3. Antojos.
Lan Wangji había estado pocas veces en el Muelle del Loto, algunas de esas visitas no fueron muy placenteras. Sin embargo, Wei Wuxian esta vez insistió. Con lágrimas en los ojos y un puchero que era imposible de negar, su esposo le pidió con todas sus fuerzas ir a visitar a su hermano, de enviarle una carta a su shijie para que los tres hermanos se reunieran en Yunmeng para verse después de un tiempo sin hacerlo.
Lan Wangji tuvo que acudir a su hermano para completar la tarea de informarle al Líder de Secta Yunmeng Jiang que en unos días irían a visitarlo. Lan Xichen se unió al saber que irían al hogar de su esposo, así que, delegó todas sus responsabilidades a su tío y se escapó junto con su hermano y cuñado.
—¿Ves, Lan Zhan? Hasta Xichen-ge quería venir con nosotros —Wei Wuxian se rió, el bote que los llevaba iba a una velocidad adecuada para que el cultivador de túnicas negras no se mareara durante el camino.
—Fue muy oportuno que mi sobrino quisiera un poco de la sopa de loto de mi cuñada —Lan Xichen parecía contento por lo que hizo, es decir, nadie le juzgaría por escapar un tiempo de sus responsabilidades para ir a ver a su esposo embarazado.
—Mhm, y mi pequeño tiene mucha suerte de tener un padre que es capaz de llevarme hasta Yunmeng con tal de comer esa sopa —Wei Wuxian le habló a su pancita de siete meses felizmente, mientras comía algunos dulces que compraron antes de partir.
—Mn, lo que deseen —Lan Wangji acarició la espalda de su esposo para aliviar la tensión en los músculos, logrando que Wei Wuxian cerrara los ojos en satisfacción.
Lan Xichen desvió la mirada ocultando una ligera sonrisa, a veces olvidaba que alrededor de la pareja era mejor apreciar el paisaje.
En el muelle fueron recibidos por Jiang Cheng, parado ansiosamente con su vientre de cuatro meses y mirando hacia el bote donde el padre de su hijo llegaba. Estaba de más decir que las hormonas de su embarazo lo llevaron a plantar una brillante sonrisa en su rostro mientras esperaba la llegada de Lan Xichen.
—¡A-Cheng! —saludó Lan Xichen desde la distancia, moviendo su mano entusiasmado de lado a lado. Estaba especialmente emocionado por la visita porque la última vez que vio a su esposo, su cuerpo todavía no presentaba cambios. Por lo que sabía, ahora debería haber una curva que evidenciara la presencia de su bebé.
—¡Cheng, Cheng, ¿me extrañaste?! —Wei Wuxian se levantó con la ayuda de Lan Zhan y caminó hasta el frente del bote para estar al lado de su cuñado.
—¿Quién te extrañó? Ciertamente yo no —bufó rodando los ojos y cruzando sus brazos sobre su pecho.
El bote se detuvo justo delante del líder, de un salto, Lan Xichen bajó y se acercó a su esposo, provocando que con su cercanía, las mejillas de Jiang Cheng se encendieran en un sonrojo.
—Wanyin, ¿cómo has estado? —alcanzó una de las manos ajenas y cuidadosamente depositó un beso en el dorso. Fue recibido por unas ligeras caricias que lo hicieron feliz.
—Bien, el bebé también ha estado bien —respondió en voz baja, conectó su mirada con la de su marido. Estuvo contento de que esos ojos ocres lo miraran con amor y placer de verlo de nuevo—Recién visité al médico, dijo que crece sano y fuerte.
—Es una alegría escuchar eso —sin poder actuar contra sus deseos por más tiempo, Lan Xichen jaló a Jiang Cheng hacía su cuerpo para darle un beso que había estado guardando por meses desde su último encuentro.
Los discípulos que acompañaron a su líder para recibir a los invitados encontraron algo mejor que mirar, avergonzados en su totalidad de presenciar tal demostración de afecto.
—Hanguang-Jun, Joven Maestro Wei —decidieron que era mejor saludar a estos mismos invitados—Bienvenidos.
La pareja devolvió el saludo, Wei Wuxian no hizo el intento de la reverencia, pues tenía un pequeño problema con su facilidad para inclinar su cuerpo. Los discípulos entendieron al ver su vientre más grande que la última vez.
