Capítulo O15

Ordenar la oficina para un cumpleaños era mas difícil de lo que creía, ya que Jin estaba muy comprometido en hacerlo de acuerdo a sus estándares estrictos. Pon los globos aqui, no allá... inflalos más, porque parecen los huevos de mi abuelo. Lisa, separalos por colores, a el no le gustan esos cupcakes. bla bla bla.

Mina por otro lado parecía aburrida y molesta de tener que seguirle las ordenes a Jin. Pero no podía hacer otra cosa, ya que era como la mano derecha de Jungkook en la oficina y eso conllevaba a tratarlo como algo parecido a un jefe. Aunque para ser honesta, no era nada parecido a Jungkook. Jin parecía calido y amable cuando de la oficina no se trataba. No podía evitar sentirme a gusto con él luego de el enorme gesto de ayuda que ofreció hacia mi cuando estuve en un mal momento.

--El cumpleañero es especial para ti ¿no?

--Para nada.--me sorprendió su tono, si lo conociera, diría que estaba a la defensiva. Pero no supe descifrarlo.-- el que cumplirá años es el hermano de Jungkook, Namjoon. El es bastante exigente cuando de sus fiestitas se trata.

--Oh.--no supe que decir--¿pero no querrá festejar con sus amigos, tal vez?

El se encogió de hombros.

--Fetiches de niños ricos, supongo. ¿Como estas tú, Lisa? ¿Mejor?

De pronto cambió de tema, pero no me molestó.

--Si, mejor. Gracias por preguntar.

--Ugh, Señor Kim no espera que me suba ahí arriba por un cartel que se puede poner mañana ¿cierto?

Mina lo miraba casi incredula viendo el cartel y viendo a la altura que debia ponerlo, probablemente usando una escalera.

Jin la miró con cierto aire exasperante.

--Si, anda y ponlo rápido. Mientras más rápido terminemos aquí, mas rápido nos iremos.--se quejó voltrandose a verme de nuevo mientras me guiñaba un ojo. Yo sonreí por la complicidad en ese gesto. Se lo estaba haciendo aproposito.

A pesar de sus quejas incesantes, ayudé a Mina a colocar el cartel mientras Seokjin se aseguraba de que todo este en orden. Mina nisiquiera me miraba, pero yo estaba acostumbrada a su actitud altanera y mediocre.

Una vez que terminamos de limpiar y preparar todo, me despedí rápidamente de Jin sabiendo que el próximo bus saldría en poco tiempo. A pasos rapidos y cortos salí de la oficina colocandome mi abrigo. Cuando abrí la puerta un viento helado me azotó el cuerpo haciendome estremecer.

La noche estaba mas oscura que de costumbre y no habia nadie en la calle. Solo se oían mis tacos golpear contra la acera. Me puse un poco nerviosa, sintiendo una sensación extraña. Comencé a caminar rápido.

De pronto, siento que algo tira de mi cabello hacia atrás y me tapa la boca de una manera instantánea. Intento gritar, pero mis sonidos son ahogados. Unos brazos me arrastran hasta el primer callejón sin salida mientras yo intento patalear y escabullirme sin éxito alguno. Mis ojos comienzan a lagrimear y mi corazón comienza a bombear dentro de mi caja torácica con fuerza cuando soy empujada a los cestos de basura. Ahogó un quejido, y nisiquiera me da tiempo a procesar la situación cuando de pronto comienzo a sentir que a mi nariz la rodea un dolor insoportable. Caigo al suelo y esta vez no puedo sentir nada mas que patadas en mi estómago.

No puedo gritar debido al poco aire de mis pulmones, no puedo llorar porque el dolor es tanto que solo puedo pensar en ello. El desconocido sigue golpeandome por unos segundos tan dolorosos y eternos, que realmente pienso que será mi final. Pero no es hasta que de pronto siento unas manos sujetarme el rostro, que me doy cuenta que todo pasó, porque Jungkook esta ahí.

--¿¡Me oyes!? ¿¡Puedes pararte!?

Mis ojos de pronto, se llenan de lágrimas nublandome la vista. Es entonces cuando me hundo en su camisa blanca abotonada como si quisiera refugiarme en su pecho para siempre y jamás salir de ahí. Y comienzo a sollozar, con tanta fuerza que puedo sentir como el miedo y el panico causados adormecen el dolor causado por la paliza que me dieron, y abrazan cada parte de mi cuerpo.

Comienzo a temblar, a sentir como la sangre de mi nariz se mezcla con mis lágrimas y su camisa, pero no me importa. Lo unico que queria en ese momento era que el nunca me soltara.

--Debemos ir al hospital ya mismo.--susurró en mi oido, sin apartarse ni soltarme--¿Puedes pararte, Lisa?

Intenté hacer un minimo movimiento como soltarme de él, y todo en mi cuerpo dolió, haciendome soltar un gemido de dolor.

Negué.

