5. Dudas/Miedos.

Lan Wangji estaba exhausto, por ponerlo en una palabra.

Cuidar de un niño era notoriamente más sencillo que cuidar de un recién nacido. Durante esta época en específico, el bebé dependía mucho más de sus padres para hacer cualquier actividad. Y a pesar de que solo comía y dormía, mantenerlo calmado cuando estaba despierto era un tarea demasiado demandante. Wei Ying estaba más destrozado que él, claramente. Ambos eran un desastre con enormes ganas de dormir al menos un mes.

Cuidar de Sizhui al salir de reclusión fue más fácil, A-Yuan ya era un niño que podía comer solo, caminaba e iba al baño por su propia cuenta. Sus horas de sueño ya estaban adaptadas al horario de los Lan. Su crianza se enfocó más en hacerlo un joven de bien que en enseñarle lo básico.

En cambio un bebé todavía no hacía nada de lo anterior.

Wei Wuxian y él se turnaban para ser quien se levantase en busca del bebé que se despertaba llorando en medio de la noche. Si se había ensuciado, lo cambiaban, si tenía hambre, lo alimentaban. En caso de que Lan Wangji encontrara que su hijo quería leche, lo que hacía era mover el cuerpo durmiente de Wei Wuxian en una buena posición para colocar a Lan Ming en la cama y que encontrara el pezón de Wei Wuxian sin correr el riesgo de ahogarse.

Wei Wuxian se sentía cómicamente usado, en esos momentos solo era una fuente de leche para su bebé, pero le gustaba escuchar a su hijo alimentarse en sus brazos. Era tan íntimo, lo tenía tan cerca y el hecho de saber que su cuerpo cuidaba de su bebé incluso después del parto lo hacía sentir útil. Por lo que poco le importaba ser utilizado. Había algo fascinante en la imagen de la boquita de su hijo comer de su pecho, era como una maravilla que las madres podrían experimentar.

Pero ver a su bebé tan pequeño, tan dependiente de ellos y vulnerable en su ausencia pronto comenzó a inquietarlo. A quitarle el sueño incluso.

Wei Wuxian colocó a Lan Ming en su canasta cerca de la cama, por fin había conseguido que se durmiera a una buena hora. Poco a poco su hijo tomaba el horario del Clan Lan, para alivio de Lan Wangji, y quizá el suyo también. Prefería mil veces levantarse a las cinco que más temprano.

Verlo en su canasta, pacífico y tranquilo, diminuto e indefenso lo hizo pensar.

Lan Wangji se preparaba para dormir lo más que su hijo le permitiera, después de todo, cada minuto contaba. Se acercó a la cama para esperar que su esposo se metiera en ella con él, sin embargo, lo vio parado frente a donde su bebé dormía. Simplemente viendo, observándolo dormir.

Cuando vio los hombros de Wei Wuxian sacudirse en lo que inconfundiblemente era un llanto, se movió de inmediato hasta su esposo.

—¿Wei Ying? —con sus manos en sus brazos lo hizo girarse para verlo, usando ese momento para asegurarse de que su hijo estuviera bien. Solo hasta que lo vio en perfecto estado fue que entonces pudo concentrarse en su esposo.

Sin decir nada, Wei Wuxian lo abrazó fuerte y desesperado, ocultando su rostro y sollozos contra su pecho, siendo cubierto en seguida por los brazos de Lan Wangji, dándole un reconfortante gesto protector. Su corazón se estrujó, detestaba escuchar a su Wei Ying llorar.

Él tampoco dijo nada. Porque sabía que Wei Ying necesitaba tiempo para expresar lo que sucedía, y Lan Wangji solo tenía más que paciencia para Wei Ying. Así que esperaría hasta que su esposo se calmara y pudiera decirle qué estaba mal, si es que quería hacerlo, pues no lo obligaría a confesar el motivo de sus lágrimas.

Mas, le gustaba pensar que su matrimonio los ayudó a construir una fuerte conexión entre ellos, un lugar seguro donde ambos sabían que podían permitirse ser vulnerables con la seguridad de que solo habría apoyo y compresión en respuesta.

Aún así, nunca obligaría a Wei Ying a nada.

—Tengo tanto miedo, Lan Zhan —el susurro vino después de largos minutos abrazados. Vino de lo más profundo de su corazón temblando en inquietud—Nuestro pequeño es tan...pequeño, indefenso ante cualquier peligro y tengo tanto terror de algún día no estar aquí para protegerlo. De que él algún día nos pierda y esté solo.

Como Wei Ying había estado al perder a sus padres.

Lan Zhan lo comprendió al instante. Wei Ying tenía miedo de que su hijo pasara por la misma tormentosa soledad que él experimentó en las calles, siendo un niño que perdió a sus padres sin poder hacer nada por evitarlo. Pasó hambre, pasó una experiencia que lo dejó traumado de por vida, pasó años en la suciedad y con preocupaciones que un niño de su edad no debió nunca pasar. Vivió la crueldad del mundo con alguien que no tenía culpa, un niño que solo quería comer.

