Capítulo 18: Tormenta
La hora pasaba con rapidez, miro su reloj unos segundos y escribió con mas énfasis. Al cabo de unos minutos, trazo las últimas palabras y dejo el lápiz a un lado, sin antes revisas las respuestas para cerciorarse que había plasmado la idea que tenía en su cabeza.
Se levantó de su pupitre, tomó su mochila en donde guardo sus útiles y camino hacia donde estaba el profesor. Entregó su examen y salió del aula, sus pasos lo guiaron hacia la salida y miró para los lados buscando el vehículo que conducía Shinshou.
Ya se estaba ocultando el sol, las luces del exterior empezaron a iluminar su camino. A lo lejos divisó el vehículo negro que ya conocía, arregló los tirantes de su mochila y transitó a donde el pelimorado lo estaba esperando.
Shinshou al ver a Izuku procuró de observar si a la distancia alguien lo seguía, tenía ordenes del rubio cenizo en mantenerlo a salvo sin importar la circunstancia.
Mientras el auto avanzaba por la avenida, el menor saco su celular de su bolsillo y contestó los mensajes de su castaña amiga.
Entretenido en su conversación no se dio cuenta como el trayecto se volvia cada vez mas corto.
Bajo del transporte y sintió el vacio de no tener al alfa a su lado, mientras caminaba al interior, una de las sirvientas lo interceptó y lo guió al comedor para servir la cena.
Se hubiera sentido realmente solo si no fuera porque Kaminari lo acompaño en la comida, luego se retiraron a la sala donde este animado como siempre, empezo a relatarle algunas historias de el y su pareja.
Al verlo hablar asi de su alfa, Izuku pensó que tal vez en algún momento el tambien pudiera expresar esa emoción y amor al hablar de Katsuki.
Mientras veía al rubio hablar se fijo que tenía algo raro, un brillo en su mirada, una felicidad que hasta el podia palparla. Guardo su pregunta para sí mismo, si era lo que sospechaba esperaría a que su nuevo amigo le contara.
El lugar estaba en calma, la oscuridad se apoderaba de cualquier rastro de luz, devorandola, haciendola desaparecer.
Katsuki tenía sus ojos fijos en la entrada del lugar, su impulso de ingresar y matar a golpes a los causantes de provocarle a Deku tristeza, lo estaba volviendo loco.
Respiro profundamente e intento calmar su explosivo temperamento.
Según las indicaciones de Aizawa, el grupo conformado por Tomura había ingresado al almacen hace mas o menos una hora y hasta el momento ninguno habia salido.
Miro a su lado y Kirishima asistió con la cabeza, se habían separado en varios grupos, cada uno resguardando una puerta impidiendo que alguno escapara.
Apreto el arma en sus manos, dio la señal y un hombre derribó la puerta.
El sonido de esta estrellándose sobre el duro suelo de cemento fue seguido por las otras que rodeaban la estructura.
Al ingresar pudo escuchar las voces de las personas que queria capturar, por lo que las siguió junto con un par de sus subordinados.
Empezaron a subir la escalera mientras los demás se ocupaban de un sujeto vestido de manera formal. Podía escuchar los disparos, pero estaba acostumbrando a aquello, por lo que siguió sin ni siquiera pestañear.
Cuando cruzaron la entrada del segundo piso, el filo de un cuchillo rozó el hombro del pelirrojo.
-¡Mierda! -hablo este retrocediendo dándole campo visual a Katsuki para saber de quien se trataba.
La rubia tenía una sonrisa retorcida, sus cabellos estaban sujetos por dos coletas y llevaba un atuendo de estudiante.
Sin esperar una indicación, Kirishima se lanzó hacia ella, mientras que su jefe era atacado por detrás , por nada más que Tomura.
Apunto con tu arma hacía el peliceleste pero este con un rápido movimiento golpeo la pistola hacia otra dirección, provocando que un certero golpe diera en el estómago del rubio ceniza.
