Capítulo 5: Mucho gusto, Richard Brook...
POV Omnisciente
Sólo bastó un disparo para dejarlos a todos en cámara lenta, las reacciones fueron con bastante retraso. Parecían en shock al ver como ese hombre caía al suelo con un gran hueco en la cabeza y todo ese chorro de sangre salpicándolos como si se tratara de una fiesta al lado de una piscina o playa. El rizado por inercia comenzó a temblar un poco aunque en su mente no quería actuar de esa manera, pero su palacio mental lo forzaba a recordar cuando Moriarty se disparó frente a él. Ya no miraba a Ashton caer al suelo, sólo miraba a Jim una vez más matándose frente a él. La mujer se dio cuenta que le dio en uno de sus puntos, tocó algo sensible para el detective. ¿Qué más sería perfecto que recordarle uno de los momentos más tensos de su vida? Si no hubiera sido por su intelecto y la ayuda de su hermano, estuviera ahora mismo bajo tierra y probablemente sus amigos también. Ya que el mismo Napoleón del Crimen aceptó que era una persona muy cambiante de parecer.
Luego de más de un minuto que fue totalmente eterno para esos hombres, decidieron moverse finalmente. La pelinegra sabía que era hora de seguir la actuación, pero tenía que optar por gritar como una mujer aterrada por su vida o escoger algo más fácil que era quedar en shock. Ella no quería lucir tan ridícula y hacer un escándalo frente a Sherlock, así que optó por quedarse paralizada mirando al cuerpo desangrarse. Finalmente el primero que decidió pronunciar una palabra, o más bien, una exclamación fue John Watson.
- ¡OH JEEEZ! ¡OH MI DIOS!―pasaba sus manos por su cabello y se lo agarraba con fuerza, quería tratar de controlar su cuerpo. Una cosa es ser un ex-militar y otra que lo sorprendieran de esa manera matando a un tipo frente a ellos de la nada
- ¡JOHN! ¡¿ESTÁS BIEN?!―preguntó preocupado Sherlock que aún seguía mirando el cuerpo y no podía ni voltear a mirar hacia el lado
- Por Dios...estoy bien...―tragó saliva, las palabras no le querían salir en concreto, estuvieron a punto de morir hace unos momentos o quizás aún seguían en riesgo.
- Lestrade, ¿estás bien?―preguntó el rizado más calmado, pero seguía sin quitar su vista del cuerpo
- No es que no haya visto un muerto antes, pero que maten a alguien frente a mí, no se me da todos los días.―suspiró con cierta frustración -Cielos...―tocó su cabello grisoso y lo peinó hacia atrás mientras respiraba con más calma -Llamaré a los refuerzos.―se alejó para realizar la llamada
- A veces los de Scotland Yard suelen ser tan inútiles que piensan después de actuar a lo papagayo.―bufó enojado el detective al ver como Lestrade se alejaba a pedir refuerzos -No es que me guste la gente estorbando en el caso, pero pueden cuidar el perímetro sin estorbarme, claramente.―siguió quejándose
- ¿De qué vale quejarse?―gruñó el rubio -Está muerto...aunque eso quizás no te importe, ahí tienes otro caso por resolver. Un asesinato dentro de otro asesinato, ¿quién es el verdadero culpable ahora?―preguntó algo sarcástico el doctor. Sherlock alzó sus cejas asombrado a caer en cuenta en lo que le dijo su fiel amigo. Tenía razón, este caso iba más allá que una simple maldita firma, había una mano negra atrás de todo esto. Watson se dio cuenta en lo que acababa de decir y sabía claramente que le dio un "click" a la cabeza del detective, sin duda alguna ya estaría en estos momentos en su palacio mental haciendo teorías mientras hay un muerto al frente de ellos que claramente él no respeta y lo ve como su mejor diversión
- ¡JOHN! ¡ESTO ES MAGNÍFICO!―dio brinquitos celebrando que este caso era un nuevo enigma -¡AL FIN ALGO QUE NO ES ABURRIDO!―aplaudió y John lo observaba con ceño fruncido
- A veces eres tan sádico y no respetas la muerte de otros.―dijo molesto -Criticabas a Moriarty porque mataba gente para hacerte bailar, pero tú eres otro que tampoco apagas la música y sigues bailando.―añadió con cierta decepción y Sherlock lo observó primero algo apenado para luego cambiar su semblante a uno sin importancia
- ¡Ay por favor John! Eres médico, si las personas no se enferman, no comes. ¡No me digas que eres doctor ahora para sanar a todo el mundo! Claramente necesitabas el dinero, sino, ¿cómo ibas a pagarle a la señora Hudson?―arqueó su ceja y el rubio rodó sus ojos
- No puedo creer que me estés hablando de eso ahora mismo.―respondió incrédulo -Estamos hablando de ti y no de mí, Sherlock.―el rizado bufó
- No, no, no.―negó con su cabeza -Tú eres el que está hablando de mí, yo en ningún momento me mencioné.―el doctor sólo se limitó a pestañear -Quieres esconder todo bajo tu ética moral y antes estabas en una guerra y no era cazando ratones. Esto es lo que te gusta quieras o no, John. Por eso es que sigues aquí conmigo, aunque no lo quieras admitir a veces.―se sintió orgulloso de sus palabras y John prefirió no seguir con el tema. Se percató que todo este tiempo estaban discutiendo y no se habían fijado en la mujer que se encontraba justo al lado de ellos. Estaba cubierta con salpicadura de sangre al igual que ellos y no se movía para nada.
