Capítulo 6. Reconciliar y aceptar
Dazai había regreso a su casa después de que Chuuya o Atsushi no regresaron a la casa del azabache. Y allí los encontró. Atsushi lloraba en el mueble de la sala con una frazada envolviéndolo, un bote de helado en medio y Chuuya acariciando su cabello – ay dios... - murmuro Dazai. Chuuya volteo mirándolo y le pidió callarse con su dedo.
― Sé que es difícil Atsushi, pero todo se puede arreglar hablando, míranos a Osamu y a mi
― Porque ustedes tenían años amándose, es normal que puedan hablarlo tranquilos; Ryu y yo apenas tenemos un año de novios, 3 meses de casados ¿comprende eso? – se quejó – quizá no debí casarme... Todo fue tan rápido y tan loco
Dazai paso por detrás, silencioso pero claro, a Atsushi no se le iba nada, volteo y el castaño se agacho detrás del mueble – sé que está aquí Dazai-san – se quejó el albino. Dazai se paró y se recargo en el respaldo del mueble
― Atsushi-kun... Te vez... aaam
― Cállese – pidió tapándose con la frazada
Chuuya y Dazai se miraron, se hablaban sin hablar, Chuuya le reclamaba por hacer sentir peor al albino y Dazai solo se disculpaba diciendo que no era su intensión. Entonces se quedaron quietos, Chuuya miro a la puerta y miro a Dazai, preguntándose por el azabache. Dazai hizo una equis con sus brazos sobre que no había ido con él. Chuuya estaba molesto y Atsushi salió de la frazada – ustedes, ¿estaban hablándose con señas?
― No para nada – dijeron ambos abrazando al albino.
¿Cómo ayudarlo? Chuuya sabía que toda la infancia de Atsushi había sido rodeada de él sin que él estuviera presente. Suspiro sin tener idea de que hacer mientras Dazai se llevaba al menor a darse un baño, con el pretexto de estar batido de mocos y seguir sucio por su encuentro.
El joven albino estaba acostumbrado a desnudarse en la agencia pero en aquella casa prefirió guardar su cuerpo, ya llevaba tanto sin ni siquiera ser tocado por su esposo. Dazai noto aquello, se estaban bañando juntos, Dazai le sonrió – me recuerda cuando recién llegaste, solo me dejabas a mi tocarte ¿recuerdas?
― Si Dazai-san...
― Ahora, permites a alguien más que toque tu piel y no es precisamente para lavarla – Atsushi se sonrojo – Creo que esa confianza es mucha para ti, entiendo lo frustrado que estas. Yo me siento igual
― ¿se siente igual Dazai-san?
― Claro, hace unos meses descubrí que mi esposo era mi enemigo de vida. Destruyo tantos edificio, casi pierdo la vida por él varias veces, y no de forma romántica, aunque también como esposo. Es un desastre
― Cierto
― Pero resulto ser también una persona hermosa, que hace unos hotcake de muerte con lo delicioso que son, que es cálido, y que puede arreglar mis uñas, a veces, hasta las ha pintado
― ¿por eso llega con esmalte a veces?
― Si, le gusta hacer ese tipo de cosas, creo que quiere una niña
― ¿puedo tener una hermanita?
― Por supuesto, solo debemos atrapar al jefe de la mafia
― Entiendo...
― Atsushi-kun
― ¿sí?
― Lo sé perfectamente, es difícil. Pero si lo pensamos así, solo es trabajo
― ¿solo es trabajo?
― La mafia no suele atacar a la gente, suele destruir y causar alboroto porque van por algo en específico, alguien que los traiciono, alguien que se metió con ellos. Gente involucrada con ellos, el resto de los ciudadanos solo pasan por el desafortunado momento de estar en medio de ese desastre pero jamás ha habido muertos
― Si muchos heridos
― Así es, y nuestro deber es proteger a esas personas, ¿no es así?
― Si – Atsushi jugaba con el agua del suelo haciendo círculos – sé que Akutagawa ha asesinado mucha gente, pero... son las personas que hemos encontrado por cosas ilícitas...