- Maldito hijo de puta -gruño este soportando el dolor y escucho como su arma había caído al suelo varios metros lejos de el. Si no podía usarla, se encargaría con sus propias manos.
Los certeros golpes eran esquivados, ambos habían sido instruidos en técnicas de peleas a cuerpo a cuerpo.
Un golpe llego a impactar en su mejilla, sintió el sabor a sangre en su boca y escupió hacia el suelo.
En estos momentos era donde su temperamento servía. Con gran decisión y fuerza sus puños pudieron pasar la defensa ajena, con una rodilla golpeó el estómago de Tomura.
Cuando el peliceleste estuvo en el suelo con una mueca de dolor, tomo su arma y dirigió la empuñadura en la cabeza de este, provocando que cayera inconsciente al suelo.
A su espalda, el pelirrojo había podido abatir a la chica, sin embargo tenía un profundo corte en su costado por lo que el oji-rubí lo recargo en su cuerpo para ayudarlo a mantener el equilibrio.
Aizawa entró y seguido por varios hombres tomó como prisioneros a los sujetos, aunque al parecer habían escapado un par, podía interrogar y averiguar quien los había contratado.
El amanecer estaba cerca, el alfa algo adolorido miro sus manos que estaban manchadas con sangre, llevo una a su rostro y sintió un ardor.
- Te ves como la mierda -rió Kirishima quien estaba quieto con cara de cansancio.
- Deberías ver la tuya -respondió su jefe, el cual se acomodó en el asiento del auto para descansar en el trayecto a casa.
Yacía cómodo en su cama, durmiendo con tranquilidad pero los pasos apresurados de los sirvientes y el creciente ruido de las voces lo despertaron.
Bajo de la cama y se vistió con lo primero que encontró. Salió de su cuarto, camino hasta encontrar a varios de los subordinados de Katsuki con heridas en sus cuerpos siendo asistidos y llevados a sus cuartos para que un medico los tratara.
Penso lo peor, corrio entre las personas y abrió la puerta del despacho del rubio cenizo.
Lo primero que vio fue su rostro lastimado y como su camisa blanca estaba manchada de sangre.
- Kacchan -nombró al momento de tenerlo a su lado, toco su rostro con tristeza.
- Estoy bien -pronunció este tocando el cabello verde y acunando su rostro.
- Pe-Pero la sangre de tu camisa -murmuro con terror.
-No es mía -miro los ojos que tanto le gustaban- Es de Kirishima.
-¡Oh Dios! -grito- ¿Él esta bien? -preguntó con rapidez.
-Sí -dijo su pareja- Solo necesitará estar quieto por unos días -habló levantándose del escritorio para salir del lugar seguido por Izuku.
Lo siguió en silencio, sus manos entrelazadas era el único intercambio que tenían. Por primera vez pudo ver a su pareja en el papel de jefe tal como era, dando ordenes a cualquiera que se cruzaba en su camino.
Cuando ya todo estuvo en el orden correcto, fueron a la habitación del mayor.
Al entrar a la estancia, una sala con oscuros sillones llamó su atención. Un par de libreros adornaban la pared, a su lado un cómodo escritorio con varios papeles sobre el.
A su izquierda tenía la puerta que daba al cuarto, como estaba abierta podía divisar la oscura madera de la cama contrastado con un edredón rojo.
El médico llegó a los pocos segundos, reviso e Izuku se percató de los oscuros moretones que este tenía en su espalda y torso al momento que se quito la camisa.
Sus ojos se llenaron de lágrimas pero no lloró, cuando el profesional se retiro abrazo a Katsuki con cuidado.
Quería sentirlo cerca, a salvo.
- ¿Qué ocurrió? ¿Porqué estas tan lastimado? -preguntó levantando su cabeza para mirarlo.
- No debes preocuparte por eso -respondió de manera seca, no quería que Deku se enterara que había sido por él, para protegerlo.
- ¿Cómo quieres que no me preocupe? -dijo sorprendido.
