Mr. Perfectly Fine

Mr. "Perfect face", Mr. "Here to stay"
Mr. "Looked me in the eye and told me you would never go away"

No había nada mejor que su vida actual.

No podía haberlo, y si existía, no quería saberlo. Era feliz con ello, y no necesitaba nada más. No necesitaba más que una guitarra, una copa de vino y a él.

—¡Mira! Ya tienes 300 seguidores —Dazai sonrió, enseñándole el teléfono desde el sofá—. A este paso vas a ser más famoso que yo.

—¿Me lo dice quien tiene mil seguidores ya? —rio, arreglando las cuerdas de la guitarra.

—Si sumamos tus seguidores de las diferentes plataformas, tienes más.

—Y si sumamos los tuyos, me doblas. Así que calla —rio.

Sintió sus brazos rodearlo por detrás, y su leve risa fue plasmada sobre su piel.

—Recuerda mis palabras. Algún día, tus canciones se escucharán en todo el mundo, y yo seré el afortunado que esté a tu lado cuando eso ocurra para decir "te lo dije".

—Y yo estaré con el más famoso actor de todo el mundo. Seré la envidia de muchas personas.

—¿Y yo no?

—Oh, dalo por hecho.

Ambos rieron, y Dazai se levantó para inclinarse detrás de él. Gracias a su gran diferencia de altura, su rostro alcanzaba el suyo con facilidad incluso desde detrás.

Era solo un beso, corto, divertido, pero Chuuya disfrutaba cada uno de ellos como si fuese el primero.

Sus ojos marrones le miraron directamente, como si pudiera ver el color de su alma a través de sus ojos.

—Tan solo quiero estar aquí para verlo. Para siempre.

Chuuya sonrió. Era raro que se pusiera así de romántico, pero había determinados momentos en los que soltaba cosas que hacían que su corazón latiera más que el motor de un coche de carreras, sin venir a cuento, sin razón alguna. Solo dos palabras, y sentía que se derretía.

—Lo harás, idiota.

Y le dio otro beso antes de seguir arreglando las cuerdas.

Había promesas que se rompían. Palabras que se las lleva el viento, sentimientos que cambian, relaciones que se acaban rompiendo como los corazones: en mil pedazos.

Chuuya y Dazai quizá nunca estuvieron predestinados a estar juntos.

Pero Chuuya quiso creer, por primera y última vez en su vida, en un para siempre.

Everything was right, Mr. "I've been waiting for you all my life"
Mr. "Every single day until the end, I will be by your side"

—Y por último, ¿cómo definiríais vuestra relación? —preguntó la entrevistadora.

—Realmente, es como si hubiera encontrado mi alma gemela —Dazai siempre sabía lo que a la audiencia le gustaba oír.

—¿Creéis entonces en el destino?

—Algo así —rio Chuuya.

—No es que crea en algo así, pero sí creo que he encontrado a alguien con el que quiero estar cada día.

La manera en la que lo decía, mirándole a los ojos mientras acariciaba su mano, no era similar a como cuando actuaba. Sus ojos tenían ese brillo, ese distintivo que hacía que Chuuya supiese que estaba siendo sincero.

—Esta juventud, tan románticos...¡Muchas gracias por vuestro tiempo, chicos! —sonrió la mujer, y miró a la cámara—. ¡Esta ha sido la entrevista de hoy! Mañana recibiremos...

Chuuya no atendió a sus últimas palabras, mirando fijamente a Dazai quien, desviando su atención de la cámara, se la prestó a él y le sonrió. No pudo evitar sonreír también, y rodeándole los hombros con un brazo, le susurró al oído:

—¿Cenamos esta noche donde siempre?

Chuuya se apoyó en su hombro, sabiendo que lo tomaría como un sí. Dazai rio suavemente y acarició su cabello.

La cena transcurrió sin mayor problema, solo un par de personas que les reconocieron pese a ir cubiertos y unos autógrafos que firmar. El precio de la fama, como Dazai siempre decía. Sin embargo, Chuuya notó una ligera incomodidad en la sonrisa de Dazai. Cuando quiso comentar algo al respecto, Dazai se levantó con la excusa de ir al baño.

Fue entonces cuando notó el pequeño bulto en el bolsillo derecho de su chaqueta, similar al de una pequeña caja, y fue incapaz de emitir palabra o escuchar algo que no fuese el latido de su corazón.

¿Podría ser...?

Se obligó a respirar hondamente y a calmarse. Podría estar imaginando cosas, viéndolas donde no están. Su hermana diría que había visto demasiadas películas.

Para relajarse, echó un vistazo a su móvil. Sin saber muy bien qué hacer, entró en Instagram a ver un par de historias.

Repentinamente, una foto suya apareció. Era reciente, puesto que estaba comiendo los espaguetis que aún quedaban en su plato, pero no estaba mirando a la cámara. Rio. Dazai y sus pilladas.

Debajo había un texto que hizo a su corazón latir aún más rápido si es que eso era posible.

«Quisiera estar a su lado cada día, hasta el final».