― No ha matado a inocentes – tallo el cabello de Atsushi – está mal matar, lo sé. Pero al estar casados con mafiosos solo nos queda pensar así
― ¿Cómo?
― "por lo menos no matan inocentes" – le sonrió – eso es lo que me mantiene cuerdo al lado de Chuuya
Atsushi le miro nostálgico – ten paciencia – pidió Dazai – en cuanto atrapemos al jefe de la mafia, todo será más tranquilo y Akutagawa dejará de matar. Cuida tu matrimonio, y jamás te arrepientas de ello. – Atsushi comenzó a llorar de nuevo. El castaño siguió tallando su cabello.
Salieron del baño después de bañarse, Chuuya espero al albino con una toalla con la que lo tapo por completo – mi pequeño, no estés mostrando tu bonito pecho, tu corazón es lo más valioso, ¿sí? – pidió el pelinaranja. Atsushi asintió envuelto en toalla. Chuuya lo llevo con él. Dazai puso sus manos en su cadera
― ¿y yo que?
― Tu vístete solito
― Aaaay Chuuuuyaaa – se quejó el mayor, Atsushi comenzó a reír de ello.
Aquella noche, dejaron al albino en medio de ellos en la cama, aquella vez podían disfrutar de su momento en familia, nada mejor que una crisis para resolver más de un problema.
A la mañana siguiente, Chuuya preparaba hotcake, Atsushi le ayudaba. Dazai bajo como último mientras bostezaba – son unos animales ¿Cómo pueden despertar a las 5:00 a.m.?
― Entrenamiento – dijeron ambos sonrientes
― Los odio a los dos – se quejó el castaño – me dejaron solito en la cama – dijo haciendo un puchero.
Ambos rieron por ello, Dazai se sentó en la mesa, Atsushi comenzó a poner los platos y cubiertos. Chuuya puso una bandeja grande con los hotcake. Siguieron disfrutando de ello, un delicioso desayuno entre los tres. Entre sus pláticas, acordaron ir al parque de diversiones en Japón, el gran Disney Japón. Debían hacer algo grande y lo harían bien. Atsushi estaba feliz por ello. Aun le quedaba un par de cosas que arreglar.
Ambos adultos acompañaron al albino después del desayuno, Atsushi se quedó frente a la puerta de su casa unos minutos, jugaba con sus manos de forma nerviosa y mordía su labio sin saber qué hacer. Allí seguía, ambos adultos se miraron, quizá debían decir o hacer algo para ayudarlo pero su sorpresa fue cuando el azabache llego en el auto. Al parecer no estaba, Atsushi también lo vio llegar. El azabache bajo del auto y se sorprendió de verlos, Atsushi miro a otro lado sonrojándose ligeramente – estas aquí – dijo el azabache acercándose
― Y-yo... la-lamento haber
― No, ni lo digas – dijo el azabache. – Lo lamento Atsushi. Fue todo mi culpa
Los ojos de Atsushi volvían a llenarse de lágrimas, el azabache acerco su mano tomando su rostro, acaricio su mejilla y llano con suavidad sus parpados, pues el menor había cerrado el ojo. – lo lamento... ¿has estado llorando? – el albino asintió y abrazo al azabache
― Perdón...
― ¿Dónde estabas? – se quejó el castaño.
El azabache miro a ambos adultos, estaban cruzados de brazos, y se veían molestos. – Atsushi siempre se despierta temprano, así que salí temprano a buscar unas cosas, apenas iba a acomodarlas – menciono. – no sabía que vendría, planeaba ir con ustedes
― ¿Qué compraste? – pregunto Chuuya pero la verdad es que Dazai ya estaba asomado en el auto
― Jooooo – dijo Dazai burlón. – sácalo y hazlo – dijo Dazai sonriente
― ¿sacarlo? – pregunto Atsushi
El azabache soltó el abrazo del albino – espera aquí. – fue al auto donde abrió la parte de atrás, saco un enorme ramo de flores coloridas. Atsushi se sonrojo y fue con el azabache abrazándolo de nuevo
Dazai había vuelto con Chuuya y esté seguía viéndose molesto - ¿Qué tienes? Está arreglado
― Tu no me has enviado flores hace tiempo – se quejó haciendo un puchero
Dazai sintió su sangre subir, sonrió nervioso – quiero otra luna de miel – dijo abrazando al más bajo
― No, primero Disney
― ¡Cierto! Akutagawa, entremos a casa – le grito al azabache.
