Capítulo O21
El auto andaba despacio. Un Jungkook callado y muy pensativo manejaba el auto con el ceño fruncido, mientras que yo me removia en el asiento trasero incómoda, pensando en todo lo ocurrido esa mañana y lo que tenia que decirle a Jungkook con respeto a todo esto.
Tenia miedo, porque en el fondo me asustaba que el supiera que yo era debil y que me dejé por tantos años manipular de forma tan cruel. Tenia miedo de que cambiara su percepción de mi y me transformara en alguien que solo le daba pena ajena y asco. Alguien que no se valia por si sola, alguien a quien desconocer totalmente de su vida.
Deberia importarme una mierda lo que el pensara, solo yo sabia lo que habia vivido. Sin embargo con Jungkook me sentia como todo lo contrario: no podia engañarme, si me importaba su opinión y si me importaba lo que pensara de mi.
Aún recuerdo su mirada gelida al llegar a la mansion de su hermano, como me miro de forma que enmudeci y solo me dedico unas frias palabras para que entrara al auto.
--Namjoon me dijo que te metiste en problemas y por eso fue en tu ayuda. --dijo de repente él, haciendome temblar de nerviosismo.--¿quieres explicarme que pasó?
Aquel tono de voz era un engaño. Se estaba conteniendo para no sacar a relucir su frustración: me estaba dando la oportunidad de responder por mi misma.
--Es complicado.
--Yo puedo facilitarlo si me lo explicas.--respondio de inmediato con tranquilidad. su voz, entre enojada e impaciente, me inquietó.
--Es... es mi ex novio. Queria que vuelva con él y yo... yo le dije que no.
Intente no mirarlo a los ojos una vez que dije eso. Mi mirada se concentraba en mis manos como si fuera lo mas entretenido del universo. No se porque me sentia terriblemente mal al evitar la verdad, pero al menos, no era del todo mentira.
--¿Estas segura de lo que dices?
Asentí, pero Jungkook aún me miraba con desconfianza.
--Lisa, si estas en peligro necesito saberlo para poder protegerte.--insistió
--No necesito protección Jungkook. No soy una niña...
De pronto, el auto se frenó de golpe y casi golpeo mi frente contra el asiento delantero. Solte una maldición al aire, y cuando me dirigi a Jungkook con un signo de interrogación arriba de mi cabeza, lo encontré mirandome mas serio que nunca.
--¿Crees que es un chiste? ¿que es una guerra para ver quien es el mas orgulloso de los dos?
De pronto, mis ojos se llenaron de lagrimas sin derramar.
--Lisa, no te protejo porque me pareces tonta o débil.--siseó con tono violento-- lo hago porque me preocupas... porque tú me importas.
--Pues no deberia importarte Jungkook. ¡No te necesito! No necesito que confundas las cosas, ni que me confundas a mi.
De pronto recordé las palabras de Namjoon.
"No te hagas la tonta, Lalisa. He visto como mi hermano te mira, por eso te advierto: no juegues con nosotros"
Luego de nuestra conversación, le di muchas vueltas a todo eso en mi cabeza. Y comence a sentirme cada vez mas confundida, porque el simple hecho de creer que Jungkook sentia algo por mi hacia que mi corazón se exaltara. Y eso era malo.
Y ahora venia y me decia que yo le importaba y que quería protegerme... simplemente no entendia a que estaba jugando, o a que estábamos jugando.
Jungkook al decir lo que dije quedó pasmado.
--No veo la necesidad de gritarme esa crueldad y herirme.--por primera vez desde que lo conozco, lo vi... vulnerable.
Me senti de repente, la peor persona de todas.
--N-no creo que esta cercanía nos este haciendo bien. Y-yo...--sonrei sin gracia mientras limpiaba mis lagrimas-- ya no creo que debamos vernos.
Eso parecio desatar la sorpresa en Jungkook, quien desde su asiento, se paso rápidamente al trasero junto a mi mirandome con miedo y dolor.
--¿Hice algo mal?
--Tu me haces mal.--confesé, entre lágrimas.-- tú y tu sonrisa, tu preocupación, tu amabilidad, tu ego y tu aura intimidante me hacen doler el corazón.
--Pues dejame repararlo...--susurró tomandome de las mejillas y limpiando rastros de lagrimas en ellas--dejame hacerte feliz, sé que puedo hacerlo.
--Todos los hombres de mi vida se fueron o me dejaron hecha trizas...