- ¿Larisha?―la llamó el rubio algo preocupado, Sherlock quitó su mirada de su amigo para ponerlos en ella. La mujer no sabe como pudo aguantar tanto la risa al frente de esos dos, era una pelea de marido y mujer bastante graciosa sin duda alguna -¿Te encuentras bien?―movió su mano al frente de ella tratando de conseguir una reacción, pero nada servía. Era tan buena fingiendo que ni parpadeaba y logro tomar un aspecto algo pálido. El detective se acercó a donde ella y se paró justo al frente, tomó su barbilla y la alzó lentamente para chocar sus ojos heterocromáticos contra unos ojos casi negros como el alma de ella
- Es normal ese estado de shock, yo lo tuve los primeros minutos la última vez que pasé por esto.―ella lo observaba sin expresión alguna, en cambio él sentía que se perdía en el abismo al mirarla así de cerca, sentía que se aventaba del Bart's por una segunda ocasión con tan solo mirarla a los ojos. Sacudió su cabeza al notar como su palacio mental quería consumirlo frente a ella y continuó hablando -No pasa nada, es solo un caso más.―sonrió forzado para luego soltarla, pero se quedó justo al frente de ella
- T...Tienes su...su sangre en tu c...cara.―si ella estuviera nominada a los premios Oscar, ganaría a mejor actriz del año. Tartamudeó a la perfección como si realmente hubiera perdido el habla, no se notaba fingido, le salía natural. Pasó su mano por el rostro y efectivamente tenía gotas de sangre, él restregó sus dedos y ahora éstos estaban cubiertos de sangre. El doctor hizo lo propio y también descubrió que él tenía
- Tú también tienes en el rostro.―pasó su dedo por la mejilla de ella y sintió una corriente por su cuerpo. Pero no era una agradable, sino que sintió como un electrochoque. Como cuando ponen letreros de "peligro alto voltaje", pero siempre hay uno que toca lo que no debe. Carraspeó un poco -Definitivamente el disparo fue perfecto, se nota que vino a gran velocidad para que nos salpicara de esa manera.―se puso en cuclillas para observar el cuerpo con su lupa -Me fascina lo bien que disparó para que la bala saliera sin que nos atravesara a uno de nosotros. El ángulo es magnífico, claramente no nos quería matar, pero sí advertir.―sonrió con gran emoción y John rodó sus ojos. Siempre su amigo tomaba la misma postura de entretenimiento cuando era obvio que estaban en peligro.