Los cuatro aprovecharon para entrar a la casa del azabache. Allí se sentaron mientras Atsushi colocaba las flores en distintos floreros, no cabían en uno solo, así que necesito varios. – Acordamos ir a Disney con Atsushi, así que deberías ir también
― Me encantaría pero todavía debemos hablar Atsushi y yo
― Lo sabemos, solo queríamos dejarlos bien – añadió Dazai
― Saldremos mañana a las 6:00 a.m. iremos en mi auto
― Sí, mi camioneta murió por completo
― Ya te dije que después te compro otra – se quejó Chuuya
― Bueno, los vemos mañana en la mañana
― De acuerdo
Ambos adultos se fueron mientras el mayor se quejaba con el vendado por haber mencionado la camioneta.
Atsushi terminaba de acomodar las flores por toda la sala y cocina, el azabache se acercó – me alegra que te gustarán
― Sabes perfectamente que amo las flores
― Lo sé... Por eso quería que las tuvieras antes de que me odiaras...
― Jamás podría odiarte Ryu
― ¿jamás?
Atsushi bajo la cabeza y miro al azabache a los ojos – lo sé, lo entiendo... Es... Difícil pero... Te amo Ryunosuke
― También lo sé, también lo entiendo... Pero también te amo más que a mi propia vida...
Se abrazaron disfrutando de su reconciliación – debemos hablar sobre estas cosas, como que todo el departamento de la mafia, o sea hasta los oficinistas saben de tus piernas ¿Qué tipo de agente eres? - Atsushi comenzó a reír – no te rías – le hizo un puchero – tengo celos.
― Amor, no le pongo las piernas a todos
― ¿ah no? Entonces ¿Cómo los atrapas? – se quejo
― ¿quieres un postrecito?
― No – se le fue encima haciéndole cosquillas, Atsushi reía más. – deja de poner tus piernas
― No puedooo, es mi trabajooo – decía entre risas.
Después de una larga platica y de un azabache que aprovecho casi cada segundo para tocarle las piernas al menor, llegaron al acuerdo de no llevar los problemas a casa. Y que fingirían que no habían sido ellos quienes se golpearan, pues si, tendrían más encuentros después de eso pero por el momento podían disfrutar.
Fueron a su habitación, se quedaron recostados viéndose el uno al otro – ¿has pensado... que es nuestra primera pelea?
― ¿no cuenta cuando descubrimos todo? Te pusiste furioso
― Pensé que te alejarían de mí y odie la idea de estar lejos de ti – tomo su mano – te he amado desde el instante que manchaste mi traje con tu café
― En realidad era café de Lucy, mi amiga
― No arruines mi frase – se quejó y Atsushi volvió a reír – y... ¿Qué es eso de Kitty?
― Mi nombre clave para misiones
― Suena afrodisiaco
― ¿Por qué? – pregunto cuando el azabache besaba detrás de sus orejas – Ry-Ryunosuke...
― Me gusta tu nombre clave... Agente
― Guarda silencio, mafioso
Se besaron con ternura, mientras el albino enredo sus piernas en la cintura del mayor y esté lo llevo a su habitación para conciliar de manera correcta su relación. Era plena madrugada cuando Atsushi despertó, tallo su cabeza algo mareado, busco al mayor el cual no estaba - ¿Ryu? – le llamo y se levantó de la cama buscándolo.
Tomo una bata que se puso para tapar su desnudes y unas pantuflas, bajo a la sala y vio la cocina encendida. Entró mirando al azabache de espaldas – Ryu – le llamo aun con sueño - ¿Qué sucede?
― Atsu... - le llamo sorprendido – nada, n-no puedo dormir
El albino se acercó abrazándolo y dejando su barbilla sobre el pecho del mayor - ¿Por qué no puedes dormir? – pregunto sincero.
― Bueno yo... - comenzó y el albino lo miro mejor, estaba vestido
― ¿saliste a trabajar?