Jungkook paso uno de sus brazos por mi espalda y otro por detras de mis rodillas. No le costó mucho elevar mi cuerpo, de pronto me sentí como una pluma. Vi su rostro detenidamente, su mandíbula apretada, sus ojos oscuros pero determinados. No hacía falta ver mas para saber que estaba furioso.

Jungkook me dejó en la parte trasera del auto y me entregó una toalla de mano para el sangrado de mi nariz. Yo apenas podía moverme del dolor, pero hice acopio de todas mis fuerzas para bloquear el sangrado.

Jungkook arrancó el auto, llevandome al hospital mas cercano.

(...)

--Señor, no puedo tomarle la denuncia a la señorita.

Jungkook miro desencajado al oficial de policía. No podia creer lo que sus oidos escuchaban.

El estaba a punto de perder la cordura, lo veía en sus ojos. Y fue cuando de pronto, se rió con ironía. Un sonido bajo, corto y peligroso.

--¿Quiere decir que cada vez que una chica es agredida en la calle ustedes no pueden tomar la denuncia porque no saben quien es? ¿Para que estan aquí entonces? Quizás su cargo es mas inutil de lo que parece.

El oficial abrió y cerró las fosas nasales. Oh, oh.

--La señorita no sabe quien es, no recuerda nisiquiera su estatura. No hay camaras de la evidencia y hasta donde sé, tu podrías haberle pegado esa paliza.--incriminó con total descaro.--No le tomaré esa denuncia.

Jungkook apretó los dientes. Segundos después explotó.

--¡SON UNOS BUENOS PARA NADA!--golpeó con fuerza el escritorio haciendome estremecer.

--¡Jungkook, para!--pedí--no quiero que te metas en problemas, solo vamonos. Por favor...

Jungkook me miró y parecio relajar levemente sus facciones. Pero no demasiado.

Miró una ultima vez a los oficiales con rostro asesino y luego ambos salimos de ahí.

Yo habia pasado mas de tres horas en el hospital. Los medicos vieron mi nariz y entre pastillas y desinflamantes, y muchas gasas, lograron colocarme un parche horrible y enorme en mi nariz que me hacía ver como una deforme. Mi andar era pesado y casi rengueaba. Jungkook me tenía que dar una mano porque también tenia una costilla rota, como si no fuera suficiente. Tenia que hacer reposo.

Saber que la policía no tomaría mi denuncia incluso estando hecha mierda, me desanimo el resto del día. En el hospital los enfermeros no podian evitar mirar con desconfianza a Jungkook, pensando que el responsable de mi estado era el. Incluso una chica se me arrimó para intentar indagar en el asunto. Eso me hizo ver que realmente me veía tan mal como me sentía.

Jungkook me llevó a su casa insistiendo en que yo estaría mas segura allí. Yo pedi prestado su telefono para avisarle a Jennie que me encontraba bien y que hablaría con ella mas tarde.

Cuando entré, me dirigí a la cama cómoda, suave y espaciosa de Jungkook y me senté esperando por el. Una vez que entro, sonrió pero parecia que tenia 100 años encima. Me parecía increíble que le preocupara tanto mi salud para llegar a ese punto.

--Ven, vamos a cambiarte de ropa.

Me sonrroje instantaneamente por ese comentario. Era irónico que unas palabras tan inocentes me colocaran nerviosa luego de que pasaramos por tanto, pero asi era.

Jungkook quitó de forma lenta y cuidadosa mi camisa, evitando tocar los parches. Lo mismo hizo con el resto de la ropa, me quito mis zapatillas y mis calcetines. Mi jean y por ultimo, mi sostén. Su tacto aspero me provocaba escalofrios en la piel, y al mismo tiempo, se sentía satisfactorio sentirlo.

Yo para ese punto estaba roja hasta las orejas, pero a el no parecia importarle. Y era lógico. Jungkook me prestó uno de sus pijamas de color azul, y que por supuesto, la camisa terminaba en mis rodillas y el pantalón tuve que subirlo hasta la cintura de lo enorme que era.

Yo me recosté y Jungkook se acostó conmigo. Jungkook se aseguró de que estuviera bien tapada y acomodó mis almohadas.

Me sentí protegida.

Luego de un silencio extenso, ambos estábamos mirandonos de frente sin saber que hacer o decir.

--¿Como fue que tu estabas ahí? No te esperaba. --indagué, confundida.

--Estaba esperándote. Se supone que sería como una sorpresa.

Silencio de nuevo.

--¿Conoces a alguien que haya querido hacerte daño de esta forma, Lisa? Tal vez así puedas ir a la policía.

Dude por un segundo, pero al final termine negando.

--Fue un día agotador. Ya no quiero pensar...

--Tienes razón.

Dicho eso, se acurrucó mas cerca de mí, a tal punto que sus brazos me rodearon.

Su mano comenzo a hacer caricias en mi pelo.

Sus brazos me daban calor y sus caricias me tranquilizaban. Mi respiración comenzó a ser cada vez mas invisible hasta el punto de caer en un profundo sueño. Antes de dormirme completamente, vi los ojos de Jungkook mirarme intensamente. Me sentí por primera vez en mucho tiempo... cuidada, querida.

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