24. ¡Sorpresa!


Seiya e Ikki separaron a Saori de Alek mientras Hyoga se encargó de tomarlo entre sus brazos, después miró molesto y confuso a la diosa por la escena que "había" provocado.

—¡Estas loca! ¡¿Porqué atacas así a mi hijo?! — Alek no dejaba de llorar y eso le preocupó a cisne.

—Hyoga, ese no es Alek... ¡¡Es la diosa Até!! — exaltó la peli lila, Seiya arqueó su ceja.

—¿Has fumado algo para que digas tal estupidez? — indagó pegaso.

—¡Estás loca mujer! cómo puedes inventar semejante estupidez contra mi sobrino... De ser esa diosa ya lo hubiéramos sentido no crees — Saori se liberó del agarre de ambos caballeros mientras trataba de dar una explicación.

—Escuchen trío de idiotas, la amenaza la tenemos frente a nuestros ojos... Até se apoderó del cuerpo de Alek y debemos expulsarla de inmediato antes que sea demasiado tarde.

Decía la pelo lila con la voz alzada pero ninguno de los chicos creyó en sus palabras, Alek seguía llorando mientras que cisne le daba leves palmadas en su espalda.

—Tranquilo chiquito, tu papi no dejará que la bruja se acerque a tí y mucho menos por lo que estaba a punto de hacer — luego observó a Saori. —No me importa si eres nuestra diosa pero no dejaré que toques un solo pelo a ninguno de mis hijos, que te quede claro

Decía Hyoga mientras Ikki tomaba a Hiro entre sus brazos y los tres caballeros salían de la habitación.

—Chicos por favor, créanme... Ella solo quiere confundirlos para luego hacerles daño, chicos...

Cisne, Pegaso y Fénix ignoraron a la peli lila, sin embargo Até disimuladamente le sonrió triunfante tras lo que había pasado y se despidió.

—Debo haber algo o todo se pondrá peor — pensó Saori al momento en que miraba con enojo a la diosa Até.

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Siguiendo en Asgard

Tras largas horas de lucha contra Surt y el resto, la señora Hilda en compañía de los dioses guerreros frenaron todo aquel flagelo.

Shun junto a Shiryu y Algol tomaban un descanso en el palacio para recuperar sus fuerzas perdidas en batalla, uno de los caballeros de Asgard llevaba una bandeja con comida y bebidas.

—Esto es de parte de la señorita Hilda si necesitan algo más no duden en avisar — Hagen entregaba los alimentos a los tres caballeros.

—Te lo agradecemos mucho Hagen — Shiryu tomó la bandeja mientras repartía los alimentos a sus compañeros.

—Muchas gracias Hagen — decía amablemente Andrómeda a lo que el caballero se sonrojó.

—No... no es nada... chi...chica bonita — respondió con torpeza mientras era observado seriamente por Algol y se marchó del lugar.

Los tres caballeros degustaban sus alimentos a la vez que conversaban y chisteban entre sí, Algol susurró en la oreja de Andrómeda que la hizo reír a carcajadas hasta que una chica de cabellera rubia apareció en el lugar, Shun notó la presencia de la individua, Flare y ella se reencontraron cara a cara tras lo que ocurrido tiempo atrás con el esposo de la ojiverde.

—Se nota que la estás pasando bien con ese sujeto, dime Shun... ¿Tan rápido te aburriste de tú marido? — decía sarcástica la rubia cosa que a Shun le dió molestia.

—Lo que me faltaba... ¿Qué acaso tiene de malo convivir con mis compañeros de armas mientras comemos? — respondió la ojiverde. —Además, yo nunca me aburriría de mi marido porque lo amo y nunca me atreveré a faltarle el respeto.

—Dudo que lo ames porque ni siquiera lo veo junto a ti, sino que veo a este sujeto que ahora mismo te está sujetando de la mano o ¿acaso está siendo caballeroso contigo?

Al darse cuenta que Perseo había tomado su mano izquierda la amazona quedó avergonzada y se puso de pie mientras Flare la miraba.

Algol la imitó de la misma manera, Shiryu se les quedaba viendo de forma extraña.

—Si claro, me imagino que a Hyoga no le ha de gustar que otro hombre intenté tocar lo que a él le pertenece. Cómo se pondría si te viera en esa situación... De seguro que armaría un buen escándalo, lastima que el no está aquí, tú ya hubieras sido historia

—¡¡No te soporto!!

Andrómeda quiso arrancarle las mechas a Flare pero fue intervenida por Shiryu, Algol respondió.

—¿Acaso es tu problema?, Si no lo es entonces deja de entrometerte en la vida de los demás, y otra cosa... Odio a las personas que malinterpretan la situación, antes de que digas algo piénsalo muy bien y si vas a expresar lo ardida que estas por Shun lo mejor será que no desperdicies tu saliva querida.

Ese comentario sobresalto tanto a Shun como a Shiryu, Flare quedó sin palabras y se fue del lugar.

—Wow... — dijo Shiryu.

—Vaya, no pensaba que fueras así — prosiguió andrómeda.

—Solo digo lo que pienso, nada más — sintetizó Perseo.

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Con Até

—Por poco y la odiosa de Athena me exhibe ante esos tontos, lo más conveniente sera dar el siguiente paso y acabar con cada uno de ellos.

La diosa salió del cuerpo del hijo de cisne, sin ser vista se teletransportó a quien sabe dónde, no obstante, Saori le espiaba y decidida fue tras ella.

...

Con los chicos


—Aun no puedo creer lo que Saori dijo acerca de Alek ¡en serio está loca!, cómo va a ser posible que esa diosa intenté hacerle daño al niño.

—Yo también estoy de acuerdo contigo pollito, este patito es tan tierno que nadie se atrevería a lastimarle.

Mientras Pegaso y Fénix conversaban Hyoga preparaba los biberones para sus hijos a quienes había dejado en su habitación la cual estaba protegida por su cosmos.

Al terminar se dirigió a verlos, ambos permanecían tranquilamente en la cuna, Hyoga cargó a Hiro y le mostró su biberón lleno de leche.

—Aqui tienes mi amor — dijo al pequeño peliverde del cual estaba a punto de darle de comer.

Gracias papi

Cisne se sorprendió al escuchar la voz de un niño, miró a su alrededor pero no había nadie más acompañándolos y se rascó el cabello.

—De seguro que estoy alucinando.

Claro que no papi, yo soy quien está hablando contigo.

Nuevamente la voz del niño se daba a escuchar, Hyoga miró a Alek pero no se trataba de él, después observó a Hiro que le sonreía.

—¿Ehhh? ¿Hiro?

¡Hola papi!, ¿pensaste que era una alucinación?

Decía el bebé de ojos verdes, lo que impresiono a cisne fue que su hijo no movia su boca para contestar.

—Pues... Si... Oye Hiro, cómo es que tú puedes...

No tengo idea Papi, pero aún así me siento feliz de hablar contigo

Respondía el niño con alegría.

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