- ¿Estás hablando de un disparo perfecto cuando claramente esta mujer está en completo shock?―puso su mano en el hombro de ella y la atrajo hacia a él un poco para que lo mirara -En cuanto llegue la ambulancia, hablaré para que te pongan un sedante así puedas relajarte y dormir un poco. Eso te ayudará a bajar la tensión y poder procesar todo de una vez, si te quedas así como estás ahora, se te hará difícil superar esto.―lo que menos quería ella, es que la sedaran. Tenía que estar atenta a lo que hicieran antes de marcharse. Se le ocurrió algo para cambiar el tema y se entretuvieran, justo llegó Lestrade y vio que era el momento preciso, pero éste habló primero que ella
- Ya los refuerzos están por llegar junto a la ambulancia.―los observó a los tres que tenían salpicaduras de sangre -Apuesto a que estoy cubierto de sangre también.―Sherlock le asintió, pero antes que pudiera pronunciar una palabra, ella se adelantó
- Ese hombre...―dijo suspensiva y voltearon a verla
- ¿Qué?―preguntó Sherlock entre cerrando sus ojos
- Iba a decir Moriarty... ¿verdad?―preguntó ella dudosa, John y Lestrade tragaron fondo al recordar ese pequeño detalle que pasaron por alto gracias al disparo. Sherlock cambió su mirada a otra parte sin pestañear -Corremos peligro estando aquí...voy a morir por estar con ustedes.―fingió entrar en pánico
- Tranquila señorita Lombardi, aquí nadie va a morir. Los refuerzos están por llegar, todo estará en orden en unos minutos.―ella se rió, pero trató que fuera de incredulidad
- ¡Mataron a un hombre aquí al frente de nosotros!―exclamó -Gracias a Dios hoy me marcho de Baker, lo siento chicos, pero no puedo estar en este ambiente...¡menos cuando ese hombre está vivo!―los observó a los tres
- Está―
Antes que dijera su gastada frase, su amigo lo interrumpió -Si dices que está muerto una vez más, te juro que te voy a pegar un puño en toda esa cara, Sherlock.―gruñó apretando su puño
- Eres un doctor, John.―lo miró con ceño fruncido
- Soy un doctor del ejército, lo que significa que puedo romper todos los huesos de tu cuerpo mientras los nombro.―dijo entre dientes y Sherlock se limitó a parpadear -¿Ahora vas a negar que ese hombre estuvo a punto de decir el nombre de Moriarty?
- No lo iba a decir.―dijo sin importancia
- ¡Claro que lo iba a decir! ¡Dijo Moriar! Sólo que se quedó sin terminarlo porque claramente no querían que él hablara.―miró el cuerpo -De seguro trae un micrófono encima y debe estar riéndose de nosotros ahora mismo.―intentó revisar el cuerpo, pero Lestrade lo detuvo
- ¡Deténgase John Watson!―lo agarró por el hombro para separarlo. Sherlock y Larisha sólo miraban esa escena de desesperación -No podemos tocar el cuerpo hasta que venga forense, sigue siendo una escena del crimen y tienen que sacar las debidas fotos y muestras. No tengo que explicarle, usted lo sabe perfectamente.―lo señaló y John le asintió frustrado
- Es que todo esto se debe a una sola persona, aquí sabemos de quien se trata y no podemos hacernos los locos.―Greg le asintió
- Comenzaremos a investigar, de eso no hay duda. Y no vamos a descartar a Moriarty como sospechoso, sin importar lo que diga el señor Holmes.―enfatizó y Sherlock esquivó su mirada. Se le hacía difícil tratar de aceptar lo que había dicho Ashton, quería creer que se trataba de otra persona. Pero recordar la despedida de año, no lo estaba ayudando para nada.
- Inspector, ya llegamos.―apareció Donovan atrás de Lestrade y miró a todos algo sorprendida al notar que tenían gotas de sangre en sus rostros -Esa bala si que vino con un buen viaje, están todos salpicados.