Esa noche no ocurrió nada especial, a pesar de sus expectativas. ¿Se habría acobardado? ¿Se habría dado cuenta de lo cruel que estaba siendo, jugando así con sus sueños y esperanzas, y decidió detenerse ahí?

No lo sabía, no quería saberlo y probablemente, nunca lo sabría.

But that was when I got to know Mr. "Change of heart"
Mr. "Leaves me all alone", I fall apart
It takes everything in me just to get up each day
But it's wonderful to see that you're okay

¿Por qué?

¿Qué había ocurrido? ¿Qué había sucedido? ¿Era un mal sueño? ¿Una pesadilla? Y si era así, ¿cuándo despertaría? ¿Lo haría a su lado, como todos los días?

Un día estaba bien, y al siguiente ya no era lo mismo. De repente, un buen día, no volvió a aparecer. Al principio se preocupó, por si le había sucedido algo, pero había publicado en sus redes el anuncio del siguiente rodaje como si nada. Pero no le contestaba las llamadas, no respondía los mensajes, no quería comunicarse con él directamente.

Lo único que había de él era una triste nota, puesta al lado de su móvil para que la viese al despertar.

"Lo siento."

Y no entendía nada. Habían pasado tres días y la misma historia se repetía, una y otra vez. Llamadas sin contestar, mensajes sin leer, lágrimas derramadas sin cesar. Los rumores quizá eran los peores, puesto que Chuuya (que solía ser muy activo en redes sociales) no había subido nada recientemente y Dazai había sido visto en la calle menos con él y más con otras personas.

Chuuya llegaba a entender que el amor se acababa. De verdad. Lo entendía, era consciente de que muchas veces los "para siempre" se acaban, como los niños que de mayores se acaban separando por circunstancias de la vida. Pero... ¿de la noche a la mañana? ¿Sin previo aviso? ¿Sin nada?

No tenía fuerzas para levantarse. No tenía fuerzas para siquiera componer una triste canción. No tenía fuerzas para siquiera seguir viviendo.

Alguien llamó a la puerta. Con el corazón encendido y el alma esperando verle, reunió la poca energía que tenía tras noches de desvela y lágrimas para ir a abrir. Esperaba ver unos ojos marrones, unas camelias rojas y un perfume de olor a menta, pero no obtuvo nada de eso. Unos ojos rojizos le miraron desde su arriba, una expresión seria y preocupada pero elegante, propia de su hermana.

—Chuuya, me tenías preocupadisima. —Kouyou entró sin esperar permiso. "A estas alturas, pensaba que te habías tirado por el balcón. No puedes estar así por ese imbécil."

A Kouyou nunca le había caído especialmente bien Dazai. Nunca le había gustado. Siempre decía que no era de fiar, y mantenían una relación tensa. Chuuya era la única razón por la que se soportaban. Aún así, no había sido justo ignorar las llamadas y mensajes de su hermana preguntándole qué estaba pasando y por qué no respondía.

¿Cómo iba a decir algo que ni él sabía?

—Ane...

—No, Chuuya, no te atrevas a defender a ese tipejo. —Cortó de inmediato, y se sentó en la isleta estilo americano que tenían... tenía, poniendo una carpeta sobre ella—. He investigado los rumores que han corrido últimamente, y permíteme decirte que menuda joya te has ido a encontrar.

Chuuya la miró sin entender, acercándose a ella.

—¿Qué quieres decir, Ane-san?

Parecía enfadada, muy enfadada. Sus ojos brillaban con ira, y Chuuya tenía miedo de lo que había descubierto.

—Que Dazai Osamu es un auténtico hijo de puta, y tengo pruebas para que lo veas por ti mismo.

Ella tenía razón. Chuuya no sabía que habría hecho de no ser por ella. Ozaki Kouyou podría no ser su hermana de sangre, pero eso no era lo que importaba para considerarla su familia. Había demostrado ser la única en la que podía confiar, en las buenas y en las malas.

De no ser por ella, seguramente no estaría donde estaba ahora.

Hello, Mr. Perfectly FIne
How's your heart, after breaking mine?
Mr. Always at the right place at the right time, baby

No podía creerlo.

Había fotos. Había recibos. Había incluso mensajes. Todo lo necesario para demostrar que era real, que no era una pesadilla o una invención, y aún así no podía creerlo. Pero era él. Cogió una de las fotos. Era Dazai, sonriendo, perfectamente consciente de lo que estaba haciendo mientras una muchacha morena, pelo largo y ojos claros le agarraba del brazo y le señalaba una vitrina con diferentes joyas.

—Supongo que sabes quién es esa chica.

Para no saberlo. Sasaki, una modelo muy reconocida internacionalmente que tenía a medio mundo de cabeza y a sus pies, sonreía espléndidamente en el reflejo del cristal de la joyería. No se molestaban en ir ocultos, como si quisieran que la gente los mirase a ambos, como si quisieran que supieran que estaban juntos.

