Capítulo 4. Tú y yo
Caminaban por el parque de diversiones, directo en la entrada, lo primero que había eran muchos puestos de compras sobre productos del mismo parque, Atsushi estaba curioso, había ido al cosmoworld con la agencia pero era su primera vez en un acuario y más siendo el gran acuario de Hakkeijima Sea Paradise. Akutagawa había notado aquello rápidamente, sabía que un acuario era buena opción, tenía zonas al aire libre, flores, comida buena y lugares completamente oscuros.
El joven albino se acercó a mirar un mapa y miro al azabache quien se acercó a su lado – Akutagawa-san, ¿cree que lograremos recorrer todo?
― Si no, podemos volver después
― ¿quiere volver? No sabía que era del tipo que le gustan las montañas rusas
― Me encantan, y no me molestaría volver, si es contigo
Atsushi se sonrojo y le miro - ¿vamos a las tiendas? Quiero ponerte un lindo gorrito
― Pe-pero es su cumpleaños
― Y quiero que mi segundo regalo sea que me dejes hacerte, vestirte y comprarte de todo.
Sonrojando nuevamente al joven chico, asintió repetidas veces, el azabache tomo su muñeca y fueron a una de las tiendas de regalo. Compro un cambio de ropa para el albino, no porque lo necesitará, amaba como iba vestido pero comenzarían con las atracciones acuáticas, y no quería que el outfit del chico se echara a perder.
Compro dos camisas color amarillo y un par de bermudas, acompañadas con sandalias. Dejaron su ropa en unos casilleros y el albino le sonrió – Akutagawa-san, hoy está listo para las aventuras ¿verdad?
― Opino que la verdadera aventura es enamorarse – menciono mirando al albino
Atsushi trago saliva, obviamente que era inocente pero no era para tanto, lo sabía, le gustaba tanto como él le gustaba. Respiro profundo, y luego exhalo. Se acercó al azabache abrazándolo del brazo – Akutagawa-san ¿vamos a terminar tan mojados? – pregunto
Akutagawa se sonrojo y tosió – si, emmm... s-si... Algo así
― Será divertido
― Lo será
Fueron a su recorrido, habían comenzado por la montaña rusa, el azabache no le gustaba esa clase de juegos pero Atsushi gritaba alegre en cada vuelta y subida pero gritaba aún más fuerte al bajar. El siguiente fue la torre, donde subieron bien asegurados. Atsushi todo el tiempo iba hablando por los nervios. – Akutagawa, está cosa nos dejará caer de la nada
― Lo sé
― Akutagawa vamos a morir
― Quizá lo hagamos
― ¡AAAAH! – grito emocionado. El azabache no pudo evitar reír.
Por primera vez se sentía más vivo que un recién nacido. Bajaron de una gran altura y Atsushi grito todavía más fuerte, en cuanto bajaron, ambos necesitaban agua aunque Atsushi estaba sin poder hablar – tenía mucho tiempo sin sentirme con está emoción – decía Atsushi para beber más agua
― ¿lo habías hecho antes?
― S-si en el circo
― ¿trabajaste en un circo? – pregunto y el albino trago saliva
― Aah... - los nervios habían llego pero el joven chico había aprendido a pensar rápido sobre la marcha. Enseñanzas de Dazai, claro - Sí, crecí en un circo
― ¿sigues?
― No, yo... un día todo se cayó, no tenía padres y... quede en un orfanato
― Lo lamento yo no
― No, no. Soy feliz. La gente del orfanato es genial
― ¿en verdad?
― Sí, tengo un representante legal pero ni lo conozco, además en dos meses cumpliré los 18, no lo necesitare más
― Eres un buen chico, yo también crecí en un orfanato, o algo así
― ¿algo así?
― Pues, mis padres siempre estuvieron ausentes, vivía prácticamente en la escuela y un día, mis padres murieron, y de la noche a la mañana era millonario, todo fue muy frustrante pero hubo una persona que creyó en mi, y me ayudo a sacar todo adelante
― Akutagawa, creo que es un chico súper fuerte, lo admiro mucho
― Ya te dije que me hables de tu
― E-es que me da pena
― Entonces... - miro al chico de arriba abajo – Jinko
― ¿e-eh?
― Así te diré, Jinko
― O-oye, e-eso no es
Akutagawa tallo el cabello del albino – vamos Jinko, todavía falta empaparnos en la montaña de agua
― Si quedo afónico será tu culpa
El albino salió corriendo, el azabache comenzó a reír y fue tras él. Se estaban divirtiendo en grande.