- No nos dimos cuenta.―respondió sarcástico el detective y ella le dio una mirada de pocos amigos, para luego postrar sus ojos en la mujer
- Eres igual de terca que John Watson, admiro tu valentía de querer perder el tiempo.―soltó una pequeña risa burlona -Cuidado, un día puedes ser tú la que esté tirada en el suelo.―burló, pero antes que alguien pudiera responder se marchó a buscar al equipo de forense
Primero terminas muerta tú en el piso, que yo, imbécil.―respondió en su mente tratando de no cambiar su semblante de indefensa
- Acompáñeme a la ambulancia, señorita Lombardi. Necesito que los enfermeros la revisen, es cuestión de rutina.―puso su mano en el hombro para que ella caminara primero, no quería ir, pero tenía que dejar su actitudes y adentrarse un poco más en el papel. Ella le asintió y fue junto con él a la ambulancia. A lo lejos Sherlock presencia como Anderson se acerca con otros colegas para revisar el cadáver
- ¡Ay no!―alzó sus manos -Mejor vámonos, John. Prefiero que me disparen la cabeza en estos momentos que quedarme cerca de este idiota.―gruñó y Watson rodó sus ojos para luego asentirle y seguirlo. El azabache pensó llamar un taxi, pero paró en seco para mirar hacia la ambulancia donde se encontraba la mujer y por inercia fue hasta donde ella. El enfermero terminó de sacarle la presión y empezó a anotar la información en los papeles. Ella tenía su mirada en el suelo y al notar unos zapatos frente a ella, alzó su vista poco a poco para encontrar la mirada del rizado -Eh...―aclaró su garganta, no era de hacer este tipo de preguntas. Claro, al menos que no fuera a John -¿Cómo sigues?―ella sonrió un poco
- Estoy en shock, traigo una manta.―de momento hubo un silencio y de la nada Sherlock y ella comenzaron a reírse como si se tratara de un buen chiste. John no comprendía absolutamente de que se reían. El detective observó a su amigo que se encontraba confundido con la actitud de los dos. Se limpió unas lágrimas que se le escaparon de la risa y respiró hondo para luego recobrar su compostura
- Ya nos vamos a Baker, ¿vienes?―miró de reojo a John para luego tomar una posición divertida - ¿O sigues en shock?―trató de no reírse nuevamente. Ella trataba de entender el porqué tanta risa, pero no se imaginaba que algo así él había respondido cuando fue a un caso con John y apenas lo conocía
- Todo en orden, ya nos podemos ir.―se quitó la manta para dársela al enfermero y se levantó rápidamente
- ¿Se van?―preguntó Lestrade que apareció atrás de ellos
- Sí, ya nos vamos.―respondió John
- En cuanto tengas más información acerca de este hombre y Ned, me la haces llegar, Gavin.―el inspector rodó sus ojos, pero optó por no corregirlo esta vez
- Como digas, Sherlock. Aunque sabes que esto nos toca a nosotros, cuando necesitemos tu ayuda, te haré saber.―Sherlock bufó
- Siempre necesitan mi ayuda.―respondió burlón para luego subir el cuello de su gabardina y comenzar a caminar hacia la acera
- Hasta luego, Greg.―se despidió John y se estrecharon sus manos. Larisha sólo le asintió a modo de despedida y él hizo el mismo gesto para luego volver a la escena del crimen
Detuvieron un taxi y se adentraron en éste para ir al Baker Street. Estaban ajenos a que unos ojos del mal los observaba con detenimiento y muchísimo interés. El hombre estaba algo alterado por lo que ocurrió y esperaba a que volviera su mano derecha, que no tenía idea a donde había ido sin su consentimiento. Se voltea para ir a su auto y justo se topa con su hombre.
- ¿Se puede saber con qué permiso mataste a ese hombre? ¡¿DE CUANDO ACÁ TE LO ORDENÉ MORAN?!―gritó con demasiada furia y Sebastian lo miró confundido
- Señor, le juro que yo no hice nada. Ni si quiera traigo el francotirador conmigo, está en el auto.―señaló el auto y su jefe se percató que él no mentía
- Entonces hay alguien detrás de todo esto, interesante...―asintió para sí mismo, pero luego frunció su ceño con furia -No, no, no...mal, ¡eso está mal!―gritó frustrado -Sherlock es mí distracción, ¡sólo yo puedo hacerlo bailar!
