Tenko Nishimiya
Advertencias: Ninguna.
Pequeña imagen de referencia al rostro de Tenko, el artista borro su cuenta de twitter, pero todos los créditos van para él. Si alguien conoce su nueva cuenta, por favor hágamelo saber y así anotar su nombre.
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Tenko Nishimiya siempre fué un niño muy particular, en el buen sentido. Era sensible, amable, cariñoso, y muy atlético.
Si existe la definición de un niño saludable, era Tenko. Ojos verdes esmeraldas, cabellos rojos cercanos al color cobre, largas pestañas, un cuerpo medianamente alto para su edad. Además de ser medianamente inteligente, especialmente en ciencias.
Experimentó la amargura del amor desde temprana edad.
Tenía siete años, estaría despierto para recibir a su padre, pero al ver su semblante demacrado, notó que algo no estaba bien y al tratar de preguntar, lo mandaron a dormir. Siendo tan bien portado pensó en hacerle caso pero decidió desobedecer sus órdenes, y lo escuchó escondido. "Es cáncer en la médula ósea" no tenía ni el menor ápice de conocimiento sobre eso, pero entendió que era malo.
Su padre lloró, y su madre ahogaba algunos de sus gritos para no despertarlo. Sintió una presión muy fuerte en el pecho, y se cubrió con las sábanas para no ser alcanzado por el miedo. Al día siguiente a primera hora tomó su mochila para ir a la biblioteca cercana e investigar todo lo que pudo del cáncer de médula ósea. Y entonces Tenko también lloró.
"Eres muy valiente por acompañarme" decía su padre cada que viajaban al hospital para sus terapias, su madre manejaba, y ambos varones jugaban en el asiento trasero. Siempre compraban un helado, de chocolate para su padre, de vainilla para Tenko, y de fresa para su madre, que mantenía sus emociones bien escondidas fingiendo molestia por sus actitudes infantiles para no quebrarse ahí mismo.
Sin duda fue el año más duro de su vida, su progenitor decayó fácilmente, estaba más delgado, y dejó de ser tan imponente. Su madre lidiaba con los gastos de la casa, y las idas al hospital la tenían totalmente fuera de si, no es como si la odiara por eso, pero hubiera preferido que no se comportara de ese modo por su padre.
Luego llegó la sensación de entumecimiento. Ocho años, estaba en la escuela cuando el auto de su madre se estacionó frente al instituto, y corrió para pedir permiso de llevarse a Tenko, la mujer de ojos cafés lloraba, pero eso no era motivo suficiente para asustarlo. Lo que realmente lo paralizó fue ver la entrada del hospital.
"Papá tendrá una intervención de emergencia, ¿Le puedes dar un beso?" La mujer limpió la gota salada que escurría por sus orbes verdes. Asintió y siendo un niño bueno plantó un beso sobre la ventana del cuarto, saludó a su padre que ya no era conciente de nada. Ambos familiares esperaron en la sala, dónde cada tanto Tenko se removía buscando el consuelo de su madre.
Al dar la noche, una vecina llevó al niño a casa, mientras su madre esperaba los resultados de la operación, no, ella ya los sabía, solo quería estar completamente segura. La señora Katō le preparo un té, y lo arropó. Aún sintiendo su cuerpo temblar cayó en los brazos de Morfeo, deseando ser despertado por un grito de su madre, y cosquillas de su padre. Nunca sucedió.
"Sé cómo quieras ser, pero sin lastimar a mamá, o alguien más" decía el hombre cada que tenían tiempo libre, quizá el recuerdo más feliz era cuando ambos comían helado bajo la mirada severa de su madre. Ese pequeño no entendía el significado de la muerte, pero era amargo, más que los limones.
Kasumi, su madre le dedicó más atención, lo cambió de colegio, y constantemente inscribía su nombre a muchas actividades, no importaba cuántos costarán, qué impartían, solo quería distraer a su hijo.
A la edad de doce años Tenko era lo bastante guapo para ser invitado por muchas chicas, incluso de cursos mayores, pero él las rechazaba con la excusa de "No querer ser novio de nadie". Comenzó a tener más interés en el deporte siendo su primera experiencia de atracción por un hombre. Su mejor amigo se levantó la camisa para limpiar el sudor que corría por su barbilla.
"Extraño" pensó al sentir sus mejillas arder, le gustaban las niñas, pero descubrió que también le gustaban algunos chicos, no lo vió como algo malo, así que lo dijo en voz alta, "Sería novio de Kai, si me lo pidiera". Una risa, y luego otra, claro, nadie tomaría eso enserio si venía del muchacho con más pretendientes.
Kai lo tomó como una broma, pero con el tiempo se dió cuenta que tal vez si era verdad. Su amistad se volvió lejana, el castaño comenzó a evitarlo. El fatídico día que llevó a Tenko a ser violento por primera vez en su vida, fue cuando volvía del receso, encontró a una de sus compañeras que le ofreció agua y conversaron un poco en medio de las escaleras.
