🌼 I 🌼
Sus padres habían esperando con ansias su nacimiento, habían pasado meses buscando el nombre perfecto y organizaron una gran fiesta para revelar como se llamaría su hijo, Kim Namjoon.
Pero, un 12 de septiembre las sonrisas se desvanecieron y el brillo de ilusión en sus ojos se apagó. No era lo que esperaban, no lo querían, lo rechazaban.
Habían soñado con el niño perfecto, pero a cambio solo recibieron uno defectuoso.
Cuando Namjoon cumplió los 7 años todo empeoró, terminó hospitalizado luego de haberse desmayado cuando jugaba con los niños de su escuela y sus padres lo aborrecieron, más de lo que ya lo hacían. ¿Cómo era posible que un niño se desmayara solo por saltar un par de veces?
Esto sucedió una y otra vez, su madre ni siquiera se molestaba en escuchar lo que decían los doctores, solo fingia prestar atención y hacer sonidos de afirmación, las ganas de querer irse de ese lugar eras más grandes que cualquier otra cosa, estaba fastidiada por no tener un hijo normal, uno con el que pudiera jugar en el patio sin que este comenzara a hiperventilar y su padre estaba mucho peor, estaba harto de ver como sus amigos llevaban a sus hijos a practicar fútbol y presumian de que eran delanteros, arqueros o hasta defensa, mientras el suyo solo podía mirar desde las bancas.
Entonces, lo decidieron, sin previo aviso comenzaron con los trámites.
Namjoon no entendía lo que estaba pasando, veía a su mamá entrar y salir de la casa con un folder negro entre sus manos y a su papá tecleando cosas en su computadora.
En varias ocasiones había preguntado que hacían, pero solo lo ignoraban, lo empujaban o lo castigaban con irse a la cama sin cenar o beber agua.
Dejo de preguntar cuando vio que hacer esto solo tenía consecuencias negativas.
Luego de unos días, su madre entró a su habitación, lo despertó y lo ayudó a colocarse un lindo overol azul y sus zapatillas rojas.
—Apresúrate, tenemos 15 minutos para estar en el auto e irnos— estaba sonriente y calmada, eso era extraño.
—¿Iremos al parque? Yoongi dice que va con sus papás los fines de semana y es muy divertido—
—Algo por el estilo, en ese lugar podrás estar con otros niños y todos seremos felices—
Namjoon estaba emocionado, pensaba que irían a ese lugar lindo y jugarían tal y como lo hacían sus amigos con sus padres, pero la realidad era totalmente diferente.
Subieron al auto, los adultos sonreían a mas no poder y el pequeño iba mirando por la ventana, emocionado al ver cosas nuevas.
—Namjoon, ya llegamos— la mujer ayudo a bajar el niño y se agacho para estar a su altura.
—Pórtate bien, tienes que dar una buena impresión o me enojare— Namjoon asintió rápidamente, no le gustaba cuando su mamá se enojada, cada vez que eso pasaba le daba un liquido extraño y amargo que lo hacia marearse hasta quedarse dormido.
Se aferro al brazo de su madre cuando escucho que la gran puerta frente a ellos se abría y una bonita chica de cabello castaño peinado en trenzas saludaba.
—Hola, soy Haneul, bienvenidos a la casa hogar, Shiny Moon. ¿Puedo ayudarlos en algo?—
—Si, tenemos cita para firmar unos papeles— el hombre estaba totalmente serio a comparación de su pareja.
—Oh, ¿Ustedes son los Kim? Pasen por aquí, por favor— Caminaron a lo largo de un bonito pasillo, decorado con dibujos de casas, perros, gatos o garabatos. Namjoon se quedo viéndolos durante un momento y corrió cuando se dio cuenta que sus padres se estaban alejando.
Minutos más tarde, entraron a una bonita oficina y el pequeño hizo el intento de sentarse en las piernas de su madre y abrazarla, recibiendo un empujón para nada discreto, Haneul sonrió triste al ver que el niño tenía un puchero en su rostro y le ofreció un caramelo que tenia en un frasco de su escritorio.
—Bien, queremos firmar lo más rápido posible, las cosas del niño están en el auto— hablo el padre de Namjoon, serio y decidido.
—No era necesario traer sus cosas, aquí le brindaremos todas las comodidades que el niño requiera—
—Lo sabemos, pero no queríamos nada de él en casa— Namjoon no entendía nada. ¿Por qué habían traído todas sus cosas? ¿En qué momento las sacaron?
—Entiendo, en ese caso pueden dejar las cosas en la recepción, un encargado las llevará a su nueva habitación— Haneul sonrió mientras le extendía unas hojas y un bolígrafo —firmen aquí, por favor— le sorprendió la rapidez y facilidad con la que firmaron, nunca había visto algo así, usualmente los padres lloraban o les temblaban las manos, pero los señores Kim mantenían una sonrisa en su rostro y su postura era impecable.
—Bien, eso sería todo—
—Entonces nos vamos, tenemos trabajo que hacer— la mujer se levantó de la silla y giro para encaminarse a la puerta junto con su esposo.
—Mami, espérame—
—No, tu te quedas aquí—
—¿Por qué? Yo quiero ir a casa a ver las caricaturas del señor cangrejo, ya casi es la hora de almorzar— Namjoon sonrió señalando el reloj digital que estaba en el escritorio y trató de tomar la mano de su madre.