Su corazón se rompía un poco más con cada foto que veía, con cada mensaje que leía, con cada sonrisa que ya no iba dedicada a él.

—¿Sabes por qué está haciendo esto, Chuuya?

La voz de Kouyou le sacó del mar de pensamientos que le inundaba, y le miró con los ojos llenos de lágrimas, negando con la cabeza. Quería que se lo dijese. Que le iluminase. Quería creer que alguien le estaba obligando, que no era él, que era un doble, que no le estaba haciendo eso.

Pero no le iba a gustar la respuesta que su hermana le daría.

—Por interés. Puro y duro interés.

No, eso no era posible. Si hubiese sido por eso, Chuuya habría sido la última persona a la que se acercaría. No tenía fama ni nada parecido cuando se conocieron. Recién empezaba a intentar cumplir su sueño como cantante, y Dazai ya había tenido algún papel como actor. De hecho, se conocieron durante su primer trabajo en la banda sonora de una película. No era nadie, y Dazai no se fijaría en alguien así si solo fuera por interés.

—Escúchame antes de que digas nada. Dazai ha planeado todo esto desde el principio. Tú solo eras un medio de paso a la fama, una vez la ha conseguido, te ha dejado en busca de algo mejor. Es una estrategia muy común, y muy cruel. —Kouyou suspiró—. He investigado las cuentas en lo que he podido. Su mánager es su tío adoptivo, un hombre de negocios, con las manos no muy limpias si me preguntas. Sabe cómo moverse en este mundo, y cómo comandar a su sobrino.

No. Tenía que haber algo más. Tenía que haber algo que Kouyou no sabía. Conocía a Dazai, no haría todo eso sin una buena razón, no podía mentir tan bien. Nadie mentía tan bien durante años.

Pero las pruebas estaban ahí, delante de él...

—Sasaki tampoco está muy bien actualmente, un hombre la engañó y le robó todo lo que tenía. Está intentando recuperarse de ese golpe, y aún así gracias a su fama unida junto a la de Dazai, ambos salen ganando de esto.

Los rumores. Los cotilleos. Las entrevistas del corazón. Un juego en el que Chuuya nunca ha querido participar, porque nunca le había gustado hablar de su vida privada pero que alguna vez había tenido que hacerlo porque sabía que eso reportaba más fama que su propio talento.

Sin embargo, prefería confiar en sí mismo y tener diez mil personas siguiéndole a tener millones solo por sus ir y venir amorosos.

Dazai no parecía estar tan molesto como él sin embargo.

—Chuuya... Lo siento mucho. De verdad.

Y sabía que lo sentía. Por eso dejó que le abrazase y lloró en su hombro como un niño pequeño, hasta que las lágrimas se secaron y el corazón no pudo romperse más.

Habían pasado tres años de eso.

Tres años desde ese día en el que no pudo parar de llorar. Tres años desde que no le veía en persona, solo en fotografías y carteles, revistas y entrevistas. Tres años, y ahí estaba. Perfectamente puntual, en su lugar, sonriente, con su corazón intacto cuando había destrozado el suyo de manera irreparable.

A su lado, una mujer de pelo largo, morena, de ojos claros, sonreía a las cámaras. No había cambiado un ápice, ninguno de los dos, y sin embargo Chuuya había cambiado demasiado.

Hello, Mr. Casually cruel
Mr. Everything revolves around you
I've been Miss Misery since your goodbye
And you're Mr. Perfectly Fine.

—Una gira mundial, Chuuya.

Chuuya parpadeó ante el ofrecimiento de Kouyou. Una semana había pasado, los rumores y mensajes no dejaban de llegarle. Que si era verdad que Dazai y él ya no estaban juntos, que si le estaba engañando o era de mutuo acuerdo, que si Sasaki había estado en sus vidas un mes antes de que aparecieran en público, a espaldas de Chuuya. Que si todo era para llamar la atención...

Todos esperaban su respuesta, y él seguía sin pronunciarse. Incluso Dazai esperaba que dijera algo, pero no iba a jugar a su pequeño circo mediático. Si quería decir algo, que dijese lo que le diese la gana mientras no anunciase que Chuuya le había engañado, como muchos de sus fans afirman.

—¿Ahora? ¿Con todo esto?

—Si Sasaki y Dazai van a sacar provecho, ya te digo yo que tú vas a hacerlo también. Y me voy a encargar de que seas el más beneficiado de esto.

—No quiero actuar como una víctima. No quiero ser conocido por... por todo esto.

Dolía. Dolía saberse engañado. Dolía y daba rabia, y hacía que a veces quisiera abrazar la almohada pensando que era él y otras darle una paliza por todo lo que le había dicho y que era dolorosamente falso.

Dolía, porque le quería. Le quería como nunca querría a nadie.

—Y no lo vas a ser, querido. Pero escucha, tienes dos opciones: o salir elegantemente de esto o hacer que tu carrera se hunda. Y no pienso permitir la segunda, no después de todo lo que te has esforzado.