Después de terminar empapados, y con Atsushi estornudando, el azabache y el fueron a las regaderas por un baño antes de vestirse con su ropa, cada quien estaba en una regadera. El azabache miro a la pared – oye Jinko
― ¿mmm?
― ¿de verdad estás bien con lo del orfanato?
― Tú no lo sabías, además... Nunca lo había hablado con nadie... Se sintió bien
― ¿de verdad?
Atsushi se quedó callado, el azabache pensó que está vez si había hecho algo malo. Escucho la regadera cerrarse y la puerta abrirse. – Lo arruine – se regañó a sí mismo en voz baja, fue cuando escucho la puerta de su baño ser tocada. El azabache abrió y el albino entro rápido.
Akutagawa estaba completamente sorprendido y sonrojado. Atsushi solo llevaba una toalla tapando su intimidad y le mostro – solo la persona que me rescato ha visto esto – menciono mostrando su cicatriz en su cadera – tengo más – menciono alzando sus pies – fui maltratado mucho – añadió bajando su cabeza – pero... - miro al azabache – no creo que tú seas una mala persona... - le sonrió – confió en ti
El mayor se acercó abrazándolo, así se hubiesen quedado pero el estómago del albino comenzó a sonar y ambos comenzaron a reír – deja que termine y vamos a comer
― ¿Por qué? Ya estas empapado
― Atsushi
― ¿sí?
― Si vuelves a hacer algo así, te atacaré
― ¿eh?
― Ve a vestiré Jinko
― Vo-voy
Atsushi salió de la regadera, se sonrojo pero eso no le quito la sonrisa traviesa que tenía – lo tengo en mis garritas – se felicitó el mismo mientras iba por su ropa.
֍×֍
Atsushi y Akutagawa estaban sentados en uno de los restaurantes, Atsushi miraba fascinado alrededor, todo era muy elegante y las ventanas, eran parte del acuario así que estaba maravillado viendo a los peces nadar a su alrededor – Akutagawa, ¿Cómo podría explicar cómo se siente esto?
― Solo dilo, e intentaré interpretarlo
― ¡es una explosión! – dijo emocionado – como ver... millones de estrellas en el cielo, pero estas son de colores, nadan y hacen blup blup
El azabache volvió a reír, estar con Atsushi simplemente le daba la alegría que jamás creyó que podría sentir. El azabache comenzó a ver a Atsushi con una mirada tierna, una que podía llenar su alma de amor y coraje, en cuanto el albino lo sintió, se sonrojo e intentar peinar inútilmente su cabello pues el nervio no le dejaba pensar bien lo que su cuerpo hacia - ¿po-por qué me miras así?
― Solo estaba pensando... ¿Cómo un chico como tú? Es tan dulce, tierno. Amable, tan... Tan tú. Creo que me diste algún veneno
― ¿ve-veneno? ¿po-por qué haría algo así?
― Sería la única forma de tenerme así de estúpido ante tus pies
Atsushi tapó su rostro sonrojado. – A-Akutagawa... Qu-que cosas tan vergonzosas dice
― Quiero pedirte algo
― ¿qu-que?
― Llámame Ryunosuke
― Ry-Ryu...
El azabache tomo su mano - ¿sí? – Atsushi se puso peor de rojo. Al ver el silencio en el rostro del albino, el azabache se dignó a hablar más – esto... ha sido bastante rápido y un poco loco ¿no es así? No sé, simplemente que eres alguien especial, son dos simples palabras, y aun así... Siento un nudo en la garganta por decirlas, y es que eres... Tan especial. Que detestaría arruinarlo con aquellas palabras, pero estoy siendo sincero, a mí en verdad...
― M-me gustas
Ambos se sonrojaron, se miraban a los ojos y comenzaron a reír. – me robaste la frase
― E-es que no podía aguantarlo más
― Me gustas
― Me gustas más
― ¿deberíamos salir?
― No
― ¿Por qué no?
― Es que es tu cumpleaños, mejor mañanita
El azabache volvió a reír con aquello, está fue una risa fuerte y le sonrió – debería esperar a que cumplas 18 años si ese es el caso
Atsushi mordió sus labios y apretó la mesa – eso no es justo, ¿es por qué estoy protegido por el gobierno? – se quejo
― ¿es porque acabo de cumplir 20 ya me vez como un viejo?
