Capítulo 2
Unos momentos antes, en otros lugares, en otra parte del mundo... es evidente que sucedieron cosas totalmente diferentes, pero basta de esos detalles sin importancia, vayamos con ese par de amigos: El zorro y el equidna.
Después de que Tails se retirara de la casa de su mejor amigo, siguió con su pequeña misión de entregar correspondiente su comunicador a cada integrante del Sonic Team. Durante el transcurso, se topó con su amigo Knuckles, el cual se ofreció a ayudarle. Una vez casi concluida la misión, comenzó a anochecer. Ambos se despedían para poder ir a sus correspondientes hogares. La noche se acercaba. Era mejor dejar aquel deber para otro día, quizás mañana pero eso lo decidirán después.
El zorrito, por su parte, ha estado ocupado últimamente, es por eso que mejor le pedirá la ayuda de su amigo azulado. Claro, siempre y cuando él acepte.
Hablando de dicho erizo... ¿Por qué no le echamos un vistazo?
*****
Mientras que Knuckles y Tails estaban visitando a sus amigos o más bien despidiéndose, nuestro querido erizo cobalto aún se encontraba en el tan famoso bosque de la ciudad.
Este erizo iba en camino para llegar a la casa de su amigo, el zorrito rubio.
La gema. Esa piedra tan rara pero a la vez tan hermosa, todavía la portaba el cobalto.
Lo que pasó al sacarla de aquella rara cápsula, despertó una gran curiosidad en él. Ese poder tan... raro y extraño. Nunca antes había sentido esa reacción en su cuerpo.
Pasó por situaciones parecidas, pero esta era única. Juraría que esa sensación era muy terrible. Sentía que su cuerpo no resistiría más, pero lo más raro es que de un segundo a otro... estaba perfectamente bien.
En fin...
No sabía ni el por qué aún portaba consigo dicho objeto; puede ser simple curiosidad, ¡Exacto! ¿a quién no?
Tal vez aquella cosa puede ser de gran ayuda, o quizás podría quedárselo él en vez de algún otro ser con malas intenciones. Y si así fuera, era mil veces mejor que él la tuviese.
Faltaba muy poco para que pudiera salir del bosque, ya lo quería hacer. Sentía que lloverá en cualquier momento y no quería mojarse.
Algunos cuantos pasos más y saldría. Estaba listo para correr a una super velocidad pero... paró en seco. ¿El por qué? esa sensación había regresado...
Sus piernas no respondían. Todo su cuerpo rechazaba las órdenes que le daba su cerebro, como si se tratará de un acto de rebeldía. Por más que trataba, no lograba moverse.
Ponía todas sus fuerzas, apretaba fuertemente ambas manos, sus dientes rechinaban y oprimía aquellos párpados azulados. Aplicaba fuerza en todos sus músculos, sólo con el fin de hacer el más mínimo movimiento.
Ese dolor que nacía otra vez en todo su ser, no podía soportarlo y lo único que su cuerpo le permitía hacer... era derramar esas lágrimas cristalinas que resbalavan en sus mejillas.
Trataba de correr, trataba de gritar, ¡De hacer algo más que sólo llorar!
Al parecer todo sería en vano...
«Tranquilo amigo mío...»
Sonic quedó totalmente perplejo al escuchar esa voz retumbar en su cabeza una y otra vez. Esa voz grave y ronca que nunca antes la había escuchado, pero se llevó una gran sorpresa, ¡su cuerpo al fin respondía!
Pero para matar la gran curiosidad, empezó a buscar el dueño de esa voz, volteando a sus alrededores.
— ¿Quién anda ahí? — gritó con mucha fuerza, haciendo escuchar un gran eco en el profundo bosque, espantando a algunas aves.
(...)
Nadie respondió a su pregunta. No volvió a escuchar aquella voz.
Después de eso, el silencio reinó otra vez en el bosque. Estaba muy confundido.
En su mente se preguntaba el porqué su cuerpo se congeló completamente. A pasado ese tipo de situaciones muchas veces atrás, esas veces en las que no ha podido moverse por varias sensaciones, varias razones o situaciones, sólo que estas han sido totalmente diferentes a lo que pasó hace un momento. Nunca había pasado por algo así en toda su vida. Es decir, no poder moverse así de repente resulta algo muy... extraño.
Y aquella voz... No sabía si era verdad o sólo un producto de su imaginación. Tal vez sólo fue un error.
Era mejor dejarlo así, y eso hizo, decidió restarle importancia a lo que acababa de suceder. Prefirió borrarlo de su mente y seguir adelante para ver a Tails.
«No es tan fácil como tú piensas, estás cometiendo un grandísimo error...»
— ¿Eh?
«Dejámelo todo a mí, de igual manera... No tienes otra opción.»
— ¿Qué?... ¡AH!
De forma involuntaria, el erizo cobalto cayó de rodillas, causándole un gran dolor en ellas. Las pequeñas rocas puntiagudas del suelo lograron arraigarse en la piel azulada del erizo. No pasó mucho tiempo para que estas empezarán a derramar sangre en pequeñas cantidades.
Todo su peso fue sostenido por sus rodillas, el dolor en ellas no pudieron soportarlo por mucho tiempo, pero el dolor disminuyó al sostenerse también con ambas manos, soltando la gema extraña que aún llevaba con él para enseñarsela a su amigo.
«Te noto débil... ¿Seguro que quieres seguir?»
— Quien quiera que seas, no tengo idea de lo que hablas — rió al mismo tiempo que comenzaba a levantarse — No estoy débil, me siento perfectamente bi...
Como por arte de magia, se sentía demasiado cansado. Sus piernas temblaban y nuevamente cayó al suelo completamente. Se sentía incapaz de poder levantarse y continuar caminando. No podía creer lo que estaba pasando. No tenía ni idea de quien era el que le estaba hablando. No sabía a que se refería, no captaba bien el significado de sus palabras.
«No te preocupes por eso, muy pronto lo sabrás...»
Cuando esa voz dejó de retumbar en su mente, un gran ardor se estaba formando en el interior de nuestro héroe cobalto.
Sus costillas se estiraban, casi a punto de perforar sus costados y salirse de su cuerpo. Lo mismo pasó con la mayoría de sus huesos, todos estiraban demasiado la piel de Sonic.
Él sólo agonizaba de todo este proceso. Un nuevo proceso.
De sus manos crecieron unas enormes garras, no paraban de crecer hasta romper su único guante.
Sus dientes crecían, extendiendo su cavidad bucal, para que los colmillos se hicieran más largos que los demás dientes, a tal grado de no caber en su boca.
«Descansa...»
El último sonido fue casi inaudible para el cobalto. El cansancio era demasiado, sus párpados se hicieron muy pesados y finalmente... cerró sus ojos para caer totalmente inconsciente.
Sin haberlo deseado, había obedecido a esa voz, a quien quiera que sea.
La tormenta se hizo muy fuerte, lo que una vez fue el suelo ahora se hizo lodo. Y lo que una vez fue un erizo ordinario... ahora era un monstruo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top