Gabe Ugliano (PJo)
Gabe volvía a casa después de pasar el día en el bar, en un par de horas sus colegas llegarían para jugar una partida al póker, su mujercita estaba en la tienda, volvería en una media hora, y el maldito renacuajo no volvería a casa hasta dentro de un par de meses, así que estaba sólo en casa, por lo que encendió la televisión y se puso a ver el partido de fútbol que no sabia que había.
-¡Sally, otra cerveza!- gritó con voz ronca por el alcohol, pero su mujer no estaba, se recordó. Cuando volviera a casa se iba a enterar, no podia dejar a su maridito sin cervezas, ¡era algo impensable! Y refunfuñando se levantó y se dirigió a la nevera del pequeño apartamento, que era todo lo que se podían permitir con el sueldo de Sally, ya que Gabe no tenía porqué trabajar, si Sally se encargaba del dinero, las cuentas y de la casa, él podía gastar lo que quisiera en cervezas y apostando en el póker, ¿no?
Cogió una cerveza, pero como sabía que le duraba poco, se llevó un paquete entero de latas cargadas de alcohol.
Hacia la séptima lata de cerveza empezó a despotricar contra la televisión, estaba tan borracho que empezaba a marearse y a ver cosas extrañas, por ejemplo, le pareció ver a una niña entrar por la ventana del cuarto de su hijastro, con un relicario de plata entre las manos enguantadas y con una daga en un cinturón, realmente estaba muy borracho.
Estaba confundido, podría asegurar que esa niña era real, sino fuera porque era imposible, es decir, la ventana del chaval estaba siempre cerrada, nunca nadie entraba ahí, excepto Gabe cuando quería ensuciar algo.
-Gabe Ugliano, has sido un padre muy muy malo, un esposo aún peor, una basura de vecino, un horrendo amigo, y un asco de persona en general, por eso, yo, Moon te declaro indigno de seguir con vida.- recitó solemne la niña, para luego enviarle una sonrisa macabra y sacar la daga.
Gabe se levantó, si era real iba a acabar con ella, si no lo era, Sally se encargaría de recoger el destrozo.
-Vaya, tienes agallas para ser una niña probablemente imaginaria- comentó Gabe aún muy mareado. La niña sonrió y le hizo un corte en la mejilla, el hombre (si es que se le puede llamar así) se alejó a trompicones sobándose la mejilla y sintiendo la cálida sangre deslizarse lentamente por su piel.
Gabe profirió un grito muy agudo, sin duda esa niña era real, y ahora esa niña real le estaba mirando con una sonrisa espeluznante que le ponía los pelos de punta.
A lo lejos vio el bate de béisbol que había encontrado en la basura y le había dado a Percy para cuando jugaba al béisbol, ya que el dinero era solo para el alquiler y sus cervezas, nada más.
Pero Moon parecía saber lo que pensaba, porque se acercó al bate y lo tiró por la ventana, rompiendo el frágil y, de mala calidad, cristal.
-¿Y ahora qué, viejo?- rió con sorna, y volvió a sacar la daga, Gabe estaba aterrorizado, esa niña real quería matarlo de verdad en su propia casa.
-¡Alto o llamo a la policía!- gritó desesperado con el teléfono listo para marcar en cuánto la niña hiciera algún movimiento.
-Adelante, seguro que no llegan lo suficientemente rápido como para evitar tu muerte- rió tranquila, mientras se dirigía al baño.
Gabe no perdió un solo segundo e intentó llamar a la policia, pero como no tenían dinero para la tele por cable y para el teléfono, Gabe había decidido semanas antes que el teléfono no era de especial importancia.
Maldijo entre dientes, ¡todo era culpa de ese renacuajo de Percy! ¡si él no comiese tanto Gabe podría haber llamado a la policía y salvarse! Si salía de esta prometió que le iba a dar una paliza al niño ese... En realidad...
