𝟓𝟒 - 𝐋𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨

Draco suspiró aliviado cuando se dio cuanta de que el chico Weasley no estaba muerto después de todo. Podía decir que Rosie realmente se preocupaba por él. Él se cernió detrás de ella sin querer interrumpir, pero tampoco queriendo estar demasiado lejos de ella.

-¡Jesús, Fred! ¡Pensé que estabas muerto! - Rosie rió aliviada.

-Ow. - Fred hizo una mueca mientras trataba de sentarse. Draco notó que todavía le salía mucha sangre de la cabeza. 

-Necesitaremos que lo revisen. - dijo Percy mientras él y George lo ayudaban a ponerse de pie.

-No se preocupen, me parezco al resto de ustedes ahora. - Fred miró a su alrededor sonriendo. Tenía razón, pensó Draco, mientras sus ojos recorrían el resto de sus rostros. Todos estaban cubiertos de sangre, cortes, magulladuras y suciedad.

Rosie se puso de pie y se volvió, acercándose a Draco. Él deslizó su brazo alrededor de su cintura, besando la parte superior de su cabeza.

De repente, un cuerpo paso volando por el agujero hecho en el costado de la escuela y las maldiciones volaron hacia ellos desde la oscuridad, golpeando la pared detrás de sus cabezas. 

-¡Bajen! - Potter gritó. Draco no necesitó que se lo dijeran dos veces y tiró a Rosie al suelo, protegiéndola tanto como pudo con su propio cuerpo, mientras más maldiciones volaban sobre sus cabezas. 

Granger dejó escapar un grito espeluznante y Draco se atrevió a levantar la cabeza para ver qué estaba pasando. Lo vio de inmediato: una araña monstruosa del tamaño de un automóvil pequeño estaba tratando de trepar por el enorme agujero en la pared.

Rosie, debajo de él, comenzó a temblar. Se bajó de ella. Y vio el horror en su rostro mientras miraba las patas de la araña frenéticamente tratando de entrar. 

La ayudó a ponerse de pie mientras Potter y Weasley gritaban maldiciones con sus varitas. Se las arreglaron para hacer volar a la araña hacia la oscuridad, sus patas temblaban horriblemente. 

-¡Trajo amigos! - Potter gritó. Y efectivamente, más arañas comenzaron a trepar por el costado del castillo y trataron de trepar por el agujero. 

-Rosie- ¡usa tu varita! - Draco le gritó desesperadamente a Rosie, sintiéndose completamente inútil sin él. Pero ella se quedó paralizada del terror, aparentemente incapaz de ver nada más que los monstruos peludos y gigantes.

Pensando rápido, Draco tomó su varita de su mano y comenzó a lanzar hechizos aturdidores hacia las arañas que avanzaban. 

Draco respiró cuando la última araña desapareció de su vista, pero el alivio no estaba destinado a durar y más maldiciones se elevaron sobre sus cabezas, tan cerca que sintió la fuerza de ellas soplar su cabello.

-¡Movámonos, AHORA! - gritó, agarrando a Rosie y empujándola delante de él hasta el final del resto del pasillo.

El trío dorado aparentemente había desaparecido y Draco vio a los otros hermanos Weasley ayudando a Fred sobre los escombros en el otro extremo. Todo lo que Draco quería hacer era llevar a Rosie a un lugar seguro.

Tropezaron y cayeron sobre piedra y madera caídas, manteniendo constantemente la cabeza inclinada en caso de maldiciones voladoras.

Doblaron una esquina hacia otro corredor, lleno de polvo y mampostería cayendo. Mucha gente corría hacia adelante y hacia atrás, los mortifagos se batían en duelo con los habitantes de los castillos. Draco miró a la izquierda y derecha, la varita de Rosie todavía agarrada en su mano, tratando de encontrar la ruta más segura. 

-Draco. - susurró Rosie, impotente. La atrajo hacia sí, sintiendo su cuerpo cansado apoyándose con cansancio en el suyo.

-Está bien, Rosie. Nos sacaré de aquí. - estaba diciendo esto, pero no sabía cómo ni adónde iban a ir. 

Tomando una decisión, tiró de Rosie hacia la izquierda por el pasillo, manteniendo su cuerpo apretado contra el suyo y la varita colocada frente a ellos. Los gritos a su alrededor eran ensordecedores, y los fuertes golpes hacían que Rosie se estremeciera constantemente de miedo.

De alguna manera, lograron llegar a la escalera al final. Draco tiró de Rosie apresuradamente hacia abajo. Cuando llegaron al fondo, casi tropezando con un cuerpo que estaba esparcido, sin vida en el escalón inferior. Era solo un niño.

Rosie gritó. Cayó de rodillas y levantó al niño, acunando su cabeza en su regazo. Ella comenzó a llorar, casi histéricamente. 

-Rosie. - dijo Draco gentilmente, arrodillándose a su lado. -Rosie, no hay nada que podamos hacer poe él.

Ella lo miró, y el corazón de Draco se apretó cuando vio rastros de lágrimas surcando el polvo y el humo que cubrían sus rostros, sus una vez feroces ojos azules ahora llenos de miedo y dolor.