― Si fuese así serías un sexy sugar daddy
― Oye, niño ¿Dónde aprendes esas cosas?
Las risas habían vuelto a la mesa, era tal punto que un mesero tuvo que acercarse para pedirles discreción, ambos entendieron que estaban siendo muy escandalosos pero no podían evitarlo, estaban enamorados.
Cuando terminaron de comer, siguieron con el recorrido, esta vez era un tranquilo paseo dentro del oscuro acuario, la atracción principal era al final del recorrido cuando fuegos artificiales se encendían en lo oscuro del lugar para iluminarlos con diferentes formas. Atsushi y Akutagawa lo esperaban mientras recorrían los tanques con peces. – Atsushi ¿te gustan las medusas?
― Son bonitas ¿Por qué? – el azabache le puso un gorro de medusas y el albino comenzó a reír – ahora soy una medusa
― Si, una muy bonita
Se miraban a los ojos, el menor se sonrojo en grande pero tampoco le evito la mirada, el azabache se había acercado peligrosamente, sus corazones latían con gran ritmo, fueron entrelazando sus dedos, sus ojos se fueron cerrando, y en medio del tanque de medusas, se besaron. Al separarse volvieron a sonreír y volvieron a besarse. Una vez más se miraron – quiero hacer esto todo el tiempo – dijo el azabache
― ¿en serio? Será que... ¿tengo sabor a malteada?
― Tan dulce como tú
Volvieron a besarse, esta vez abrazándose el uno al otro. – Ryu... Creo que eres el amor de mi vida
― ¿será que pueda? Espero que si
― ¿Por qué?
― Por qué no quiero soltarte jamás
― Oh Ryu...
Y de nuevo volvieron a besarse, esta vez pegándose a la pared, profundizando un poco más el beso y olvidándose del lugar donde estaban, así, una vez más. Fueron regañados.
Se sentían avergonzados, más que nada Atsushi, Akutagawa estaba planeando como matarlos a todos por interrumpirles su momento de romance puro. Ahora solo les quedaba estar en el auto, el auto de Akutagawa que el mismo había llevado a Atsushi. Mirarían desde allí los fuegos artificiales.
El azabache miro al albino, esté se veía nervioso y le sonrió - ¿nunca te habías subido a un auto así? – cuestiono. Atsushi de nuevo iba a arruinarlo y es que estando con el azabache, olvidaba lo que era ser un agente y solo recordaba que era un simple humano, un estudiante. El albino le sonrió
― Sí, es mi primera vez en un auto así.
― Espero te acostumbres a andar conmigo así
― No me incomoda, solo... como tú dices, debería acostumbrarme
El azabache tomo su mano y se la beso – te daré todo lo que te falto
― Yo ya lo tengo todo – respondió Atsushi y le sonrió – solo me faltabas tú...
Iban a besarse nuevamente cuando el albino recordó – Ryu, abre tu regalo
― Ouh, cierto, disculpa lo olvide por tantas emociones
― No pasa nada, ábrelo. – pidió emocionado.
El azabache saco la caja de su bolsillo y la abrió, no era nada particular, simplemente era un par de mancuernas en forma de ovalo, en color negro – vaya... son hermosas.
― Imagine que las podrías usar porque usas muchos trajes – dijo el albino sonriente y acerco sus dedos a la mancuerna – apriétala
― Pero
― Anda, apriétala
En cuanto apretó la mancuerna, está se abrió como un libro dejando ver una foto con flores – es que no tenía una nuestra, si nos tomamos una podemos ponerla allí – el azabache se sonrojo, miro al albino quien le miraba - ¿te gusta? – el azabache sonrió en grande y abrazo al albino
― Eres mi más preciado regalo... Gracias por llegar a mi vida.
― Feliz cumpleaños Ryu...
֍×֍
Después de ese día, el azabache y el albino salían una vez a la semana, Atsushi conoció su lado impaciente, ese que se le salía al azabache cuando no podía evitar que algo lo molestará, llegaba a ser arrogante o simplemente mal educado. A veces, incluso cruel. Akutagawa también conoció el lado pesimista de Atsushi, aquel que pensaba que no podía o que las cosas eran caras o que no les necesitaba.
Aun con eso, supieron equilibrarlo y pasarla bien juntos, con cada día, cada semana y cada momento, ambos se enamoraban más y más.