-¡Ya sé quién eres! ¡Eres amiga de Percy! ¡Ese maldito niño me las va a pagar! ¡Y tú también! ¿Que me vas a matar? ¡Ja!- rió mientras la miraba acusadora mente- Seguro no eres capaz de matar ni una simple mosca.-
-¿Es un reto?- preguntó con los ojos brillantes por la emoción- Porque yo amo los retos.- sonrió como el gato Cheshire de Alicia en el país de las maravillas y lanzó la daga como si fuera un puñal, no le dió a Gabe por poco, pero al menos enganchó su ropa en la pared.
Entonces mostró lo que había cogido del baño, un gran cepillo de madera, tal vez no era su arma favorita, pero se veía temible con ese brillo de locura en sus ojos, la sonrisa macabra, y la cara con sangre.
Se acercó a Gabe lentamente, regocijándose en la miseria de esa horrible persona, alzó el cepillo y le atestó un golpe en la cabeza, luego otro, y luego otro, cada vez disfrutaba más de matar a gente como él, era por ese tipo de personas por las que se había dedicado a matar.
Los aborrecía, pero a la vez era la única manera de conseguir dinero, mataba a cambio de dinero, lo necesitaba.
Cuando volvió en sí vio que el cepillo ya estaba a punto de romperse, y se fijó en toda a sangre que manchaba las losas del suelo, la pared... Sus manos estaba rojas carmesí y el hombre ante ella parecía casi no tener vida, sonrió, ya casi estaba, cogió el portátil de Gabe, no había tiempo para contraseñas, así que lo hackeó como le habían enseñado y escribió un correo electrónico a todos los contactos de Gabe.
"Mis estimados amigos...."
Lo borró
"Querida gente..."
No parecía suyo
"No lo soporto más, soy alguien horrible, lo sé, he mirado como cambiar, pero no puedo, así que me despido de mis seres queridos, porque éste es el último día de Gabe Ugliano."
Le pareció adecuado, sin presentación, directamente al grano, sin charlas emotivas, ni nada. Una despedida, eso era todo. No se lo pensó de nuevo y lo envió a todos los contactos de Gabe, luego se giró hacia el hombre que yacía en el suelo.
-Trix, Pucky.- llamó a los elfos domésticos.
-Sí señorita.- aparecieron de pronto, ella les sonrió, adoraba a ese par, adoraba a todo su equipo en realidad, eran como la familia que nunca tuvo.
-Nada de señorita, y necesito que me ayudeis a limpiar este desastre, solo la sangre, el resto estaba así cuando llegué, a este hombre lo voy a tirar por la azotea.- pidió amablemente.
Puede que no lo parezca, pero a los elfos domésticos rebeldes (o al menos a estos) les encantaba la sangre, matar, mutilar, herir, etc... Por eso les había gustado tanto formar equipo con la pequeña niña, con ella siempre había sangre.
-¿Pueden Trix y Pucky torturar a la víctima?- preguntó Pucky.
-¡Eso ni se pregunta!- sonrió la pequeña niña- Claro que podéis, pero no os paséis, se supone que se ha caído de la azotea, y las heridas han de ser así...- advirtió.
Los elfos asintieron entusiasmados y empezaron a golpear a Gabe, pero eran tan pequeños que no ocasionaban demasiados daños.
Tras unos minutos los elfos estaban exhaustos, así que chasquearon los dedos y la sangre se limpió, luego se transportaron a ellos, a Moon y a Gabe a la azotea, dónde, entre los tres, tiraron el gordo cuerpo del hombre por el bordillo, y no apartaron la vista hasta ver cómo cayó ya cadáver en un montón de basura.
Cuando Sally acababa de pagar, vio en un escaparate de televisiones una noticia.
"Hombre alcohólico se suicida borracho tirándose por su azotea"
"-El hombre, Gabe Ugliano, se ha lanzado...-"
Sally no sabía si llorar por la perdida o agradecer a los dioses.
Percy lo supo por unos periódicos al día siguiente, y luego su madre le llevó al funeral, Groover le ayudó a no sonreír en la ceremonia de sepultación del cuerpo.
Y Moon envió otras dos cartas más, con sus respectivas fotografías.
"Trabajo hecho
PauGrangerChase/NievesBlanca"
Ya saben, siguiente víctima en los comentarios.
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