—Te dije que no, te quedarás aquí y punto—
Namjoon quiso correr cuando vio a sus padres cruzar aquella puerta, pero la señorita que los saludó antes lo tomó de los hombros, deteniéndolo.
—No, suélteme, quiero ir a casa, quiero ir con mami, prometo que me portare bien— lloro, pensó que sus padres lo habían dejado ahí por su mal comportamiento o algo por el estilo.
Si su mamá se molestaba era por algo, ¿no?
—Tranquilo, ahora estarás conmigo y tendrás muchos amigos— Haneul lo abrazo y seco sus lágrimas con un pequeño pañuelo —¿Quieres ir a jugar? Tengo muchos juguetes que podemos usar—
El niño asintió y sorbio su nariz, lentamente las lágrimas se detuvieron y se dirigía con una sonrisa al gran patio que tenía el lugar en el que estaba.
Un pequeño parque con muchas plantas, columpios, un arenero y muchos niños y niñas corriendo, tal y como Yoongi lo había descrito.
—Namjoonie, ¿jugamos?, la maestra me dio una nueva soga por mi cumpleaños, podemos saltar juntos en lo que esperamos a que sea hora del almuerzo, mira, mira, es rosa y tiene brillos— Jisoo, una pequeña niña de tan solo 6 años, recién cumplidos, saltaba con emoción mientras tiraba suavemente de sus pantalones.
—Me encantaría, pero no soy muy bueno con la soga, ve a preguntarle a Jennie, ella es la mejor saltadora de soga, estoy seguro de que querrá jugar contigo y enseñarte algunos trucos— Namjoon tomo a la niña en brazos para bajarla de la cama y dejarla en el suelo, esta salió corriendo al instante al dormitorio de Jennie, dejándolo solo.
Había cumplido 10 años, desde hace 3 años veía como sus amigos empacaban para irse con sus nuevas familias a un nuevo hogar, por que si, con el tiempo aprendió que sus padres lo habían dejado allí y que, en cualquier momento y si tenía suerte, una nueva pareja o persona llegaría a adoptarlo.
Aunque en ese último año, había perdido cualquier esperanza de tener una familia, tal vez no todos los niños tenían suerte, como decía la maestra Haneul.
Después de todo, el era un niño roto, no era sano y solo sería una carga para los que decidieran adoptarlo.
Si, estaba mejor en el orfanato, en donde podía jugar si quería o quedarse largas horas viendo el techo de su habitación.
Aquí no incomodaba a nadie, ni le incomodaban.
Como ahora, estaba bien con solo quedarse a leer en su habitación. Había mejorado mucho en ese aspecto, siendo capaz de leer poemas complejos y recibiendo cumplidos y felicitaciones por ello.
Del mismo modo, se había vuelto el cuentacuentos personal de la pequeña Jisso.
Ella había llegado dos meses después que él.
Era muy pequeña, las maestras dijeron que tenía 3 años.
Lloraba mucho y los gritos se escuchaban hasta su habitación, de mala gana fue hasta el dormitorio de los niños pequeños, para ver que estaba pasando.
Supuestamente solo iba a revisar y a pedirle que se callara para que pudiera dormir, pero terminó leyéndole uno de los cuentos que había en la pequeña estantería y cayendo dormido a su lado.
Desde ese día, Jisoo siempre lo buscaba para jugar, leer o simplemente para estar a su lado, Namjoon le decía que parecía una pequeña pulga.
—Namjoonie, Jennie dice que tiene la mounstruación y no puede moverse— Jisso asomo sus ojitos por la puerta entre abierta —Se que antes dijiste que no, pero, ¿podemos jugar?—
—Claro que si, ve al patio, yo te alcanzo cuando termine de ponerme el suéter y los zapatos—
La verdad es que no quería jugar, se había sentido mal ese día, el cambio de clima no ayudaba mucho a sus dolencias, pero no podía negarle algo a la pequeña pulga, mucho menos cuando era su cumpleaños.
Termino de colocarse el suéter marrón, sintiendo su calidez cuando este hizo contacto con sus brazos desnudos, se calzó los zapatos y amarró los cordones.
—¡Jisso¡ ¡Ya estoy listo!—
—¡Namjoonie! ¡Por aquí!— la niña sonreía mientras extendía la soga.
Namjoon ató un extremo de esta a un viejo y gran árbol, el otro extremo lo sostenía el, listo para moverla en cuanto Jisso se colocara en medio y saltara.
—¿Lista?—
—¡Sí!—
—Sal solecito, calientame un poquito, por hoy, por mañana, por toda la semana...— ambos cantaban con alegría y reían cada vez que la pequeña no alcanzaba a saltar para esquivar la soga.
Jisso era esa lucecita que alegraba sus días en el orfanato, a veces era un poco fastidiosa, pero la quería, era como su pequeña hermanita y, aunque era egoísta pensar así, esperaba que estuvieran juntos por mucho tiempo.
Namjoon chiquito me tiene mal.
Mr. Loverman es algo que estuvo en mis borradores desde hace mucho tiempo.
Este sería el primer Namjin que escribo y público (el de Bunny Memory no cuenta porque Namjoon esta tieso)
Espero que les guste.
¡Nos vemos!
AgustXVQ 🍂
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