- No debes entrometerte en mis asuntos -hablo separándose del menor y caminando hacia el dormitorio.
-¡Kacchan! -nombró el peliverde viendo como este pasaba a su cuarto y luego al baño sin decir ni una palabra.
La tristeza lo invadió, con enojo y decepción salio dando un portazo.
En lo que podía denominar su habitación arreglo sus cosas, tomo una ducha rápida, se cambió de ropa y salió hacia el estacionamiento.
No tenía planes, pero estaba furioso. No quería estallar y arrepentirse de lo que podía decir, por lo que decidió ir a la universidad. Podía aprovechar de devolver un par se libros, leer un poco, hablar con algunos amigos y lo mas importante, despejar su mente e intentar de entender la reacia reacción del alfa.
Paso la mayoría de la tarde con Ochako. La castaña intuyo que algo iba mal, no quería verlo tan desanimado por lo que charlo de temas que animarán a su amigo.
Ya al llegar las ocho de la noche su amiga tuvo que retirarse porque tenía turno en el hospital central. Sin embargo el se quedó ahí sentado en la cafetería.
Cerrarían pronto pero no quería moverse, el pelimorado vendría a buscarlo en cualquier momento si no lo veía en la salida.
Suspiro con tristeza. ¿Porqué Kacchan no quería decirle que había pasado? Eran pareja, unidos por un vínculo que nada ni nadie podia romper, debería tener confianza en el.
Suspiró nuevamente y miró su chocolate caliente, que ya se estaba enfriando.
- Si sigues asi se te va a enfriar -comentó una voz a sus espaldas.
- Todoroki -nombró este con una sonrisa- ¿Qué haces aquí tan tarde? -preguntó viendo a su amigo.
-Estoy esperando a Momo -respondió- Iré por un café -Izuku vio como este dejaba sus cosas en el asiento del frente y como se retiraba hasta la cajera.
A los pocos minutos el de cabello bicolor volvio y dejó adelante de sus narices un café recien hecho.
- Gracias -sonrió y sintió como sus manos entraban en calor, bebió un poco y miro por la ventana.
La universidad estaba vacía, sabía que tendría que irse y encarar al rubio cenizo.
- ¿Me vas a decir que ocurre? -preguntó Todoroki bebiendo de su taza- Te ves triste.
- Yo... -dijo en un suspiro- Me puse furioso con alguien importante para mi -habló con tristeza bebiendo de su café.
- ¿Porqué? -habló con la mirada fija en el peliverde.
- No se da cuenta que me preocupo por él -comentó mordiéndose el labio- Es tan testarudo, llevado a sus ideas, quiere mandar a todo lo que lo rodea- dijo de golpe- Lo quiero, pero debería saber que puede confiar en mí-sonrió.
- Te preocupas mucho por él -comentó el bicolor sacando su celular del bolsillo de su chaqueta- Katsuki no te merece -pronunció viendo el asombro en los ojos esmeraldas.
- ¿Cómo sabes su nombre? No te lo he dicho -preguntó el menor con cierto nerviosismo.
- Digamos que nuestras familias se conocen, además quiero algo que es suyo -vio la cara de desconcierto del menor- Tú -pronunció.
El pecoso sintió pánico y quiso levantarse pero su cabeza empezaba a dar vueltas, miro a su alrededor y poco a poco todo se volvía nublado, hasta que simplemente se desvaneció.
- Ahora eres mío -dijo el alfa con una sonrisa al atraparlo en sus brazos.
Continuará...
Holooo!!!! 😁😁 Como han estado mis lector@s??? Espero que super ♥️♥️♥️ Despues de muuuucho pude actualizar y espero que el cap sea de su agrado.
👉🏻 Les gustó el cap? Se lo esperaban?
No olviden darle a la estrellita⭐ y agregar la historia a su biblioteca para que no se pierdan las actualizaciones ☺️
Se despide su autora que los ama ♥️♥️♥️ byeee
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