12. Bienvenido Bebé

—¡Basta Eris! Devuélveme a Shun o juro que no tendré compasión de ti. 

—Iluso, ¿crees qué vas a poder contra un dios tu sólo?. Es lo más estúpido que he oído.

—Nunca subestimes a un caballero de Athena.

Cisne corrió hacia la diosa quien no dudo en atacarlo, sin embargo a él no parecía importarle si saliera herido o no en esta batalla, Shun y su hijo eran lo que más le importaba y por ellos estaba dispuesto a darlo todo.

Llegó un punto en donde el caballero cisne logró herir la mejilla de la diosa con su rayo aurora dejando impresionada a la misma y la cual respondió al ataque dejando al rubio estrellado contra un paredón.

—¡¡Hyoga, levántate!!

Andromeda empeoró, un líquido transparente empezaba a escurrir entre sus piernas acompañado de mucha sangre lo que implicó una emergencia: el bebé estaba por nacer antes de tiempo, el dolor era agudo y al observar la escena Cisne iba a auxiliarla pero la diosa intervino y lo derribó otra vez.

—Hyoga... No puedo... ¡¡Ahhh!!

—S...Shun...

—Mi bebé... Ayúdame...

—Jajajaja, eres débil, nunca podrás detenerme tú solo.

—¡Pero con nuestra ayuda sí!

Pegaso y el resto habían llegado tras vencer a los ghost saints, auxiliaron a cisne que estaba en serios aprietos. Entre todos atacaron a la diosa, quien a pesar de mostrar su verdadero poder Seiya también logra herir su mejilla con el cometa pegaso.

—¡Maldición!, ¡cómo han podido!

—No te saldrás con la tuya diosa de la discordia.

Seiya empuña su mano para poder lanzar nuevamente el cometa pegaso, sin embargo la diosa aprovecho y tomo a la pobre peliverde del cuello junto a ella estaba la rosa que absorbía toda su energía haciendo complicada la situación.

—Si atacas, juro que la mato.

—¡Maldita! — Hyoga apretaba su puño mientras soltaba lágrimas de rabia.

—Hyoga... Mi amor... Nuestro hijo....

La ojiverde dio un fuerte grito ante el dolor que la estaba matando, Seiya, Shiryu e Ikki no podían hacer nada con tal de evitar que Eris lastimara a la amazona.

—Por favor Eris, no le hagas nada a Andromeda y al bebé... Te lo imploro — Saori suplicó.

—Muy tarde Athena, ¡mira esa rosa!

La diosa sonrió malévola porque finalmente cumplió su cometido, desgraciadamente el último pétalo cayó al suelo, Shun cerró los ojos por completo.... Había muerto.

Al ver a su amada esposa sin vida  Hyoga no lo toleró, sus compañeros en especial el cabellero Fénix quedaron atónitos ante la escena, cisne dio un fuerte grito de coraje mientras era rodeado por un aura dorada.

Tanto Eris como Athena quedaron sorprendidas, frente a todos ellos la armadura dorada de acuario se hizo presente al igual que las armaduras de pegaso y dragón. Los tres caballeros portaron sus respectivas armaduras para darle fin a los planes de la malvada diosa.

—¡Increíble! — Ikki estaba asombrado.

—No puede ser... Esas armaduras...

—Así es Eris, no vamos a dejar que domines al mundo — exclamó Shiryu.

—¡Ni que mates a Athena! — habló Seiya.

—Eris... Vas a pagar por todo lo que haz hecho, no te perdonaré lo que le hiciste a mi mujer y a mi bebé.

Hyoga elevó su cosmos al igual que sus demás compañeros, cada uno atacó a la diosa quien se defendía con uñas y dientes mientras Ikki se encargó de destruir la manzana que tenía inmóvil a la diosa Athena.

Los tres caballeros daban todo de sí, no obstante la diosa Eris se había fortalecido tras la última batalla que tuvieron. Seiya y Shiryu atacaron primero para luego dejar que Hyoga lanzara su "ejecución de aurora" que fue esquivada con facilidad por la malvada diosa.

—No puede ser... Esquivó mi ataque — dijo cisne.