-C-Colin era solo un chico inofensivo. - sollozó, su cuerpo temblando de desesperación. 

Draco volvió a mirar al chico. Ahora lo reconoció. Colin Creevey. El chico que había seguido a Potter con su cámara. Un repentino sentimiento de desesperanza y miseria golpeó a Draco con tal fuerza que se sintió momentáneamente sin aliento.

-Vamos, Rosie. - dijo, tratando de encontrar la fuerza que ya no sentía que tenía. -Tenemos que movernos, no estamos seguros aquí.

Y como para probar su punto, una fuerte explosión vino desde lo alto de la escalera, los escalones se desmoronaron un poco, causando que una avalancha de polvo cayera sobre ellos.

Tosiendo, Draco se puso de pie, sacando suavemente el cuerpo de Colin del regazo de Rosie y levantándolo en sus propios brazos.

-Los trasladaremos a un lugar más seguro, fuera del camino. - explicó, mientras miraba a su alrededor en busca de un lugar. 

Espió un nicho cerca de la pared donde una vez había estado una armadura y colocó cuidadosamente su cuerpo en eso, asegurándose de que estuviera bien escondido.

Se aprsuró a regresar junto a Rosie, que permanecía al pie de la escalera, inmóvil, en estado de shock. Él tomó sus manos, ayudándola a ponerse de pie y envolvió sus brazos alrededor de ella, tratando de ofrecerle la poca fuerza que le quedaba. 

-Tenemos que seguir moviéndonos, Rosie. - murmuró con urgencia en su oído. -¿Entiendes? Tenemos que llegar a un lugar seguro.

Ella asintió en silencio, sus ojos inquietantemente blanco. Con la varita de Rosie sostenida firmemente en su agarre, Draco tomó su mano y comenzó a guiarla por el corredor destruido. Los gritos aún rasgaban el aire, mientras el edificio temblaba con cada explosión. El corazón de Draco estaba en su garganta, no veía cómo sobrevivirían a esto. Pero tenía que intentarlo, por Rosie. 

Los mortifagos aparecieron a la vista, batiéndose en duelo más adelante, y Draco vio consternado como una maldición asesina tomaba otra vida inocente. Se detuvo, girando en su lugar para guiarlos hacia el otro lado, pero aún habían más mortifagos atacando por el otro lado.

Draco no creía que tuviera la fuerza para batirse en duelo, no con Rosie para proteger también. Tenía que pensar rápido, antes de que los mortifagos se dirigieran hacia ellos.

Y luego reconoció el pasillo en el que estaban parados. Recordó que habían tenido un tapiz con una alcoba oculta detrás. Si pudiera encontrarlo, podría esconderse a sí mismo y a Rosie allí. Podrían tener la oportunidad de mantenerse a salvo, siempre y cuando el castillo no cayera sobre sus cabezas. Probablemente era más seguro que salir para enfrentarse a todas las bestias que esperaban atacar de todos modos.

Mirando desesperadamente de arriba abajo, el alivio se apoderó de él cuando vio el tapiz un poco más arriba. Tiró de la mano de Rosie, urgiéndola a seguir adelante hasta que finalmente la alcanzaron. 

-Aquí, Rosie, rápido. - dijo levantando un poco del tapiz y metiéndola debajo. Él la siguió mientras se agacharon en la alcoba baja y compacta detrás de él, dejando caer el tapiz, ocultpandolos.

Se colocaron uno al lado del otro con la pared, Draco envolvió con fuerza su brazo alrededor de Rosie. Notó que ella temblaba violentamente y luchaba por respirar.

-Esta bien, Rosie. - la tranquilizó, tratando de sonar lo más tranquilo posible. -Solo respira. Respira conmigo, Rosie. 

Draco inhaló y exhaló con ella mientras se sentaba detrás del tapiz. Finalmente, su respiración volvió lentamente a la normalidad y pudo sentir que sus temblores disminuían un poco.

La trajo hacia él, dejando que su cabeza descansara en su hombro, y se sentaron allí en silencio, escuchando los sonidos de la batalla que se desarrollaba a su alrededor.

-Quiero vivir en una cabaña. - ella murmuró en voz baja después de un rato. Draco se tensó.

-Como los de Bill y Fleur. - continuó, sin paracer darse cuenta de su silencio.  -Esa era una bonita casa de campo ¿no? Tranquila. 

Draco se atragantó. Ella estaba hablando del futuro. No podía pensar en el futuro. No podía atreverse a tener tanta esperanza. Todo lo que podía hacer era estar en el ahora y asegurándose que Rosie estuviera a salvo. Incluso si lograban sobrevivir a esta batalla, no se sabía que pasaría a continuación. Voldemort lo mataría con seguridad, eso era seguro. La idea de poder tener un futuro normal con Rosie le resultaba imposible. Nunca se permitió pensar en ello, ni siquiera considerar la posibilidad en ello, de lo contraria sería demasiado insoportable seguir viviendo.

Más gritos y golpes llenaron el aire, sacudiendo el suelo debajo de ellos. Agarró su brazo y con más fuerza alrededor de ella, enterró su rostro en su cabello.

-Eso suena bien. - susurró, mientras una lágrimas solitaria rodaba por su mejilla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top