- Si usted quiere, puedo averiguar más de cerca.―Moriarty pasó sus manos por su cabello
- Es tú obligación, obviamente tienes que hacerlo.―lo miró fijamente -Vamos a dar una última ronda al Baker Street, tenemos que notar si hay algún movimiento extraño alrededor de ellos. No voy a permitir que se metan en mis asuntos con Sherlock.―Moran se limitó a no contestar y sólo le asintió para abrir la puerta del auto a su jefe y luego arrancar hacia Baker Street
***
Durante el camino, ninguno pronunció alguna palabra. Todos estaban en su palacios mentales, por así decirlo. Sherlock empezaba a pensar la posibilidad de un Moriarty vivo y cómo entonces él hubiera fingido su muerte. También le sorprendió que Larisha saliera de la nada con esa evidencia y no mencionó nada acerca de esto. Claramente quería lograr algo con ello, pero el asunto era, ¿qué precisamente?. John sólo pensaba en lo cerca que estuvo de la muerte una vez más y que por ser tan hospitalario por poco causaba que Larisha muriera con un disparo en su cabeza. La pelinegra sólo pensaba en su siguiente paso, abandonar Baker Street. Había logrado lo que quería, estar en el entorno del detective. Conocer como actúa de cerca, su capacidad mental, sus fortalezas y claro, sus debilidades. En poco tiempo ya los tenía estudiados para poder seguir actuando y continuar un plan que no estaba fijo. Sólo quería entretenerse con su juguete nuevo y ya pronto le daría forma a su mejor diversión.
El trío llegó a Baker Street y John pagó al taxi para luego los tres entrar a la par al apartamento.
- Creo que a la señora Hudson le dará un ataque cuando nos vea estas salpicaduras de sangre.―comentó el doctor mientras subían las escaleras. Al entrar a la sala, se encontraron con la señora Hudson y Mary sentadas en el sillón tomando té. Ellas voltearon su mirada al marco de la puerta y se sorprendieron al verlos en ese estado
- ¡POR DIOS!―puso sus manos en su boca -¡¿QUÉ LES PASÓ?!―se levantó del sillón preocupada, Mary puso la taza en la mesita y se levantó al igual que ella. Sherlock sólo ignoró la pregunta y se fue al baño
- John, ¿qué pasó?―preguntó Mary con evidente preocupación
- Mataron al hombre que íbamos a arrestar en el caso y nos cayó salpicadura de su sangre.―ella entre cerró sus ojos
- Fue de una distancia bastante compleja, pero certera.―comentó ella interesada y Larisha frunció su ceño a tal comentario, había algo en la rubia que no la convencía por completo. Hasta el mismo Sherlock que se encontraba saliendo del baño con su rostro ya limpio, le chocó un poco lo que dijo
- ¿Cómo sabes que fue a distancia?―preguntó extrañado, ella miró a los cuatro que tenían postrada su mirada en ella
- Lógica, John. Digo, para que los salpique así y a los tres, tuvo que venir con bastante viaje, ¿no es así Sherlock?―le preguntó al detective, necesitaba que él validara su oración para salir de ésta
- Elemental, mi querido Watson...―respondió más para John que para ella, le sonrió algo forzado al rubio y se sentó en su asiento con sus piernas cruzadas
- ¡Que Dios lo tenga en su gloria!―exclamó la señora Hudson y eso hizo que Sherlock bufara
- Era un asesino, mató a su propio jefe. Lo golpeó, le picó su mano y lo dejó tan inconsciente que prefirió dejarlo en una bañera tirado para que se desangrara hasta morir. Dudo muchísimo que va a parar ahí donde usted dice, señora Hudson.―burló sin compasión
- Santo Dios...―abrió su boca sorprendida -Entonces que se pudra en el infierno, iré por más té.―sacudió su cabeza y se marchó. La pelinegra se había escapado al baño sin que se dieran cuenta a limpiar su rostro y regresó a la sala junto a ellos con sus manos en los bolsillos
- Bueno, yo me marcho.―voltearon a mirarla
- ¿No piensas quedarte para el té?―soltó de la nada el detective y ninguno comprendió ese comentario, ni siquiera él mismo sabe el porqué lo dijo
- Puedo tomarme uno en el hotel sin problema alguno.―rió un poco
- ¿Hotel?―arqueó su ceja -Pensaba que te marchabas al piso de abajo, no que te ibas.―respondió él, John y Mary sólo se limitaron a observarlos
