Capítulo OO1

Me miré en el espejo y repasé por enésima vez mi imagen, cerciorándome de que todo se encontraba en su lugar. La goma de cabello que había usado atrapaba todo mi cabello rubio dejando algunos imperceptibles mechones sueltos. El maquillaje que me había prestado mi mejor amiga Jennie no dejaba a la vista absolutamente ninguna parte de lo que era mi real yo. Parecía una mujer mas grande, mas profesional y experimentada. Eso era algo bueno, a pesar de tener una máscara de payaso por cara, porque quizás así realmente conseguiría este trabajo y finalmente podría liberarme del infierno del que tanto me costó salir.

—Estas muy bien.—aseguró Jennie mirándome desde atrás, dándome una mirada a través del espejo frente a mí.—deja de pensar que no lo lograrás, tonta.

Ella se acercó dulcemente y me sonrió. Le devolví la misma sonrisa y de repente, todo el ambiente dulce cambió cuando Jennie me dio una golpe en el trasero haciéndome chillar.

—Ahora, mueve ese lindo trasero afuera de mi apartamento. No te quiero aquí antes de las 2. Yoongi y yo follaremos mucho hoy.

Rodé los ojos. Solo porque sabía que lo peor de todo, es que lo decía en serio.

Así que tomando mi bolso negro y sintiéndome un poco ridícula por salir con pollera tubo y una camisa de oficina, salí del lugar. Me tomé un taxi y le indiqué la dirección de Jeon Enterprises. Lugar donde me iría a presentar porque tan solo necesitaban una secretaria y la fortuna que pagaban por ese simple labor me parecía escandalosa.

El día estaba soleado y mis nervios estaban a flor de piel. Odiaba eso, porque por ello solía hablar mucho y también tenía muchas ganas de ir al baño. Realmente era un fastidio luchar contra estos dos factores, pero hasta el momento, lo estaba logrando.

Una vez que llegamos sin que me diera cuenta, me asomé a la ventana y observé el enorme lugar que se presentaba frente a mí. Todos los que salían del lugar estaban vestidos igual que yo o incluso mucho mejor, los vidrios y las puertas eran de vidrio negro. Era un edifico tan grande e imponente que sencillamente me había quedado congelada, mientras el taxista impaciente esperaba a que le diera el dinero.

Cuando salí del taxi, casi tropiezo con mis propios pies debido a los tacos. Pero cuando pude recomponerme alcé el mentón y comencé a caminar erguida hasta el lugar, intentando parecer segura de mi misma. Cuando pasé por la puerta y entré, una oleada de aire frío me abrazo el cuerpo; el aire acondicionado. El olor a muebles nuevos y perfume aromatizaba el ambiente. Fue abrumante, pero no desagradable de hecho.

—¿Señorita? ¿A nombre de quien viene?—inquirió una chica. Me miró de pies a cabeza y volvió la vista a mí de inmediato.

—Vengo por el puesto de secretaria que se anunció ayer. ¿Aún esta disponible?—pregunté rogando por dentro que así fuera. Ella tecleó algo en su computadora y me miró nuevamente, solo que esta vez llevaba una mirada filosa.

—Lo está. Deme su nombre y espere aquí que él la llamara cuando tenga tiempo.

Le di mi nombre ignorando su cambio de actitud de repente, y luego de esto me senté a esperarlo en un realmente comodo sofá negro de tela suave. Contuve el impulso de tocarlo como una niña pequeña cuando ve a un perro lindo y me mantuve con la mirada fija en todos lados menos en las personas, intentando mantener la mente calma.

No paso mucho tiempo luego de que me llamaran de repente haciéndome sobresaltar. Me incorporé de repente y comencé a seguir a la secretaria que anteriormente me había indicado que esperara. Me sentía algo incómoda a su alrededor. Caminaba de manera imponente, como una leona salvaje pero sensual. Y era peliroja de ojos verdosos. ¿Por qué demonios las secretarias siempre eran tan lindas? Yo creo que sería la excepción.

Miro sin poder evitarlo a la mujer frente a mí y algo se revuelve dentro mío al pensar que al lado de aquella mujer, solo parezco una adolescente asustada. Así que levantó el mentón y afianzo la seguridad en mis piernas comenzando a caminar con más precisión.

Necesitaba el empleo. Así que no era una opción fracasar en el intento.