—Rindase caballeros, no habrá nada que los salve esta vez... Por fin yo me apoderarse de su mundo, de su gente, de todo lo que exista en este universo.

Dijo esto y a todos los caballeros logra atacar, pero eso no iba a impedir a cisne seguir luchando, a pesar del sudor de su frente y las graves heridas debía vengar la muerte de Andromeda a como diera lugar.

—No... Tú nunca... Vas a poder... con nosotros.

Con dificultad se levantó, aún con la mano en su estómago cisne no iba a rendirse, la diosa estuvo a punto de atacarlo nuevamente pero gracias al escudo de libra que poseía Shiryu no pudo hacerle nada, Seiya también aportó con su cometa pegaso el cual logra atacar a la diosa estrellandola contra los pilares de su templo.

Los tres unieron la poca fuerza que les restaba de su poder, Athena y Fénix estaban con el alma en un hilo al ver a los tres caballeros hacer una "exclamación de Athena".

La diosa hizo todo lo posible por esquivarlo pero fue en vano ya que el poder de los tres caballeros era insuperable, nuevamente se estrelló contra otro de los pilares de su templo, pegaso sacó la flecha de sagitario la cual fue lanzada hacia la manzana dorada, finalmente... Eris fue derrotada.

Toda la maldad que emanaba de su cuerpo salío, la rosa que absorbió el poder de Andromeda desapareció, Hyoga fue tras su esposa y la tomó entre sus brazos.

—Shun, por favor... Reacciona...¡no te vayas!

Todos entristecieron al ver a Shun, Hyoga estalló en llanto, daba uno que otro beso en sus labios. Athena se acercó a él y puso la mano sobre su hombro.

—Lo siento mucho cisne.

—No, mi hermana no... ¡Maldita sea!

Ikki quedo devastado, Seiya trataba de tranquilizarlo pero el dolor tanto de él como el de cisne era inminente. Todos los caballeros se pusieron a llorar, no había nada que hacer por su compañera.

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De pronto una luz brillante iluminó todo el lugar, sobre todo a donde la amazona ya hacía en los brazos de su pareja, una especie de ángel se acercó a ellos, tocó la frente de la peliverde y esbozo una leve sonrisa.

Athena logró identificar al ángel, era uno de los que le servían a su padre Zeus, Andromeda abrió los ojos como si nada pasó, el ángel desapareció al instante dejando a los caballeros sorprendidos.

—¿Quién era ese ángel? — cuestiona pegaso.

—Uno de los ángeles de mi padre... Zeus — Seiya y el resto se sobresaltaron.

—¡Woooow!

Dijeron al unísono, pero fueron interrumpidos por el grito de Shun quien ya no soportaba más el dolor.

—Mi bebé.... ¡Mi bebe ya viene!

—Hay que ayudar en el parto.... ¡Ahora!

—¡¡¡¿Qué carajos?!!!

—No hay tiempo, hay que ayudar a Shun.

Seiya, Ikki y Shiryu quedaron boquiabiertos, cisne apoyo la cintura de su esposa sobre sus piernas, Shun hacia todo lo posible por pujar y apretaba las manos de Hyoga con tanta fuerza que al pobre le salieron unas cuantas lágrimas.

—Mi... Mis manitas...

—¡¡¡Ahhhh!!! ¡¡¡Hyoga!!!... ¡¡¡Me duele!!!

—¡¡A mi me duele más Shun!!— respondió.

—Bueno me van a ayudar o no.

Athena los observa seriamente y los tres caballeros asintieron.

—Hyoga... Cuida a nuestro hijo... Por favor, yo me voy a morir— la peliverde mantenía los ojos cerrados mientras seguía pujando, Hyoga beso su frente.

—No digas eso mi amor, no vas a morir... Se que puedes traerlo al mundo, no te rindas Shun. Te amo y no dejaré que algo malo pase.

—Hyoga...

—¡Vamos cadenitas!, mi sobrino depende de ti — animó Seiya.

—Shun, ¡tú puedes! ... ¡Eres una mujer fuerte!  ¡no te rindas! — dijo Shiryu.