- Les dije que me iría, ya tengo la reservación lista.―respondió mientras observaba como él se levantaba y se acerba a ella -La perderé de nuevo sino llego a tiempo, prometí que no sería una molestia, Sherlock.―ella le sonrió forzado y él sólo se quedó observándola
- ¿Por qué lo hiciste?―le preguntó seriamente y ella ladeó su cabeza un poco -¿Por qué escondiste la evidencia?―completó su pregunta y ella captó
- Quería comprobar dos cosas.―lamió sus labios -Comprobar qué tan listo eres y si eras capaz de resolver un caso con la mínima prueba posible a tu alcance.―Sherlock arqueó su ceja y John y Mary intercambiaron miradas -Y segundo, comprobarte que hay cosas que no puedes deducir de las personas, Sherlock. La apariencia te podrá decir todo lo que quieras ver, ya sea más allá o lo superficial. Pero es muy difícil penetrarte en el intelecto de una persona, por más que deduzcas los gestos, palabras y acciones.―sonrió falsamente -Por cierto, admito que todo esto fue emocionante a pesar de que hubo un muerto, pero aún así sentí la adrenalina por mis venas.―sonrió nuevamente y Sherlock sólo la observaba fijamente a los ojos, había descubierto algo en ellos que no había visto antes, o más bien, se sintió reflejado en ellos y por eso no lo notó. John pensó que era mejor romper el hielo, porque su amigo sólo se había quedado observándola
- ¿Quieres que te ayude con las maletas?―preguntó mientras se frotaba las manos
- Primero límpiate la cara, John.―dijo burlona y él asintió para irse al baño -Fue un placer conocerla, Mary. Espero que volvamos a vernos pronto y poder tener una plática amena de chicas.―ambas sonrieron
- Creo que a ambas no nos caen ese tipo de pláticas.―dijo sonriente y Larisha le sonrió ladeado
- Y no se equivoca, sabe captar la esencia de las personas en un corto tiempo.―fue más un análisis para sí misma que un simple comentario. Tenía que descubrir más acerca de esta mujer
- A veces soy muy observadora, pero cuando estás cerca de Sherlock, aprendes a la fuerza.―miró al rizado y sonrió y éste le respondió con una sonrisa floja, para luego inyectar su mirada de nuevo en la mujer
- Listo, ya me limpié.―regresó del baño John y justo la señora Hudson aparece con la tetera y varias tazas
- Perdón, el té se había acabado y tuve que preparar nuevamente.―dijo apenada y puso la bandeja en la mesita
- Lo siento señora Hudson, pero no voy a poder tomar. Es hora de irme...―hizo mueca de decepción su boca
- Al menos prueba un poco querida, nadie hace mejor el té que yo en Londres.―alardeó y no evitaron reírse un poco con su comentario
- En eso la señora Hudson tiene razón, hace el mejor té que pueda existir en Londres y me atrevo a decir que es el mejor del mundo.―la señora se sonrojó y le golpeó levemente en el hombro
- Bueno, sólo un poco y me marcho.―John le asintió y todos tomaron las tazas de té y comían sin piedad de las galletas de jengibre, una de las cuales Sherlock miraba con recelo porque las devoraban sin piedad frente a él.
Por un momento se sintió extraña al estar entre ellos, no tuvo una vida rodeada de gente amigable, creció en un orfanato lleno de maldad y maltratos. En vez de compartir la comida, peleaban por ella. Ser cortés, no era una opción allí bajo ningún motivo. Esa vida allí la hizo ser más fuerte y fría, tuvo sus padres adoptivos que la querían, pero para su protección la enviaron a un orfanato. Repudiaba la gente sentimental, pensaba que eso era para débiles y para gente que les gusta errar. Tiene cierto rencor con sus padres adoptivos, piensa que por culpa del sentimentalismo de ellos y querer "protegerla", lo que hicieron fueron condenarla en un lugar infernal para ella. Pero es un rencor que ya no vale la pena porque ellos fueron calcinados junto a sus verdaderos padres. Una historia que pronto se sabrá sin duda alguna, claro, si es que ella dejará que cualquiera se entere.
Bajó por sus maletas y con la ayuda de John y Mary, detuvo un taxi y las pusieron en el baúl de éste. Al cerrarlo, ella se paró frente a los dos para despedirse.