—¿Y cuáles son mis posibilidades? Todo el mundo espera que anuncie mi postura, que diga algo al respecto. No puedo ir y no decir nada. La discográfica que me está ofreciendo esto es porque sabe que voy a ser de interés.

—Y vas a ser el foco de todas las miradas, pero no vas a caer en el juego de este par. Simplemente, no vas a responder.

—¿Qué? —Chuuya cada vez entendía menos el plan.

—Ellos tienen que anunciar su relación. Sasaki sabe bien que no puede hacer su papel de amante perdida y ponerte a ti como el villano sin que anuncies que has sido engañado. Pero si no dices nada, ella eventualmente tendrá que hacerlo, y Dazai también. Tú no pintas en esa ecuación más que para darles el combustible que necesitan para crear una película de superación del amor.

—¿Y entonces les ignoro?

"No dirás nada directamente. Simplemente, cuando te pregunten niégate a contestar. A ti no te hace falta fingir, se nota en tu cara que estás destrozado, pero debes mantener la compostura. No puedes llorar, no puedes quejarte, no puedes ir a darle una paliza a ese gilipollas por mucho que quieras."

"¿Y ya está? ¿Tengo que... quedarme callado y hacer como si nada?"

—Todos esperarán una respuesta. Una respuesta que nunca llegará. Y querrán ver si dices algo en un concierto, o simplemente escucharán tu música y les gustará. Hablarán de que no hablas, despertarás interés, y lo que digan Sasaki y Dazai quedará pequeño en comparación a la expectación de tu silencio. A la gente le gusta saber, y si no les das lo que quieren, siguen insistiendo en ello. Así, lo que quieren que revuelva alrededor de ellos, revolverá alrededor de ti.

—Pero llegará algún punto en el que se cansarán de esperar a saber.

—No, para eso están los otros dos. Ellos darán sus versiones, tú solo tienes que leer y sonreír. Dirán algo como que el amor se acabó y lo acordasteis, y tú solo sonreirás pero no afirmarás ni negarás nada. Volverás a crear expectativa de si es verdad o no, y entonces, cuando te vuelvan a preguntar, dirás que es un tema doloroso para ti y quedará claro quién ha sido el culpable de la ruptura.

Daba miedo cómo de planeado lo tenía todo. Kouyou era una gran estratega de marketing sin duda, Chuuya no habría podido salir con todo eso él solo.

—Además, la distancia te ayudará y estarás bien, querido. Te lo prometo.

No podía hacer más que confiar en ella.

Menuda hipocresía. No había otra manera de definirlo. ¿Por qué estaba ahí? No había nadie que no supiera que iba a cantar en la inauguración del nuevo auditorio de Tokyo. Era un evento que había sonado y resonado por todo el país, e incluso internacionalmente. ¿Con qué cara venía a su concierto? No podía ni creerlo. No podía concebir la crueldad con la que se movía, como si nada hubiese pasado.

Pero como había hecho desde que toda esa locura comenzó, simplemente sonrió. Porque era lo único que podía hacer. Porque era lo mejor que podía hacer.

Aunque siguiese siendo el mismo muchacho miserable al que había roto el corazón tres años atrás.

Mr. "Never told me why"
Mr. "Never had to see me cry"
Mr. "Insincere apology so he doesn't look like the bad guy"

Un año.

La gira estaba a punto de terminar. Había sido un éxito. Como había dicho Kouyou, todo había salido al pie de la letra. Dazai y Sasaki no habían tenido más opción que anunciar su relación ante su silencio y sus evasivas. Finalmente, tras ocho meses de silencio y deducciones por sus canciones en conciertos, le había soltado a un periodista un "el tema no es particularmente alegre para mí" y le había dejado todo para redacción. Las redes se habían incendiado en defensa, y dado que él no había obtenido un centavo de entrevistas ni revistas de prensa rosa, nadie podía sino afirmar que efectivamente no había sido lucrativo para su parte sino para la otra.

Sin embargo, había cosas más valiosas que un montón de billetes. Había cosas que ni todo el dinero del mundo podría reparar.

Una canción no acabada, un corazón destrozado, una promesa rota, el fantasma de un beso... Un post-it que había enterrado en el fondo de su cuaderno de canciones, en el que rezaba una disculpa nunca dicha públicamente, nunca anunciada, y no por ello más sincera.

Si lo sintiera, al menos le habría dado un por qué. Si de verdad le quisiera, no habría desaparecido de la noche a la mañana, sin importarle nada más que él y el dinero. Ni siquiera le dio la oportunidad de llorar, nunca le vio derramar ni una sola lágrima. Habría consumido todo su orgullo solo por una razón, y nunca se la dio.

Unos toques en la puerta le sacaron de sus recuerdos. Cerró el cuaderno con el post it dentro y se levantó. No había pedido nada al servicio de habitaciones, ¿quién podría ser?

Miró por la mirilla. No vio más que una camiseta de hombre y un mentón con una barba algo dejada. ¿Quién podría ser? ¿Un fan? Pero era de noche, casi madrugada, ¿cómo siquiera se ha colado en el hotel?