El cumpleaños de Atsushi no lo pudieron pasar juntos, pues Atsushi le había prometido a la agencia estar cada cumpleaños con ellos, aun así, lograron verse donde el azabache le regalo una linda corbata morada. Prometiéndose usarla pronto.
Así fue como pasaron tres días de su cumpleaños, y ambos estaban en una cita, no tan buena que digamos... Atsushi estaba fastidiado, estaban cenando en un privado pero el azabache solo había estado peleando con su celular. Obviamente el albino sabia de sus ocupaciones pero simplemente le fastidiaba. Tomo su brazo llamando su atención – Ryu, Ryu – le llamaba
― Espera Atsushi – le pidió el azabache
El albino solo se fastidio más, miraba el plato del azabache lleno mientras el suyo estaba vacío - ¿para qué me pide salir si está tan ocupado? – se preguntó en un susurro.
El azabache colgó el teléfono y miro al albino - ¿ya terminaste? – pregunto. El albino miro su mano sin reloj claro
― Hace dos horas – menciono
― Que chistoso, tu ni usas reloj
― De usarlo solo vería el tiempo pasar a tu lado
― No hagas eso, sabes que estoy ocupado últimamente
― Solo salimos una vez cada quince días, ¿Qué te cuesta dejar el celular de lado? Últimamente yo también estoy ocupado, estoy en último año, trabajo ¿recuerdas?
― Pudiste hacerme un espacio para tu cumpleaños, lo tenía todo listo
― Te dije que prometí siempre pasarlo con mi tutor
― Habías dicho que tu tutor no era tan importante
― Solo lo veo una vez al año ¿Por qué te pones así?
El azabache golpeo los cubiertos en la mesa, el albino se molestó – sabes que, me voy
― Atsushi, no – le llamo tomando su muñeca – esto no es correcto
― ¿Qué? ¿apenas te das cuenta?
― Siéntate
― No me ordenes, no soy uno de tus baristas
― Siéntate, por favor
Atsushi se sentó y le miro molesto – he aprendido de esto con varios años, tengo un viejo compañero que siempre está peleado con su esposo porque jamás hablando de lo que pasa- menciono haciendo al albino pensar en su propio superior - ¿podemos hablarlo? No quiero lo mismo que ellos.
Atsushi se calmó – sí, entiendo eso... - suspiro y miro al azabache de nuevo – es que te la has pasado en el teléfono
― Lo sé, no pude desocuparme, por eso te traje a tu comida favorita
― Pero aquí el chazuke solo es caro, no es rico. Hubiese preferido hacerlo en casa
― ¿en casa?
― Sí, no sé... di-digo... Si quieres, podrías... i-ir a mi casa
― ¿quieres saber que peleaba por teléfono? – pregunto divertido y el albino negó – anda, te mostraré
― ¿me llevaras a algo de tu trabajo?
― Solo confía en mi ¿puedes?
― De acuerdo...
Salieron del restaurante, directo al carro del mayor, el albino subió sin preocupaciones aunque si curioso. El mayor condujo un rato hasta unos suburbios – este lugar es bonito
― ¿verdad que sí? Es como para tener familia y vivir en paz ¿no crees?
― Supongo, son suburbios, jamás he vivido en algo así – añadió mirando las casas con estilo americano – tan bonitos...
El azabache sonrió, siguió conduciendo hasta una casa de tres pisos donde hizo entrar el coche y lo estaciono en el garaje - ¿Qué hacemos? – Pregunto el albino - ¿Qué haces?
― Te traje a mi casa
El albino se sonrojo por completo - ¿vi-vives aquí? – el azabache sonrió, bajo del auto y fue del lado del copiloto abriendo la puerta mientras extendía su mano.
― Mi amado ¿gustas bajar?
Una vez más su rostro estaba completamente rojo, bajo del auto mirando de nuevo la casa – e-es enorme Ryunosuke
― Lo sé – tomo su mano – vamos a dentro
― ¿de-dentro?
― Si, dentro.
Atsushi fue detrás del azabache, se sentía cohibido y curioso. El azabache sonrió de verlo, encendió la luz de la entrada y el albino se asomó desde la espalda del azabache. – woow... Qué bonito...
El lugar en si era grande, con una sala color gris y cojines blancos, una mesa de centro de madera pintada en negro y una chimenea roja sobresaliendo de todo. Eso y algunos cuadros que tenía en las paredes – ven por aquí – pidió el mayor llevándolo por el pasillo de largo. Atsushi miraba que realmente no había mucho, era muy minimalista todo pero todo se veía de gran calidad – espera aquí – pidió tras una puerta y al cerrarla abrió - ¿puedes escucharme?