--Lalisa, sé que tienes miedo. Todos tenemos miedo. Es normal... lo que no es normal es que no te trates como te lo mereces. Eres linda, inteligente y muy gentil. Eres fuerte y testaruda, asi como tambien puedes ser maternal y graciosa. Y aunque no vi todas tus facetas, quiero conocerlas y formar parte de tu vida. Y quiero que formes parte de la mía.
Levante la mirada y pude ver su rostro timido entre mis lágrimas sin derramar. Me comenzaron a sudar las manos cuando Jungkook suspiró, como si se preparara para decir algo mas importante.
--porque tú me gustas mucho, Lisa.
Mi corazon se detuvo de golpe, para comenzar a marchar a un ritmo antinatural.
--Jungkook... yo...
No sabia si era correcto decirlo, no sabia si debia dar marcha atrás y pensar las cosas. Ambos teniamos mucha mierda con la que lidiar y estaba claro que no podriamos ser una pareja normal por mucho que asi lo quisiéramos. Todo era oscuridad, todo en mi mente estaba mal y tenia un millón de cosas por las cuales decirle que yo no lo queria de la misma forma y largarme.
Pero si lo queria.
Me gustaba que me protegiera aunque sintiera la sensación de que era una carga para el, me gustaba dormir con el y me gustaba como demostraba que yo le importaba. Me gustaba que fuera una persona que sabia lidiar con sus problemas y me gustaba la reacción de mi cuerpo cuando se acercaba al suyo.
Jungkook podia demostrar poder y deseo, pero tambien podia mostrar ser alguien que veia por los demas incluso cuando no tuviera que hacerlo. Me gustaba enojado o cuando decia chistes tontos. Me gustaba incluso con sus fetiches sexuales.
Yo tambien queria formar parte de ese infierno que se llamaba Jungkook, y era tarde para admitirlo... porque en el fondo lo sabia.
--Yo también te quiero, Jungkook.
Dije finalmente.
Entre sus labios se asomó una pequeña sonrisa, y de pronto, su boca se unio a los mia en un beso profundo y desesperante. Uno que sabia a deseo, a necesidad y calor. Uno en el que no pude evitar arrugar en dos puños su camisa y acercarlo a mí para que mi espalda colisione con el asiento del auto.
Jungkook comenzó a dejar una estela de besos humedos desde mi cuello hasta mi clavícula, mientras que yo con mis manos firmes comenzaba a desabrochar su camisa.
Frente a mi y ante la oscuridad del auto pude ver como sus tatuajes adornaban su suave piel, y mientras el comenzaba a sujetar uno de mis pechos por encima del sujetador, yo con una de mis manos sujetaba su miembro endurecido por arriba del pantalón.
Pronto y de forma lenta comenzo a despojarme de mis ropas hasta dejarme completamente desnuda. Su boca jugó con uno de mis pezones lamiendo y succionando la zona, haciendo que arqueara mi cuerpo para que tomara mas de mi.
Para ese punto ya me encontraba mojada y Jungkook con una mirada llena de picardía, introdujo sus dedos dentro de mi moviéndose delicadamente.
Mis mejillas estaban acaloradas y mi cuerpo entero respondia a sus toques, comencé a gemir en voz baja y a morderme el labio, algo que a el parecia volverle loco.
--Gime mas para mi...--susurró Jungkook, sin dejar de tocarme.
Yo me acerqué a su oido sujetando con una mano su cabello mientras comenzaba a gemir mas fuerte.
--Esto es lo que tú provocas...--susurré-- quiero que estes adentro de mi ahora.
Jungkook de pronto se quito el cinturón y se bajo la cremallera del pantalon con brutalidad. Sus ojos desprendian chispas mientras sacaba su dedo dentro de mi y lo chupaba con mucha sensualidad. Incluso me remoje los labios sintiendo la necesidad de ir hasta abajo y probar un poco de su miembro, pero no lo hice. Me quede expectante viendolo introducirse en mi mientras yo ahogaba un gran gemido.
Jungkook me tapó la boca con una mano, mientras con la otra sujeto una de mis caderas para comenzar a moverse dentro de mi con brutalidad, como si se hubiera guardado esas ganas por mucho tiempo. Mis uñas se enterraron en la carne de su espalda mientras disfrutaba del placer que me generaban sus embestidas contra mi cuerpo. Sus gruñidos y mis gemidos se hicieron uno, hasta el punto en que no pude resistirme y lloré al sentir como llegaba a mi punto mas sensible, dejandome una corriente de electricidad por todo el cuerpo.
Cuando finalmente salio de mi, hizo algo que no me hubiera esperado nunca: me besó la frente y se quedó recostado arriba mio, como si mi compañía fuera suficiente para sentirse seguro.
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