—¿Quién eres? —preguntó al abrir la puerta un poco, solo para verle mejor. Era un hombre alto, atractivo, cabello rojo oscuro y ojos azules. Tenía una expresión sería, no parecía ser un fan.

—Mi nombre es Oda Sakunosuke. Encantado de conocerte.

¿Oda? ¿De qué le sonaba ese nombre...?

—¿Qué haces aquí? No pareces uno de mis fans, sin decirlo a malas.

—Quería... Bueno, quería decirte algo. Es sobre Dazai Osamu.

Su sonrisa se cayó en cuanto escuchó el nombre.

—No tengo nada que ver con él. Adiós.

Quiso cerrar la puerta, pero Oda bloqueó con su pie el gesto.

—Solo escúchame, por favor. No soy periodista ni nada por el estilo, solo quiero que sepas la otra versión de la historia. Él... Es mi amigo. Se lo merece.

—No hace falta que le excuses. Ya he superado su engaño hace mucho, llegas un poco tarde.

—Sé lo que piensas, pero no he podido alcanzarte antes. Había... muchos problemas. Y no podías saberlo.

—Ah, claro. Ahora será mi culpa.

—No, no es eso... Mira, escucha solo lo que tengo que decir y me iré. No te voy a insistir. De hecho, estoy aquí por mi cuenta. Dazai no quería que hiciese nada...

—Porque seguramente te haya mentido, como parece estar acostumbrado a hacer.

Oda suspiró. Ahora le recordaba. Dazai le comentó un par de veces tener un mejor amigo, Odasaku, al que tenía que conocer en algún momento pero siempre estaban demasiado ocupados. Si Dazai conocía a Kouyou, era porque ella era su hermana y mánager.

No había mucho que pudiera decir, así que era mejor dejarle hablar y que se fuera.

—Tienes cinco minutos.

—Gracias. —Oda sonrió—. Verás, el mánager y tío de Dazai no es trigo limpio. Él... Hizo malos negocios con mafias, y llegó un punto en el que no podía depender de otro que no fuese Dazai. Le puso como moneda de cambio, a él y a ti. Érais los únicos que podían solucionar la deuda que tenía, y estuvo a punto de sacar todo tu dinero de la cuenta bancaria, junto con el de Dazai. Él se dio cuenta, y lo detuvo pero... Esa gente estaba dispuesta a cobrar la deuda, sea con tu permiso o sin él, al igual que con Dazai. Si te negabas, te matarían. Dazai por aquel entonces no tenía el dinero suficiente, ni con el tuyo sería suficiente, así que decidió hacer un trato. Tú quedabas fuera de la ecuación, sin saber absolutamente nada, y él se comprometía con la hija de otro mafioso para sacarles del apuro y pagar ambos las deudas.

Chuuya parpadeó sin entender nada.

—No me puedo creer que me hayas contado semejante película para excusarlo. Realmente, Dazai tiene imaginación.

—Sé que suena loco pero es la verdad. Han tardado un año en pagar la mitad de la deuda, y con los intereses solo crece...

—Aunque fuera verdad. ¿Qué ganas contándome todo esto? ¿Que le perdone? ¿Tras traicionarme, romperme el corazón, hundirme en la miseria y sin una sola disculpa en persona? No voy a hacerlo. No soy tan benévolo.

—Le quisiste una vez. Te mereces saber la verdad, y mi conciencia queda tranquila al decirte todo esto. Eso es lo que gano.

—Si hablas con Dazai, dale un último mensaje de mi parte. Dile que una nota no cuenta como una disculpa, y que se olvide de que existo.

Y aprovechando que había quitado el pie en su explicación, cerró la puerta. Escuchó pasos alejarse, y cuando ya no los oyó más, se deslizó por la puerta hasta que sus rodillas tocaron el suelo.

Otra vez, Dazai venía y ponía su mundo de cabeza. Su imagen, con una sonrisa y ojos marrones sinceros, venía a su cabeza y le destrozaba por dentro.

Una y otra vez, volvía a caer en el mismo juego que había intentado salir durante un año ya.

He goes about his day
Forgets he ever even heard my name
Well, I thought you might be different than the rest
I guess you're all the same

No podía decir que estaba sorprendido. Tampoco que no le dolía que, cuando le preguntasen por él, aún tres años después, riese y cambiase astutamente de tema. Como si no supiera que estaba ahí. Como si fuera malditamente invisible.

Se sentía como el chiquillo de quince años al que le acababan de engañar con la chica popular y toda la clase le miraba con pena. Siempre había sido orgulloso, así que desde entonces, prometió que no volvería a pasar por nada así, que nadie le miraría con pena de nuevo. Había pensado que Dazai era diferente, y que él con ya veinte años estaba suficientemente curado de espanto.

No sabía cuánto se equivocaba.

—Nakahara-san, ¿qué opina de la relación del actor Dazai y la modelo Sasaki?

El periodista no parecía estar muy enterado de su vida si hacía a estas alturas de la película la pregunta. Se fijó en él. Tenía pinta de ser nuevo.