—¿Shijie llegó ya? —Wei Wuxian interrumpió la burbuja que la otra pareja mantenía alrededor de ellos con esa pregunta.
—Sí, terminó la sopa y se fue con el pavo real para dar un paseo —respondió Jiang Cheng guiando el camino hacia el Muelle del Loto.
—Oh~ Qué bien, porque muero de ganas por comer —para probar su punto, Wei Wuxian acarició su pancita al mismo tiempo que fingía un lloriqueo.
—Lo imagino, arrastraste a tu marido hasta aquí solo por eso —ante eso, Wei Wuxian soltó una carcajada que llenó el vacío que los dos Lan creaban.
—Que quede claro que Zewu-Jun vino por cuenta propia —si eso sonrojó a Jiang Cheng, nadie lo pudo ver porque su mirada se mantuvo al frente.
La vista de los líderes y sus hermanos caminando por Yunmeng no pasó desapercibida, sobre todo porque el antiguo discípulo principal estaba de regreso a la ciudad y esto los llenó de alegría.
—¡Ah, Wei-gongzi! Tenga estas frutas para el bebé —y así comenzaron a llenarlo de regalos como bienvenida, extendiendo su generosidad hasta su líder igualmente.
Decir que estaban emocionados por el hecho de que los dos jóvenes maestros de su clan estaban esperando a sus primeros bebés era subestimar el respeto y cariño que le tenían a los Hermanos Lotos de Yunmeng Jiang. Aunado a que los Hermanos Jade eran los mejores esposos que pudieron haber deseado para aquellos adorables niños que vieron crecer por las calles del mercado.
¡Y ahora ellos tendrían a sus hijos! Ya querían verlos correr por esas mismas calles.
—A-Xian —Jiang Fengmian lo saludó al verlos llegar, el hombre le regaló una gentil sonrisa—Líder de Secta, Segundo Joven Maestro Lan —se dispuso a saludar a los otros presentes.
Con impecables modales, los Lan respondieron el saludo.
Esta visita era más que placentera para el antiguo líder de secta, con todos sus hijos reunidos en su hogar para una comida familiar y algunos días de estancia para disfrutar. Llevaba tiempo pensando en cómo las cosas resultaron alrededor de su familia.
Jiang Yanli fue la primera en casarse y abandonar su hogar para ir con Jin Zixuan.
Wei Wuxian le siguió meses después, casándose dentro de la secta de su marido y por consecuente, mudándose a su hogar.
Jiang Cheng únicamente se quedó en el Muelle del Loto por su posición como heredero de la secta. Era el único que se había quedado en casa.
Por eso atesoraba los momentos donde podía tenerlos de nuevo con él. Y ahora era uno muy valioso por recordar, pues sus tres hijos estaban esperando a sus primeros bebés, es decir, que dentro de unos meses, estaría rodeado de sus recién nacidos nietos. Qué alegría más grande para un padre, cargar en tus brazos al hijo de tu hijo. La sangre de tu sangre, incluso si A-Xian no tenía la suya.
Agradeció a los cielos cuando sus tres hijos se reunieron, todos brillando maternalmente con sus pancitas de diferentes meses, acariciando la del otro mientras se saludaban, con sus esposos detrás de ellos sonriendo complacidos por su felicidad. Con un suspiro, él pensó que podía irse en paz con esa vista.
—Todos estos viajes por los antojos de Wei Wuxian —comentó Yu Ziyuan al sentarse en la mesa que fue predispuesta por algunos sirvientes para ellos, en el patio trasero del ala principal de las residencias familiares.
—Mi bebé sabe que la mejor comida está en Yunmeng —Madame Yu dejó escapar una sonrisa orgullosa al escuchar la respuesta.
—Y que no lo olvide —Jiang Yanli rió ligeramente. Le gustaba esta cálida sensación entre toda la familia. Que pudieron encontrar un lugar para incluir a sus maridos en su dinámica familiar—Hanguang-Jun debería aprender a cocinar nuestra comida tradicional, igual que Zewu-Jun, me preocupa que los niños crezcan con el paladar Lan.
—Madame Yu, mi bebé comerá tanto picante como yo —aseguró Wei Wuxian con determinación en sus ojos, con su cuchara en la mano que alzó con su puño cerrado para dar dramatismo.