Una vez en el ascensor la música de fondo comenzó a sonar haciendo todo lo contrario a lo que debería hacer; causar mas incomodidad. Sin embargo no duró mucho porque de repente la peliroja se dio media vuelta para mirarme y me observó sonriente.

—Tengo algo que decirle.—susurró la recepcionista con cierto aire... ¿arrogante?—no trate de insinuarsele o volverá a la salida más rápido de lo que terminó por entrar.

La miré de golpe con el entrecejo fruncido, sintiendo la indignación quemar en mi torrente sanguineo.

—¿Como...?

Fruncí el ceño, incapaz de creer que eso había salido de su boca. No pude decir nada ya que las puertas del ascensor se abrieron y me miró serena. Era toda una profesional ahora.

—Adelante esta su puerta señorita Manoban. Toqué antes de entrar. Le deseo mucha suerte.

Perra.

Casi se rió al decirlo y quise propinarle un puñetazo en la cara, así que sin pensarlo demasiado, asentí con la cabeza y antes de caminar al frente dije:

—Sé que la tendré. Gracias.

No pude ver su cara descolocada por mucho que me hubiera gustado, porque llegué a esa puerta de la que tanto me habló aquella mujer y toqué dos veces, paciente.

A los pocos segundos esta fue abierta y un olor desconocido pero embriagante fue capturado por mis fosas nasales. La sensación me dejó tonta porque no solo fue el olor si no la persona frente a mí la que me dejó de esa manera.

Me quedé sin aire de repente al visualizar frente a mí a un hombre enfundado en un traje que parecía ser muy caro. Estaba a varios pasos de mí asi que si me causaba tal grado de intimidación a esta distancia, no queria imaginarme lo que era tenerlo cerca, cara a cara. Se encontraba de espaldas mirando por un gran ventanal distraido, mostrandome la buena contextura de su postura firme. Hombros anchos, erguido, y manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Cuando oyó mi golpeteo se dio media vuelta de inmediato y se acercó a mí. Ambas manos salieron de su comodidad para estrechar mi sudorosa e inestable mano en un apretón firme.

De golpe el corazón me saltó en un latido violento cuando me miró a los ojos. Oscuros, fríos y fuertes me escrutaron en silencio y jamás me sentí tan intimidada.

Ahora entendía el comentario de la recepcionista. Entendía su consejo receloso y poco profesional porque no podía creer que una persona como él existiera y se estuviera acercando a mí en ese momento.

Cabello prolijo, ojos oscuros y analíticos, mandíbula angulosa y perfectamente afeitada. Eso fue lo que me recibió y siendo honesta, jamás sentí una vibración tan imponente y desconocida por mi cuerpo. Me dejó nerviosa y atontada. Jeon Jungkook, el jefe de Jeon enterprises estaba frente a mí, y me observaba con una sonrisa que si bien no era real, era profesional por sobre todas las cosas.

—Bienvenida, señorita Manoban.—dijo, su voz era gruesa y sin animos de bromas. Sonreí de vuelta.

Luché para que no se me trabara la lengua al hablar.

—Muchas gracias por recibirme señor Jeon.

Entonces, al decir eso, él se dio media vuelta y comenzó a caminar. Supuse que quería que lo siguiera así que algo dudosa, le seguí los pasos.

—¿Tiene experiencia previa en este puesto de trabajo?

—De hecho... no señor.

Quise que la tierra me tragara en ese momento. El me miró como si no entendiera la situación.

—En el anunció pedí que tuvieran experiencia previa. ¿Acaso lo pasó por alto?

Mordí mi labio nerviosa.

—Lo sé señor, pero creo que a veces alguien sin experiencia puede guardar mas potencial que una persona que sí la tiene.

Era consciente de que probablemente había dicho la mayor estupidez de la vida. Pero al menos me había defendido de donde no podía realmente.

El me miró casi curioso desde su lugar, y puedo jurar que casi vi una pequeña e imperceptible sonrisa, pero se fue tan rápido como vino.

—Usted es algo osada.—comentó él sentándose en su asiento. Su mirada tan observadora me causaba incomodidad y nervios.

No dije nada. Su codo derecho fue a parar a su apoyabrazo, para dar un cómodo punto de apoyo a su mano que comienza a sostener su mentón. No puedo evitar mirar en su muñeca el costoso y llamativo reloj que lleva. Y como él aún así jamás despega la vista de mí, en busca de mi respuesta. Sin embargo no estaba pensando en ello, si no en como lo que Jungkook tenía imponente lo tenía de atractivo. Pude divisar que tenía una pequeña cicatriz en su mejilla izquierda que arruinaba un poco tanta perfección pero que, aún así, le daba cierta peculiaridad. Todo en el gritaba poder por donde se lo viera, tanto que incluso me sentí atontada.

Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa cuando notó que mis ojos no se despegaban de su atractivo rostro. Mi corazón saltó en un latido de pánico y, por un instante, quise que la tierra me tragara. Había quedado como una estúpida.

—Pues entonces cuénteme de usted. Que estudió, que planea estudiar... es libre de explayarse.

—Quiero estudiar letras. Ahora mismo no me encuentro estudiando porque tengo cosas que no puedo posponer lamentablemente, pero cuando tenga la oportunidad conseguiré seguir haciendolo. No dude de ello.

—Pero usted sabe que este es un trabajo de tiempo completo ¿cierto?

—Lo sé, señor. Es lo que deseo. Además cabe agregar que el sueldo es muy satisfactorio.

—Cierto.—asintió, de manera mecánica.

Jungkook dio un respiro cansino, casi pensativo decidiendo que haría conmigo. Porque era cierto, en realidad no tenía mucho que aportar que le ayudara adecidir si era apta para el puesto. En ese momento sentí que fue un grave error haber ingresado sin un buen historial académico o laboral. Era como una palmeraen medio del desierto.

Su mano entonces en un gesto que sentí muy de niño, fue a parar a su labio inferior y acarició por un instante de él con sus dedos. Miré ese punto más de la cuenta, atrapada por ese pequeño pedazo de carne que nunca me resultó tan tentador como ahora.

Me sorprendí a mi misma pensando en él y yo juntos. No era de esas personas quese calentaban con el primer hombre atractivo que se encontraba, pero para ser honesta, Jungkook no solo era un hombre atractivo. Era mucho más que eso, y había algo en él que me atrapaba.

Remojé mis labios y luego los mordí, en un gesto que fue inconsciente. Fue entonces cuando noté que ese gesto inocente colocó al señor Jeon de una manera que me resulto curiosa. Se colocó serio, y me miró fijo.

—¿Qué edad tiene señorita Manoban? ¿En donde nació? Imagino que no es de aquí.

No sabía si eso tenía que ver realmente con la entrevista, pero contesté detodas formas.

—Veintidos. Mi país natal es Tailandia.

—Tailandesa...—susurró, aquella palabra en su boca sonó tan... sensual. Que me pareció casi increíble que lo estuviera pensando.

Yo lo miré también. Frunciendo el entrecejo.

—¿Hay algún problema señor?

—Ninguno. Con esto concluiré la entrevista, gracias por haber venido.

Se incorporó y volvió a acercarse para estrechar su mano con la mía. Como si realmente se hubiera sentido satisfacción por mis vagas y pobres respuestas.

Sin embargo no tuve mucho tiempo de pensar en ello, ya que en el trayecto, su rostro se acercó tanto al mío que me sorprendí. Y lo miré rápidamente avergonzada por nuestra cercania, primero miré sus ojos, y luego inconscientemente a sus labios. ¿Que podia hacer teniendo a un hombre tan sexy como él frente a mí? simplemente admirar lo que jamas tendría.

Pero la sorpresa no fue esa.

Si no que, el señor Jeon notó eso y sonrió levemente haciendo la misma inspeccion hacia mis labios.

Y cuando menos pude darme cuenta, él devoró mi boca con la suya haciéndome sobresaltar. Cerré fuertemente los ojos intentando procesar rápidamente lo que pasaba, y aunque tuve el impulso de alejarlo, lo contuve. Porque su boca comenzó amoverse sobre la mía de una manera tan sensual y tan abrumadora que caí rendida en sus redes fácilmente. Sus labios chocando y humedeciendose sobre los míos mientras sus manos iban a mi cuello imposibilitándome escapar, solo hacía que ya confirmara lo obvio: que él era un maldito experto en esto. Y lo peor de todo, es que me fascinaba. Y no tenia valor de alejarlo.

Mi cuerpo fue empujado por el suyo chocando contra su escritorio de oficina. Fue algo brusco y quizás en un momento normal me hubiera dolido y quejado, pero era tanta la pasión y el fuego en mi interior que poco me importó.