Luego fue llevado a un lugar donde colocaron presión sobre sus hombros que nunca debió tener. Lo culparon de todo lo que salía mal y lo llevaron a creer que tenía una deuda que cubrir simplemente por haberlo sacado de las calles. Un lugar donde hacer lo correcto era sinónimo de deber la vida.

—Xiongzhang jamás dejaría solo a nuestro hijo —Wei Ying no tenía a nadie, pero Lan Zhan tenía a su hermano. Puede que por un tiempo su hermano guardara algo de resentimiento por Wei Wuxian porque lo creía el culpable de su castigo en su espalda, mas, quería creer que la palabra de Lan Xichen de cambiar lo llevaría a cuidar de su hijo en dado caso algo les pasara a Wei Ying y a él—Jiang Wanyin tampoco lo permitiría.

Durante los años en los que su alma gemela estuvo muerta, Lan Zhan vio el fervor y convicción con el que Jiang Wanyin cuidó de Jin Ling, del hijo de su jiejie. Ahora que su relación con Wei Wuxian había mejorado, también se inclinó a pensar que haría lo mismo por Lan Ming, pues era el hijo de su shixiong.

Pensó que después de ver los resultados de la pobre crianza de Jiang Fengmian y Yu Ziyuan, uno de los niños que sufrió de un hogar inestable no dejaría que su sobrino pasara por lo mismo.

—Además, está Sizhui —a él también le afectaría su ausencia, ellos no dudaban de ello. Y aunque la idea de dejarle una responsabilidad como esa a alguien tan joven no les gustaba, no se podía negar que mitigaba un poco la preocupación.

—Estoy asustado —Wei Wuxian apretó más el cuerpo de su esposo para ocultar los temblores del suyo propio—No quiero salir a ninguna cacería nocturna por lo menos en años, Lan Zhan. No hasta que nuestro hijo pueda valerse por sí mismo y nuestra ausencia no lo derrumbe por completo.

Sus lágrimas eran incansables, drenando su energía y frustrando a Lan Wangji por no saber cómo detenerlas, cómo asegurarle a su esposo que todo estaría bien.

—Y siento que eso sólo sería peor... porque nos recordaría Lan Zhan, sabría que nos perdió y- —en realidad estaba lleno de miedos, de diferentes circunstancias que lo volvían loco al pensar en cómo su hijo las enfrentaría sin ellos—Sin nosotros, ¿qué sería de él? Sé que todavía hay ancianos del clan que no me quieren aquí, ¿cómo querrían a mi hijo? Jin Ling pasó por tanto solo porque no creció con sus padres, ¿qué futuro le esperaría a nuestro A-Ming siendo el hijo del Patriarca Yiling?

A Lan Wangji se le formó un nudo en su garganta. Él igual tenía miedo, pensaba en todo lo que Wei Wuxian decía más a menudo de lo que le gustaría admitir, porque recordaba a sus propios padres y la falta que le hicieron al crecer.

Wei Wuxian tenía razón, saber que antes había una persona que te amaba y cuidaba para luego jamás volver a verla era un dolor que un niño no debería pasar, sobre todo porque no lo entendían. Él no entendió la muerte de su madre hasta un poco más grande. Por eso se paraba en la puerta del hogar de su mamá y esperaba a que ella abriera, desde que el sol salía hasta que se volvía poner. Durante un tiempo pensó que su madre ya no lo quería ver y eso lo entristeció.

No quería, jamás, que su hijo pasara por algo similar.

—Lan Zhan, quisiera volver a tenerlo conmigo, dentro de mi vientre donde estaba seguro, donde yo podía protegerlo —su voz se rompía a cada palabra, a cada respiración que presionaba dolorosamente sus pulmones—Tengo miedo de perderlo, pero me aterra más que él nos pierda.

—Wei Ying —sus cálidas y grandes manos acariciaban la espalda del hombre más bajo en busca de calmarlo—Wei Ying y yo tendremos que ser fuertes, así nada nos podrá separar de A-Ming y A-Yuan.

—Daría mi vida por nuestros hijos, Lan Zhan —Wei Wuxian negó contra el pecho. Su mente era un desastre que comenzaba a causarle una jaqueca.

Tener hijos era hermoso pero también era aterrador. Porque vivías con la eterna angustia de que algo les pasara, de que algo los arrebatara de tu lado antes de tiempo.

—No morir —le recordó Lan Wangji, él tembló al escuchar a Wei Wuxian decir eso, pues no solo sus hijos no soportarían perderlo, sino que él mismo no sabía si podía hacerlo una segunda vez. Ya había pasado por ese infierno una vez, no lo quería por una segunda ocasión—Wei Ying tiene que cuidar de nuestros hijos conmigo.

Una ligera risa sonó, ahogándose entre las túnicas de su marido al estar escondido contra ellas.

—Sí, prometí no dejarte... —Wei Wuxian sabía que sus inseguridades eran válidas. Para muchos tal vez solo fueran simples paranoias, él no podía verlas así.

Él sabía del peligro que existía en el mundo, un peligro que Lan Zhan y él enfrentaban cara a cara al ser cultivadores.

