Prólogo
31 de diciembre,
Aeropuerto de Londres, 11:20 p.m
Todos estaban apunto de celebrar la llegada del año nuevo, las calles estaban repletas de gente festejando. El frío los arropaba como manta, pero a nadie le importaba. El calor de la celebración era suficiente para mantenerlos cálidos a todos. Bullicio, eso era lo que había por el alrededor. Personas cantando, otros riendo, algunos llorando al recordar esos seres queridos que ya no están para estas fechas especiales.
A esas horas de la noche, sorpresivamente aterrizaba el último vuelo que era permitido al país durante ese día. Un vuelo de clase social alta, completamente repleto. La gente comenzaba a bajarse del avión y a adentrarse a las instalaciones del aeropuerto. Ahí iba ella, junto a su mano derecha con maleta en mano. Entrando triunfalmente por las puertas de cristal automáticas, pasó por el detector de metal y todo estaba en orden. Recogió las prendas que se quitó para pasar y se las volvió a colocar al igual que su hombre. Su cara de satisfacción nadie podía quitársela. Después de tantos años sin pisar Londres, al fin ella regresaba. Ella es irlandesa, pero pasó su niñez entre Londres e Italia y un poco en Estados Unidos. Ya había perdido un poco el acento y casi sonaba como una americana más del montón. Pero podía camuflarse en cualquier momento si ella lo deseaba.
Salían hacia la entrada del aeropuerto, ahí los esperaba su limusina junto a su chófer. Xavier, (su mano derecha) colocó las maletas en el baúl. Ambos se metieron en la limusina y el chófer arrancó. El tráfico estaba bastante pesado porque la gente iba a zonas populares; otros se entretenían mirando a la gente disfrutar en los lugares, que no se fijaban en el camino y en ir más de prisa.
- Te lo dije Xavier, había que conseguir un vuelo más temprano.―dijo molesta mientras miraba hacia afuera
- Lo intenté señorita, pero los vuelos se fueron precisamente volando. Todos quieren venir a Londres a despedir el año junto al Big Ben.―ella lo miró de reojo y le dio su copa para que éste le sirviera vino. Él abrió la botella y le sirvió
Tomó del vino y comenzó a observar a la gente -Míralos, todos disfrutando como si al llegar el año nuevo, no van a seguir con su vida de miseria. Patéticos.―se rió burlona y Xavier la acompañó
- Siempre buscan algo en que perder el tiempo.―añadió él como si su jefa se tratara de una amiga más, ella lo miró de reojo, pero no le quedaba de otra. A pesar de todo, era su único acompañante
- El tiempo es lo de menos, más bien su mente de insectos. Mira a esos que lloran, ¡qué ridiculez! ¿Es necesario tanto drama? Me quiero cortar las venas con tal escenario.―tomó de nuevo del vino
- No soportan la pérdida...
- Porque no aprendieron a valerse por sí solos. Cuando dependes de alguien en tu vida, esto es lo que sucede. Aprende muy bien, para que no termines así nunca.―él le asintió
- He aprendido bastante de usted, señorita. Es una gran maestra, en todo los ámbitos. Para mí es un placer, trabajar para usted.―le sonrió cálidamente y ella arqueó su ceja
- Sonaste muy cursi, Moffat. Me dio náuseas y no sé si es por el vino o por lo que dijiste.―él comenzó a reírse, su patrona tenía un humor particular
- Perdón patrona, a veces dejo fluir las palabras y no suelo controlarlas.―dijo avergonzado
- Tranquilo, esa te la perdono. Pero cuidado con lo que dejas fluir, no todo es líquido. ¿Captas?―sonrió ladeado mientras lo observaba esperando atenta a su respuesta
- Capto todo lo que usted me dice, señorita.―sonrió y ambos chocaron sus copas, llegaron justo donde estaba el Big Ben. Iban a seguir directo a la mansión de la mujer, pero ella detuvo al chófer
- Detente, Mathew.―ordenó por micrófono al chófer, ya que tenían el cristal que los separaba cerrado. Su chófer obedeció y detuvo el auto, Xavier no entendía nada
- ¿Qué pasó señorita? ¿No se supone que íbamos para la mansión?―ella lo miró molesta