- Bueno, hasta aquí llegó mi travesía.―sonrió y ellos le siguieron -Gracias por tu ayuda John, sino hubiera sido por ti, no sé que hubiera sido de mí. Ahí solté una rima por cierto...―burló y ellos se rieron
- No tienes que agradecer, es algo que normalmente hago ya. Sherlock, Mary y la señora Hudson están acostumbrados a eso. ¿No es así Mary?―ambos tenían sus brazos rodeando la cintura del otro
- Así es, este hombre es demasiado bondadoso que a veces provoca golpearlo...―John la miró con ceño fruncido -Con amor, claro.―bromeó y él cambió su semblante y postró un beso en los labios de ella. Larisha miró la escena con asco, no le gustaba ver a los demás besándose frente a ella
- Espero que vengas de vez en cuando de visita. Sabes que estás bienvenida cuando quieras, hasta para unirte a un caso aunque Sherlock se vuelva loco.―se rió y ella le asintió
- De visita me apunto, en cuanto a los casos, lo pensaré dos veces...no quiero que se me atraviese una bala por la cabeza todavía.―rascó su cabeza, tenía que lucir algo dudosa ante la propuesta y no alguien demasiado dispuesta. Sentía que en parte Mary la analizaba y no entendía el porqué. Abrió la puerta del taxi -Ci vediamo dopo, amici.―la pareja se miró confundida y ella se rió burlona -Hasta luego, amigos. Eso fue lo que dije en italiano.―sonrió y les guiñó para montarse en el taxi. Ellos se despidieron moviendo sus manos en el aire mientras ella se alejaba. -Péire idiotacha.―dijo en irlandés (su lengua natal), que en español quiere decir "par de idiotas"
Sherlock presenciaba todo desde su ventana y comenzó a tocar con su violín. Pero esta vez era una nota propia, recién creada para ella. La llamó "La Mujer Enigma", sin duda alguna, esa nota sonaba mortal para cualquiera y haría que a muchos se le erizara la piel con tan sólo escuchar el principio de ésta. John regresó a la sala y Mary acompañó a la señora Hudson a realizar unas diligencias. El detective dejó de tocar y su amigo no evitó aplaudirle al escuchar esa nueva melodía.
- John...―pronunció su nombre y él lo observó atento
- Dime, Sherlock...―lo miró algo raro al notar ese silencio incómodo por parte de su amigo
- Noté algo más en ella...―dijo en voz baja mientras miraba hacia la ventana
- ¿Qué notaste?―preguntó con su ceño fruncido y Sherlock volteó a mirarlo
- Aburrimiento, uno mayor que el mío.―sonrió ladeado más para sí mismo y de la nada comenzó a tocar nuevamente, dejando a su amigo sin entender absolutamente un pepino
***
Mientras ella se alejaba del Baker Street, no se daba cuenta que atrás de ella le seguían Moriarty y Moran. Jim no la quería perder de vista y ahora menos con lo que había pasado con aquél hombre. El camino fue uno demasiado corto, el Hotel Royal Garden quedaba a trece minutos de Baker Street. En parte era bueno para no mantenerse tan lejos del detective y poder "espiarlo" a distancia mientras se marchaba. Tenía que quedarse allí por si las moscas y por si de casualidad Mycroft se tomaba la molestia de investigarla. Porque aunque él diga que no pierde el tiempo con personas que no son su de interés, no puede negar que la sangre llama y quiere evitar que cualquiera se le acerque a su hermano con malas intenciones.
Se bajó del taxi, agarró su equipaje y le pagó para luego proceder adentro del hotel. Moriarty la miraba con atención y se le ocurrió una idea para "actuar" desde ya.
- Se me ocurrió algo, Sebastian.―su mano derecha lo observó por el retrovisor -Pásame los lentes del gavetero.―se extrañó a tal orden, pero obedeció antes que su jefe perdiera la paciencia. Vio como se colocó los lentes y otro saco, peinó su cabello, se echó perfume y rápido salió del auto. Moran se sentía bastante confundido con lo que él haría, pero se bajó del auto al igual que él. -Mantente a distancia, que ella no te vea por nada del mundo.
- Como usted ordene, mi señor.―Moriarty comenzó a caminar hacia adentro del hotel y Sebastian lo siguió a paso lejano
Larisha tomó de su tiempo para bañarse, quería quitarse toda esa mugre de encima. Extrañaba los lujos a su alrededor y detestaba vestir como una descuidada sin gracia. Estaba acostumbrada a deslumbrar a los hombres con su porte y elegancia y ahora sólo causaba grima. Se puso algo más decente ya que dio la impresión que quería a Sherlock. Ama los vestidos y no puede vivir sin ellos, pero sólo tenía a su poder jeans y más jeans. Terminó de arreglarse y por un momento pensó si pedir servicio a la habitación o no, pero un impulso la hizo bajar hasta el gran comedor. Llamó al camarero y pidió su orden, extrañaba su comida fina con muchas ansias. Para ella el Baker Street fue un total infierno y no sabe como sobrevivió a éste.