― A-algo así...
― Está bien
― ¿se-seguro?
― Si – tallo sus brazos - ¿estas herido?
― Solo una cortada en mi brazo
― Déjame arreglarla
― Pero
― Déjame – pidió.
Subió a la mesa de la cocina para alcanzar la vitrina cerrada, el azabache lo sostuvo de la cintura para que no corriera peligro. El albino bajo con un botiquín de primeros auxilios – siéntese paciente
― De acuerdo
El azabache se quitó su abrigo un poco adolorido, lo dejo sobre la mesa y el albino miro su camisa, su manga tenía algo de sangre - ¿Cómo te lo hiciste?
― Bueno... una bala paso al lado y
― Comprendo... - le miro – voy a limpiar primero
― De acuerdo...
― ¿acabas de llegar? – pregunto sacando algodón
― Sí, no quería despertarte
― No lo hiciste, suelo despertar si no estás a mi lado
― Lo lamento, no quería dejarte después de que lo hicimos y auchs – se quejó al final cuando el albino puso el alcohol en su brazo con el algodón – eso dolió
― Es una cortada profunda, me alegra que la bala no te atravesará pero si te abrió bastante
― ¿es muy grabe?
― Nopi, me hago de estas todo el tiempo
― ¿en verdad?
― Claro, los mafiosos tienen – miro al azabache y arreglo su garganta – muchos armamentos – menciono ya no tan motivado
― Si, lo sé...
Atsushi continuo limpiando el brazo de su esposo, ahora reinaba el silencio, pero el azabache lo sabía, quería dejar de lado esa conversación, ¿Qué tal dormiste? Eso sería ridículo, en cuanto se quedaron dormidos fue despertado para ir a una misión de emergencia. Entonces ¿Qué más quedaba? Nada.
Atsushi termino de limpiar y vendo su brazo con cuidado, al final puso una venda rosita con corazoncitos y beso el vendaje – ahora te sentirás mejor – menciono alegre
― Me sentiría excelente con más besos tuyos
― ¿quieres muchos besitos?
― Si, amo tus labios, tus ojos, tu rostro... - recostó su rostro en las piernas del albino – no quiero que nada malo te pase... - menciono decadente
El albino acaricio el cabello del azabache – nada malo me pasará, lo sabes, viví en un circo clandestino toda mi vida, y siendo agente, la verdad lo único que cambio fue el trato y la falta de esclavitud... Bueno, no, Kunikida-san sigue siendo un jefe muy estricto, me tiene como esclavo del papeleo de Dazai-san y
― Atsushi...
― Ah sí, perdón – miro al azabache preocupado y suspiro – nunca has preguntado por las heridas en mis pies, o mi quemadura
El azabache subió su cabeza y miro al albino con sorpresa – no tienes.... Que contarme
― Paso en el circo – menciono sonriente y después saco su lengua lamiendo su labio, solo era como signo de nervios tras pasarla mordió ligeramente sus labios retrayéndolos y suspiro – Era muy pequeño, y yo le temía a subirme a las lianas, pero claro... Necesitaba subirme a las lianas para poder pasar por encima de los clientes o ser jalado con fuerza solo para alejarme de los clientes – suspiro y miro al azabache quien le prestaba suma atención – así que el maestro de ceremonias tomo una antorcha y comenzó a acercarse, decía "Sí vas a temer, teme a mi" mientras se acercaba con el fuego. – menciono y suspiro – estaba muy asustado pero él siguió acercándose, encendió mi traje y yo solo me asuste más. Comenzó a quemarme la piel y el dolor fue insoportable. Me lance
― ¿Dónde te lanzaste?
― Ah sí, me tenía sobre una enooooorme escalera de madera, era como un trampolín, debía caer en una tina profunda con agua
― ¿saltaste?
― Si, salte... - menciono sonriente pero podía notar su tristeza – Tampoco sabía nadar, así que me estaba ahogando, y nadie pudo ir por mí, debía aprender a flotar solo. Me dolían las costillas por la quemadura, sentía que la piel se me desprendía pero no poder respirar era peor, no sabía si viviría...
― ¿nadie te salvo?