—A-Ming y A-Yuan siempre nos tendrán —Lan Wangji agradeció que al menos el llanto de Wei Wuxian se había detenido y podía escucharlo escucharlo respirar más tranquilamente—Y aún así no estemos, tienen una familia que los protegería.

El sonido de esa promesa le gustó a Wei Wuxian.

—Sí... incluso creo que Huaisang sería capaz de cuidar de ellos —bromeó al recordar la felicidad que su amigo demostró al enterarse de su embarazo. En la caja de juguetes que esperaban por Lan Ming había una gran variedad de juguetes que Nie Huaisang les dio en sus visitas.

—Mn —aunque a Lan Wangji no perdonara del todo a Nie Huaisang por usar a su hermano para acabar con Jin Guangyao, podría considerar el perdonarlo al pensar que sin dudas el líder de secta se encargaría de la seguridad de sus hijos. Después de todo, sus espías cuidaban de los juniors cuando pasaban por su territorio en cacerías nocturnas—Wei Ying no tiene que preocuparse.

—Oh, sí tengo algo de qué preocuparme —se aguantó la risa por sus pensamientos—Mi reputación, Lan Zhan, ¿qué pensará la gente al darse cuenta de que tuve un hijo con alguien mayor que yo?

Lan Zhan se sonrojó por el jugueteo que su esposo iba a hacer, sin embargo, si con eso conseguía que se olvidara del tema anterior, aceptaría su destino sin queja alguna.

—Yo, un pobre e inocente joven siendo seducido por la sabiduría de alguien una década más grande que yo. Te aprovechaste de este indefenso Patriarca, Hanguang-Jun —la sonrisa traviesa regresó para iluminar el rostro de Wei Wuxian, que todavía con sus brazos alrededor de su esposo, alzó el rostro para mirar la obra de su travesura.

—Wei Ying es viejo en alma —respondió Lan Wangji, haciendo un esfuerzo por no sonreír por la expresión ofendida y sorprendida de Wei Wuxian.

—¡Ah, Lan Zhan! ¿Cómo puedes decirme viejo? ¡Incluso antes eras un poco mayor que yo!

Lan Wangji ignoró deliberadamente las exclamaciones de Wei Wuxian y lo cargó hasta la cama para tener un merecido descanso antes de que su bebé despertara.

—Además, ¿eso es una cana en tu cabello? ¿Y así me llamas viejo? —continuó incluso después de ser cubierto por las sábanas y abrazado por Lan Wangji para acomodarse.

No era difícil distraer a Wei Wuxian de malos pensamientos, solo había que darle cuerda en algún tema específico y esa boca parlanchina suya se soltaría. Justo como ahora.

Aunque el tema no abandonó su mente por algunas semanas, mismas en las que podías notar que Wei Wuxian se negaba a separarse de su bebé por más de unos minutos. Lo cargaba siempre entre sus brazos y se aseguraba de tenerlo a la vista cuando lo soltaba para que fuera con alguien de su familia que quisiera sostenerlo. El único lugar donde se permitía bajar su guardia era el Jingshi, porque era su hogar.

—Si alguna vez A-niang y A-die no están, espero sepas que no fue porque no te amáramos, mi bello niño —una noche antes de hacer su rutina para dormir, Lan Wangji atrapó a Wei Wuxian hablándole a su hijo que estaba cambiando en la cama, el mayor se detuvo detrás de la pantalla que separaba la habitación de su bebé para escuchar—Fue porque algo nos separó de ti, porque no hay fuerza en este mundo que me haga separarme voluntariamente de ti o de tu hermano... o de tu padre. Lucharé hasta el último momento, con mi vida si es necesario, por poder estar con ustedes, baobei.

Lan Wangji quiso llorar, dolía ver a Wei Ying sensible, mas era normal después de pasar nueve meses con esa conexión especial que el embarazo creaba. Lo único que podía hacer era apoyarlo.

—Wei Ying... —más tarde, recostados en su cama listos para descansar, él murmuró al verlo pasar las yemas de sus dedos por las marcas que el embarazo había dejado en su piel. Su esposo movió la cabeza para que sus miradas conectaran y al ver esos ojos grises mirarlo, él alzó una mano para acariciar la mejilla de Wei Ying y sentenciar sus palabras—Te amo.

Y con esas simples dos palabras, Wei Wuxian juraba que sus miedos salieron huyendo por el poderoso amor que se tenían el uno al otro. Porque ese amor le traía tanta felicidad que lograron crear un ser igual de hermoso, que era su bebé.

Wei Wuxian sonrió como un bobo enamorado, porque al final del día era solo eso, un simple bobo enamorado del gran hombre que era Lan Wangji.

—Yo te amo más —le dijo al moverse cerca suyo, primero rozando sus narices como un aviso del beso que moría por darle—Amo la familia que me diste; A-Yuan, A-Ming y tú, mi bello A-Zhan.

Lan Wangji aceptó con gusto los labios de Wei Wuxian besarle los suyos con ternura.

Los miedos estarían allí, así como su amor también estaría. Para siempre.

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