― ¿mmm? Si
El azabache abrió la puerta – mi pelea era que quería que esto fuese insonoro, ahora tendré trabajadores aquí el fin de semana – se quejó. Atsushi comenzó a reír
― Tienes muchas cosas bonitas y ¿peleas por la puerta?
― Me gusta mi privacidad y quería que estuviera lista hace una semana y sigo con esto, por eso estoy molesto - le sonrio - Ven a la cocina. Hay una máquina de frappe
― Uuuy – Atsushi entró tras escuchar aquello.
La cocina era igual de elegante que todo el lugar aunque claro, el refrigerador y todo lo demás mostraban que tan lujosa era la casa por dentro. El albino se sentó en la barra mientras Akutagawa preparaba el frappe – se siente lindo que me consientas – menciono el albino – tu casa... Es muy linda
― Es muy fría, le falta calidez
― Bueno... Tienes una chimenea
― No hablaba de eso – termino de preparar la bebida del albino y la sirvió en un vaso doble, en medio estaba lleno de estrellitas, gatitos, brillos, muchos brillos. El albino sonrió. El azabache puso una pajilla ecológica con forma de corazón con un moño de listón
― ¿Qué haces con algo como esto? – pregunto sonriente
― Pensé que... te gustaría, no se mucho de... Como hacer las cosas alegre pero tú las haces alegres – menciono mientras el albino bebía
― Está delicioso. – menciono sonriente – entonces ¿quieres que compre cosas para tu casa?
― Sí, quiero que decidas que cortinas poner, y que adornos usar, los platos y vasos, todo quiero que lo compres
― Mmm... Eso ¿Por qué? – pregunto curioso.
El azabache sonrió ligeramente – mejor mira mejor el vaso – menciono.
Cierto que el vaso era colorido y lleno de brillos bonitos, algo muy infantil claro. Y luego estaba la pajilla en forma de corazón y de color rojo. Fue cuando vio un listón dorado en la pajilla - ¿el listón?
― ¿Por qué no lo abres?
Atsushi sonrió curioso, comenzó a deshacer el moño, rápidamente lo vio, y miro al azabache sorprendido. – Ry-Ryunosuke... - El aquel moño estaba oculto un anillo de compromiso de oro, tan dorado como los ojos de Atsushi, y con un diamante purpura en el medio.
― No sé... Que paso ese día en el café, no sé si fue cupido u otra entidad, no sé si son los mares o mi intranquilidad, lo único que sé es que quiero ver tu sonrisa cada día al despertar... - tomo la mano del albino - ¿te casarías conmigo?
― ¿n-no es muy rápido?
― ¿acaso hay tiempo para el amor?
Atsushi se sonrojo, comenzó a llorar y limpiarse sus lágrimas - ¿en verdad te quieres casar conmigo?
― Es mi mayor deseo. Entonces... ¿quieres? – volvió a preguntar de forma informal.
Atsushi asintió mientras seguía llorando, limpiaba sus lágrimas y el azabache le ayudaba – ¿por eso querías que la casa estuviera lista?
― Sí, no quería que vinieras aquí de la nada.
― Me encanta
― Lo sé
El azabache lo beso, Atsushi bebió de su frappe mientras el azabache le ponía el anillo, el albino lo miro y volvió a llorar – sigue bebiendo cariño – pidió mientras el albino lloraba con su delicioso frappe, su amante y su hermoso anillo
...
Sinceramente esté es uno de mis capítulos favoritos, pasan sus cumpleaños y es la pedida de mano.
Como recordarán en Mr&Mr Soukoku siempre se dice que lo del romance del Shin Soukoku fue muy rápido y así fue. Quería dar esos pequeños recuerdos, como las medusas, los detalles de su relación rápida y como fue que se enamoraron tan profundo cuando al saber de sus trabajos se vuelven tan pesados el uno con el otro.
¿Alguien más se enamoró de la pedida de mano?
Bueno, como saben algunos hoy 29 de Diciembre es mi cumpleaños, así que dije "tengo que subir este capítulo si o si" por que es el momento así como que mega feliz del Shin Soukoku
Gracias por estar otro año más conmigo, espero disfruten el día de hoy en grande como yo lo haré
¡Gracias por leer!
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