—Hermana, por favor... Haz que ese bebé nazca sano y salvo. Él te necesita, Hyoga te necesita... ¡Yo te necesito!

Las palabras de Ikki y el resto dieron mucho aliento a la amazona quien sonrió dulcemente a pesar de su dolor y continuó pujando. Entre todos animaban a la peliverde durante un buen rato obteniendo como resultado el pequeño llanto del bebé.

—¡Ya esta aquí!

Athena tomó de inmediato a un hermoso varón de tez blanca, cabello verde igual que el de Shun y lo envolvió de inmediato, Hyoga lloró de felicidad al ver a su primogénito venir al mundo sano y salvo mientras abrazaba con sumo cuidado a Shun quien tampoco desaprovechó sus lágrimas de alegría.

Al momento de recibir a su hijo en brazos, Shun comenzó a sentir dolor nuevamente en su parte baja; Athena se percata de ello llevándose una gran sorpresa.

—¡Increíble! Tal parece que ese niño viene solo.

—¿De qué está hablando? — dijo cisne muy sorprendido.

—¡¡Ahhhh!!

Seiya y compañía se sorprendieron, la ojiverde comenzó a pujar nuevamente con más fuerza los minutos pasaron y finalmente otro bebé salío del interior de la amazona.

La pareja quedó impresionada al ver al otro bebé cuya tez era un tanto bronceada y el cabello era rubio como el de su padre, si... era otro varón.

Ikki quedó boquiabierto y de inmediato cayó desmayado al suelo, Seiya, Shiryu y Saori hicieron un gesto dulce al ver a los bebés de la pareja.

—Esto es increíble, son dos... ¡¡Son dos!! — Seiya gritó con alegría.

—¡Felicidades! Cisne, Andromeda este ha sido el mejor regalo que la vida les ha dado— sonrió Shiryu.

La pelo lila entregó los dos bebés a sus padres quienes se miraron con tanto amor al verlos sanos y salvos a pesar de ser prematuros.

—Nunca pensé que iban a ser dos... Este ha sido el mejor día que he tenido en mi vida, mis chiquitos, mis niños están aquí.

—Oh Hyoga, mira que hermosos son— observa a ambos niños. —Hola, vaya sorpresa la que me han dado, soy yo... su mami, ustedes fueron parte de mí durante meses atrás, gracias al cielo que están bien... — observa a Hyoga.  —Miren, él es su papi y ambos estamos muy contentos de tenerlos en nuestros brazos— Hyoga sonríe con ternura.

—Mi patito... No... ¡Mis patitos!— se limpia las lágrimas. —Esto ha sido el mejor día de mi vida, los amo mucho bebés, son el mejor regalo que he recibido, es un privilegio para mí ser su padre, su amigo, su maestro, su todo. Su mamá es la mujer más bella y maravillosa que he conocido, no saben lo mucho que he sufrido por ella y por ustedes durante estos meses que estaban en peligro, no dejaba de pensar cada minuto por su bienestar, pero ya que todo está bien prometo cuidarlos con toda mi vida, amarlos todos los días, enseñarles lo hermoso de la vida y las maravillosas personas que nos rodean.

Hyoga beso las mejillas de ambos bebes para luego besar los dulces labios de su esposa quien cargaba a ambos bebés que seguian llorando, Ikki reaccionó después de haber quedado desmayado e hizo a un lado a su cuñado para poder abrazar a su hermana.

—Hermanita, ¡esto es increíble! muchas gracias por darme estos hermosos sobrinos, aunque todos pensamos que era solo uno, pero con dos la familia es feliz.

—Gracias Ikki, me siento tan feliz— Shun lloraba.

—Eres la mejor esposa del mundo, no sabes lo afortunado que somos al tenerte Shun. Te amo preciosa y muchas gracias por estos patitos hermosos que me haz dado.

—Yo también te amo Hyoga, gracias por hacerme feliz día a día y por haberme convertido en la madre de tus hijos.

Ambos frotaban sus narices de forma juguetona hasta que Seiya intervino.

—Perdón que interrupa su empalagosa platica pero... ¿Cómo se van a llamar? – Shun y Hyoga se miraron de reojo.

—Pues...

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