- ¿Tengo que a caso dar explicaciones a mi empleado?―lo miró como si estuviera ofendida con tal pregunta
- No, pero...―
- ¡Pero nada! Nos bajamos aquí.―abrió la puerta de la limusina y él hombre se bajó junto a ella
- ¿Desea un abrigo? Puedo sacarlo de su maleta o le ofrezco mi saco...―ella rodó los ojos
- Estoy bien así, si necesitara algo te lo decía. Digamos que estamos mezclándonos con la gente, tengo que ir practicando para cuando me toque dar mi gran actuación.―sonrió para sí misma, orgullosa del plan que tenía
- ¿Cuándo comenzará el plan?―la miró curioso mientras ella caminaba para quedar cerca del reloj
- Esta semana nos ponemos en marcha, en cuanto John Watson caiga... Entonces todo comenzará.―se rió algo maliciosa y lamió sus labios
- ¿En verdad cree que Sherlock Holmes caiga en ese truco?―Larisha lo miró incrédula
- ¿Dudas de mis habilidades?―preguntó ofendida -¡Claro que caerá! Y cuando lo haga, me divertiré en gran manera.―ambos se rieron
- Falta un minuto para despedir el año finalmente.―suspiró
- ¿Traíste el champán?―lo miró de reojo
- Sí, ahora mismo lo abro. Lo que sí me sorprende es que vaya a celebrar la despedida del año.―dijo en tono burlón y ella volteó a mirarlo
- No celebro eso Xavier...―su voz se tornó profunda -Celebro por mi llegada a Londres, ¡me voy a divertir como nunca! Ya eso de traficar drogas, lavar dinero y trabajar con joyas, me estaba aburriendo.―simuló un bostezo
- Aquí tiene su copa.―se la extendió y de momento la gente comenzó hacer el conteo
- ¡12! ¡11! ¡10!―gritaba la gente
- Brindo porque mis planes tendrán un éxito rotundo.―alzó su copa
- Y yo brindo para que sus planes se lleven a cabo y yo pueda presenciarlos y claro, ser parte de ellos.―sonrió, alzó su copa y ambos cruzaron sus brazos para tomarla
- ¡3! ¡2! ¡1!―gritó la gente
- SALUD.―dijeron simultáneamente y tomaron de la copa
- ¡FELICIDADES!―dijo a todo pulmón el bullicio y comenzaron a abrazarse entre todos
- Cuanta cursilería, ¡por Dios!―ella pasó su mano por su rostro y su mano derecha sólo se reía por su reacción
De repente todo oscureció, las luces del Big Ben y de toda la ciudad se apagaron, incluyendo las pantallas gigantes que proyectaban diferentes lugares de Londres celebrando la despedida. Sólo se veían los fuegos artificiales en el cielo, la gente comenzó a cuchichear entre sí. Hasta que de repente se encendieron todas las luces y luego se encendieron las pantallas. Cuando la gente pensó que todo estaba ya en la normalidad. Aparece algo muy inusual, pero que captó por completo la atención de la mujer.
Solamente se proyectaba esa imagen una y otra vez, con un tono de voz agudo y luego tan chillón como si fuera una ardilla Alvin. Todos corearon un "Ohhh", muchos ya sabían de quien se trataba y comenzaron a entrar en pánico y otros simplemente se quedaron congelados con tal imagen.
- ¿Ese no se supone que es el archi enemigo de Sherlock?―preguntó confuso Xavier -¡¿No que estaba muerto?!―volvió a preguntar incrédulo
- Parece que no, está más vivo que nunca...―dijo ella asombrada mirando la pantalla -No tan sólo tendré de entretenimiento a Sherlock Holmes, por lo que se ve, me voy a entretener igual un rato con Jim Moriarty.―comenzó a reírse maliciosamente, su mano derecha al principio dudó si reírse o no, pero luego se dejó contagiar por su perversa jefa.
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¡Hola! Aquí está el prólogo.
Espero que les guste más o menos de lo que va a tratar esta historia. Ya poco a poco irán conociendo mejor a la protagonista que sufre el síndrome del aburrimiento.
No les puedo decir cuando actualizaré porque ya saben, estoy escribiendo Nunca es Mucho, pero publiqué para saber su opinión y descubrir si les llama la atención o no.
Gracias por leer y nos vemos en el próximo cap ya sea aquí o en Nunca es Mucho. Abajo les dejo quien es Xavier Moffat, nada más y nada menos que James McAvoy
Besisssss
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