudando unas tardes en la enfermería ¿los merodeadores? se puede decir que nos regalaron su compañía.
Luego de estar un rato hablando, mis padres dijeron que se iban a dormir.
—De acuerdo merodeadores, es hora de hacer algunas bromas —exclamó James apenas nuestros padres subieron a su habitación.
—¿Qué haremos? —preguntó Remus entusiasmado.
—Fuegos artificiales, cuando caigan será en forma de polvo pica pica —exclamó Peter divertido.
Salimos de la casa, vimos a varias personas afuera de las casas conversando y niños jugando.
—Genios ¿y como vamos hacer para que no nos vean? —pregunté cruzando los brazos.
James me vio serio.
—Ideas, mis amigos —exclamó a los chicos.
Todos se vieron pensando, rodé los ojos.
—Que alguno se suba al techo de nuestra casa, los demás nos quedaremos aquí, así nadie sospechara que fuimos nosotros —dije.
—Muy bien pensado mi queridisima hermana, ahora como diste esa gran idea, ve y haznos sentir orgullosos tirando los fuegos artificiales —sonrió.
Lo vi indignada.
—No me subiré al techo, yo di la idea, hazlo tu —lo empujé.
—Vamos, eres la más rápida, lanza eso y vienes corriendo —dijo y me dio los cohetes.
Los chicos me sonrieron inocentes.
Los vi seria y gruñí molesta mientras caminaba a la casa, los chicos se sentaron donde el techo de la casa los cubriera.
Subí al ático, en la esquina había unas escaleras, las subí y abrí una puertita que era un pedazo del techo, la abrí y destape los pequeños cohetes, los coloqué en el techo y cerré la puertita, esperé unos segundos y escuché como volaban.
—Hals —bajé las escaleras y vi a Sirius.
—Hola, acabo de lanzarlos —sonreí divertida.
Sonrió y sacó su mano de la espalda, donde había una cajita de color rojo.
—Feliz navidad —me tendió la caja.
Sonreí encantada y la agarré, abrí la tapa y vi un guardapelo dorado en forma de corazón, al abrirlo habían dos imagenes, en una estaba con los chicos, en la otra estaba con Sirus, ambos nos veíamos sonriendo.
Lo vi enternecida y lo abracé.
—Gracias Canuto, es hermoso —susurré sonriendo.
Me separé un poco, rápidamente agarré su camisa y lo acerqué para besarlo, Sirius se tensó, pero siguió el beso.
Me separé y sonreí orgullosa.
—Mira —dije y abrí la ventana.
Sirius se acercó, sonreí cuando los fuegos artificiales formaron una oración "Quieres ser mi novio S.B?"
James y yo planeamos esto desde hace unas semanas, soy una gran actriz.
Sirius me vio sorprendido.
—Se que fui una tonta al no decirte que también me gustabas, pero me tomaste por sorpresa, realmente me gustas Canuto y no voy a cometer el error de perderte, así que... ¿quieres? —lo vi nerviosa.
—Sí Halston, si quiero ser tu novio —sonrió y me besó.
Nos separamos y vimos como los polvos caían, provocando que las personas que estaban afuera gritaran y empezarán a rascarse.
—¿Sabes? me tomaste por sorpresa, siempre pensé que sería yo el que te lo propusiera —me vio divertido.
—Cállate y besame Canuto —rodé los ojos divertida y lo besé.
La mejor navidad del mundo.
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