Evelyn Jhonson (Divergente)

Moon estaba contenta, había dormido, descansado y aprendido nuevas técnicas de tortura, sin duda los mejores días de descanso para un sicario como ella.

Un nuevo encargo había llegado a su sede, Trix la había avisado de ello, los centauros estaban en un ritual, así que solo quedaban los duendes, los elfos y ella, por suerte era un trabajo sencillo, ir a unas oficinas, matar a una mujer despiadada y evitar que los Sin facción tuvieran una jefa acusada de homicidio; sencillo, cosa de cada día.

Fue sencillo infiltrarse, se aparecieron en unos baños de Erudición, Moon vestida de azul y con una de sus preciadas máscaras tapando su rostro, Trix  se había tapado el rostro con un turbante azul, y después llevaba una falda negra, junto a los otros dos elfos (sin nombre aún).

-¡Señorita Moon! ¡Trix mirará si hay alguien en las oficinas!-

-No, Trix. Hoy haremos algo distinto, tengo muchos encargos desde hace tiempo y vamos muy retrasados, así que vamos a dividirnos, tú ve a por este hombre, yo me encargo de Evelyn, los centauros se dividirán los demás encargos.- explicó

-Chicos, cuento con vosotros para llevar a todos a sus destinos.- añadió mirando al resto de la tropa de elfos domésticos. Ellos asintieron entusiasmados.

-Hasta pronto- se despidieron y cada uno fue por su camino.

-¿Señorita Jhonson?- preguntó la niña con su mejor tono inocente.

Evelyn se giró, sus ojos desprendían tal frialdad que Moon supo que su tono no iba a servir de nada, así que se aclaró la garganta y se acercó al escritorio.

-Vengo a hablar de negocios.- Evelyn por poco se echa a reír. ¡Una niña, en su despacho, queriendo hablar con ella sobre negocios!

-Lo siento, pequeña, no tengo tiempo para juegos.- fue astuta al usar unas palabras dulces, pero con un tono amargo e intimidatorio, así no podrían decir que no fueron palabras agradables.

-Yo tampoco, por eso estoy aquí.- respondió resuelta Moon. Eso sorprendió mínimamente a Evelyn. Normalmente a esas alturas, la niña ya se habría disculpado e ido corriendo abochornada.

-Bien- decidió seguirle el juego-, hablemos.- dijo ofreciéndole asiento en la butaca ante su escritorio. Estaba varios centímetros más abajo que su silla de escritorio, por lo que cualquier persona se sentiría intimidada.

Pero no Moon. Ella se sentó tranquilamente encima del respaldo del asiento, quedando ella y la mujer a la misma altura.

Evelyn sonrió. Esa actitud era poco profesional, pero había conseguido que su cerebro empezase a verla como a un igual, en vez de como a un subordinado.

-Mi oferta es simple- empezó la niña con una sonrisa plasmada en su rostro cubierto por una máscara- suicídate, y no sufrirás demasiado.-

Evelyn levantó una ceja, escéptica.

-Así que TÚ, una niña, vas a obligarme a MÍ, una adulta fuerte y ágil, a morir.- resumió con sorna.

-Sí, básicamente es eso.- respondió Moon.

-¿Puedo al menos saber tu nombre?-

-No.-

-Tu pareces saber todo sobre mi...- recriminó la adulta

-No ser un personaje público tan conocido- respondió obvia Moon.

-Touché.- concordó la mujer.

-Bien, te aviso que si no mueres en mis manos o en las tuyas, lo harás en manos de una tercera persona a la que no le vendría nada bien.- informó la niña. Evelyn tuvo curiosidad.

-¿Quién planea matarme?-

-Una persona muy vengativa.-

-Bueno, ya me he enfrentado a personas corroídas por el odió.- contestó Evelyn

-No a mí.- le recordó Moon

-Por favor, solo eres una niña. Así que déjate de juegos y ve a hacer tus deberes.- ordenó burlona.

-Tienes razón, ya me he distraído bastante, hora de trabajar.- respondió alegremente la pequeña. Entonces, hábil como una gacela, saltó por encima del escritorio, envolvió sus manos en el cuello de la mujer, y empezó a asfixiarla.

Evelyn no se esperaba eso. Y habría reaccionado peleando, si no hubiera sido golpeada contra el suelo de su oficina repetidas veces por su agresora.

Moon sonreía. Evelyn no podía gritar, pies sería desperdiciar un aire muy valioso para ella en esos momentos.

Si aún no había perdido demasiado oxígeno, según sus cálculos debería morir en los dos minutos siguientes. Debía ser rápida.

Empezó a formular un plan.

Habría sido un gran plan, de habría salvado. Pero no llegó a tiempo, pues Moon no era idiota, y casi se podían ver los engranajes del cerebro de la mujer moviéndose toda velocidad, así que volvió a subir el cuello de la mujer, lo envolvió con sus piernas sin dejar de ejercer fuerza, entonces puso sus manos ambos lados de la cara de Evelyn, y giró.

Le partió el cuello.

La mató.

Pero antes de eso había sufrido suficiente.

Moon sacó su cámara e hizo un par de fotos.

Entonces, sacó de una mochila que había escondido antes una cuerda larga y ancha, la ató a un saliente del techo, y colgó el cadáver de la mujer allí arriba, luego salió del edificio tranquilamente.

Una vez en su cueva, escribió la carta.

" Todo listo
PauGrangerChase"

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