—Verás, no tengo nada que opinar de una relación que no me involucra. Solamente estoy respondiendo lo concerniente al concierto de esta noche que espero que tanto ustedes como los invitados de esta noche disfruten.

—¿Se ha enterado de su reciente compromiso? —insistió.

¿Compromiso?

—Cómo no, las redes sociales nunca paran —sonrió.— Espero que sean muy felices, de todo corazón.

Y era sincero. Dolía, ardía saber que ese anillo podía haber sido suyo. Pero esperaba que fueran asquerosamente felices. Él lo sería también. Tenía amigos, tenía a su hermana, tenía nuevas ilusiones, nuevos retos.

Tenía un corazón que ya no podía ser más que reparado.

—Con permiso, me debo retirar para que acudan los siguientes invitados.

Y salió de la alfombra roja con la cabeza bien alta, encerrándose en el camerino pero tratando de no parecer apresurado.

No lo sabía. No era algo anormal teniendo en cuenta que tenía bloqueadas las cuentas y silenciados sus nombres. ¿Cuándo había sido? ¿Dónde? ¿Sería el mismo anillo que le pareció ver aquella noche, en aquel restaurante que ya no podía volver a pisar?

No lo sabía.

No necesitaba saberlo.

Cause I hear he's got his arm 'round a brand-new girl
I've been pickin' up my heart, he's been pickin' up her
And I never got past what you put me through
But it's wonderful to see that it never phased you

Dos años.

Dos años habían pasado. Había dos días marcados en su calendario: el día en el que todo comenzó y en el que todo terminó. El primero era el que más dolía. Descorchaba un vino a salud de lo que nunca sería, y trataba de olvidar. De desmarcar ese día de su corazón.

Pero nunca olvidaría ese día en el que Dazai le llevó a un parque lleno de rosas en pleno verano. Rosas de todos los colores, rosas de todos los olores, y entre todas esas flores le regaló un ramo de camelias rojas como su pelo, había dicho, hermosas como él, había dicho, y le había dicho también que le quería. Que le quería y que incluso si sabía que él no podía corresponderle, quería intentarlo.

Le calló con un beso. El mejor beso de su vida, entre el olor de las rosas y el sentimiento de que nada podría dañarle si estaba entre sus brazos. Ingenuo, idiota, iluso.

Ahora él estaba perfectamente, en citas y desfiles con una preciosa mujer del brazo mientras que él solo podía actuar como siempre, sonriente, centrándose en sus conciertos, solamente sonreír y no pensar en cómo seguía doliendo.

Se sentía estúpido que, a pesar de haber pasado ya dos años, siguiera doliendo mientras a Dazai se le veía perfectamente bien, como si solo fuera un nombre escrito a lápiz y fácil de borrar.

Lo odiaba. Lo detestaba. Solo quería borrar de su memoria todos su besos, sus abrazos, sus sonrisas y sus promesas de que siempre estarían juntos. De que nunca se iría de su lado.

Y aún así, en el fondo de su corazón, sabía que solo quería volver atrás y parar el tiempo... Para poder estar de nuevo a su lado.

So dignified in your well-pressed suit
So strategized, all the eyes on you
Sashay away to your seat
It's the best seat, in the best room

Verlo en la televisión era todo un espectáculo.

Podía bloquearlo de las redes sociales, podía esconder sus fotos en el fondo de su móvil, archivar sus mensajes, pero la televisión ponía lo que le daba la gana y al encenderla para poner Netflix pasaba por un programa inevitablemente. Y por supuesto, todas las cámaras y todos los astros se alinean para poner su imagen en la gran pantalla, acudiendo en traje y de la mano de su no nueva novia a un estreno de una de sus películas.

Estaba radiante. Atraía todas las miradas. Su sonrisa podía conquistar cualquier corazón, incluido el suyo.

Tuvo que detenerse de lanzar el mando a su cara sonriente y la apagó.

Por supuesto, verlo en la televisión no era lo mismo que verlo en persona. Si eso era un espectáculo, verlo en persona era una feria completa. Podría decir que no había cambiado nada, pero mentiría. Era ligeramente más alto, su pelo era un poco más largo y sus rasgos eran más acentuados. Podía ver también que tenía un tatuaje que sobresalía por el cuello de la camisa, y en lo poco que había llegado a ver, su sonrisa parecía más y más artificial que la primera vez que vio una entrevista tras su ruptura. ¿Se sentiría culpable? Merecido lo tenía.

Algo en su interior, con la voz de Oda Sakunosuke, le decía que había algo de verdad en lo que le había dicho aquella noche en Nueva York. La voz de la razón, la mayoritaria, le decía que todo era una basura que se había inventado para intentar excusarse delante de su amigo.

No entendía cómo podía ser tan egoísta, tan mentiroso, tan cruel como para hacer tal invención. Aunque hubiera querido creerlo, ¿qué sentido habría en ello si ahora estaba ahí, en su concierto, como si nada hubiera pasado y solamente para revivir una polémica ya taponada hacía tiempo? No iba a permitir que se aprovechara de su trabajo para ganar dinero en alguna de las revistas de cotilleo. No iba a permitir que jugase el mismo juego dos veces.