Cuando ya tiene su orden, empieza a comer. Moriarty la visualiza a distancia, pero decide no actuar por ahora, sino que en cuanto ella termine de cenar. La mujer terminó la comida y se dirigió al ascensor para marcharse a su cuarto, Jim se encontraba arriba en el pasillo de las habitaciones. Justo obtuvo una al lado de ella y no por casualidad, la pidió a la fuerza para llevar a cabo su repentino plan. Él comienza su grandiosa actuación y empieza a forcejear la puerta de su habitación para entrar. Larisha se detiene a mirarlo, por un momento pensó en ignorarlo, pero aún así decidió preguntarle. Para que vean, que hasta las "malas" personas a veces hacen un buen gesto cada cien años.
- ¿Necesita ayuda, señor?―por suerte lo dijo con su acento italiano y no se le escapó su natal. Moriarty se para derecho al escuchar esa suave voz, pero penetrante y sonríe ladeado para luego voltearse. Se quedó impactada al ver ese hombre frente a ella, no pudo parpadear y sólo tragó fondo. Tenía sus creencias de que estaba vivo, pero había caído en las palabras del detective y ya estaba pensando que estaba muerto, sin importar lo que había pasado en la despedida de año. Se fijó lo diferente que se veía con unos simples lentes y vestimenta distinta.
Al menos se ve igual de guapo que en los periódicos y en pantalla, pero no es gran cosa.
Burló en su mente y trató de no reírse. Moriarty le sonríe con falso nerviosismo -La puerta no me quiere abrir, he tratado pero no sirve de nada.―ella lo miraba con su ceño fruncido, veía como el archi enemigo de su distracción, la quería engañar tan descaradamente
- Usted está colocando la tarjeta mal, mira...―le quitó la tarjeta y rozó levemente la mano al hombre, por un momento se miraron, pero ignoraron eso y procedieron a sus actos casi teatrales. La puerta se abrió y él exhaló con "alivio"
- Me has salvado la vida sin duda alguna, ya que los que reemplazan tarjeta no vienen hasta el otro día.―rascó su cabeza -Eh...―se quedó suspensivo y ella miraba lo bien que actuaba ese hombre -¿Qué le parece si a modo de agradecimiento, la invito a tomar un té?―se le revolvió el estómago el pensar tener que tomar té nuevamente, pero tenía a Jim Moriarty al frente y no podía dejarlo escapar. Quería saber qué es lo que quiere sacar de ella.
- Al menos dígame primero, ¿cuál es su nombre?―él sonrió al hecho de que ella "no tenía idea de quién se trataba".
- Mucho gusto, Richard Brook.―tomó su mano y postró un beso en ella. La mujer sólo se quedó observándolo, estaba incrédula con él -¿Cuál sería el tuyo?―le sonrió con esa malicia escondida en sus labios
- Larisha Lombardi, un placer.―él le asintió y no quitaba esa sonrisa cínica que a ella le estaba molestando -Ahora sí, puedo ir a tomar con usted un café. Aceptaría el té, pero paso por hoy.―él le asintió
- Bien, vamos por él entonces.―sonrió forzado y ambos se dirigieron al ascensor
Dudas, eso era lo que ella tenía en mente. Se le apareció un "muerto" y justo en su camino y no en el de Sherlock primeramente. Tenía un mal presentimiento y saber que su celular se quedó en la habitación, la llenaba un poco de ansiedad. No iba a poder recurrirle a su mano derecha, Xavier. Pase lo que pase en esa reunión con él, tendrá que confiar en su intelecto y su astucia. Ella no podía permitir que Jim Moriarty la convirtiera en su nueva distracción, era su momento para demostrarle que la distracción aquí, es él.
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Continuará....
Miss me?
Aquí tienen el capítulo 5, perdón por tardar. Pero avisé de antemano que mi obra original tiene su prioridad.
But, I'm back y veremos pronto que fue lo que se le ocurrió a Jim Moriarty.
Gracias por leer la fic y esperar con paciencia.
Besis, xoxo :*
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