El señor Jeon comenzó a acariciar mi cuerpo con su mano hasta llegar a mi muslo derecho y apretó de él provocando que una nueva oleada de calor regresara a mi sistema. Luego, como si eso lo incentivara aún mas, comenzó a hacer el recorrido hacia arriba con sus manos hasta llegar a mi falda tubo color negro y se adentró en ella sin darme tiempo a asimilarlo siquiera.

Ahogué un gemido cuando sentí sus dedos ávidos masajear mi punto sensible por arriba de la tela, con delicadeza pero firmeza. Apreté con mis manos sus hombros mientras seguía moviendo mis labios sobre los suyos, devorando todo lo que quedaba de ambos,.

Quise parar. Sabía que esto era ilógico, idiota por sobre todas las cosas... pero no pude. La situación tan incoherente, la oficina, él y yo de esa manera me nubló tanto los pensamientos que lloriqueé cuando sus dedos ingresaron dentro de mí abruptamente, sin darme tiempo a siquiera prepararme para la cantidad de emociones abrumadoras que comenzaba a sentir.

Arriba y abajo, arriba, abajo, abajo y arriba. Sus besos fueron a mi cuello y sus dedos siguieron bailando dentro de mí, haciéndome mojar casi de inmediato. Sujete con mis manos sus hombros anchos y de pronto me encontré buscando su toque de vuelta, alzando levemente la pelvis, ansiando mucho más de él que solo unos increíbles dedos.

El señor Jeon se separó de mí y empujó mi pecho hasta quedar recostada totalmente sobre su oficina de trabajo. Entonces, subió mi pollera hasta dejarme expuesta. Abrió mis piernas de lado a lado y sin mirarme ni pedirme permiso al menos, dejó que sus labios comenzaran a jugar con mi feminidad sujetando con fuerza mis piernas. Gemí y arqueé mi espalda sin poder creer lo que estaba sintiendo. Entonces, su lengua se introdujo hasta el fondo y su pulgar comenzó a masajear mi clítoris haciéndome contener las ganas de gemir defrustración que tenia. Sus dedos volvieron a introducirse y se movió conviolencia, mientras succionaba todo lo que quedaba de mí.

No podía más. Iba a estallar, iba a romperme en mil pedazos. La sensación que se formó en mi vientre fue tan insoportable luego de unos minutos... luego de su toque tan audaz, que simplemente estallé.

Una vez que sentí el orgasmo, gemí fuerte, pero intenté amortiguarlo tapándome la boca. Aún me quedaba algo de cordura y sabia que estaba en su oficina.

Mis piernas estaban temblorosas, mi respiración agitada y mis labios hinchados. No quería ni verme al espejo, porque sabía que de seguro estaba horrible.

El señor Jeon me colocó mis bragas de nuevo y bajó mi pollera hasta dejarla ensu lugar como si no hubiera pasado absolutamente nada. Se limpió la boca con un pañuelo que tenía guardado, quitándose la evidencia de nuestro encuentro. Lo vi hacerlo sin poder aún creer lo que había sucedido. El sonrió.

—Si usted quiere, venga mañana a la misma hora y la capacitaré para el trabajo. Fue todo un gusto que haya venido a la entrevista.

Parecía un juego de palabras muy malo. Sin embargo asentí, sin saber que decir a esas alturas. No era como si pudiera ignorarse lo que pasó, pero al parecer él lo veía bastante fácil hacerlo.

Me ofreció su mano y me incorporé. Arreglé como pude mis cabellos y salí de ahí casi dando zancadas. Algo asustada y confundida de lo que acababa de permitir. No importaba que fuera él, no importaba si era el hombre mas atractivo y poderoso del planeta, esto estaba mal.

Antes de salir por la puerta me agarró un ataque de histeria y me reí. La secretaria que antes me había advertido que no me le insinuara al señor Jeon me miró filosa, y por primera vez, vi rabia en ellos al darse cuenta de mi estado.

A pesar de tanta confusión mi sonrisa aumentó sin que pudiera evitarlo.

¿No que no podía, perra?

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La verdad yes, es muy incoherente que apenas se conozcan y tengan relaciones en la oficina wtf, pero esto es wattpad y para eso estan las fanfics. Para crear momentos ilogicos jejeje y me gusta, no se a ustedes como les caerá la escena, pero intenté transmitir que había mucha tension sexual desde el momento cero. Puede ser algo ilogico o no, depende lo que cada uno piense, pero asi sera acá

Aviso que en la mayoria de los capítulos va a haber escenas de este tipo, si no te gusta puedes irte.

nos vemos, espero que les haya gustado♡

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