Se miró en el espejo. Una mirada azul que apenas podía contener las lágrimas de la rabia le devolvió el gesto.

Esta era su oportunidad para demostrar que era superior a él. Estaba seguro que iba a coger el mejor sitio del lugar, el mejor palco para observar desde arriba y sonreír ante su ruptura por saber que estaba ahí.

No iba a permitirle saber que podía seguir jugando con sus sentimientos a su antojo.

No iba a dejar que su presencia le afectase lo más mínimo.

Oh, he's so smug, Mr. "Always wins"
So far above me in every sense
So far above feeling anything

Terminando de maquillarse, alguien tocó su puerta. Seguramente Kouyou para decirle que no se deje amedrentar. Con un suspiró, cogió el móvil y se sentó, cotilleando sus mensajes mientras le daba permiso a su hermana para pasar.

Tienes un (1) mensaje no leído

Ane-san: Chuuya, no dejes que nada de esto te afecte. La noticia se filtró esta mañana. Recuerda que lo importante es...

Dejó de leer. Si su hermana le mandaba ese mensaje, era porque no podía decírselo en persona. Alzó la mirada al espejo y se encontró de cara con un par de ojos marrones. Reconocibles a simple vista, sobre todo él que pasó dos años memorizando cada una de sus tonalidades.

—Vaya, mira a quién tenemos aquí —rio—. ¿Qué te trae por aquí, Dazai Osamu? ¿Impaciente por ver mi actuación?

Dazai sonrió. No sabría decir si con amargura o si con fanfarronería. Después de todo, ¿quién podía descifrar los pensamientos del genio de la actuación? Él, definitivamente, había demostrar a prueba de error que no

—No hace falta que actúes, ya sé que no estás contento de verme.

—Bueno, ¿quién no lo estaría? Eres famoso internacionalmente. Sería la envidia de muchos fans, pero resulta que no me interesa subir fotos de ti a mis redes. ¿Sabes? Daría de qué hablar y prefiero que hablen de mí por mi música que por mis relaciones amorosas. No has hecho eso fácil precisamente, presentándote aquí como si nada.

Dazai intentó acercarse, pero Chuuya le detuvo con el giro de su silla, encarándole. Su sonrisa había caído por completo en esos dos segundos.

—Chuuya...

—Nakahara para ti. Pero dejando eso de lado, ¿qué quieres? De verdad, te juro que si quieres dinero, te doy toda mi tarjeta de crédito con tal de que desaparezcas de mi vida para siempre.

De su vida, de su memoria, de su corazón, de su piel. De todos lados. Que se esfumase como si nunca hubiese existido. Dazai le miró con ojos dolidos, las manos en los bolsillos, y Chuuya ya no sabía si podía confiar en esas expresiones.

—He venido porque sé que te debo una disculpa.

Estalló en carcajadas al escucharlo.

—Vaya, parece que mi mensaje al fin te ha llegado. ¿Se puede ser más cruel? ¡Vienes aquí a disculparte tres años después, como si nada! No me creo la cara que tienes.

—Chuuya, escucha, no te voy a rogar que me perdones porque sé que no lo merezco, pero solo déjame...

—¿Dejarte? ¿Dejarte qué? ¿Explicarte? Yo quise una explicación, y nunca se me dio. Un año después, un tipo apareció en mi puerta y me contó una película que ni tú te crees, dos años después te veo en la televisión, tan tranquilo mientras yo sigo pensando en qué hice mal, y tres años después, cuando pensaba que las aguas se habían calmado, vienes con tu careto y te plantas aquí.

—Entiendo lo que parece, pero...

—Oh, yo también lo entiendo. Entiendo muchas cosas, entre ellas que eres un gilipollas. Y entre otras, que no quiero verte la cara nunca más.

Dazai suspiró, y Chuuya tomó de su mochila su cuaderno de canciones. Estaba ya muy usado, ya no le quedaban hojas por usar, pero no lo había tirado. No lo había dejado, porque tenía un gran valor.

Resumía toda su vida en sus canciones.

Despegó el post it del final, el cual apenas tenía ya pegamento y se mantenía por presión. Se levantó y encaró al que había sido el amor de su vida durante dos años y al que, tres años después, seguía recordando y doliendo como el maldito primer día.

—Siempre estás por encima de mí. Siempre has controlado tus emociones mejor que yo, siempre has sido mejor a la hora de actuar que yo. ¿Pero sabes qué? Yo también sé olvidar.

De un ligero puñetazo, le soltó su maldita nota en el pecho.

—Considéralo mi disculpa por no poder atenderte en estos momentos, pero al contrario que tú, tengo una actuación en unos minutos y no puedo permitirme perder más tiempo.

Y pasó por su lado, cerrando la puerta tras de sí y caminando hacia el escenario sin mirar hacia atrás.