― Nadie podía, habían pasado por lo mismo y les iría peor si haciendo algo... - suspiro – logre flotar y me calme, pude sostenerme y – le sonrió – pude subirme a la liana sin ningún problema
― Atsushi... - le llamo preocupado
― Eso fue la quemadura que tengo en la cadera – menciono – los pies
― No tienes que decirme
― Fue por que no podía bailar al principio
― ¿bailar?
― Se bailar distintos estilos ahora – menciono sonriente - ¿quieres que te baile?
― Nun-nunca me has bailado – se quejó nervioso
― Podría bailarle a mi esposo...
― N-no estoy seguro si esto está bien o mal
― ¿Quiénes somos para decir que es bueno o no? – cuestiono y abrazo al azabache – volvamos a la habitación
― Si, prefiero eso.
El azabache tomo al albino por su cintura asustándolo de momento y luego haciéndolo reír. Se lo llevo a la habitación una vez más y está vez, nada lo sacaría de allí.
Después de diferentes bailes, y mucho entretenimiento, terminaron dormidos en la cama. Claramente, y recordándoles por cualquier cosa, Chuuya y Dazai tenían llaves de la casa, entraron a las 5:50 a.m. a la casa viendo a ambos chicos acurrucados en la cama – ni yo me reconcilio así – se quejó Dazai mirando la ropa por todos lados – Chuuya, eres cruel, hace mucho que no nos reconciliamos así
― Cállate. Pague bastante por esos boletos.
Dio un salto a la cama de ambos y cayó en medio de la pareja dormida, Atsushi grito por el susto y el azabache se asomó preocupado. Dazai no paraba de reír. Atsushi se sentó en el suelo con la sabana tapando su entrepierna – Dazai-san – se quejó el albino
― Nada de "Dazai-san" – dijo Dazai – vamos, Chuuya gasto bastante en esos boletos
― Exacto – sonrió Chuuya – ¿hicieron maleta?
― No – dijeron ambos
― Haaaay tengo que hacerlo todo yo – se quejó Chuuya saltando de la cama y yendo al armario – voy a hacerles una maleta. Dazai, arréglalos
― Si mi querido abogado – dijo sonriente
― Dazai-san, no – pidió subiendo la sabana a su pecho para taparse bien – y-y-yo me arreglo
― ¿jeeee? ¿Qué hicieron anoche tú y Akutagawa? – cuestiono el castaño
― Eso me parece una falta de respeto – se quejó Akutagawa
― Falta de respeto, ¿sabes cuantas veces he visto a Atsushi-kun desnudo? Más que tú, eso estoy seguro
Atsushi se sonrojo - ¡Da-Dazai-san!
― Atsushi-kun literalmente salía del baño común de la agencia sin importarle quien lo viera, incluso Lucy su compañera y – Atsushi se le fue encima tapando la boca de Dazai.
― ¿Qué?
― Na-nada Ryu – dijo Atsushi sonriente – vo-voy a vestirme
― Bien – se quejó Akutagawa y el albino fue por su ropa. El azabache miro al castaño - ¿Eso es cierto?
― Claro, Atsushi-kun es así – menciono levantándose – nada de mal estilo, ni lujurioso, ni gracioso, simplemente libre
El azabache gruño ligeramente y suspiro – bien, entiendo. – el pelinaranja tiro la ropa en Akutagawa
― Vístete, nos vamos
― Si
Con los menores cambiados y la maleta hecha por Chuuya, salieron en el auto del antes nombrado, aunque Atsushi cayó dormido en las piernas del azabache rápidamente. – Akutagawa ¿aguantarás todo el tiempo?
― Claro – menciono alegre – yo siempre aguantaré todo de mi pequeño tigre
Los mayores sonrieron – bien, demos nuestro viaje familiar
― Hasta que nuestra familia no crezca más – menciono Dazai
― Pronto, muy pronto – sonrió Chuuya – disfrutemos mientras
...
Bien el siguiente es el ultimo capítulo, algo que no pude agregar en Mr&Mr Soukoku, espero lo disfruten en grande, gracias por su apoyo y seguimiendo
¡Gracias por leer!
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