—Estaríamos agradecidos si Yanli nos pudiera enseñar algunas recetas que sean del gusto de nuestros esposos —Lan Xichen observó la expresión de Jiang Yanli crecer en brillante felicidad antes de responder.
—Con placer, Xichen. Al menos estoy segura que mis enseñanzas serán de ayuda para ustedes —para los demás, que los dos miembros más sonrientes de la familia lo hicieran el uno al otro era como tener los rayos del sol directo en sus caras; cegadoramente radiante.
—Sí, al menos mi Lan Zhan no prenderá fuego la cocina por intentar cocinar —Jin Zixuan, quien se sonrojó al ser culpable de esa divertida experiencia, saltó en su lugar por la ofensa dirigida hacia él.
—¡Fue una vez! —se defendió frustrado.
—Sí, una vez aquí y una vez en la Torre Koi —siguió Jiang Cheng, ambos hermanos se rieron como los viejos tiempos, donde molestar al pavo real nunca fallaba en unirlos en complicidad.
—A-Li —y como siempre desde que estaban casados, Jin Zixuan usaría a Jiang Yanli como escudo de los ataques de sus dos cuñados.
—Suficiente, A-Xian y A-Cheng —y aunque defendía a su marido, Jiang Yanli no podía evitar reírse por las bromas—A-Xuan ha mejorado bastante, su arroz ya no se quema, por lo menos.
—¡A-Li! —Jin Zixuan hizo un puchero por ser molestado también por su esposa.
—Tienen suerte de saber cocinar —Jiang Fengmian se inclinó hasta los dos Lan sentados a su lado—O de no haber sido públicamente vergonzosos durante su cortejo.
Lan Xichen y Lan Wangji asintieron, sabían que se salvaron de constantes bromas alrededor suyo al no ser irrespetuosos con sus parejas al todavía tratar de descubrir sus sentimientos. O bueno, al menos Jiang Cheng y Jiang Yanli no parecían poner especial atención a cómo Lan Wangji solía evitar a Wei Wuxian porque su presencia desataba fuertes emociones que no sabía controlar.
Nada de eso se compararía jamás con salir corriendo a mitad de tu confesión.
Jin Zixuan había colocado la bandera muy alto, que ni siquiera los Gemelos Jade podían superarla.
El único que estaba cerca de alcanzarla era Wei Wuxian con su descarada confesión de haber querido acostarse con Lan Wangji en medio de una situación de peligro para todos. Si había que verle el lado bueno a eso, sus palabras lograron sacudir a Jin Guangyao lo suficiente para que soltara la cuerda y el cultivador demoníaco saliera del peligro.
Después de comer, los dos hermanos Jiang revisaron las cestas de regalos que se les fue dada durante su camino.
Wei Wuxian logró encontrar una bolsa de dulces que compartió con sus hermanos.
—Mmm, Lan Zhan —susurró el hombre de túnicas negras después de unos momentos, acercándose hasta la oreja de Lan Wangji para más intimidad en su conversación. Cuando su esposo se acercó, él habló en un tono muy bajo—Quiero algo de la comida de Gusu.
Lan Wangji ocultó su sonrisa de manera ya experta, después de todo, su rostro siempre se mantenía serio. Wei Wuxian llevaba un Lan dentro suyo, por mucho que ansiara acostumbrarlo al paladar picante de los Jiang, el bebé también haría que su padre quisiera comer la tan llamada insípida comida de Gusu Lan.
—¿Sabes? Puedo ver tu sonrisa burlona desde aquí —Wei Wuxian entrecerró sus ojos para tratar de intimidar a Lan Wangji—Esto es tu culpa, no puedo perder cara frente a mis hermanos solo porque mi bebé heredó tu gusto, Lan Zhan.
—Mn, prepararé algo para Wei Ying en la cena —marcó sus palabras con un beso en el cabello de Wei Wuxian, eliminando cualquier rastro de molestia en él.
Al final, no había nada que Lan Wangji no haría por complacer los gustos de su embarazado Wei Ying. Viajaría a donde sea, cocinaría lo que sea con tal de mantener a su familia feliz y satisfecha, era su deber como esposo y futuro padre.
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