Le daba igual sus razones. Le daba igual sus disculpas.

Nunca más miraría atrás.

And it's really such a shame
It's such a shame
'Cause I was Miss "Here to stay"
Now I'm Miss "Gonna be alright someday"

El escenario vibraba con colores. El público estaba ahí, preparado para escuchar su nuevo tema. Preparado para que su canción fuera la primera de muchas que el auditorio escucharía.

Cuando entró, todos aplaudieron y, para cuando el último aplauso se apagó, los focos ya estaban centrados todos en él.

Había pensado mucho en qué diría Kouyou cuando escuchase la canción. En si era lo correcto o estaba poniendo demasiada gasolina. Pero estaba cansado de callarse, estaba agotado de sonreír y no decir nada. Estaba harto de sentirse él mal cuando debería ser otro el que estuviese en la miseria.

Él no debería ser quien tuviese pena, sino Dazai. Estaba harto de infravalorarse a sí mismo. Él valía más que todos los millones que pudiese ganar con Sasaki. Valía más que un idiota que pensaba que una disculpa y unos ojos culpables podían curar tres años de dolor.

Que le mirase, y que le mirase bien. Porque se iba a arrepentir de haber jugado con sus sentimientos. Y algún día, se daría cuenta de que, si hubiese querido, podría haber sido una relación para toda la vida.

—Esta canción es una que compuse hace muy poco. Es una canción de superación personal, una en la que he puesto mi corazón como todas las anteriores. Pero esta es especial —sonrió, y miró hacia arriba. No le distinguía, por supuesto, pero él sí que le estaba mirando—. Esta canción va dedicada a todos aquellos que han sufrido un corazón roto por alguien que no lo merecía. Y quiero decirles que, por mucho que duela, lo van a superar. Puede que no en un mes ni un año, pero algún día, estarán sobre ello y le dirán adiós.

Las luces cambiaron de intensidad, la música detrás de él empezó a sonar, y él empezó a cantar.

Mientras la canción seguía, el público empezaba a levantar las manos. Algunas linternas de móvil le cegaban, otros se dedicaban a transmitir en sus redes el concierto, muchos en redes estarían haciendo las especulaciones de a quién le dedica esa letra tan sentida, muchos estarían mencionando a Dazai en sus comentarios.

¿No quería atención? Ahí la tenía.

Y algún día quizá me extrañarás—miró de nuevo hacia arriba, y esta vez, gracias a los flashes de las linternas que seguían su dirección de mirada, pudo distinguir los ojos marrones de Dazai—. Pero para entonces serás señor "demasiado tarde".

Goodbye Mr. "Perfectly fine"
How's your heart after breakin' mine?
Mr. "Always at the right place at the right time", baby

La gente pareció sorprendida por el cambio de estribillo. Sonrió. Eso era lo que quería. Eso era lo que más le gustaba de la música, la magia que tenía para sorprender, para dar una vuelta al mensaje, para transmitir sentimientos dentro de su corazón. Esta seguramente fuese su canción más polémica, más sonada, más criticada, pero no le importaba porque le nacía del corazón.

No le importaba porque salía de él, de sus sentimientos y esos cuatro minutos y medio iban dedicados a él. A su vida, a sus sentimientos, a su amor y su dolor. A los besos que iba a enterrar, a las lágrimas derramadas que nunca volverían.

A los recuerdos que iba a decir adiós junto al dueño de estos.

Goodbye Mr. "Casually cruel"
Mr. "Everything revolves around you"
I've been Miss "Misery" for the last time
And you're Mr. "Perfectly fine"

"Algún día..."

"Algún día estaremos en la cima, juntos. Y seremos como estrellas en el firmamento."

Nunca llegaría ese día. Nunca vería esas dos estrellas brillar juntas.

—Estás perfectamente bien... —No debía llorar. No tenía que llorar. Tenía que ser fuerte. Tenía que ser suficientemente fuerte para resistir las lágrimas.

Mr. "Look me in the eye and told me you would never go away"
You said you'd never go away

El micrófono cayó en su posición de nuevo, ante el silencio de todo el público, y segundos después estallaron en aplausos.

—¡Muchas gracias! —sonrió, levantando una mano.

Sin embargo, mientras volvía al camerino, una lágrima negra cayó por su mejilla y, mientras la secaba, prometió que esa sería la última que derramaría en su recuerdo.

🎶🎶🎶

¡Hola, hola!

Este es un regalo para DazaiTnT, porque hoy es su cumpleaños como una buena amiga suya me ha informado ¡Muchas felicidades! Espero que te guste, aunque sea angst ya sabes que ese es mi estilo hehe <3 ¡Y muchas gracias por leer a los que habéis llegado hasta ahí! Pronto subiré otro para Evangeline y una actu si me da la vida.

Mientras tanto, podéis encontrarme en Twitter como @starya_16 y en Twitch con el mismo nombre, en stream con Genshin Impact y Pokémon Unite entre otros, hablando de todo y de nada ✨

¡Nos leemos! ✨

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