"No deberías juntarte con él, es un marica" comentó como si Tenko le hubiera hecho algo muy malo, la más baja le reprendió por llamarlo así, pero lejos de defenderlo solo quería creer que mentía. Nishimiya era paciente, podía soportar uno, o varios insultos, pero algo lo motivo "Tus padres deben estar avergonzados".
Tenko lo pateó, pero se arrepintió al ver su cuerpo rodar por las escaleras.
Su madre estaba más que enfadada, tuvo que salir antes del trabajo, y al llegar un niño era atendido en la enfermería mientras que Tenko lloraba con la cabeza baja. La madre de Kai exigió la expulsión de Tenko, y poner una nota en su expediente, clasificandolo como violento y un peligro.
—Mi amor, dime ¿qué pasó?— la castaña se inclinó para ver sus ojitos llenos de lágrimas.
—Me llamó marica— musitó—. También dijo que papá... papá estaría avergonzado de mí.
—¿Ya le preguntaron a la niña?— su madre sabía lo que hacía, estudio leyes y trabajaba en un buffet local de abogados. Así lograron confirmar lo que pasó, pero Tenko no salió indemne, lo suspendieron una semana y se le cambió de salón, aislandolo de sus amigos más cercanos.
—Cuando algo así suceda, por favor, avísale a un profesor— era el sermón de su madre—. No tiene que molestarte si no lo eres.
—No me molestó la palabra en si, fue el tono en que lo dijo.
Una pequeña mueca de disgusto se asomó por los labios de la adulta, que sin más manejo a casa y castigo a su hijo quitándole la consola de videojuegos. Tenko no durmió bien durante días, estaba realmente arrepentido, pero sabía muy en el fondo que no estaba del todo mal.
Entre los trece, y catorce años decidió experimentar el noviazgo heterosexual notando que de verdad le gustaban las chicas, sus novias siempre lo encasillaron como alguien "adorable". Le agradaba ser el tipo de persona que puede ser querido con facilidad, ser apreciado por sus sentimientos antes que por su físico. Las mujeres le recordaban que de alguna forma eran amor puro, amistad o romance.
Se enamoro de su vecino, unos años mayor que él, no importaba mucho, era un amor "platónico" que no cruzaba de las miradas, algunos saludos y de vez en cuando la fantasía de besarlo. Su madre, creyendo que solo necesitaba un amigo, le aconsejó hablarle más.
"Me gusta, pero no creo que sea correcto, el casi tiene diecinueve" las palabras dichas por el pelirrojo asquearon a su madre. No hablaron mucho después de eso, Tenko no comprendía del todo el enojo de su mamá, ella misma se lo dijo de niño "Siempre que seas un buen chico, mamá te querrá".
La mañana de su ingreso a preparatoria, Tenko peleaba con la corbata del uniforme, torpemente bajo las escaleras para buscar a su madre, pero en cambio encontró una nota "Te deje un licuado de avena, y dinero para el almuerzo, suerte". El más joven guardo lo que su madre apartó para él, y salió de casa bebiendo la malteada.
Su escuela estaba cerca, lo suficiente para poder llegar caminando, lo malo de eso, es que algunos compañeros que estuvieron en su antigua escuela seguirían con él. Suspiró buscando su aula, no tenía idea de dónde estaba parado, se dió la vuelta tratando de buscar a un profesor, y chocó con alguien.
—Lo siento— se inclinó antes de recoger los libros del suelo.
—Está bien, no hay mayor problema— contestó una voz femenina—. Eres de primer año.
—Si, esperaba que no se notará tanto— confesó algo avergonzado.
—No te preocupes, yo estoy ayudando a mi primo con todo eso del primer día— sonrió señalando al muchacho a su lado.
Castaño, lindos ojos azules, y un lunar cerca de la barbilla. Tenko jamás vió belleza igual.
—Gracias por ayudarle, es muy distraída— estiró su mano para recibir las cosas que había caído por el suelo.
—Si...quiero decir, no hay problema, fue mi culpa— entregó las pertenencias con prisa, aunque esperaba que se quedarán más tiempo.
—Bueno, nos vemos después, chico— la femenina rodeó el cuerpo de su primo, que de por sí le llevaba un buen tramo de altura, y recargo su peso.
—Basta, suéltame...
El de ojos verdes camino torpemente hasta un salón, dónde tardo veinte minutos en darse cuenta que era el segundo grado. Al llegar a su salón se dió cuenta que compartía clases con Kai, pero no importaba, algo bueno le pasó ese día.
Quedó totalmente aturdido por ese muchacho.
Me gusta creer que minino me sale decente escribir sobre JOvenciTOS deprimidos. Por si queda alguna duda, esta historia es completamente original y surgió a raíz de otros fics que escribí (De Tokyo Revengers) y estos personajes son TOTALMENTE MÍOS.
Recalco que la historia ya está siendo reescrita en mis borradores, pero quise probar publicando está versión. Gracias por leer. <3
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